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Aguirre: un Plan Maestro para la

comunidad

Por Ileana López Avilés / Especial para Construcción

A través de los años, la imagen del arquitecto ha estado un poco distorsionada. En lugar de ver a
este profesional como un elemento clave en la planificación y estructuración de espacios,
comunidades y ciudades, ha sido visto por algunos como un ente distante, ocupado muchas veces de
proyectos de clientes corporativos o adinerados.

Preocupados por esta imagen un tanto equivocada, hace unos años el Instituto Americano de
Arquitectos (AIA) decidió incentivar a sus capítulos a presentar proyectos que no sólo fomentaran la
participación del profesional de la arquitectura en proyectos que redundarán en beneficio de la
comunidad sino que también se involucraran de manera proactiva con ellas. La iniciativa, conocida
por AIA 150, ya que estaba enclavado como parte del aniversario 150 de dicha prestigiosa
institución, se volcaría en un libro llamado “Blueprint for America”.

Ante dicha convocatoria surgida en el 2006, el Capítulo local de la AIA, entonces presidido por la
arquitecta Pilarín Ferrer Viscasillas, no perdió la oportunidad de presentar un proyecto que impactó
de tal forma a la AIA nacional que logró obtener la subvención más alta concedida para dichos
propósitos por la institución, la cual ascendió a $15,000.

Como parte de los requisitos, era necesario incluir a la comunidad, buscar apoyo del gobierno local
y estatal, involucrar a la ciudadanía y la empresa privada, así como a los estudiantes de las escuelas
de arquitectura local.

Era vital que la propuesta contara con los

diez postulados que son base de la razón de
ser de la AIA, los cuales según la arquitecta Ferrer se resumen en lograr: un diseño a escala humana;
proveer alternativas; promover desarrollos de usos mixtos; preservar los centros urbanos; variar las
opciones de transporte; construir espacios públicos vibrantes; crear una identidad de comunidad;
proteger los recursos ambientales; conservar el paisaje y lograr la excelencia en el diseño.

Así nació la idea de crear un Plan Maestro para la comunidad Aguirre, el cual estaría enfocado en
ayudar a preservar su carácter, conservar sus estructuras históricas, sus diversos recursos naturales y
vecindarios, con el fin de fomentar el desarrollo económico del área sin perder su sentido de
identidad.

“Este Plan Maestro debía, a su vez, incluir un plan de guías y parámetros para que los futuros
diseños, ampliaciones y nuevas construcciones se hicieran en armonía con lo ya existente sin
cambiar el encanto del entorno, pero que a su vez estableciera diversos tipos de zonificaciones que
permitieran atraer desarrollo económico a la comunidad, sin entrar en conflicto con la vida que allí
se vive diariamente”, explicó Ferrer, bajo cuya presidencia se presentó el proyecto en el 2006 ante el
panel nacional de la AIA en Washington, D.C.

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Para aquel que nunca ha visitado a Aguirre, en Salinas, podría llevarse una sorpresa al ver el 2/12/10 11:00 PM
remanente de lo que fue un “company town”, que establecido a principios de siglo XX, constituía
una comunidad completa que giraba en torno al trabajo de la caña y la central del mismo nombre.
Allí habían casas, hospitales, cines, barberos, colmaditos, campo de golf, bolera, hotel, escuelas…
 cambiar el encanto del entorno, pero que a su vez estableciera diversos tipos de zonificaciones que
permitieran atraer desarrollo económico a la comunidad, sin entrar en conflicto con la vida que allí
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se vive diariamente”, explicó Ferrer, bajo cuya presidencia se presentó el proyecto en el 2006 ante el
panel nacional de la AIA en Washington, D.C.

Para aquel que nunca ha visitado a Aguirre, en Salinas, podría llevarse una sorpresa al ver el
remanente de lo que fue un “company town”, que establecido a principios de siglo XX, constituía
una comunidad completa que giraba en torno al trabajo de la caña y la central del mismo nombre.
Allí habían casas, hospitales, cines, barberos, colmaditos, campo de golf, bolera, hotel, escuelas…
Una comunidad en sí misma, de la cual no había necesidad de salir, ya que todo giraba sobre una
sola actividad: el trabajo de la caña.

“En Aguirre la titularidad de los terrenos estaba en manos de la Autoridad de Tierras, mientras que
las casas tanto de los administradores como de los empleados eran propiedad de la Central, la cual
se encargaba de su mantenimiento. Aquí los empleados recibían un sueldo que no se traducía en
dinero, sino en créditos que podían utilizar en el colmado o en el cine. Si necesitaban dinero se
tramitaba a través de un sistema tipo cooperativa”, explicó la arquitecta Diana Luna Serbiá, actual
presidenta de la AIA en la isla.

Al cerrar la Central, la comunidad –que vivía aferrada a un estilo de vida y subsistencia muy
particular, así como a ser autosuficiente en agua y energía- comenzó a deteriorarse física, económica
y socialmente. Al aumentar de manera considerable el desempleo, algunas familias abandonaron la
comunidad, convirtiendo a Aguirre en un pueblo semifantasma atrapado en los recuerdos de un
pasado glorioso.

