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Universidad de Costa Rica

Facultad de Derecho
Teoría del Estado I. Grupo 05
Prof. Jaime Ordóñez

Platón versus Popper: entre la Aristocracia y la


Democracia

Por Rosa Cheng Lo (carné 891036)

1. Motivaciones detrás “La sociedad abierta y sus enemigos”

En 1945, Karl Raimund Popper, un teórico de la ciencia, filósofo y sociólogo de origen


judío, nacido en Viena en 1902, publicó su más célebre tratado de filosofía política
denominado “La sociedad abierta y sus enemigos”. Esta obra, escrita durante su exilio en
Nueva Zelanda, después de que Adolfo Hitler invadiera Austria, constituye –según las
palabras de Bertrand Russell- “una obra de primerísima importancia que debe ser leída
por su magistral crítica de los enemigos de la democracia, antiguos y modernos”.

Motivado quizás por las palabras de Pericles acerca de libertad de expresión y la


posibilidad que ofrece el sistema democrático de participar desde la “crítica”, e incluso,
desde la “disidencia” (“Si bien sólo unos pocos son capaces de dar origen a una política,
todos nosotros somos capaces de juzgarla”), Popper realiza un profundo análisis crítico de
la filosofía de la política y de la historia, así como de tres de sus principales figuras: Platón,
Hegel y Marx.

De acuerdo con la introducción de “La sociedad abierta y sus enemigos”, su propósito


fundamental, más que “atacar” las tesis de estos ilustres filósofos, era esbozar “algunas de
las dificultades enfrentadas por nuestra civilización, de la cual podría decirse, para
caracterizarla, que apunta hacia el sentimiento de humanidad y razonabilidad, hacia la
igualdad y la libertad; civilización que se encuentra todavía en su infancia, por así decirlo,
y que continúa creciendo a pesar de haber sido traicionada tantas veces por tantos
rectores intelectuales de la humanidad.” Es fundamental ubicar la obra de Popper en el
contexto de la II Guerra Mundial y el clima de antisemitismo que vivió en Austria durante
el período previo a su exilio, que si bien, en el libro no se refiere en ningún momento a este
acontecimiento, el horror provocado por el surgimiento de los regímenes totalitarios de
derecha (fascismo) y de izquierda (comunismo), es el motivo más fuerte para volver su
mirada al pasado en busca de los orígenes de estos modelos de Estado.

Previendo las reacciones y contraataques que su obra despertaría, el autor previene a los
lectores indicando que si bien “el análisis sistemático del historicismo procura alcanzar
cierto rigor científico”, su intención con esta obra no es precisamente “hacer una reporte
de investigación”, sino más bien, aclara que “muchas de las opiniones que en ella se
expresan son personales…no ofrecemos pruebas allí donde nada puede ser probado, ni

Teoría del Estado I. Grupo 05. Platón versus Popper: entre la República y la Democracia. Rosa Cheng Lo. 1
pretendemos ser científicos donde todo lo que puede darse es, a lo sumo, un punto de vista
personal.”1

Tratando de ser consecuente con sus principios epistemológicos, Popper advierte que su
extenso libro es solamente “un punto de vista personal”, sin pretender ser una
“investigación científica” de la historia o de la filosofía. Esta aclaración es de suma
relevancia, ya que muchos de los ataques a su texto -desde otros enfoques- lo definen
como “especulativo”, “subjetivo”, “ahistórico” y “carente de fundamento”. En este sentido,
se podría decir que el autor, al posicionarse desde otra mirada (no del esencialismo
metodológico ni del materialismo histórico, sino desde el racionalismo crítico) somete su
propia tesis al rigor de la crítica, de la falsación, para ser refutada por sus detractores. Con
esta estrategia, Popper logra penetrar el “escudo casi invencible” que por siglos había
protegido el pensamiento de Platón y sobre el cual se ha construido muchas de las
expresiones de la filosofía y de las prácticas culturales de la sociedad occidental.

