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Sin embargo, de existir un ciencia de las sociedades, es consecuente con tal principio que
se los trate de una manera metódica. Es preciso tener en cuenta que la ciencia de las
sociedades " no consiste en una simple paráfrasis de los prejicios tradicionales, sino que
nos hace ver las cosas de forma distinta de como las ve el vulgo, porque el objeto de
toda ciencia es hace descubrimientos, y todo descubrimiento desconcierta, más o menos,
a las opiniones ya emitidas"
De todos modos esta regla es difícil de llevar a cabo. Desde el momento en que todo
investigador es un hombre que nació y se desarrolló en una sociedad dada, se vió
sometido a las visiones elavoradas por el sentido común de ciertos fenómenos sociales.
Además esta imposicón pasa desapercibida con lo cual se hace incluso más difícil una
corrección metódica de la mirada sobre los fenómenos sociales. "Aunque nos creamos
liberados de él, el sentido común nos impone sus juicios sin que nos demos cuenta(...)
Que considere [el científico social] siempre presente que los modos de pensar a los que
él es más propenso son más bien contrarios que favorables al estudio científico de los
fenómenos sociales y, por consiguiente, que se ponga en guardia contra sus primeras
impresiones.". Aquí es donde el método juega un papel central. El fenómeno social del
crimen constituye un claro ejemplo de esto. Más adelante se analizará más en detalle
este fenómeno (Capítulo II) y en la distinción entre fenómenos normales y patológicos
(Capítulo III)
En este prólogo Durkheim establece una serie de aclaraciones sobre los motes que puede
recibir su método. En lo que se refiere a lo revolucionario o conservador de su método,
hace la sifuiente aclaración: " Nuestro método no tiene, por tanto, nada de
revolucionario. Incluso en cierto sentido es, en esencia, conservador, puesto que
considera los hechos sociales como cosas cuya naturaleza, por dócil y maleable que sea,
no es modificable a voluntad. ¡ Cuanto más peligrosa es la doctrina que no ve en ellos
más que el producto de combinaciones mentales, que un simple artificio diabólico (1)
puede, en un instante trastornar por completo!. ". Seguido de esto, hace una aclaración
sobre los motes de espiritualista y materialista: "de la misma manera, por el hecho de
que estamos habituados a representarnos la vida social como el desarrollo lógico de
conceptos ideales, acaso se considere grosero un método que hace depender la
evolución colectiva de condiciones objetivas, definidas en el espacio, y no es imposible
que se nos llame materialistas. Sin embargo, podríamos muy justamente reivindicar la
calificación contraria. En efecto, ¿no sostiene la esencia del espiritualismo que los
fenómenos físicos nol pueden derivarse inmediatamente de los fenómenos orgánicos?.
Ahora bien, nuestro método no es en parte más que una aplicación de este principio a los
hechos sociales. De la misma manera que los espiritualistas separan el reino psicológico
del biológico, nosotros separamos el primero del reino social; lo mismo que ellos, nos
negamos a explicar lo más complejo por lo más simple". Seguidamente, reclama para su
método el mote de "racionalista" ya que extiende el racionalismo científico a la conducta
humana. Analizandola en el pasado, la reduce a relaciones de causa - efecto, las cuales,
mediante una operación racional, pueden devenir en una serie de reglas para el porvenir.
(1) Nota del compilador: En la traducción de Ediciones Libertador, Buenos Aires, 2003
aparece en este lugar el término "diabólico". Sin embargo, en el original el término
utilizado por Durkheim es "dialectique" y no "diabolique", es decir "dialéctico".
Durkheim elabora este segundo prólogo en respuesta a algunas críticas hechas luego de
la primer edición de la obra.
Las objeciones hechas al método propuesto por Durkheim constituyen, a los ojos de éste,
un elemento positivo en la medida en que ayudan al perfeccionamiento del mismo. Como
todo método, es provisional y destinado a ser superado progresivamente ya que los
métodos cambian a medida que avanza la ciencia. Las fórmulas del mismo en la medida
en que fueron obtenidas "de una práctica personal y por fuerza restringida, deberán
evolucionar necesariamente a medida que se adquiera una experiencia más amplia y
más profunda de la realidad social". A su vez, al desarrollo de la sociología como ciencia
autónoma, le corresponde su emancipación de la filosofía en la medida en que entra en
contacto con los hechos, nutriéndose de un mayor contenido empírico que la aleja de la
pura erudición.
Esta idea es la que constituye la base misma del método. Sin embargo, la comprensión
erronea de esta afirmación ha hecho necesaria una aclaración. Este "trato" significa
otorgarle a los hechos sociales un grado de realidad similar al que se le otorga a las
cosas materiales. En ningún momento esto implica que sean cosas materiales. Durkheim
define cosa como "todo objeto de conocimiento que no es naturalmente penetrable para
la inteligencia (...) todo lo que el espíritu no puede llegar a comprender más que a
condición de salir de sí mismo por vía de la observación y la experimentación pasando
progresivamente de los caracteres más exteriores y más accesibles inmediatamente a
los menos visibles y más profundos". Y reclama para los hechos sociales ese mismo
grado de realidad, de ningún modo inteligible mediante la introspección. Tratar lo hechos
sociales como cosas " es observar frente a ellos una cierta actitud mental. Es abordar su
estudio tomando por principio el que se ignora absolutamente lo que ellos son y que sus
propiedades características, como las causas desconocidas de que dependen, no se
pueden descubrir por la introspección, ni siquiera por la introspección más atenta".
Sin embargo, desde el momento en que hay vida social, se elaboran ciertas ideas acerca
de la misma. Nadie vive en sociedad sin saber, o creer saber, lo que es la familia, el
Estado, la religión, etc. Sin embargo, estas representaciones hechas en el curso de la
vida no sirven para la actividad científica en la medida en que fueron hechas sin método
y sin crítica. Aunque estas ideas sean hechos de la psicología individual y por ende sean
interiores por definición, " la conciencia que tenemos de ellos no nos revela ni su
naturaleza interna ni su génesis. La conciencia nos los hace conocer hasta cierto punto,
pero solamente como las sensaciones nos hacen conocer el calor o la luz, el sonido o la
electricidad; nos da de ellos impresiones confusas, pasajeras, subjetivas, pero no
nociones claras y distintas, conceptos explicativos". La idea de que la sociedad es la
resultante de una suma de individuos, una construcción en manos de estos, conlleva a
pensarla de un modo análogo a la mecanica inversa, desmantelarla, ver sus
componentes y analizarlos para tener una idea de qué es y como funciona. En
consonancia con esta idea, con respecto a los hechos sociales, se objeta a la teoría de
Durkheim lo siguiente: "como ellos son obra nuestra, no tenemos mas que darnos cuenta
de nosotros mismos para saber lo que en ellos hemos puesto y como los hemos
formado". Sin embargo, de proceder de este modo no se contemplarían dos elementos
fundamentales:
I- "La mayor parte de las instituciones sociales nos son legadas completamente hechas
por las generaciones anteriores". en la medida en que el papel de una generación en su
contrucción fue nulo, la introspección es una herramienta prácticamente inútil.
Al prescindir de este método con su respectiva actitud mental, el sociólogo cree que "se
mueve en medio de cosas inmediatamente trasnparentes para el espíritu. Con este modo
de práctica "se cree poder alcanzar, en algunas páginas, o en algunas frases, la esencia
misma de los fenómenos más complejos. Es decir, que semejantes teorías expresan no
los hechos que podrían ser agotados con esa rapidez, sino la noción previa que tenía de
ellos el autor antes de la investigación. Y sin duda alguna, la idea que nos hacemos de las
prácticas colectivas, de lo que ellos don o deben ser, es un factor de su desarrollo. Pero
esta idea es, en sí misma, un hecho que, para ser determinado convenientemente, deber
ser estudiado también desde fuera. Porque lo que importa saber no es la manera en que
tal pensador individualmente se representa tal institución, sino la concepción que de ella
tiene el grupo; la única concepción socialmente eficaz. Ahora bien, ella no se puede
conocer mediante la simple observación interior puesto que no está toda entera en
ninguno de nosotros; por ello es necesario encontrar algunos signos exteriores que la
hagan sensible. Además ella no ha nacido de la nada; es en sí misma efecto de causas
externas que hay que conocer para poder apreciar su papel en el porvenir. Por tanto,
hágase lo que se haga, hay que volver siempre al mismo método."