Así pues, hace más de cuatro años, la AIA se dio a la tarea de preparar una propuesta basada en
incentivos y planes para la comunidad de Aguirre, y se designó al arquitecto Raúl Rivera como su
propulsor. De igual forma, la institución recurrió a la experiencia en asuntos municipales y
desarrollo de proyectos en los centros urbanos de la arquitecta Diana Luna, quien propuso la idea
del Plan Maestro de Aguirre, la cual fue aceptada de manera unánime por el capítulo local.

Una vez aprobada la propuesta por la AIA, se realizaron visitas de familiarización con la comunidad
de Aguirre, reuniones con los vecinos para informarles los planes y explicarles el proceso. La
participación del alcalde de Salinas, Carlos Rodríguez, fue vital, así como el apoyo por parte de la
Compañía de Turismo y el Departamento de Recursos Naturales.

Por su parte, las escuelas de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico y la Universidad

Politécnica establecieron programas dentro de sus cursos de diseño, en los cuales se analizó la zona
en todos sus componentes demográficos, geográficos, sociales y arquitectónicos, así como sus
problemas y su potencial de desarrollo. Así mismo, los estudiantes participaron en un inventario del
área, se designaron zonas y estructuras a mejorarse, a partir de las cuales presentaron proyectos
sobre nuevos usos a edificaciones históricas existentes con el fin de promover la economía y darle
trabajo a la comunidad que allí reside.

Según la entonces estudiante y hoy arquitecta graduada, Edlyn García, la experiencia de vivir con la
comunidad por espacio de varias semanas fue extremadamente interesante.

“Logramos recopilar una información valiosísima que nunca había sido investigada, a partir de la
cual se desarrolló un libro de análisis. Cada grupo sometió una propuesta, desde el punto de vista de
urbanismo y conservación de las estructuras que sirvió para establecer el Plan Maestro de Aguirre”.

Al respecto, la arquitecta Luna señaló que dada la inmersión de los estudiantes, se logró obtener
datos interesantes, como la composición de las familias, el nivel de desempleo y de escolaridad, así
2 of 3 como datos sobre los mangles, los humedales y las costas que rodean toda el área de Aguirre, los2/12/10 11:00 PM
cuales se tomaron en cuenta al crear el Plan Maestro.
 “Logramos recopilar una información valiosísima que nunca había sido investigada, a partir de la
cual se desarrolló un libro de análisis. Cada grupo sometió una propuesta, desde el punto de vista de
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urbanismo - Aguirre: un
y conservación de Plan Maestro pa...que sirvió http://construccion.elnuevodia.com/XStatic/construccion/temp...
las estructuras para establecer el Plan Maestro de Aguirre”.

Al respecto, la arquitecta Luna señaló que dada la inmersión de los estudiantes, se logró obtener
datos interesantes, como la composición de las familias, el nivel de desempleo y de escolaridad, así
como datos sobre los mangles, los humedales y las costas que rodean toda el área de Aguirre, los
cuales se tomaron en cuenta al crear el Plan Maestro.

“La idea no es que Aguirre se convierta en una ciudad museo, donde la gente vaya y diga ‘mira
cómo vivían en la Central’, sino que la comunidad pueda establecer negocios en las casas, tales
como galerías de arte, 'bed & breakfast', entre otros y que puedan vivir de eso”, concluyó la
arquitecta, añadiendo que “Aguirre se quiere proteger dentro de las características que tiene. Como
parte del Plan Maestro lo que se haga en términos de desarrollo tiene que ir cónsono a lo que quiere
la comunidad, de la mano de lo que es la naturaleza y la arquitectura.

Por su parte, el arquitecto Alberto Lastra, pasado presidente de la AIA (2007), señaló que la parte de
zonificación es lo más importante de todo el proyecto.

“Cómo puedes promover la inversión sin echar a perder el entorno es la meta del proyecto. Hay
muchas estructuras que se pueden recuperar y quizás lo más indicado para ello es crear un consorcio
entre el municipio, la empresa privada y los residentes con el fin de discutir qué negocios se pueden
establecer en la zona. La planificación estimula el turismo, y el abanico de oportunidades es
grandísimo”.

Destacó Luna que “en el proyecto integramos siempre al Departamento de Recursos Naturales y la
Compañía de Turismo, las dos escuelas de Arquitectura y el municipio de Salinas, así que
preliminarmente el Plan Maestro para Aguirre cuenta con el aval de todas estas instituciones. Sin
embargo, lo que más nos satisface es que el mismo se discutió preliminarmente en la Junta de
Planificación, la cual podría presentar nuestro proyecto como parte del Plan de Ordenación
Territorial, lo cual podría ocurrir ahora en noviembre”.

El Plan Maestro para Aguirre presentado por la AIA es un esfuerzo que tiene realidad. “Su finalidad
es un plano nuevo de la zoni ficación y la publicación de un libro que tendrá toda la información que
recopilaron los estudiantes de lo que Aguirre debe llegar a ser. En el capítulo local de la AIA hemos
adoptado este proyecto de por vida”, concluyó Luna.

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