Aplicando a los fenómenos políticos, sociológicos y culturales, el método que expuso en


“La lógica de la investigación científica” (1934), Popper afirma que el ser humano, al
plantearse la verdad - una verdad que no puede ser absoluta sino tan solo de sucesivos
acercamientos a la misma- debe hacerlo a través de teorías que se van descartando por
medio de la refutación. En este sentido, afirma que el conocimiento científico no avanza
confirmando nuevas leyes, sino descartando aquellas que contradicen la experiencia
(falsación). De ahí que la tarea del científico consiste primordialmente en criticar leyes y
principios de la naturaleza para reducir de esta forma la cantidad de las teorías compatibles
con las observaciones experimentales de las que se dispone. Al utilizar este enfoque,
denominado posteriormente como “racionalismo crítico”, Popper emprende una lectura de
las ideas filosóficas de Platón, plasmadas en La República, en donde propone su modelo
ideal de sociedad y de gobierno.

En las próximas páginas se explorará la propuesta que Platón hiciera hace más de dos mil
años sobre la forma en que debía organizarse el Estado, así como los argumentos que
Popper utilizara hace medio siglo para “refutar” las teorías platónicas. Finalmente,
intentaremos establecer cuál de las dos propuestas es más apropiada para guiar la acción de
nuestros tiempos, sin perjuicio de que haya otros pensadores cuyos aportes han sido
igualmente significativos y pertinentes para la configuración de la sociedad actual y su paso
a ese estadio que Popper denomina “civilización”.

2. De la Aristocracia a la Democracia: Popper refuta a Platón

Desde el punto de vista epistemológico, Platón plantea que existen dos mundos: el sensible
y el inteligible. Para captar la realidad de estos dos mundos, se emplean cuatro formas: a) el
mundo sensible se conoce a través de los sentidos, la opinión, que se divide en imaginación
y creencia; y b) el mundo inteligible, el cual sólo es alcanzable mediante el uso exclusivo
de la razón, la ciencia, que se divide en pensamiento y razón. En su “Teoría de las formas y
las ideas” afirma que el conocimiento consiste en “el descubrimiento o la descripción de la

1
Popper, Karl. La sociedad abierta y sus enemigos. Editorial Paidós, Barcelona, 2006, pág. 17

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verdadera naturaleza de los objetos, esto es de su realidad oculta o esencia 2.” Este enfoque
conocido como “esencialismo metodológico”, en el cual existían conceptos y leyes
naturales preestablecidas generalizables inscriben a Platón en una corriente que Popper
denomina “historicismo”, que se caracteriza por “suministrar profecías históricas de largo
plazo”, pues sus seguidores “creen haber descubierto ciertas leyes de la historia que les
permita profetizar el curso de los sucesos históricos.3”

Frente a este punto de partida epistemológico, como ya se mencionó, Popper afirma que no
existen verdades absolutas ni leyes naturales generalizables, pues el conocimiento es un
proceso en construcción permanente, que cambia y se transforma a partir del “ensayo y
error”, y que se va construyendo con base en “convencionalismos” establecidos o
acordados entre los seres humanos y de la negociación de sus visiones. Frente al
“historicismo”, Popper propone la distinción entre “predicción científica” y “profecía
histórica”, indicando que “el futuro depende de nosotros mismos y nosotros no
dependemos de ninguna necesidad histórica4”, por lo tanto, el destino no está prefijado ni
es posible llegar a él siguiendo un libreto. La libertad del individuo es tal, que tiene todas
las posibilidades de construir un futuro de acuerdo con su propia voluntad.

En “La República”, Platón elabora la filosofía política de un Estado ideal: la “aristocracia”,


un estado utópico basado en una oligarquía gobernada por los sabios o filósofos. En dicho
modelo, el interés primordial es el del Estado, interés que está por encima de los intereses
del individuo, y donde el bien común es una suerte de utilitarismo colectivo o utilitarismo
utópico, siempre a favor del Estado.

Por su parte, Popper propone que el “Estado ideal”, el “Estado perfecto” no existe, y que
éste debe construirse con base en los principios de la democracia de Atenas, donde el
interés que prevalece es el del individuo, y que éste interés no debe verse como antagónico
al interés colectivo. Es por eso que afirma que “los griegos iniciaron para nosotros una
formidable revolución que, al perecer, se halla todavía en sus comienzos: la transición de
la sociedad cerrada a la abierta5.” Al reivindicar el aporte de los griegos, Popper revela las
limitaciones y desaciertos -que en su concepto- Platón desarrolló en su “terapéutica” para
detener la “decadencia” de la polis de Atenas.

