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LA CRISIS DEL DÓLAR: LO PARADOJICO, ABSURDO E INSOLITO DE SU

SOLUCION MADE IN USA

Por: Fredi Eduardo Goyeneche


Profesor de la Facultad de Ciencias Económicas
Universidad de Cartagena y Universidad Tecnológica de Bolívar.

NOTA: Todos los datos estadísticos y cifras utilizados en esta reflexión se encuentran
disponibles en el último informe de la CEPAL 2004 y del Banco Mundial 2004, de Colombia
en particular, en www.dane.gov.co

La economía es fundamentalmente una ciencia social. Su centro es el género humano y a partir de


esta precisión aparece el entorno en que se realiza su existencia estableciendo el escenario de las
interacciones, que es el mismo de la realidad social, de la aventura social del género humano y
subsiguientemente, el surgimiento de la economía. Que economía seria posible en un mundo de
robinsons crusoes. Por lo mismo está llena de paradojas, de contrasentidos y aun de lo absurdo e
insólito. Acaso de estos y aquellas no están también formadas y tinturadas las acciones de la
humanidad? Y ya aterrizo que no se trata de novelar sino de reflexionar.

La economía mundial termina este año con un crecimiento promediado mundial sin precedente en
las dos décadas anteriores. A la economía norteamericana a pesar de la decaída en el ultimo
trimestre se le augura un crecimiento por encima del 4.4%, superior al 3.0 del año anterior. Japón
proyecta, aun en sus prospecciones del cuarto trimestre, un mejoramiento del 2.5% del año 2003 al
4.1% al finalizar el 2004; el Reino Unido aumentará un punto al pasar del 2.2% del año anterior al
3.2% el PIB de este año. Igual pasa con las economías de la zona euro que crece desde el raquítico
0.5% del 2003 a 1.9% del 2004.

En América Latina en su conjunto en esto del crecimiento económico, medido por el Producto
Interno Bruto, también llamaría a la alegría al observar el comportamiento de esta variable en
Venezuela que estará por encima del 17%, o en Brasil con un crecimiento de casi 6%, Argentina en
la misma dirección al igual que Chile, con un 8.2% y 5.8% respectivamente, mientras Uruguay lo
hará en un 12%; lo anterior según la CEPAL en su informe anual de 2004. Solo Colombia
desentona un poco al observar que su crecimiento estará por debajo del promedio de América
Latina, y lo que es aun más preocupante, no alcanzará el proyectado 4% anunciado, pero aun así
estará, al menos para el consuelo, por encima del observado en el año 2003. En general, la CEPAL
calcula un crecimiento mundial de la economía cercano al 4% para el 2004 contra un 2.6% en el
año anterior. Estos indicadores positivos parecieran reforzarse con el crecimiento del comercio
mundial que este año supera el 9% cuando en 2003 fue de 5.5%

Sin embargo, a pesar de estos evidentes mejoramientos en el más paradigmático índice de medición
de crecimiento económico, el año termina en medio de tensiones, incertidumbres y desconfianzas
en el ambiente económico mundial. Como muestra inequívoca está la corrección a la baja que
proyectó el FMI en la última semana de noviembre para el crecimiento económico mundial en el
2005. Tan solo en septiembre la predicción del crecimiento estaba en el orden del 4.3%; al inicio de
diciembre esta predicción, sin mucha convicción por los supuestos y explicaciones, se fijaba en 4%.
La razón esta en ese contrasentido en que las mas de las veces se convierte la economía sobre todo
cuando la tratamos de interpretar como si en ella fueran invencibles, irreductibles e incontratables
unas leyes que se sumergen en los flujos de la exactitud matemática y las verdades naturales. Se
olvida que la economía es una ciencia social y que como tal está más cerca de la volubilidad de la
naturaleza humana que del lado de los cálculos econométricos. Veremos.

El origen de estos malestares en el ánimo de la economía mundial al inicio del presente año giraba
en torno al precio creciente del petróleo. Y no era despabilada la percepción. En medio de la
aventura bélica norteamericana en los campos petrolíferos iraquíes, era natural el nerviosismo de los
mercados y la disparada de los precios hasta niveles superiores a los 50 dólares si se presentaba el
ataque gringo a Irak, como ya lo habían advertido desde la inefable The Economist hasta los
erráticos comentaristas de los think tanks colombianos. Sin embargo el barril de petróleo comienza
a estabilizarse alrededor de los 40 dólares y seguramente que a partir de la próxima primavera,
cuando se superen los niveles superiores de demanda por el invierno, disminuirán un poco más,
aunque serán en promedio superior en 30% al precio de un año atrás. Ahora no es el petróleo la
máxima preocupación, sin embargo y sin descuidar su nivel de precios.