II
La vida social no tiene otro sustrato que la conciencia individual, de lo contrario, ella
parecería descansar en el aire y volar en el vacío. Además, lo que se presenta
inmediatamente al observador no es la sociedad, sino los individuos. Si bien existen
cosas que son elementos integrantes de la sociedad, los individuos son sus únicos
elementos activos. Con respecto a los elementos y la resultante de su combinatoria
existe una discrepancia entre los hechos sociales y otros reinos de la naturaleza. "Todas
las veces que en unos elementos cualesquiera combinándose producen, por el hecho de
su combinación, fenómenos nuevos, puede pensarse con razón que estos fenómenos
están situados no en los elementos sino en el todo formado por su unión. La célula viva
no contiene más que partículas minerales, lo mismo que la sociedad solo contiene
individuos; y sin embargo, es completamente imposible, sin duda alguna, que los
fenómenos característicos de la vida residan en átomos de hidrógeno, oxígeno, carbono y
nitrógeno (...) La vida no podría descomponerse así; es una y, por tanto, no puede tener
por asiento más que la sustancia viva en su totalidad. Está en el todo y no en las partes."
En el sólo suceso de la combinación y en virtud del mismo surge un elemento nuevo, con
propiedades sui generis(1)
Este mismo principio de la síntesis puede ser aplicado a las sociedades. "Esta síntesis sui
generis que constituye toda sociedad produce fenómenos nuevos, diferentes de los que
hay en las conciencias solitarias, es preciso admitir que estos hechos específicos residen
en la sociedad misma que los produce y no en sus partes, es decir, en sus miembros. Por
tanto son, en este sentido, exteriores a las conciencias individuales, consideradas como
tales, de la misma manera que los caracteres distintivos de la vida son exteriores a las
sustancias minerales que componen el ser vivo ". Del fenómeno de la síntesis, Durkheim
desprende la distinción entre psicología individual y sociología. Esto no implica que los
hechos sociales no sean psíquicos, ya que son maneras de obrar o pensar. "Pero los
estados de conciencia colectiva son de otra naturaleza que los de la conciencia
individual; son representaciones de otra clase". Son sui generis, obedecen otras leyes,
tienen otro sustrato, no evolucionan en el mismo medio y no dependen de las mismas
condiciones.
Sin embargo, el estado de desarrollo de las ciencias no otorgan las condiciones para la
existencia de una psicología formal. "En efecto, por una parte todo lo que sabemos sobre
la forma en que se combinan las ideas individuales se reduce a unas proposiciones, muy
generales y vagas, llamadas comúnmente leyes de asociasión de ideas. Y por lo qe se
refiere a las leyes de ideación colectiva, son ignoradas todavía más completamente"
III
(1) sui géneris (Loc. Latina): De género o especie singular, excepcional o marcadamente
peculiar: tiene una forma bastante sui géneris de demostrar su alegría.
CAPITULO I : El método de Durkheim se construye para estudiar los hechos sociales. Por
lo tanto es del todo procedente que destine el primer capítulo a la definición de los que él
denomina hecho social. A su vez es fundamental ya que constituye el objeto de estudio
específico de la sociología que le permite ser una ciencia autónoma.
CAPÍTULO I
El método de Durkheim se construye para estudiar los hechos sociales. Por lo tanto es del
todo procedente que destine el primer capítulo a la definición de los que él denomina
hecho social. A su vez es fundamental ya que constituye el objeto de estudio específico
de la sociología que le permite ser una ciencia autónoma.
"Es hecho social (I) toda manera de hacer, fija o no, susceptible de ejercer sobre el
individuo una coacción exterior; o también que (II) es general dentro de la extensión de
una sociedad dada a la vez que tiene una existencia propia, independiente de sus
manifestaciones individuales."
Esta definición establece dos criterios de distinción para detectar un hecho social a partir
de una definición a priori. Estos no son más que dos formas de abordar al hecho social, se
cruzan en muchos puntos y no son antagónicas, al contrario, son solidarias.
Por definición, coacción debe ser exterior. La exterioridad es una propiedad distintiva del
hecho social. "Cuando yo cumplo mis funciones de padre, esposo, o ciudadano, ejecuto
los compromisos que he contraído lleno de deberes que son definidos, fuera de mí y de
mis actos, en el derecho y en las costumbres. Aun cuando están de acuerdo con mis
propios sentimientos y sienta interiormente su realidad, ésta no deja de ser objetiva;
porque no soy yo quien los ha hecho, sino que los he recibido por medio de la educación
Del mismo ocurre con el sistema de signos que se utiliza o la religión, si existían antes
que el individuo es porque existían fuera de él.
El hecho social ejerce una coacción sobre el individuo. "Sin duda, cuando yo estoy
completamente de acuerdo con ellos, esta coacción no se hace sentir o lo hace
levemente y por ello es inútil. Pero no deja de ser un carácter intrínseco de estos hechos,
y la prueba es que ella se afirma desde el momento en que intento resistir". Ya sea que
se manifieste como pena legal o condena moral, entre ambas no existe sino una
diferencia de grado y de consolidación. Incluso si se logra evitar la pena o la condena, el
esfuerzo que requiere hacerlo es prueba suficiente de su existencia.
En virtud de lo anterior, "no estando el individuo como su base, no pueden tener otro
sustrato que la sociedad". es por eso que este nuevo orden de fenómenos son los únicos
que pueden recibir la calificación de sociales y constituyen el dominio propio de la
sociología. Sin embargo existen hechos sociales que todavía no cobran una organización
definida en un código penal, por ejemplo. "Hay otros hechos que sin prestar estas formas
cristalizadas, tienen la misma objetividad y el mismo ascendiente sobre el individuo. Es lo
que se denomina corrientes sociales". Cita como ejemplo de las mismas, las asambleas y
el comportamiento del individuo en las mismas. "Aun en el caso de que hayamos
colaborado espontáneamente a la emoción común, la impresión que hemos recibido es
muy distinta de la que hubiésemos experimentado si hubiésemos estado solos. Además,
una vez que la asamblea de ha separado, que han cesado de obrar influencia sociales
sobre nosotros y una vez que nos encontramos de nuevo solos, los sentimientos que
hemos tenido nos hacen el efecto de algo extraño, donde no nos reconocemos". Estas
corrientes pueden desarrollarse hasta convertirse en movimientos de opinión más
duraderos.
Una experiencia sencilla mediante la cual puede confirmarse este hecho es observar la
educación de un niño. Se le impone desde que es bebe formar de vivir, de pensar, de
hacer y de hablar. Aunque, con el tiempo, deja de sentirse esta coacción, es ella la que
da poco a poco nacimiento a costumbres, a tendencias internas que la hacen inútil, pero
que no la reemplazan porque se derivan de ellas (...) La educación tiene cabalmente por
objeto hacer al ser social (...) Esta presión de todos los instantes que sufre el niño es la
presión misma del medio social que tiende a formarle a su imagen y semejanza, siendo
los padres y los maestros nada mas que sus representantes e intermediarios"
Durkheim finaliza el capítulo con una aclaración sobre la diferencia entre maneras de ser
y maneras de hacer. Los hechos sociales que poseen como base las maneras de hacer,
se los denomina de orden fisiológico. Las maneras de ser hacen referencia al sustrato de
la vida colectiva (las formas de vivienda, la distribución de la población, las vías de
comunicación, etc.) y los hechos sociales que tienen como base estas maneras de ser, se
denominan de orden morfológico. Estas presentan el mismo rasgo que las maneras de
hacer, se le imponen al individuo. "Si la población se amontona en nuestras ciudades en
lugar de dispersarse por los campos, es porque hay una corriente de opinión, un impulso
colectivo que impone a los individuos esta concentración". De este modo se ve que entre
hechos de orden morfológico y de orden fisiológico no hay más que una diferencia de
grado. "Hay así toda una gama de matices que, sin solución de continuidad, vincula los
hechos más caracterizados de estructura a estas corrientes libres de la vida social que no
han sido todavía formadas en ningún molde definido. Es, por lo tanto, que no hay entre
ellos más que diferencias en el grado de consolidación que presentan. Los unos y las
otras no son mas que vida mas o menos cristalizada. Sin duda, puede haber interés en
reservar el nombre de morfológicos para los hechos sociales que conciernen al sustrato
social, pero a condición de no perder de vista que son de la misma naturaleza que los
otros".