Platón enmarca su “Estado ideal” en la forma originaria de la sociedad tribal: “De todos los
principios, el más importante es que nadie, ya sea hombre o mujer debe carecer de un jefe.
Tampoco ha de acostumbrarse el espíritu de nadie a permitirse obrar siguiendo su propia
iniciativa, ya sea en el trabajo o en el placer. Lejos de ello, así en la guerra como en la
paz, todo ciudadano habrá de fijar la vista en su jefe, siguiéndolo fielmente, y aún en los
asuntos más triviales deberá mantenerse bajo su mando. Así, por ejemplo, deberá
levantarse, moverse, lavarse o comer... sólo si se le ha ordenado hacerlo. En una palabra:
deberá enseñarle a su alma, por medio del hábito largamente practicado, a no soñar
nunca con independencia, y a tornarse totalmente incapaz de ello”. Y entonces Platón
propone una sociedad estratificada en tres estamentos: los guardianes, gobernantes o
2
Ibíd, pág. 46.
3
Ibíd, pág. 16.
4
Idem.
5
Ibíd, pág. 192.

Teoría del Estado I. Grupo 05. Platón versus Popper: entre la República y la Democracia. Rosa Cheng Lo. 3
filósofos (cuya característica principal es la razón), los guerreros (que poseen el espíritu), y
los artesanos o labradores (que se guían por sus apetitos sexuales).

Los rasgos del “Estado perfecto” de Platón, Popper los concibe como las características
fundamentales de un “Estado totalitario”, los cuales son: a) la división estricta de clases; la
clase gobernante, compuesta de pastores y perros avisores, separada del “rebaño humano”;
b) la identificación del destino del Estado con el de la clase gobernante; c) la clase
gobernante tiene el monopolio de diversas áreas como “las virtudes y el adiestramiento
militar”, así como algunas actividades productivas; d) la existencia de una severa censura
de todas las actividades intelectuales de la clase gobernante y una continua propaganda
tendente a modelar y unificar sus mente; y e) “el Estado debe bastarse a sí mismo”.6

En este modelo, todo cambio a la forma original de la sociedad se concibe como


“decadencia o degeneración”, así Platón afirma que “el mejor Estado, el estado perfecto,
es aquel que se halla libre del mal del cambio y la corrupción. Es el estado de la edad de
oro que nunca cambia, es el estado detenido”.7

Otro elemento central de la teoría de Platón es el concepto de justicia: “Debe enseñarse a


los hombres que la justicia es desigualdad y que la tribu, lo colectivo, está por encima del
individuo8”. La justicia se equipara a “lo que interesa al estado perfecto”, la estabilidad y el
poderío del Estado. Justo es que el gobernante gobierne, que el trabajador trabaje y que el
esclavo obedezca9.

Muy al contrario, Popper asigna al concepto de justicia las siguientes características: a)


existe una distribución equitativa de la carga de la ciudadanía, b) se da un tratamiento
igualitario de los ciudadanos ante la ley, c) las leyes no favorecen ni perjudican a
determinados individuos, grupos o clases, d) se procura la imparcialidad de los tribunales
de justicia, y e) se promueve que todos los ciudadanos tenga una participación igual en las
ventajas que representa ser un miembro del Estado10.

Esta visión de Popper -así como la de muchos de los pensadores contemporáneos- es una
concepción propia del siglo XX, y que posteriormente se desarrollara como la doctrina de
los derechos humanos, producto del reconocimiento de la necesidad de establecer un
conjunto de principios mínimos para regir la vida en sociedad. Es un reflejo del retorno al
Derecho Iusnaturalista en la postguerra, después de un largo período dominando por el
tradicional Derecho Positivo que había demostrado su incapacidad de regular la
convivencia y contener los abusos del Estado frente a los ciudadanos cada vez más
indefensos, frente al poder absoluto de los Estados totalitarios, que de acuerdo con Popper,
siguen la herencia de Platón.

El capítulo 7 de “La sociedad abierta y sus enemigos” referente al “Principio de


conducción” es uno de los más interesantes de esta obra. Analiza las preguntas esenciales
6
Ibíd., págs. 101 y 102.
7
Ibíd., pág. 36.
8
Ibíd., 211.
9
Ibíd., 105.
10
Ibíd., 104.

