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El espíritu de la colmena

antonio manuel jimenez y heidi y hans | muyinteresante.es | 14-04-2008

El enjambre

El escritor, pensador y naturalista


belga Maurice Maeterlinck
escribió en su libro La vida de las
abejas acerca del espíritu de la
colmena: “¿En quién se
encarna?... No es una costumbre
maquinal de la especie, que sólo
aspira ciegamente a vivir, sino
que sigue paso a paso las
circunstancias como un esclavo
inteligente y ágil. Dispone sin
piedad, pero con discreción y
como sometido a algún gran deber, de las riquezas, del bienestar, de la libertad, de la vida
de todo un pueblo alado”.

Sus palabras expresan la sensación de maravilla que nos produce la inteligencia colectiva
del enjambre, un superorganismo exquisitamente coordinado a través de la comunicación
olfativa, hormonal, táctil y visual de sus miembros, cuyo ejemplo más deslumbrante es la
complicada danza de las obreras para indicar dónde están las fuentes de alimento.

A los machos se les tolera mientras resultan útiles

Esta inteligencia superior regula el número de nacimientos, anuncia a la reina su


destronamiento o la necesidad de migrar, protege a las aspirantes a reinas de la agresividad
de su madre o permite que la mayor asesine a sus hermanas. Además, tolera la existencia de
machos parásitos durante el periodo justo para asegurar la fecundación de la reina, tras lo
cual son eliminados.

A vivir que son dos días! Dos zánganos -machos- se asoman desde sus celdillas de
cría a una vida regalada y plácida pero que tendrá un fin tráfico: morirán
inmediatamente después de aparearse con una joven reina o serán expulsados de la
colmena por las obreras.

Los oficios de la colmena


Los oficios de la colmena son
incontables: hay nodrizas para
las crías; cuidadoras de la
reina; ventiladoras que baten
las alas a la entrada de la casa
común; productoras de cera y
constructoras de panales; recolectoras especializadas en néctar, polen, agua o sal;
conservadoras de la miel; basureras y eliminadoras de cadáveres; centinelas que no
dudan en sacrificar su vida en defensa del colectivo... Estos trabajos son asignados en
función de la edad de las obreras. Las más jóvenes se dedican a la limpieza. Desde el
día 3 al 10 se ocupan de las larvas. Luego reparan los viejos panales o construyen
otros nuevos y almacenan polen y miel en las celdillas correspondientes. Desde el día
17 al 20 defienden la colmena.

Tras esta etapa, las abejas han adquirido ya habilidad para volar y recogen alimento:
las más jóvenes, néctar para fabricar miel, y las más expertas, polen.
Buena memoria
Los poderes prodigiosos de esta inteligencia colectiva han sido atribuidos
tradicionalmente a instintos, o bien a la suma de decenas de miles de inteligencias
diminutas. La gran sorpresa de los últimos años ha sido descubrir que cada abeja,
cuyo cerebro contiene muy pocas neuronas, posee una gran capacidad de aprendizaje
y algunas habilidades cognitivas más propias de animales superiores que de insectos.

Las abejas tienen una memoria amplia y fiable que les permite recordar toda su vida
la asociación entre un estímulo y una recompensa sólo con que esta relación se haya
repetido tres veces. También pueden encontrar el camino en laberintos a base de
aprender a distinguir secuencias de estímulos, y son capaces de extrapolar
aprendizajes de una vía sensorial a otra. Su cerebro no está estructurado sólo en
módulos verticales, que funcionan según la secuencia estímulo-respuesta, sino también
en módulos horizontales que comparten la información que les llega y elaboran una
respuesta conjunta. Pero su capacidad más sorprendente es la de formar conceptos: al
igual que los niños cuando empiezan a aprender una de las primeras palabras que
usan es “oto” (otro) para indicar la similitud entre dos objetos, las abejas pueden
clasificar los estímulos como
“similares” y “diferentes”.

Conducta inducida Científicos


de la Universidad de Würzburg
hicieron este experimento para
crear en las abejas un reflejo
condicionado. Primero las
inmovilizaron y les dieron a oler
un determinado perfume (foto
anterior). A continuación les
hicieron libar una gota de azúcar
líquida de forma que asociaran el
perfume con la recompensa dulce. A partir de ahí, cada vez que percibía el olor
sacaban la lengua esperando recibir el azúcar.

Margarita se llama su amor


Debido a la desaparición de especies de pájaros polinizadores, las abejas son cada vez
más importantes en la reproducción de las flores, como esta margarita. Hoy más del
90% de las plantas de interés agrícola son fecundadas por ellas.
Sólo son pupas
Así se llama la fase de las abejas entre larva y adulto, durante la cual permanecen
inmóviles. Estas tienen 15 días. La forma hexagonal de las celdillas se debe a que
requiere menos cera para hacer las paredes.

Guardiana pretoriana
Una obrera vigila la celdilla de cría de la reina, que permanece dentro. Sólo hay una
monarca en cada colmena, acompañada de varias aspirantes a reinas que se alimentan
siempre de jalea real. Las larvas de las obreras comen miel y polen a partir del tercer
día.

Son una piña


Un investigador de la Estación de Abejas de la universidad alemana de Wüzburg
estudia un nido de Apis mellifera desarrollado en una cabaña del centro. Cada
colmena tiene unos 20.000
individuos, que llegan a
50.000 en verano.

No dan abasto
Las obreras son hembras
infértiles que segregan la
cera para construir los
panales y se encargan de
limpiar la colmena, criar las
larvas, vigilar el panal y
recolectar néctar y polen.
Para eso tienen en las patas
traseras un cestillo y un
penacho de pelos que actúa de rastrillo.

Abejillas de Indias
Para estudiar su conducta, en ocasiones se marca a las abejas con un microchip (en la
imagen) o con pintura azul.

Visión en alta definición


En esta pupa criada in vitro se aprecian los cinco ojos con que cuentan las abejas, tres
simples u ocelos y dos laterales compuestos por miles de unidades o facetas. Las
obreras tienen 7.000 y 12.500 los zánganos, que necesitan ver mejor para localizar a
las reinas.

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