CAPITULO II: Regla fundamental del metodo sociologico y las tres reglas consecuentes.
CAPITULO II
Toda ciencia se construye sobre reflexiones preexistentes a ella misma. Sin embargo, la
tarea de la ciencia es perfeccionarlas y acercarlas gradualmente a la realidad,
encauzarlas mediante el método. El problema surge cuando esas reflexiones sobre la
realidad a pesar de ser lejanas, se hacen pasar por ella. En las ciencias sociales el
problema es aún mayor, ya que al calor d la actividad social, todos lo hombres se forjan
representaciones de la realidad social y rara vez son certeras (confeccionadas sin método
alguno). Este es un problema central en la sociología desde la perspectiva de Durkheim.
"Es que, en efecto, la reflexión es anterior a la ciencia, que no hace más que servirse de
aquella con más método. El hombre no puede vivir en medio de las cosas sin hacerse
ideas sobre las mismas de acuerdo con las cuales regula su conducta. Sólo que, por el
hecho de que estas nociones están más cerca de nosotros y más a nuestro alcance que
las realidades a que corresponden, tendemos naturalmente a sustituir las últimas por las
primeras y a hacer de ellas la materia propia de nuestras especulaciones". De proseguir
de este modo, se pierde toda noción objetiva de "las leyes de la realidad", impidiendo el
objeto de la ciencia "conocer el presente y el pasado para lanzarse de un solo salto al
porvenir". Toda acción emprendida en base a estas falsas representaciones sería nada
más que un salto en falso. "Y es porque tal medio imaginario no ofrece al espíritu ninguna
resistencia, por lo que éste, no sintiéndose satisfecho con nada, se entrega a ambiciones
sin límite y cree posible construir, o mejor, reconstruir el mundo con sus solas fuerzas y a
medida de sus deseos". Este análisis de la realidad, en términos de Durkheim, es de tipo
meramente ideológico.
"Los hombres no han esperado el advenimiento de la ciencia social para formarse ideas
sobre el derecho, la moral, la familia, el Estado, la sociedad misma; porque no podían
pasarse sin ellas para poder vivir. Ahora bien, es sobre todo en sociología donde estas
prenociones, utilizando la expresión de BACON, se encuentran en estado de dominar a
los espíritus y sustituir a las cosas. En efecto, los hechos sociales no se realizan más que
por los hombres, son producto de la actividad humana. Por tanto, no parece ser otra cosa
que la puesta en práctica de ideas innatas o no, que llevamos dentro de nosotros, su
aplicación a las diversas circunstancias que acompañan a las relaciones de los hombres
entre sí. La organización de la familia, del contrato, de la represión, del Estado, de la
sociedad aparecen así como un simple desarrollo de las ideas que tenemos sobre la
sociedad, el Estado, la justicia, etc. Por consiguiente, parece que estos hechos y sus
análogos no tienen realidad más que en y por las ideas que son su germen y que se
convierten desde ese momento en la materia propia de la sociología". Si ésta se limita
únicamente al análisis de las ideas subjetivas y entiende a la sociedad como el desarrollo
real de las mismas, no pasa el umbral ideológico. La combinatoria compleja de los
individuos en sociedades genera un fenómeno sui generis e independiente de estos. Por
lo tanto, para un fenómeno que es de naturaleza social, el individuo no puede constituir
el punto de partida de una explicación.
Toma la teoría del desarrollo de las sociedades humanas de Comte como un ejemplo de
este error metodológico habitual en sociología. Si existe una evolución efectiva de la
sociedad y de sus ideas (a la sombra de la idea de progreso), sólo puede ser percibida
una vez construida la ciencia y nunca antes de ella. Contra la teoría de los estadios
evolutivos de las sociedades, Durkheim se inclina más por el nacimiento, desarrollo y
muerte de sociedades individuales.
Seguidamente, critica la idea de Spencer por la cual toma a las formas de cooperación
como el nodo de la vida social, diciendo que esto no se presenta a la simple inspección.
Sostiene que esto no es una definición de la sociedad, sino de una prenoción de Spencer
de la sociedad. La presencia de las prenociones no sólo se limita a los prolegómenos de
la ciencia. En el desarrollo de la misma se utilizan conceptos suya definición es sólo una
aproximación extremadamente vaga (términos como socialismo, libertad política,
democracia). "En las ramas especiales de la sociología es todavía mas acusado este
carácter ideológico. Éste es especialmente el caso de la moral. Es lícito decir, en efecto,
que no hay un sólo sistema en que no sea representada como el desarrollo simple de una
idea inicial que la contendría por completo en potencia". Sin embargo, este no es un
atributo exclusivo de la sociología. También tiene sus manifestaciones en la economía
política de autores como Stuart Mill.
Los hechos sociales son cosas y se les debe tratar como tales. Son el único datum
ofrecido al sociólogo.¿Pero que quiere decir que un hecho social sea una cosa?: "En
efecto se entiende por cosa todo lo que es dado, todo lo que se ofrece, o, más bien, todo
lo que se impone a la observación. Tratar los fenómenos como cosas es tratarlos en
calidad de data que constituyen el punto de partida de la ciencia. Los fenómenos sociales
presentan indiscutiblemente este carácter. Lo que se nos da no es la idea que los
hombres se hacen del valor, porque ella es inaccesible; son los valores que cambian
realmente en el curso de las relaciones económicas. No es tal o cual concepción del ideal
de moral; es el conjunto de reglas que determinan efectivamente la conducta (...) Es
posible que la vida social no sea más que el desarrollo de estas nociones; pero
suponiendo que así sea, estas nociones no son dadas de inmediato. Por consiguiente, no
son alcanzables directamente, sino sólo a través de la realidad de fenómenos que las
expresan. No sabemos a priori que ideas se encuentran en el origen de las diversas
corrientes entre las cuales se reparten la vida social ni si las hay; solamente después de
haberlas remontado hasta sus fuentes sabremos de dónde provienen.
Nos es preciso considerar, pues, los fenómenos sociales en sí mismos, separados de los
sujetos conscientes que se los representan; es preciso estudiarlos desde fuera como
cosas exteriores; porque es así como se presentan a nosotros. Si esta exterioridad no es
más que aparente, la ilusión se disipará a medida que la ciencia avance y se verá, por así
decirlo, lo exterior entrar en el interior. Pero no es lícito prejuzgar la solución, y aún
cuando finalmente no tengan todos los caracteres intrínsecos de la cosa, se les debe
tratar al principio como si los tuvieran"
Esta forma de proceder se encuentra en consonancia con las propiedades del hecho
social descritas en el capítulo I " Por lo demás, y de una manera general, lo que se ha
dicho antes sobre los caracteres distintitos del hecho social basta para asegurarnos
respecto de la naturaleza de esta objetividad y para probar que no es ilusoria. En efecto,
se reconoce principalmente una cosa por el signo de que no puede ser modificada por un
simple decreto de la voluntad. No es que sea refractaria a toda modificación. Pero para
producir un cambio en ella, no basta con quererlo, es preciso además un esfuerzo más o
menos laborioso, debido a la resistencia que nos opone y que, por otra parte, no puede
siempre ser vencida. (...) Por consiguiente, al considerar los fenomenos sociales como
cosas, no haremos más que obrar de acuerdo con su naturaleza".