Teoría del Estado I. Grupo 05. Platón versus Popper: entre la República y la Democracia. Rosa Cheng Lo. 4
que Platón y Popper se hacen sobre el Estado y su conducción, y tiene que ver con el
enfrentamiento entre la “teoría de la soberanía” (Platón) y la “teoría del control y del
equilibrio político” (Popper). Cada quien llega a conclusiones diferentes puesto que están
respondiendo a interrogantes diferentes.

Platón, al desarrollar su “teoría del Estado” trata de responder a la pregunta: ¿Quién debe
gobernar?11. En ese proceso, define “cinco especies de gobierno” a partir de las
características de los gobernantes, lo que él denomina los “caracteres del alma” que son
correspondientes a cada tipo de gobierno: a) la aristocracia –que considera “bueno y justo”;
b) la timarquía o timocracia –“celoso y ambicioso”; c) la oligarquía –“tacaño”-; d) la
democracia –“libertino”-; y e) la tiranía –“déspota y parricida”-.12

Desde esa visión de “determinismo histórico”, la “aristocracia” comienza a degenerarse


pasando por todas las especies de gobierno hasta llegar a la “tiranía”. De acuerdo con
Popper, la pregunta de partida de Platón resulta “completamente inútil”, pues conduce a
respuestas como “el mejor”, “el más sabio”, “el gobernante nato”, “aquel que domina el
arte de gobernar”, etc.

Popper parte de una pregunta totalmente diferente: “¿En qué forma podemos organizar las
instituciones políticas a fin de que los gobernantes malos o incapaces no puedan ocasionar
demasiado daño?”13 El considera que debido a que los gobernantes no son siempre buenos,
lo fundamental es centrarse en la calidad de las instituciones políticas. Si bien la soberanía
es la base de los Estados modernos, y los sistemas democráticos cuentan con instituciones
como el voto, la legalidad o el gobierno representativo para evitar la tiranía; puede darse el
caso de que la decisión mayoritaria no sea injusta o incorrecta. Ante esto, existe la
obligación de aceptar la decisión “soberana”, pero debe garantizarse la plena libertad de
cuestionar y criticar dicha decisión.

La fortaleza de la democracia como forma de organización política y social consiste


precisamente en escuchar la voz de las minorías, de aceptar que existe opiniones diferentes
a las de la mayoría, y que siempre hay mecanismos para “quitar” a los malos gobernantes
sin necesidad de recurrir al “derramamiento de sangre”. Por el contrario, las sociedades
totalitarias no ofrecen estos mecanismos, sino que solamente es posible por medio de una
revolución.

En este sentido, la propuesta de Popper es más viable pues que si la mayoría decide una
forma de gobierno que es nociva para la sociedad, la misma democracia cuenta con los
mecanismos para cuestionar el gobierno y para buscar su renovación o su remoción.

Otro de los aspectos diametralmente opuestos de las tesis de Platón y Popper se refiera a la
“ingeniería social”, o sea, a la forma de construir el modelo de sociedad que cada uno
propone. Popper denomina la propuesta de Platón como “ingeniería social utópica o
totalitaria”, puesto que para lograr el “Estado ideal” solamente deben aplicarse los medios,
sin preocuparse mayormente por el proceso o por el mismo cuestionamiento de la
11
Ibíd., pág. 136.
12
Platón. La República, Libro VIII, párrafo 545ª - 569c.
13
Ibíd., pág. 137.

Teoría del Estado I. Grupo 05. Platón versus Popper: entre la República y la Democracia. Rosa Cheng Lo. 5
pertinencia de la “la utopía”. Ahí es donde señala los peligros de caer en el totalitarismo.
Esta idea se ejemplifica al analizar la propuesta educativa de Platón para lograr el “Estado
ideal”: “Todos los ciudadanos de más de diez años deben ser expulsados de la ciudad e
internados en algún punto del país, debiendo retenerse sólo a los niños que se hallen libres
todavía de la perniciosa influencia de sus padres14.” Estrategia que fue utilizada durante el
régimen nacionalsocialista en Alemania y por muchos de los países comunistas, y que más
que un modelo educativo, constituyó una estrategia de adoctrinamiento ideológico.

En contraposición, se ubica la propuesta de la “ingeniería social gradual”, en la cual existe


una idea vaga de “la sociedad ideal”, por lo tanto, las acciones se ubican en el plano del
“presente”, procurando atender los problemas más graves y se busca la conciliación entre
los diferentes ideales de proyectos de sociedad. Desde este enfoque, no hay una sola
solución, sino que se abren caminos diversos, cuya selección e implementación debe ser
producto de la negociación entre los diversos grupos que conforman la sociedad.

