You are on page 1of 4

Perú 10 de abril de 2011 ¡Qui aures audiendi, audiat!

¡Quién tenga oídos para oír, que


oiga!

Por: Aldo Callalli Pimentel.

Lima-Perú.
adelantecronopio@hotmail.com
http://cronopiocortazar.blogspot.com
http://cronopiocortazar.lamula.pe/
11 de abril de 2010.

¡Qui aures audiendi, audiat! ¡Quién tenga oídos para oír, que oiga!

Tras la publicación de los últimos resultados al 88.132% de las actas contabilizadas en el

marco de la elección presidencial del día de ayer en el Perú, es menester realizar un

meridiano análisis respecto de algunos referentes históricos que nos deja esta justa

electoral.

Intertextualizando una frase latina podemos decir a ciencia cierta que quién tiene oídos para

oír, pues que oiga. Qué duda cabe, tomando incluso una jingle de PPK, la calle ha hablado.

No es quizá la voz de la calle de las Pizzas, ni mucho menos son los estertores del

boulevard de Asia; son más bien los desgañitados vozarrones de grandes sectores de la

población que desde hace más de treinta años vienen engrosando las filas del otro Perú,

como acertadamente dijera el reputado antropólogo José Matos Mar. Las elecciones del 10

de abril nos dejan como resultado una abierta exigencia de la mayoría de la población

respecto de cambios urgentes y necesarios en las estructuras de la economía y en la

sistematicidad orgánica de lo político.

Queda claro también que los sectores que concentran la riqueza a niveles astronómicos

apostaron por la estabilidad, lo cual no sólo implica para ellos, en el sentido estricto del
semema, una beligerante defensa del modelo neoliberal, sino también un agresivo accionar

con miras de frenar cualquier intento de transformación de las redes de corrupción y

clientelaje que alimentan la política conservadora y pragmática al servicio del mercado.

Por ello, la derecha apostó sin miramientos a un abanico de posibilidades tendientes al

centro del espectro como jugada política de viejo cuño liberal. Pero, sin duda patinaron

primero con Mercedes Araoz la viva representación del continuismo valetudinario de un

aprismo a leguas liliputiense. Luego perfilaron a Castañeda Lossio. Empero, el

ensoberbecido carácter del ex alcalde y sus arrebatos de seguro sucesor del aprismo no le

alcanzaron para sostenerse en el tiempo. Los escándalos de Comunicore y uno que otro

dislate antifeminista no hicieron sino mellar su endeble candidatura. Ahora, desde las

épocas en que sonaba con fuerza esa horrísona palabreja publicitada como chorreo los

resortes del poder económico siempre vieron a Alejandro Toledo como su hombre en

Washington. Sin embargo, el toledismo también tambaleó, sobre todo por los desvaríos de

su líder quien no supo manejar como un cazurro estadista los vaivenes de una campaña por

demás agresiva.
A guisa de lo anterior, las candidaturas de la hija del dictador de los noventa y de PPK

revisten sin duda un matiz algo diferente pero para nada novedoso. En primer lugar, los

bolsones de la hija del dictador se hallan en los sectores abiertamente autoritarios. No sólo

recibe el apoyo de buena parte de las poblaciones golpeadas por la pobreza, sino que

también se hallan aupados a su proyecto de naranjas mecánicas, de ultraviolencia al estilo

de Alex y sus drugos, los grupos de mayor calado fascista y antidemocrático de élite. Así

mismo, la candidatura de PPK representa la inserción de los jóvenes acomodados y parte de

la clase media emergente en la política. Empero, son los mismos jóvenes que piensan como

paquidérmicos banqueros. Todo el poder para el poder. Son los hijos de los jóvenes que

apoyaron a Vargas Llosa en el 90 y son los hermanos menores de los estudiantes que

defendieron los fueros del Tribunal Constitucional en 1997. Ha habido ciertos cambios,

pero en esencia sigue siendo una juventud anclada en la modorra del ciberespacio como

soporte para el crecimiento, no sólo de sus redes sociales, sino también como palmaria

evidencia del in crescendo de sus cuentas bancarias. Bien por ellos. Y a todo esto, es bueno

mencionar que las ciencias sociales jamás serán el deleite de los pitonisos. Buen día

profesor Cotler.

De otro lado, un caso singular es el de Ollanta Humala. Un vendaval de ilusiones para

muchos y un arrendajo de miedos para otros. Las cifras son contundentes y esto debería ser

evaluado con cabeza fría por los miembros de la Confiep y por los diferentes grupos

empresariales, así como por los partidos políticos. Si tienen oídos para oír, pues que oigan.

El 31.555% de los electores que optaron por la candidatura del líder nacionalista merecen

ser escuchados.

Ahora, el proyecto de Ollanta es atrevido, pero demanda demasiados esfuerzos por parte de

un sinnúmero de actores no sólo políticos, sino también institucionales, públicos, privados,

sociales y culturales del país. Por ello, se hace necesario dinamizar los procesos en la
búsqueda de los consensos tendientes a tender puentes para arribar a decisiones concretas

que viabilicen los proyectos para el desarrollo de las poblaciones más golpeadas por la

pobreza.

Finalmente, debemos mencionar que los grandes perdedores de estas elecciones son

algunos ex congresistas que se sentían grandes pachás o lusos adelantados con patente de

corso para manipular el sentir de la población. Gracias a Dios que buena parte de estos

indeseables no lograron siquiera pasar la valla electoral. En contraposición con esto el gran

ganador de estas justas ha sido sin lugar a dudas el pueblo peruano quien nuevamente en

más de diez años de democracia ha concurrido a las urnas a votar libremente por el

candidato de su preferencia. Qué duda cabe ¡Qui aures audiendi, audiat! ¡Quién tenga

oídos para oír, que oiga!

You might also like