II
"Pero la experiencia de nuestros predecesores nos han mostrado que para asegurar la
realización práctica de la verdad que acaba de establecerse, no basta con dar una
demostración teórica de ella, ni siquiera con penetrarse de ella. El espíritu se siente tan
naturalmente inclinado a desconocerla, que se volverá a caer inevitablemente en los
antiguos procedimientos si no se le somete a una disciplina rigurosa, cuyas reglas
principales, corolarios de la precedente, vamos a formular"
Esta liberación es un proceso arduo, puesto que "Nos apasionamos, en efecto, por
nuestras creencias políticas y religiosas, por nuestras practicas morales de un modo
distintos que por las cosas del mundo físico; en consecuencia ese carácter pasional se
comunica a la manera en que concebimos y nos explicamos las primeras". Cualquier idea
que las contradiga, independientemente de las pruebas en que se basa, será
inmediatamente tomada como enemiga, " se lo opone una delicada negativa y la pasión,
para justificarse, no tarda en sugerir razones que se encuentran fácilmente decisivas.
Estas nociones pueden incluso tener tal prestigio que no toleran ni siquiera el examen
científico (...) Muy lejos de admitir que estos sentimientos dependen de la ciencia, es a
ellos a los que se cree que debemos dirigirnos para hacer la ciencia de las cosas con las
que se relacionan (...) Los sentimientos cuyo objeto esta constituido por las cosas
sociales no poseen ningún privilegio sobre los demás, porque no tienen otro origen. Se
han formado, ellos también, históricamente; son producto de la experiencia humana,
pero de una experiencia confusa y desorganizada. No se deben a no se que anticipación
trascendental de la realidad, sino que son la resultante de toda clase de impresiones y de
emociones acumuladas sin ningún orden, al azar de las circunstancias, sin una
interpretación metódica. ".
2- No tomar jamás por objeto de las investigaciones más que un grupo de fenómenos
previamente definidos por ciertos caracteres exteriores que les son comunes (A) e incluir
en la misma investigación a todos los que respondan a esta definición(B).
(B) Una vez definido el criterio de inclusión en base al rasgo exterior del hecho social,
para que la definición permanezca siendo objetiva, deben incluirse todos los que cumplan
con dicho criterio. "...esta claro que esta definición deberá comprender, sin excepción ni
distinción alguna, todos los fenómenos que presentan estos caracteres; porque nosotros
no tenemos ninguna razón ni medio de elegir entre ellos". Dicha eliminación no puede
hacerse de acuerdo con la naturaleza de los hechos, sino de acuerdo con una prenoción
subjetiva, "puesto que en el comienzo de la ciencia ninguna investigación ha podido
establecer todavía la realidad de esta usurpación, en el supuesto de que sea posible" Si
se conserva a alguno en detrimento de otros, es porque aquellos cumplían mejor con la
precondición ideal que tenia el investigador. Durkheim sostiene que las formas mórbidas
de un fenómenos no son de otra naturaleza que las formas normales y por lo tanto es
necesario observar las primeras como las ultimas para determinar esta naturaleza.
EJEMPLO
"Se puede afirmar en principio que los hechos sociales son tanto mas susceptibles de ser
representados objetivamente cuanto mas desprendidos están de los hechos individuales
que los manifiestan.
En efecto, una sensación es tanto mas objetiva cuanto mayor fijeza tiene el objeto a que
ella se refiere; porque la condición de toda objetividad es la existencia de un punto de
referencia, constante e idéntico, al cual se pueda referir la representación y que permita
eliminar todo lo que tiene esta de variable y subjetivo". La vida social se caracteriza por
su dificultad de aislarla de los acontecimientos particulares que la encarnan. "Pero
sabemos que presenta la particularidad de que, sin dejar de ser ella misma, es
susceptible de cristalizarse. Fuera de los actos individuales que suscitan, las costumbres
colectivas se expresan bajo formas definidas, reglas jurídicas, morales, dichos populares,
hechos de estructura social, etc. Como estas formas existen de una manera permanente,
como no cambian con las diversas aplicaciones que se hace de ellas, constituyen un
objeto fijo, una marca constante que esta siempre al alcance del observador y que no
deja lugar a las impresiones subjetivas y a las observaciones personales". Las reglas del
derecho son lo que son y no hay dos maneras de percibirla. A su vez, en la medida en
que no son mas que la vida social consolidada luego de un periodo de tiempo, es legitimo
estudiar esta ultima a través de las primeras. De este modo se cumple la condición de
toda objetividad: "la existencia de u punto de referencia, constante e idéntico, al cual se
pueda referir la representación y que permita eliminar todo lo que tiene esta de variable
y subjetivo".
En este punto Durkheim recurre a una analogía que constituye la piedra angular sobre al
cual se construye su distinción entro lo normal y lo patológico. "En efecto, para las
sociedades como para los individuos, la salud es buena y deseable; la enfermedad, por el
contrario, es una cosa mala que debe ser evitada. Si entonces encontramos un criterio
objetivo, inherente a los hechos mismos, que nos permita distinguir científicamente la
salud de la enfermedad en los diversos órdenes de fenómenos sociales, la ciencia se
encontrará en condiciones de iluminar la práctica mientras continúa fiel a su propio
método".
Se hace imperativo entonces establecer un método claro para la distinción entre normal
y patológico, así como también la definición teórica de ambos conceptos.
"El defecto común de todas estas definiciones es que quieren alcanzar prematuramente
la esencia de los fenómenos. (...) En lugar de pretender de buenas a primeras determinar
las relaciones del estado normal y de su contrario con las fuerzas vitales, busquemos
sencillamente algún signo exterior perceptible de inmediato, pero objetivo, que nos
permita reconocer y distinguir dos órdenes de hechos."
Durkheim procede del siguiente modo. Sostiene que todos los fenómenos sociales,
permaneciendo idénticos a sí mismos, pueden revestir dos formas:
1)Generales:
Tienen lugar sino en todos los individuos, en la mayor parte de ellos, y si bien pueden
sufrir variaciones de un sujeto a otro, éstas están comprendidas entre límites muy
aproximados.
2)Excepcionales:
No sólo no se encuentran en la mayoría de los sujetos, sino que allí donde se manifiestan
no lo hacen de manera prolongada. Son una excepción en el tiempo como en el espacio.
"Estamos, por tanto, en presencia de dos variedades distintas de fenómenos, que deben
ser designadas con palabras diferentes. Llamaremos normales a los hechos que
presenten las formas más generales y daremos a los otros el nombre de mórbidos o de
patológicos.
Una vez definidos teóricamente los conceptos, hace falta una manera de distinguir entre
ambos. Este es el papel del tipo medio, definido como "el ser esquemático que se
constituiría uniendo en un mismo todo, en una especie de individualidad abstracta, los
caracteres más frecuentes en la especie con sus formas más frecuentes". Una vez
definido, esta marca cumple una tarea fundamental, toda desviación con respecto a ella
constituye un fenómeno patológico.
Sin embargo, Durkheim hace en este punto una aclaración: "Las condiciones de salud y la
enfermedad no son definibles in abstracto y de una manera absolutas". Guardan una
estrecha relación con las variaciones entre e intra especies, pero más que nada, es
preciso considerarlas en relación a la etapa correspondiente de su desarrollo.
Una vez hecha la definición de los conceptos y cómo distinguirlos, queda la pregunta
sobre el por qué son deseables los fenómenos normales. Durkheim sostiene que la
generalidad que reviste un fenómeno normal, "...sería inexplicable si las formas de
organización más extendidas no fuesen las más avanzadas, al menos en su conjunto.
¿Cómo hubieran podido mantenerse en una variedad tan grande de circunstancias si no
pusieran al individuo en condiciones de resistir mejor las causas de destrucción? Por el
contrario, si las otras son más raras, es evidente que, en la generalidad de los casos, los
sujetos que las presentan tienen más dificultades para sobrevivir. La frecuencia mayor de
las primeras es por tanto la prueba de su superioridad".