Resumiendo lo dicho hasta este momento, la sociedad que propone Platón es una “sociedad
mágica, tribal o colectivista”15, en la cual el bien es identificado con la estabilidad y en la
cual “todo cambio social significa corrupción, decadencia o degeneración”16. Esta
sociedad es definida por Popper como una “sociedad cerrada”. En ella, “las reglas de la
convivencia expresan un orden natural que no debe ser subvertido”y “el criterio de
moralidad es el interés del Estado”.

En cambio, la “sociedad abierta” que plantea Popper es “aquella en la que los individuos
deben adoptar las decisiones personales17”, es una sociedad dispuesta a constantes
cambios, con un enfoque humanista, en la cual la democracia es siempre un proceso en
construcción, donde la libertad y el respecto a los individuos es fundamental y no
necesariamente se contrapone al bien común. Las reglas sociales son producto de las
convenciones o acuerdos entre las personas. Popper, quien es considerado uno de los
precursores del “liberalismo” sostiene que “si el hombre es el creador de un universo
cultural es él el responsable de sus instituciones y normas” y que “si queremos seguir
siendo humanos, entonces solo habrá un camino, el de la sociedad abierta. Debemos
proseguir hacia lo desconocido, lo incierto y lo inestable sirviéndonos de la razón de que
podamos disponer, para procurarnos la seguridad y libertad que aspiramos.”18

3. Popper y su pertinencia para nuestros tiempos

Si bien existen diversas “refutaciones” al pensamiento de Karl Popper, tales como la de


Thomas Kuhn, quien afirma que la ciencia y los nuevos desarrollos científicos han sido
posible gracias a los paradigmas que dominan la mentalidad de cada época, y raramente ha
sido por “una revolución que cuestiona el paradigma mismo”. O bien, las reiteradas críticas
que se le han hecho por la utilización de categorías ahistóricas en su evaluación de la obra
de autores clásicos, en especial Platón, lo cierto es que “La sociedad abierta y sus
14
Platón. Op. cit., Libro VII, párrafo 541ª.
15
Ibíd., pág. 188.
16
Ibíd., pág. 34.
17
Ibíd., pág. 189.
18
Ibíd., pág. 216.

Teoría del Estado I. Grupo 05. Platón versus Popper: entre la República y la Democracia. Rosa Cheng Lo. 6
enemigos” constituye una obra sin precedentes por el “atrevimiento” y la “agudeza” con
que su autor logra penetrar los “dogmas” de la filosofía clásica. Plantea una lectura
diferente de la sociedad actual y sus orígenes.

Platón vivió e ideó su propuesta desde la realidad de la Grecia de hace más de dos mil años,
y Popper trae a la actualidad el pensamiento de los “clásicos” para cuestionar la forma en
que la humanidad ha tratado de “resolver” los grandes problemas de la convivencia social
con base en estas ideas.

La esclavitud se eliminó en los Estados Unidos de América hace escasamente un siglo; más
cercanamente se abolió la condición de “siervo” en Europa del Este; y aún persisten formas
análogas a la esclavitud expresadas en trabajo forzoso, trata de personas y explotación
económica y sexual. La doctrina de los derechos humanos tiene apenas sesenta años de
reconocimiento internacional y su instrumental apenas se está incorporando a los
ordenamientos jurídicos de los países.

Si bien no se puede coincidir totalmente con las afirmaciones plasmadas por Popper en “La
sociedad abierta y sus enemigos”, lo real es que la existencia de un “Estado ideal”
conducido por “gobernantes sabios o filósofos” es una propuesta muy frágil frente a los
grandes retos que enfrenta la humanidad actual, en un contexto de aceleradas
transformaciones y pleno de incertidumbre. La “ingeniería social” que demanda nuestros
tiempos debe atender los problemas más graves que enfrenta la sociedad, teniendo como
marco los parámetros que brinda el enfoque de derechos humanos, marco que era
inexistente en la época de Platón.

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20 de Octubre de 2009

Teoría del Estado I. Grupo 05. Platón versus Popper: entre la República y la Democracia. Rosa Cheng Lo. 7

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