El verdadero monstruo que dibuja cada vez mas lo espeluznante de su presencia es el


esquizofrénico crecimiento del consumo norteamericano frente a la debilidad de su capacidad de
ahorro que se traduce en un déficit fiscal cercano al 4.4% de su PIB complementado, como la otra
cara de este peligro mayor, con una desfase de su cuenta corriente que alcanza ya un 5.7% de ese
mismo producto interno bruto. La balanza comercial gringa es negativa en más de 650 mil millones
de dólares, según afirmación de Lawrence Sommers, ex secretario del Tesoro de EEUU y
presidente de Harvard en la actualidad. La crisis asiática y las posteriores después de 1997
permitieron la profundización de una economía de consumo y de refugio parasitario de capitales
gracias a altas tasas de interés que favorecieron ese movimiento que pudo apoyar el crecimiento del
consumo. Esta fue la base de activación y sostenimiento de la economía norteamericana en la era
Clinton. La sola China tiene cerca de 500.000 mil millones en bonos del tesoro norteamericano y
Japón lo sigue de cerca sumando entre estos dos países una cifra que pasa de los 900.000 millones
de dólares. Equivocadamente los economistas clásicos han creído, que este déficit se convertía
automáticamente en el eslabón de cierre que jalonaba la economía mundial en el corto plazo, más
aun en medio de las atribulaciones de la guerra antiterrorista. Los hechos presentan la evidencia de
que esto no es así. Que es diferente la praxis a una teoría sin fundamento en la realidad social,
económica ni política. Que el supuesto eterno de los economistas tiene la limitación de la lectura
objetiva de la realidad.

Esta década floreciente de la economía de consumo norteamericana, se daba sin embargo


simultáneamente con un crecimiento de la pobreza en América Latina donde más de 240 millones
de personas están por debajo de la línea de pobreza. Pero fue igual en Rusia donde mas de la mitad
de la población es pobre en menos de quince años desde la caída del sistema comunista. La
economía Argentina es un buen ejemplo de la cara inversa y contrastante del crecimiento gringo en
estos años de los noventas. Países como Indonesia vieron disminuir su renta en casi el 50% desde
la crisis de 1997 generada con mucho por la presiones del FMI para liberar su mercado de capitales.
En Colombia la perdida del poder adquisitivo se refleja en su contracción del PIB per capita en
dólares hasta inicios del 2003.

La otra fuente poderosa de mantenimiento perverso de este consumo fueron, y seguirán siendo, las
transferencias netas de capital desde los países endeudados, sin consideración alguna por su grado
de pobreza o de desarrollo relativo. Al finalizar el siglo XX, en 1999, los 41 países pobres más
endeudados transfirieron a Norteamérica 1.680 millones de dólares más de los que recibieron por
todo concepto. Al tiempo, los países del conocido como "Tercer Mundo", realizaron una
transferencia neta de recursos de 114.600 millones de dólares. Pero ahora los vientos han cambiado,
la tasa de interés del mercado norteamericano no es atractiva desde más de dos años y por lo tanto
los flujos de inversión están buscando rumbos diferentes.

Lo anterior supondría que una disminución de la tasa de cambio con relación a EEUU debería ser,
y lo es medianamente, motivo de alborozo por las economías nacionales con alto grado de
endeudamiento externo. Pero también que las exportaciones se van a ver profundamente afectadas
por la diferencial cambiaria, lo cual por el contrario estimulará las importaciones.
Si a esto se le suma la expectativa negativa que genera la política económica interna de Bush con
su persistencia a la consolidación de rebajas fiscales al capital y las ganancias en los EEUU, la
razón de la preocupación se ve con mayor claridad. Al iniciarse este mes de diciembre, para no ir
muy lejos, la prensa norteamericana reseña como el Congreso norteamericano abrió el espacio a
mayores cortes de impuestos al tiempo que relajó aun más el nivel de endeudamiento en cerca de
800 mil millones de dólares adicionales, lo cual eleva el total a cerca de 8.2 billones. Al objetivo de
taponar el peso de esta deuda y desbalance comercial están orientados los esfuerzos, o los de ningún
esfuerzo para ser más precisos, de la política económica exterior e interior de USA.