II
Este apartado concluye con una distinción entre el carácter útil de un fenómeno y su
normalidad, fundamental para establecer por que un fenómeno normal es deseable, lo
cual posibilitaría que la ciencia pueda indicar los fines tanto como los medios. "En fin y
especialmente, si es cierto que todo lo que es normal es útil, a menos que sea necesario,
es falso que todo lo que es útil sea normal. Podemos estar bien seguros de que los
estados que se han generalizado en la especie con más útiles que los que han quedado
como excepcionales; no de que ellos sean los más útiles que existen o pueden existir. No
tenemos ningún motivo para creer que se han ensayado todas las combinaciones
posibles en el curso de la experiencia y, entre las que no han sido jamás realizadas, pero
que son concebibles, puede haberlas que sean más ventajosas que las que nosotros
conocemos. La noción de lo útil desborda la noción de lo normal; la primera es a la última
lo que el género a la especie. Ahora bien, es imposible deducir lo mayor de lo menos, la
especie del género. Pero se puede encontrar el género en la especie puesto que ella lo
contienen. Por este motivo, una vez que se ha comprobado la generalidad del
fenómenos, se pueden confirmar los resultados del primer método, haciendo ver como
sirve el fenómeno".
I- Un hecho social es normal para un tipo social determinado, considerado en una fase
determinada de su desarrollo, cuando se produce en la medida de las sociedades de esta
especie, considerada en la fase correspondiente de su evolución.
II- Se pueden comprobar los resultados del método precedente haciendo ver que la
generalidad del fenómeno se relaciones con las condiciones generales de la vida
colectiva en el tipo social considerado.
III- Esta comprobación es necesaria cuando este hecho se refiere a una especie social que
no ha realizado todavía su evolución integral.
II
"Estamos tan acostumbrados a zanjar con una palabras estas cuestiones difíciles y a
decidir rápidamente de acuerdo a observaciones ligeras y a golpe de silogismos si un
hecho social es o no normal, que acaso se juzgue este procedimiento inútil y
complicado". Esta distinción es más fácil en el campo de la biología, sin embargo, la
mayor complejidad y movilidad de los fenómenos propios de la sociología requieren que
se trace con mayor recaudo.
Al calificar de normal el fenómeno del delito, implica decir no sólo que es inevitable, sino
también
parte integral de la salud de una sociedad, e tanto que útil para la evolución normal de la
moral y el derecho. Y esta utilidad puede ser indirecta o directa.
Utilidad indirecta
Durkheim define el delito como "un acto que ofende ciertos sentimientos colectivos,
dotados de una energía y de una nitidez particulares". Por lo tanto, para que esos actos
considerados como delitos no se realicen, esos sentimientos deberían encontrarse en
todas y cada una de las conciencias individuales y con la intensidad suficiente para
contrarrestar sentimientos opuestos."Pero no se presta atención al hecho de que estos
estados fuertes de la conciencia común no se pueden reforzar así sin que los estados
más débiles, cuya violarían no daba lugar anteriormente más que a faltas puramente
morales, sean a la vez reforzados, porque los últimos no son más que la prolongación, la
forma atenuada de los primeros". De proceder de este modo, los sentimientos colectivos
se volverán más sensibles a las lesiones que no los laceraban más que ligeramente. Las
simples faltas morales pasarían constituir delitos, fruto de una reprobación más enérgica.
Durkheim ejemplifica esta situación con el siguiente ejemplo: "En otros tiempos as
violencias contra las personas eran más frecuentes que hoy día porque el respeto a la
dignidad humana era más débil. Como éste ha aumentado, estos delitos se han vuelto
más raros; pero también, muchos actos que lesionaban este sentimiento han entrado en
el derecho penal, del que antes no dependían". Estos actos son las calumnias, las injurias
y la difamación.
Por lo tanto, el crimen no sería eliminado, sin que cambiaría de forma. Pasaría de una
inquisición a otra, de las formas más graves a las más atenuadas. La única forma, sería la
existencia de sentimientos colectivos universales de absoluta extensión e intensidad.
"Pero una uniformidad tan universal y absoluta es radicalmente imposible, porque el
medio físico inmediato en el cual cada uno de nosotros se haya colocado, los
antecedentes hereditarios, las influencias sociales de que dependemos varían de un
individuo a otro y, en consecuencia, las conciencias son distintas (...) Por este motivo,
incluso en los pueblos inferiores, en que la originalidad individual está muy poco
desarrollada, esta originalidad no es nula. Por consiguiente, como no puede haber
ninguna sociedad en que los individuos no diverjan más o menos del tipo colectivo, es
inevitable también que entre estas divergencias haya algunas que presenten un carácter
criminal. Porque lo que les confiere este carácter no es su importancia intrínseca, sino la
importancia que les concede la conciencia común."
En la medida en que la originalidad individual es la fuente y el sustento de la evolución
normal de la moral y el derecho, los sentimientos colectivos no deben asfixiarla. Para que
las transformaciones del derecho y la moral entre tipos sociales y dentro de los mismos
tipos, "es preciso que los sentimientos colectivos que constituyen la base de la moral no
sean refractarios al cambio y que, por consiguiente, tengan sólo una energía moderada
(...) Todo ordenamiento, en efecto, es un obstáculo para una reorganización y esto tanto
más cuanto más sólido y primitivo sea este ordenamiento."
Por lo tanto, los sentimientos colectivos deben ser, sólo en cierta medida, permeables a
los actos delictivos. "Es preciso que la autoridad que tiene la conciencia moral no sea
excesiva; en otro caso nadie se atrevería a contradecirla y ella plasmaría demasiado
fácilmente en una forma inmutable. Para que pueda evolucionar, es preciso que pueda
abrirse paso la originalidad individual; ahora bien, para que la conciencia del idealista
que sueña con ir más allá de su siglo pueda manifestarse, es necesario que la del
delincuente que está por debajo de su tiempo sea posible. La Una no existe sin la otra."
"Esto no es todo. Además de su utilidad indirecta, ocurre que el propio delito representa
un papel útil en esta evolución. No solamente él implica que el camino se halla abierto a
los cambios necesarios, sino además, en ciertos casos, prepara directamente los
cambios."
Utilidad directa
Pero, sostiene Durkheim, esta falsa aporía se resuelve "... una vez que se ha reconocido
que entre la confusa multitud de las sociedades históricas y el concepto único, pero ideal,
de la humanidad, hay términos medios: son las especies sociales. En la idea de especie,
en efecto, se encuentran ellas reunidas y también la unidad que exige toda investigación
verdaderamente científica y la diversidad que ofrecen los hechos, puesto que la especie
es la misma en todos los individuos que forman parte de ella y, por otra parte las
especies difieren entre sí." De esta manera el concepto de "especie social" permite
respetar la variabilidad empírica de las instituciones sociales sin que esta eluda un punto
de apoyo al pensamiento científico. A su vez, este postulado destruye la ingenua
linealidad ideal del desarrollo histórico y el proceso de evolución continua de las
sociedades presente en Comte oponiéndole la existencia una pluralidad de tipos sociales
cualitativamente distintos entre sí.
La regla metodológica que sostiene que sólo es pertinente remontarse a lo general luego
de haber observado exhaustivamente lo particular, hace especialmente difícil establecer
un criterio para determinar las especies sociales. Para construir una tipología, sería
necesario que se describiesen todas las sociedades particulares, lo cual implica una tarea
titánica pues todo individuo es infinito y pro ende inagotable.
Sin embargo, Durkheim sostiene esta postura. "En efecto, es inexacto que la ciencia sólo
pueda instituir leyes después de haber pasado revista a todos los hechos que ellas
expresan, ni formar géneros más que después de haber descrito en su integridad los
individuos que ellos comprenden. El verdadero método experimental tiende más bien a
sustituir los hechos vulgares, que no son demostrativos más que a condición de ser
numerosos y que por consiguiente no permiten obtener más que conclusiones siempre
dudosas, por hechos decisivos y cruciales, como decía Bacon, que por sí mismos y con
independencia de su número tienen un valor y un interés científicos." A su vez, la
investigación sólo es verdaderamente útil cuando otorga cuadros para casos futuros, lo
cual sería del todo imposible si se construyen reglas generales luego de observar
exhaustivamente todos los casos individuales.
