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AMAR Y NO MORIR EN EL INTENTO - RESUMEN

El amor como concepto suele ser muy difuso, sin embargo, cada persona
suele asociarlo a una palabra en especial. Entre las más conocidas
tenemos “deseo”, “dependencia”, “sacrificio”, “celos”, sufrimiento”, etc.
Todos estos términos pululan en nuestra mente y están listos para salir
cada vez que pensamos en el amor; es que por esto que cabe
plantearnos la interrogante: ¿de dónde obtiene la gente estas ideas?

Desde el comienzo de la historia, la definición personal de “amor” se ha


encontrado influida por lo que vemos en la dinámica familiar, por los
compañeros de igual edad, por la cultura a la que pertenecemos, y por
ello, por sus mitos.

Con el paso de los años, los medios de comunicación y la música más


escuchada han logrado ganar su espacio en la mente de los seres
humanos, contribuyendo a la construcción semántica de tan compleja
palabra.

Si bien se recibe diariamente infinita, variada, cierta y no tan cierta


información acerca de este tema, se ha logrado identificar dos fases
muy claras en la atracción de una persona a otra: Primero, surge el
enamoramiento (sensación de mucha emoción, atención selectiva y de
poca duración) y luego nace el amor (el cual está caracterizado
principalmente por el conocimiento de la pareja).

En el amor, según Stenberg, existen 3 componentes principales, sin los


cuales el amor como tal no podría existir: una de ellas es la intimidad
(entendida como comprensión), otra es la pasión (conocida como la
atracción física y sexual), y por último el compromiso (asociado a la
decisión y voluntad de permanecer junto a la pareja). La ausencia de
alguno de estos elementos implicaría que este estado tan mencionado
no existe, solo sería un intento de amor.

Usualmente cuando una persona cree amar a una persona, cae en una
seria de “trampas” que llegan a considerar son “símbolos de amor”,
mientras que, en realidad, son todo lo contrario. La humillación al rogar
iniciar o no terminar una relación, la indecisión de estar con una persona
o con otra en simultáneo, el no decir nunca no porque “amas a esa
persona”, y otras situaciones más, son solo confirmaciones de que esa
relación no está rindiendo ni rendirá buenos frutos.
En cambio, si las personas decidieran rodearse de gente que los ama
para compensar la tristeza de la ruptura, recordar lo bueno sin rencor y
lo malo como aprendizaje, o entender que las palabras deben
desembocar finalmente en acciones, comprenderían que, si bien el amor
es un misterio, fue creado para dar felicidad.

 AMAR Y NO MORIR EN EL INTENTO – COMENTARIO 

No hay cosa que yo más ame que hablar del amor. Una palabra de 4
letras que represente algo tan grande y puro merece toda la atención y
respeto.

Hace aproximadamente 1 año entendí la diferencia entre


enamoramiento, amor, y falso amor, conceptos que a lo largo de la
charla fue recordando y reviviendo las experiencias que me hicieron
aprenderlos.

Si bien la etapa del enamoramiento es maravillosa, al llegar el amor uno


realmente encuentra a su complemento. Esto se da porque ya no se
trata de un ser perfecto por el que te sientes atraída, sino porque ser
humano con defectos y al que admiras.

Si me hubieran preguntando qué palabras asocio al amor,


probablemente hubiera respondido las mismas palabras que respondo
desde que leí sobre el triángulo de Stenberg hace dos años: intimidad,
pasión y compromiso. Es una forma de ver al amor que me parece,
abarca las características transcendentales para que una relación
funcione de verdad.

A pesar de esto, muchas personas en el mundo siguen considerando que


el amor puede darse en la ausencia de uno, dos o inclusive de los 3
elementos previamente mencionados. Es por este motivo que vemos a
tantas personas sufriendo por relaciones dañinas, casándose con
personas inadecuadas con la esperanza de que mejoren, siendo infelices
a lo largo de su matrimonio, y teniendo hijos que, si no conocen por
otros medios el concepto del amor real, terminaran recorriendo el
mismo camino. La gente huye tanto de una ruptura que no se da cuenta
que termina por hacerse más daño en la relación que fuera de ella.

Siempre he pensado que una relación debía dar felicidad por lo menos el
90% del tiempo, ya que el otro 10% son las discusiones inevitables por
las diferencias de la pareja (que a largo plazo terminan siendo
constructivas). A pesar de que esto lo decía predicaba cual profeta, me
costó poder aplicarlo a mi vida personal.

No obstante, he logrado entender al fin la genialidad del amor cuando


funciona con todas sus piezas: es como un gran reloj suizo, tan buena
calidad, donde sus partes interaccionan de tal forma que todos saben
que durará mucho tiempo, sobre todo aquellos que lo fabricaron.
Probablemente es así como yo veo al amor: un sistema donde sus
elementos (diferencias y similitudes) se integran de una manera tan
precisa (compatibilidad) que el público (amigos y familiares) sabe que
durará mucho tiempo, en especial los que lo fabricaron (la pareja).

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