La priorización aparente que se observa para el tratamiento de este monstruo dual, la deuda y el
desbalance en su cuenta comercial, por lo que ha dicho últimamente Allan Greespan el máximo
gurú de la FED presenta negrísimos nubarrones para la economía colombiana en particular, pero no
deja de tener el mismo color para la economía de América Latina y la economía mundial. El
reordenamiento de la economía mundial, lo que el Presidente Bush padre llamó “El Nuevo Orden
Mundial” luego del bombardeo a Irak en 1991, planteamiento de recurrente conjugación por la
política exterior de USA en el cual un fuerte referente es el estado mismo de la economía
norteamericana, no augura tiempos de armonía para el conjunto de la humanidad. Los EEUU han
creído que el momento justo para dar pasos conducentes a este reordenamiento está dado. Y su
formula no es muy novedosa, tiene antecedentes y se deriva de la condición mencionada que se
desprende de los mandamientos de Breton Woods: el dólar es la moneda del comercio mundial. Las
viejas lecciones de economía nos hicieron comprender tempranamente que la principal, no la única,
condición para que un símbolo se convierta en dinero es su aceptación social. La del dólar es
además universal. Y los Estados Unidos han escogido afrontar su déficit por la vía de devaluar esa
moneda de forma expresa y como una política económica claramente orientada por los jerarcas de
la economía del norte.

Estas expectativas son las que en el momento generan las mayores incertidumbres reflejadas en un
abaratamiento de la divisa norteamericana, moneda del mundo desde los acuerdos de Breton
Woods. En general la moneda estadounidense pierde valor frente a los países que dominan la mayor
parte del comercio mundial. Los informes recientes muestran como la afectación hace pandemia en
América Latina. Brasil ve revaluar su moneda y por lo tanto perder competitividad en los mercados.
En Uruguay la moneda local se ha revaluado en casi un 9%, Colombia muestra una disminución de
la tasa de cambios de aproximadamente 14%. Igual situación presenta Perú y Chile. Una ola
depreciadora del dólar a nivel mundial que transita a una masiva liquidación de posiciones en esta
moneda. Estos días son de una frenética conversión de las reservas de los bancos centrales. Rusia se
deshace masivamente de sus dólares, en Asia ocurre otro tanto y la OPEP mira hacia el mismo lado
tratando de evitar la masiva devaluación de sus cuentas mayormente en dólares. Con razón la
mencionada revista The Economist anotaba en su edición del 2 diciembre que “el dólar no es lo que
solía ser”.

Los EEUU han disfrutado desde finales de la segunda guerra mundial un papel hegemónico. Desde
entonces hasta finales de los ochentas, cuando este papel se lo disputan con mayor resultado en lo
económico la Unión Europea, Japón, el suroeste asiático en su conjunto y definitivamente China
que ya acapara sola el 25% del comercio total, desplazando a los mismos EEUU que representan
alrededor del 24% del comercio mundial según datos del Banco Mundial en 2003. Pero ahora las
tasas de interés bajas en el mercado norteamericano ya no estimularán más los flujos que han
permitido el sostenimiento de la demanda interna, motor de su crecimiento económico. A pesar de
las subidas de la tasa de interés por parte de la FED que está en 2,25% después de la subida de un
cuarto de punto en la segunda semana de diciembre, este aun se mantiene por debajo de lo que los
capitales, sobre todo los viajeros o golondrinas, perciben en mercados alternos, mayormente en la
zona euro y en Latinoamérica.

La salida de la devaluación del dólar para equilibrar sus cuentas es una salida que traduce que la
deuda, los déficit en cuenta corriente y comercial van tener un tratamiento del cual saldrán los
países del mundo como pagadores de estos por el expediente de dejar perder fortaleza a la divisa
norteamericana frente a todas las monedas, en particular el Euro, con el fin de aumentar la
competitividad del aparato productivo gringo. En lo que se refiere a América Latina y nuestro país,
el saldo neto significará llanamente perdida de valor de nuestras reservas internacionales que en una
alta proporción están en divisa norteamericana.

Esta es una de las paradojas que se le presenta en un mundo simplificado al ciudadano común. Por
qué si ahora tenemos más dólares que han sido preocupación de primer orden de lo que el sentido
común indica, se preguntará, porqué ese marco de tanta gravedad para la economía nacional, pero
también mundial? La respuesta es sencilla. Ese sentido común nunca tuvo una fundamentación
diferente al de la fuerza, la fuerza de imposición de la moneda norteamericana. Resulta ahora que lo
que podría ser una bendición para miles de hogares en Guatemala, Salvador, Colombia o Ecuador
para mencionar solo algunos pocos países de América Latina que recibirán este año alrededor de
35.000 millones de dólares de transferencia según las cifras publicadas recientemente por la
CEPAL, producto de esta perversa división del trabajo internacional de la globalización presente
que nos ha llevado a exportar mano de obra para el desarrollo de las economías mas poderosas,
mayormente de los EEUU, se ven como un aumento de la fragilidad de estas mismas economías
que ahora reciben un flujo de dólares que se vuelven abundantes y que como cualquier mercancía,
el dólar también lo es, pierde valor. En el caso colombiano, la perdida de valor de la divisa ha
significado una perdida para esos trabajadores que envían giros para el sostenimiento de sus
familias en un orden cercano al 20%, pero además ya sus giros vienen afectados por sus costos de
operación. Tal vez una explicación mas cercana a la disminución del crecimiento de la economía en
el trimestre pasado esta relacionado con una disminución de la demanda de los receptores de estas
transferencias que sumarán este año mas de 3.000 millones de dólares procedentes de mas de 4
millones de colombianos en el exterior.