II
Este segundo apartado tiene por objetivo establecer y definir cuál es esta sociedad
simple. Para esto toma la definición de Spencer, pero la deshecha por considerar que
abarca sociedades demasiado disímiles entre sí. Entonces debe buscar otra, en
concordancia con la analogía de la combinatoria, define sencillez como ausencia
completa de partes. "Por tanto, se entenderá por sociedad simple toda sociedad que no
encierre otras más sencillas que ella; que no sólo esté realmente reducida a un sector
único, sino que además no presente ningún rastro de divisiones anteriores." A partir de
esta definición toma a la horda como la sociedad simple por excelencia y la base natural
de toda clasificación.
Durkheim acepta la posibilidad de que la horda no sea una realidad histórica, pero
sostiene que la existencia de una sociedad que sea al resultante de un agregado de
hordas (en la cual éstas toman el nombre de clan) autoriza a suponer la existencia previa
de sociedades que se reducían a la horda propiamente dicha. A pesar de que pueda
objetarse que el clan es la suma de grupos familiares, sostiene, por razones no detalladas
en el libro, que las familias son posteriores al clan y no constituyen sectores sociales ya
que no son divisiones políticas.
Una vez planteada la noción de la horda como sociedad simple (ya sea un caso histórico
concreto o una distinción analítica) se tiene el punto de apoyo para construir en su
totalidad la escala de los tipos sociales. Continúa diciendo que "Se distinguirán tantos
tipos fundamentales como maneras haya para la horda de combinarse consigo misma
dando nacimiento a sociedades nuevas y dando lugar a que éstas se combinen entre sí."
Entonces, en conclusión enuncia la regla con respecto a constitución de los tipos sociales:
"Se comenzará por clasificar las sociedades de acuerdo con el grado de composición que
presenten, tomando como base de la sociedad perfectamente simple o un sector único;
en el interior de estas clases se distinguirán diferentes variedades según que se produzca
o no una fusión completa de los sectores iniciales."
III
“Hemos visto, en efecto, que las sociedades no eran más que combinaciones diferentes
de una misma y única sociedad original. Ahora bien, un mismo elemento no se puede
componer consigo mismo y los componentes que resulte de ello no pueden, a su vez,
componerse entre sí más que siguiendo un número de modos limitado, sobre todo
cuando los elementos componentes son poco numerosos; éste es el caso de los sectores
sociales. La gama de combinaciones posibles es entonces finita y, en consecuencia, la
mayor parte de ellas deben, por lo menos, repetirse. Se ve así que hay especies
sociales”.
Durkheim comienza diciendo que un fenómeno nunca puede ser explicado dando cuenta
que papel tiene y cual es su utilidad. Sostiene que "se cree haber dicho todo lo necesario
para hacerlos inteligibles cuando se ha establecido la realidad de sus servicios y
mostrado cual es la necesidad social que han satisfecho". Pero esta forma de proceder
confunde dos cuestiones muy diferentes. Las necesidades que satisfacen presuponen las
propiedades específicas que lo caracterizan, pero nunca pueden crearlas. Al dar cuenta
de la utilidad de un fenómeno, no se dice cómo ha nacido ni cómo es lo que es.
Sin embargo, esta postura no implica reducir las tendencias, necesidades y deseos de los
hombres a la nada. Tienen su importante papel en la evolución social, acelerando o
refrenando el desarrollo de un fenómeno. Pero nunca pueden crearlo de la nada. Además,
si una tendencia contribuye a la creación de un fenómeno, debe ser ella misma original,
"porque a menos que postulemos una armonía preestablecida verdaderamente
providencial, no seria posible admitir que, desde su origen, el hombre llevase en sí en
estado virtual, dispuestas a despertarse ante el llamamiento de las circunstancias, todas
las tendencias cuya oportunidad debía hacerse sentir a lo largo de la evolución". La
tendencia misma tampoco puede nacer o modificarse por la voluntad o la necesidad de
los hombres, ya que responde a otras causas. Luego de ejemplificar este punto con sus
conclusiones en "La división del trabajo social", Durkheim concluye: " Porque ellas [las
tendencias] no pueden tener influencia en la evolución social más que a condición de
evolucionar ellas mismas, y los cambios por que pasan no se pueden explicar más que
por causas que no tienen nada de finales".
Otro elemento contra la explicación del génesis de los hechos sociales a partir de causas
finales, radica en la generalidad con la que se presentan éstas. Si fuese correcta la
postura finalista, entonces tendría lugar una alto grado de contingencia en lo que refiere
a los hechos sociales, producto de las particularidades individuales. "Entonces, si era
cierto que el desarrollo histórico tuvo lugar con vistas a fines sentidos, bien de un modo
claro o bien de un modo oscuro, los hechos sociales deberían presentar una infinita
variedad y toda comparación se haría casi imposible". Sin embargo, la generalidad y
continuidad con la que se presentan los hechos sociales, socavan esta postura.
No sólo establece esta distinción, sino también en que orden proceder. Si bien existe una
relación de reciprocidad entre causa y efecto (en tanto que éste no puede existir sin
aquella, pero ésta a su vez tiene necesidad de aquel), es lo más pertinente proceder a
analizar las causas en primer lugar, puesto que la función consiste en "mantener la causa
preexistente de donde ellos [los fenómenos sociales] se derivan". Al proceder de este
modo es más fácil encontrar la función al conocer la causa.
Pero el hecho que se le asigne un segundo lugar temporalmente, no significa que sea un
asunto de importancia menor. La determinación de la función, es necesaria para que la
explicación del fenómeno sea completa, ya que si bien esa utilidad no es lo que lo hace
nacer, sí es lo que le permite mantenerse con vida. Si la generalidad de los fenómenos
sociales fuese contraproducente para las condiciones de la vida social, ésta no sería
posible. Para explicar de manera acabada a éstos, "es necesario mostrar como concurren
entre sí los fenómenos de que se trata, a fin de poner a la sociedad en armonía consigo
misma y con el exterior". En la explicación de un fenómeno, para Durkheim, es necesario
mostrar la causa de la que depende y encontrar el papel que le corresponde en el
establecimiento de esta armonía general.
II
Una vez hecha esa distinción queda en pie el asunto sobre el método para determinar las
causas, y éste depende, en gran medida, de la concepción que se tenga de la sociedad.
Para otras escuelas de sociología, la sociedad era entendida como un sistema de medios
instituidos para realizar los fines de los individuos que la componen (los fines no podían
ser de otra naturaleza puesto que sin individuos no hay sociedad). De esto se deriva, que
si todo proviene de los individuos, es a partir de éstos que la sociedad debe ser
explicada. Si la sociedad no está compuesta por más que conciencia individuales,
entonces las leyes sociológicas no son más que un corolario de las leyes psicológicas.
"Toda la vida económica, tal como la conciben y explican los economistas, sobre todo la
escuela ortodoxa, depende en definitiva de este factor puramente individual, el deseo de
riquezas. ¿Se trata de la moral? Se hace de los deberes del individuo consigo mismo la
base de la ética. ¿De la religión? Se ve en ella un producto de las impresiones que las
grandes fuerzas de la naturaleza o ciertas personalidades eminentes despiertan en el
hombre. Pero este método no es aplicable a los fenómenos sociológicos más que a
condición de desnaturalizarlos ".
En este punto, Durkheim aclara una objeción que se hace ineludible. ¿Acaso la sociedad
no está compuesta solamente por individuos?. Entonces si en las sociedades no hay nada
más que individuos, el origen de los fenómenos no puede ser sino psicológico. Sin
embargo, Durkheim considera que la asociación no es un fenómeno fecundo en sí mismo,
por lo cual, en virtud de que el todo es distinto a la suma de las partes, la sociedad es
algo distinto a la suma de todos los individuos que la componen. Recurriendo
nuevamente a la analogía con la biología, sostiene que la célula no es más que la
combinatoria de elementos inorgánicos, y sin embargo el fenómeno llamado "vida"
presente en la célula no se encuentra integralmente en ninguno de los componentes de
ésta. Por lo tanto, entre la sociología y la psicología existe la misma solución de
continuidad que entre la biología y las ciencias físico-químicas. "Agregándose,
penetrándose, fusionándose, las almas individuales dan nacimiento a un ser psíquico, si
se quiere, pero que constituye una individualidad psíquica de un género nuevo. Es
entonces en la naturaleza de esta individualidad, no en la de las unidades componente,
donde hay que ir a buscar las causas próximas y determinantes de los hechos que se
producen en ella".
