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El enjambre
Sus palabras expresan la sensación de maravilla que nos produce la inteligencia colectiva
del enjambre, un superorganismo exquisitamente coordinado a través de la comunicación
olfativa, hormonal, táctil y visual de sus miembros, cuyo ejemplo más deslumbrante es la
complicada danza de las obreras para indicar dónde están las fuentes de alimento.
A vivir que son dos días! Dos zánganos -machos- se asoman desde sus celdillas de
cría a una vida regalada y plácida pero que tendrá un fin tráfico: morirán
inmediatamente después de aparearse con una joven reina o serán expulsados de la
colmena por las obreras.
Tras esta etapa, las abejas han adquirido ya habilidad para volar y recogen alimento:
las más jóvenes, néctar para fabricar miel, y las más expertas, polen.
Buena memoria
Los poderes prodigiosos de esta inteligencia colectiva han sido atribuidos
tradicionalmente a instintos, o bien a la suma de decenas de miles de inteligencias
diminutas. La gran sorpresa de los últimos años ha sido descubrir que cada abeja,
cuyo cerebro contiene muy pocas neuronas, posee una gran capacidad de aprendizaje
y algunas habilidades cognitivas más propias de animales superiores que de insectos.
Las abejas tienen una memoria amplia y fiable que les permite recordar toda su vida
la asociación entre un estímulo y una recompensa sólo con que esta relación se haya
repetido tres veces. También pueden encontrar el camino en laberintos a base de
aprender a distinguir secuencias de estímulos, y son capaces de extrapolar
aprendizajes de una vía sensorial a otra. Su cerebro no está estructurado sólo en
módulos verticales, que funcionan según la secuencia estímulo-respuesta, sino también
en módulos horizontales que comparten la información que les llega y elaboran una
respuesta conjunta. Pero su capacidad más sorprendente es la de formar conceptos: al
igual que los niños cuando empiezan a aprender una de las primeras palabras que
usan es “oto” (otro) para indicar la similitud entre dos objetos, las abejas pueden
clasificar los estímulos como
“similares” y “diferentes”.
Guardiana pretoriana
Una obrera vigila la celdilla de cría de la reina, que permanece dentro. Sólo hay una
monarca en cada colmena, acompañada de varias aspirantes a reinas que se alimentan
siempre de jalea real. Las larvas de las obreras comen miel y polen a partir del tercer
día.
No dan abasto
Las obreras son hembras
infértiles que segregan la
cera para construir los
panales y se encargan de
limpiar la colmena, criar las
larvas, vigilar el panal y
recolectar néctar y polen.
Para eso tienen en las patas
traseras un cestillo y un
penacho de pelos que actúa de rastrillo.
Abejillas de Indias
Para estudiar su conducta, en ocasiones se marca a las abejas con un microchip (en la
imagen) o con pintura azul.