La situación que se presenta no se desprende del cumplimiento de leyes económicas. Si la economía


del mundo absorbe más de las dos terceras partes de los dólares en circulación, no es porque el
comercio mundial hubiese evolucionado de forma natural al no tener barreras. Fue el consumo
norteamericano por encima de sus capacidades de pago el que motorizó este crecimiento frenético e
inconsistente con una economía real. El subterfugio de la globalización perversamente orientada,
legitimó una financiarizacion de la economía., en la cual la expectativa prefabricada generó mas
rentabilidad que la generación real de riqueza de la producción. Pero el sistema no funciona más y
al plantear sus estrategias para balancear la situación particular de su economía, EEUU genera un
estado de angustia económica generalizada. La razón fundamental es que los EEUU han decidido
utilizar su propia moneda como instrumento vigoroso para reordenar la caótica situación de la
economía mundial cuyo origen podemos localizarlo en el desenfrenado consumo norteamericano.
La opción de poner orden en su economía interna mediante la rebaja del déficit fiscal y el
incremento del ahorro, ni siquiera se ha oído mencionar.

En Colombia durante el transcurso del año hemos vistos los intentos desesperados e inútiles del
Banco de la Republica por hacer bien el mandado norteamericano evidenciado en sus
intervenciones para retirar dólares del mercado por la vía de las subastas de compras para evitar su
imparable caída. Exactamente el papel que les tiene asignado el tesoro de los EEUU a los demás
países: defender la caída del dólar a partir de sus propios recursos. Por ultimo, en la segunda
semana del último mes del año, el Banco de la Republica decidió bajar la tasa de referencia en 0.25
puntos en un intento de desestimular la llegada de más dólares que presionen aun más a la baja la
tasa de cambios. Pero será inútil. Este mes llegará el grueso del aguinaldo que los esforzados
trabajadores colombianos en el exterior envían a sus esperanzadas familias que también, como lo
dijimos antes, harán su aportación al logro de los objetivos económicos de EEUU: recibirán menos
pesos por esos dólares olorosos a sudor filial y fraterno. Así se ve en su magnitud particularizada la
paradoja económica, que se torna absurda y se tintura de lo insólito. Los pobres del mundo pagaran
el sobre consumo norteamericano con su trabajo, con mas hambre y pobreza.

La ley del equilibrio general que ha sido fundamento doctrinario del pensamiento económico de las
últimas décadas sobre todo a partir de mediados de los ochentas, muestra toda su condición de
embeleco teórico. Mientras, otra opción alterna toma cada vez mas fuerza, la búsqueda de acuerdos
y la toma de decisión sobre un referente monetario diferente a la divisa norteamericana. La invasión
a Irak habría que interpretarla también en esta clave. Y esto mostraría que esta reordenación
económica mundial surgida en la percepción del dólar, entre otros factores potentes, como una
relación perversa de dependencia dominante, no será un proceso tranquilo. Por el contrario,
significa desafiar a una potencia que si bien no es hegemónica en lo económico, si lo es en lo
militar. Solo pensar en el presupuesto militar de los EEUU para este año, mas de 540.000 millones
de dólares que superan cuantitativamente la sumatoria de las doce potencias militares que la siguen
hacen pensar, luego de las últimas actuaciones norteamericana en los diferentes foros mundiales
como la Corte Penal Internacional o el Acuerdo de Kyoto, que definitivamente hará praxis de su
visión de Destino Manifiesto. El costo de sostener un aparataje militar como el Pentágono y
financiar la presencia física en casi 80 países, más la movilidad de sus fuerzas alrededor del mundo
solo encuentra su explicación en que el Pentágono mantiene y refuerza la confianza global en el
dólar por el poder de la fuerza. La crisis actual de las monedas del mundo frente al dólar lo
demuestra. Y la verdadera razón de la invasión a Irak se hace evidente de una forma irrefutable.

Mientras, de forma insólita, los pobres el mundo financian el consumo y la deuda del país mas rico
el mundo.

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