Entonces, ¿qué papel ocupan los individuos?. Desde ya que éstos forman parte del
proceso de elaboración que produce la vida social, pero ellos no son los que la suscitan ni
le dan su forma característica, sólo la hacen posible. "Su aportación consiste
exclusivamente en estados muy generales, en predisposiciones vagas y, en
consecuencia, plásticas, que por sí mismas no podrían tomar las formas definidas y
complejas que caracterizan los fenómenos sociales, si no intervinieran otros agentes".
Esto se ve en las grandes diferencias que existen entre las condiciones psíquicas de la
simpatía que dos seres de la misma sangre experimentan entre sí y ese conjunto de
reglas jurídicas y morales que determinan la familia, la relación recíproca entre personas
y entre éstas y las cosas. Incluso, esa separación es mayor cuando los hechos sociales
que presionan las conciencias individuales se generan en una sociedad regular en la que
a la acción de los contemporáneos se añade la de las generaciones anteriores y la de la
tradición. De aquí se desprende que una explicación exclusivamente psicológica omitiría
todo lo que estas situaciones tienen de específicamente social.
Durkheim concluye este apartado con la formulación de una regla metodológica: "La
causa determinante de una hecho social debe buscarse entre los hechos sociales
antecedentes y no entre los estados de la conciencia individual". Y esto se aplica también
a la función social, puesto que los efectos son socialmente útiles: "La función de un hecho
social debe buscarse siempre en la relación que tiene con algún fin social".
Finalmente señala, que el sociólogo no debe omitir por completo a la psicología. La ayuda
que ésta puede prestar no es para nada menospreciable. "Una cultura psicológica,
todavía más que una cultura biológica, constituye entonces para el sociólogo una
propedéutica necesaria; pero no le será útil más que a condición de que se libere de ella
después de haberla recibido y que la rebase completándola con una cultura
especialmente sociológica".
III
Entre los elementos que entran en juego a la hora de la asociación, los hay de dos tipos:
cosas y personas. Entre los primeros se cuentan a los productos de la actividad social
anterior, el derecho constituido, las costumbres establecidas, los monumentos artísticos,
etc. Pero a pesar de que éstos elementos puedan influir en la evolución social (por lo cual
es necesario considerarlos en la explicación) nunca podrán generarla, por no poseer la
potencia motriz necesaria. “Son la materia a la que se aplican las fuerzas vivas de la
sociedad, pero por sí mismos no producen ninguna fuerza viva. Por consiguiente, queda,
como factor activo, el medio propiamente humano”.
Dentro del análisis el elemento humano del medio social interno, éste se puede abordar
desde tres ángulos.
Luego está la densidad dinámica, “Por esta última palabra hay que entender no la unión
puramente material del agregado que no puede tener efecto si los individuos o os grupos
de individuos están separados por vacíos morales, sino la unión moral de la cual la
anterior es tan sólo auxiliar y con bastante frecuencia su consecuencia”.
Resta la densidad material que se refiere no sólo al número de habitantes por unidad de
superficie, sino más que nada al desarrollo de las vías de comunicación y de transporte,
que, en algunos casos, puede servir para medir la densidad dinámica.
A continuación Durkheim hace una aclaración. En primer lugar, sostiene no son los
únicos, sino que a lo largo de sus investigaciones son los que pudo observar
satisfactoriamente. Al mismo tiempo aclara sobre el alcance explicativo del medio social
interno. Teniendo en cuenta que la ciencia no tiene en cuenta causa primeras en el
sentido absoluto de la palabra, recomienda considerar a éste simplemente como un
hecho primario lo bastante general para explicar un gran número de otros hechos. Es
decir, cualquiera sea el cambio que se produzca en él, no puede dejar de afectar a los
elementos restantes de la sociedad. Pero tampoco uno debe excederse en este sentido,
puesto que si se desecha esta influencia esencial del medio social interno, se remueve a
la sociología toda posibilidad de explicación causal.
El medio social externo, es decir la relación con otras sociedades, no puede suplir este
papel. Así como tampoco el análisis del desarrollo histórico. No cabe la posibilidad de que
exista una ley inmanente en la historia que oriente a los hombres hacia un fin
determinado, ya sea la felicidad o el progreso. Por lo tanto, en el desarrollo histórico sólo
se observan una serie de cambios entre los cuales no existe relación causal. “El estado
antecedente no produce el consecuente, sino que la relación entre ellos es meramente
cronológica. Además, en estas condiciones toda previsión científica es imposible.
Podemos decir cómo han sucedido las cosas hasta el presente, no en qué orden se
sucederán en adelante, porque la causa de la que, según dice, dependen no está
determinada ni es determinable científicamente (...) Salvo algunas excepciones, de las
que Montesquieu, es el ejemplo más ilustre, la antigua filosofía de la historia se ha
dedicado únicamente a descubrir el sentido general en que se orienta la humanidad, sin
intentar vincular las fases de esta evolución a ninguna condición concomitante. ”. Con
esto sentencia la teoría de los estadios de la humanidad de Comte y la teoría de la
búsqueda de la felicidad de Spencer.
La concepción que se desprende de las reglas de éste libro, difiere en gran medida de
ambas. Mientras que la segunda ve a la coacción como un hecho anormal, ésta
concepción hace de la coacción la característica de todo hecho social. Sin embargo, a
diferencia de la primera, esa coacción no es el producto de una institución artificial
creada por los hombres y sujeta a su voluntad. La fuerza que somete al individuo es
natural, pero tomando una acepción de la palabra distinta a la iusnaturalista, es una
naturaleza social sui generis producto de la “elaboración especial a la que son sometidas
las conciencias particulares por el hecho de su asociación y de donde se desprende una
nueva forma de existencia”. De este modo, la fuerza coactiva de los hechos sociales, así
como también los hechos sociales mismos, salen de las mismas entrañas de la realidad,
son el “producto necesaria de ciertas causas concretas”.
En un pie de página, Durkheim hace una acotación que no es menor. Sostiene que la
coacción es normal sólo cuando responde a una superioridad moral, es decir intelectual o
moral. Nunca puede entenderse como normal la coacción que un individuo ejerce sobre
otro por ser más fuerte o más rico, y en especial si esta riqueza expresa su valor social.
Dicha coacción sólo puede ser mantenida por la fuerza.
Durkheim concluye este capítulo, diciendo que las reglas aquí expuestas permitirán hacer
una sociología que vea en el espíritu de la disciplina la condición esencial de toda vida
común, fundándola para ello en la razón y la verdad.
CAPITULO VI
Al comienzo del capítulo Durkheim comienza con una afirmación categórica de uno de
sus supuestos epistemológicos: "No tenemos más que un medio para demostrar que un
fenómeno es la causa de otro fenómeno, y es comparar los casos en que están
simultáneamente presente o ausentes e investigar si las variaciones que presentan en
estas diferentes combinaciones de circunstancias testimonian que uno depende del otro".
Una vez establecido este punto de partida, concibe la imposibilidad de llevar a cabo la
experimentación propiamente dicha en ciencias sociales, más aún cuando los hechos
sociales, en virtud de su carácter objetivo, están por fuera de la esfera de acción del
investigador que no puede manipularlos. Considerando esto sostiene que "el método
comparativo es el único que conviene a la sociología".
II
Sin embargo, hacia dentro del método comparativo mismo, existen diversos
procedimientos que no todos son aplicables a sociología ni tienen la misma fuerza
demostrativa. Durkheim elimina el método de los residuos por dos razones. La primera es
que solo puede ser aplicado en ciencias maduras donde ya existen un número
significativo de leyes. La segunda, es que como los fenómenos sociales son de tal
complejidad, es prácticamente imposible suprimir la influencia de todas las fuerzas
menos una.
