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CRISIS ECONOMICA: TODO SE TRANSFORMA

Por: Fredi E Goyeneche G.


Miércoles, 20 de abril 2011.

Todo se transforma, es frase común. Afianzada en las lecciones de la


historia, los procesos de cambios transcurren con mayor o menor velocidad
en el tiempo. Algunos imperceptibles pero no por ello ausente de su
principio irrebatible: lo dinámico. En los procesos sociales no hay concepto
pleno y concreto de lo estático, es solo una abstracción a modo de contra
relato de lo opuesto que es evidente: la dinámica.

En un mundo cada vez mas contradictoriamente globalizado desde una


perspectiva marcada por lo económico, florecen las evidencias de las
contradicciones del sistema económico mundial y su ordenamiento social.
No han sido las voces sacralizadas de los clásicos griegos o el pensamiento
económico de Ibn Al Jaldun o de la “mano invisible” que se inventó Adam
Smith hace más de 250 años. Es un escenario variopinto y de
incertidumbres donde la verdades no han alcanzado la categoría de lo
provisional cuando otras luces brillan mas al fondo de sus sentidos de
orientación que resultan desechables por inconsistentes.

El sistema económico capitalista zigzaguea sus contradicciones pero en


esos saltos, idas y venidas se niega tres veces antes que cambie el precio
del petróleo, y las continúa sin decantar con las oscilaciones de la tasa de
interés. La tasa de ganancia no se diluye en el anonimato de su distribución
equitativa y…oh paradoja, termina descansando en un sistema económico
que lo niega como antípoda de su propia utopía: China.

El capitalismo pende del hilo delgado donde siempre se ha columpiado,


depende de su contradicción fundamental. De un país que han convertido
en la base de su producción de salarios precarizados allí donde el “ejército
de reserva” de esa inmensa “ventaja” competitiva demográfica, le
garantiza reciclar su ganancia y mantener su voracidad consumista. Mas del
50% de las exportaciones chinas son de empresas norteamericanas
relocalizadas. Las reservas de gigante chino ascienden a más de un billón
de dólares estadounidense. Estos van al mercado de bonos norteamericano
en un malabarismo de equilibrio insostenible que se desliza por las tasas de
cambio de todos los países presionándolas a la baja. El capitalismo, en
particular en su expresión matriz norteamericana, pareciera un perro dando
vueltas en busca de su cola, termina confundiendo los extremos. Mientras
los demás países que giran en torno al sistema, pagan las facturas de su
desbocada carrera consumista por la vía de comprar sus bienes y servicios
con la moneda devaluada con la que pagan sus deudas.

En ese juego de contradicciones en que se mueve el sistema, S & P, ha


bajado las perspectivas de la calificación de la deuda estadounidense. Esto
redundará en un mayor descenso de la tasa de cambio de la divisa dólar lo
cual en una estrategia perversa termina aumentando el peso del déficit
comercial y fiscal en los presupuestos públicos y privados de los países
periféricos. Particularmente sus reservas internacionales en una alta
proporción convertidas en dólares, tendrán un impacto negativo.

No será S&P la que vaya a terminar con el capitalismo del cual es un oráculo
de mentiras pero con “credibilidad” en los medios financieros, esa especie
de nuevo casino que mantiene cada vez más abiertas sus puertas a
cualquier apuesta “innovadora” que estimule el lucro irracional.

En eso se ha transformado la economía norteamericana, una dicotomía


“creativa”: entre el casino y la contradicción. La segunda toma forma en el
banquero principal de sus veleidades: China. Un país con el cual mantendrá
en el mundo real una confrontación antes larvada por lo fundamentalmente
ideológico y por lo cual se nutrieron de sangre de hombres jóvenes tierras
de Viet Nam, Corea, Nicaragua, Hungría, Checoslovaquia…hoy, una
diferencia meramente económica como si esta se pudiera separar de la
política.

Y entre telones la confusión e incertidumbre de los cambios sin brújula de


orientación.

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