Ya se observó el problema de los métodos precedentes, que necesitan hacer una revisión
exhaustiva de todos y cada uno de las propiedades de los fenómenos sociales, lo cual
ante la complejidad de éstos es una tarea titánica sino imposible. Esto lleva a los
investigadores a recurrir a una cantidad exorbitante de documentos, sin reparar en su
confiabilidad y validez. En relación con esto, el método de variaciones concomitantes
presenta otra ventaja ya que "no nos obliga a estas enumeraciones incompletas ni a
estas observaciones superficiales. Para que dé resultados, bastan algunos hechos. Desde
el momento en que se ha probado que dos números de casos dos fenómenos varían el
uno como el otro, podemos estar seguros de que nos encontraremos en presencia de una
ley. Como no es necesario que los documentos sean numerosos, éstos pueden ser
seleccionados y además estudiados de cerca por el sociólogo que los emplea. Entonces,
podrá y, en consecuencia, deberá tomar como materia principal de sus inducciones
aquellas sociedades cuya creencia, tradiciones, costumbres y leyes hayan tomado cuerpo
en monumentos escritos y auténticos".
Para Durkheim, puede parecer una flaqueza de la sociología como ciencia que utilice un
solo método, pero sostiene que es la misma complejidad de los fenómenos que estudia y
que limita la cantidad de métodos a utilizar. Pero aclara que "este inconveniente está en
efecto compensado por la riqueza de las variaciones que se ofrecen espontáneamente a
las comparaciones del sociólogo y de las cuales no encuentra ningún ejemplo en los
demás reino de la naturaleza".
Durkheim concluye el apartado con una advertencia sobre el rigor metodológico con el
que se debe utilizar este método: "No se prueba nada cuando uno se contenta, como
ocurre con frecuencia, con hacer ver por medio de ejemplo más o menos numerosos que,
en casos dispersos, los hechos han variado de acuerdo con la hipótesis. De éstas
concordancias esporádicas y fragmentarias no se puede sacar ninguna conclusión
general. Ilustrar una idea no es demostrarla. Lo que hace falta es comparar no
variaciones aisladas, sino series de variaciones regularmente constituidas, cuyos
términos se vinculen entre sí por una gradación tan continua como sea posible y que
además tengan la extensión suficiente. Porque las variaciones de un fenómenos no
permiten inducir la ley mas que si ellas expresan claramente la forma en que él se
desarrolla en circunstancias dadas. Ahora bien, para esto es preciso que haya entre las
variaciones la misma continuidad que entre los momentos diversos de una misma
evolución natural y además que esta evolución que ellas representan sea bastante
prolongada para que ese sentido no sea dudoso".
III
Al comparar con otras sociedades de otra especie, puede compararse la evolución del
fenómeno y en función de que condiciones (ya sean las mismas u otras). Pero este
método no es suficiente, puesto que únicamente es aplicable a los fenómenos que se han
dado durante la vida de los pueblos comparados. Existe una predominancia esencial, en
todas las sociedades, de fenómenos creados casi por completo en momentos históricos
pretéritos. Los fenómenos novedosos producidos durante la vida de estos pueblos en
estudio se reducen a un exigua minoría. Esto trae a la luz la insuficiencia de este método
por si mismo. "Las novedades que se producen así no se pueden comprender si no se han
estudiado primero estos fenómenos más fundamentales que son sus raíces y no se
pueden estudiar más que con la ayuda de comparaciones mucho más amplias. Para
poder explicar el estado actual de la familia, el matrimonio, la propiedad, etcétera, sería
necesario conocer cuales son sus orígenes, cuáles son los elementos simples de que
están constituidas estas instituciones (...) Por consiguiente, para dar cuenta de una
institución social que pertenezca a una especie determinada, se compararán las formas
diferentes que ella presentan no sólo en los pueblos de estas especie, sino en todas las
especies anteriores".
Durkheim recomienda el uso del método genético para que pueda ofrecer un análisis y
síntesis del fenómeno a partir del relato de la historia que parte del tipo más
rudimentario que haya existido, hasta llegar a su estado actual en un proceso de
complejidad creciente. Este método "nos mostraría en el estado disociado a los
elementos que lo componen por el solo hecho de que nos los haría ver superponiéndose
sucesivamente los unos a los otros y, al mismo tiempo, gracias a este amplio campo de
comparaciones, se encontraría mejo en estado de determinar las condiciones de que
dependen su formación y su asociación. Por consiguiente, no puede explicarse un hecho
social de alguna complejidad más que a condición de seguir su desarrollo integral a
través de todas las especies sociales. La sociología comparada no es una rama especial
de la sociología; es la sociología misma, en tanto en cuanto deja de ser puramente
descriptiva y aspira a dar cuenta de los hechos".
Sin embargo establecer comparaciones en dos momentos del desarrollo evolutivo de una
sociedad, puede falsear los resultados. "La comparación no puede ser demostrativa más
que si se le elimina este factor de la edad que la perturba; para conseguirlo, bastará con
considerar a las sociedades que se comparan en el mismo período de su desarrollo".
CONCLUSIÓN
Este método considera a los hechos sociales como cosas y procede a tratarlos de ese
modo. Pero para que no sea más que letra muerta, es "preciso hacer de él la base de
toda disciplina que cogiese al sabio en el momento en que aborda el objeto de sus
investigaciones y que lo acompañase paso a paso en todos sus trabajos". El propósito de
este trabajo es justamente instituir esa disciplina, al mostrar cómo el investigador debía
despejarse de todas nociones previas al abordar los hechos sociales (para lo cual lo
ayudaba aprehenderlos desde sus caracteres más objetivos); cómo debía clasificarlos en
normales y mórbidos ; y finalmente cómo debía tomar este principio para dar la
explicación de los fenómenos (que separa analíticamente en etiológica y funcional) y
para probar estas mismas explicaciones.
III - Su carácter sociológico al explicar los hechos sociales respetando su carácter social
específico, lo que le otorga la condición de ciencia autónoma
Los fenómenos sociales se caracterizan por su enorme complejidad, por lo cual parecían
refractarios al estudio científico a no ser que se los descomponga en sus elementos
iniciales (biológicos, psicológicos, etc.) y se aborden por separado. Este procedimiento los
despojaba de su naturaleza propia, sui generis. El método sociológico que propone
Durkheim, posibilita estudiarlos sin quitarles sus caracteres sociales específicos. Los
hechos sociales considerados como cosas sociales. "Hemos hecho ver que un hecho
social sólo se puede explicar por otro hecho soial y al mismo tiempo hemos mostrado
cómo es posible este tipo de explicación, señalando al medio social interno como motor
principal de la evolución colectiva. (...) el sentimiento de lo que tiene de especial la
realidad social es incluso tan necesario al sociólogo que sólo una cultura especialmente
sociológica puede preparar para la comprensión de los hechos sociales". Esto le otorga a
la sociología la autonomía de la que gozan las otras ciencias. Éste proceso, concluye
Durkheim, es el progreso más importante de los que le queda hacer a la sociología. Sin
duda puede, y debe, recurrir a otros modelos propios de ciencias ajenas ya formadas,
puesto que son portadoras de un tesoro de experiencias que sería insensato omitir. " Sin
embargo, una ciencia sólo puede considerarse definitivamente constituida cuando tiene
por objeto un orden de hechos que no estudian las demás ciencias. Ahora bien, es
imposible que las mismas nociones puedan convenir de la misma manera a cosas de
diferente naturaleza".
Finalmente, todos estos requerimientos para la actividad sociológica, puede ser que
reduzcan el número de aquellos que la practican, advierte. Pero lo que pierda en
popularidad, lo ganará en dignidad y autoridad. "Porque mientras continúe mezclada en
la lucha de los partidos, mientras quede satisfecha con elaborar, con más lógica que
vulgo, las ideas comunes, y carezca, en consecuencia, de una competencia especial, no
tendrá derecho a hablar lo suficiente alto para acallar pasiones y prejuicios. Seguramente
está todavía lejano el tiempo en que pueda desempeñar con eficacia este papel; por
tanto, no es preciso trabajar para ponerla en condiciones de desempeño algún día en el
futuro".