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Las Reglas Del Método Sociológico

PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN


En el primer prólogo se ahonda en la diferenciación entre las distintas perspectivas de la
sociedad que desarrollan la práctica científica y el sentido común. El método entonces, es
el criterio que permite dicernir entre ambas.
Durkheim aclara que la observación científica (basada en investigaciones metódicas) que
se hace de la sociedad, puede tener por consecuencia representaciones que
desconcierten y hasta contradigan el sentido común. Está arraigada la costumbre de
concebir a los hechos sociales de una manera poco metódica. Por lo tanto las
representaciones que habitualmente nos hacemos responden al sentido común,
prejuicios y primeras a inmediatas impresiones.

Sin embargo, de existir un ciencia de las sociedades, es consecuente con tal principio que
se los trate de una manera metódica. Es preciso tener en cuenta que la ciencia de las
sociedades " no consiste en una simple paráfrasis de los prejicios tradicionales, sino que
nos hace ver las cosas de forma distinta de como las ve el vulgo, porque el objeto de
toda ciencia es hace descubrimientos, y todo descubrimiento desconcierta, más o menos,
a las opiniones ya emitidas"

De todos modos esta regla es difícil de llevar a cabo. Desde el momento en que todo
investigador es un hombre que nació y se desarrolló en una sociedad dada, se vió
sometido a las visiones elavoradas por el sentido común de ciertos fenómenos sociales.
Además esta imposicón pasa desapercibida con lo cual se hace incluso más difícil una
corrección metódica de la mirada sobre los fenómenos sociales. "Aunque nos creamos
liberados de él, el sentido común nos impone sus juicios sin que nos demos cuenta(...)
Que considere [el científico social] siempre presente que los modos de pensar a los que
él es más propenso son más bien contrarios que favorables al estudio científico de los
fenómenos sociales y, por consiguiente, que se ponga en guardia contra sus primeras
impresiones.". Aquí es donde el método juega un papel central. El fenómeno social del
crimen constituye un claro ejemplo de esto. Más adelante se analizará más en detalle
este fenómeno (Capítulo II) y en la distinción entre fenómenos normales y patológicos
(Capítulo III)

En este prólogo Durkheim establece una serie de aclaraciones sobre los motes que puede
recibir su método. En lo que se refiere a lo revolucionario o conservador de su método,
hace la sifuiente aclaración: " Nuestro método no tiene, por tanto, nada de
revolucionario. Incluso en cierto sentido es, en esencia, conservador, puesto que
considera los hechos sociales como cosas cuya naturaleza, por dócil y maleable que sea,
no es modificable a voluntad. ¡ Cuanto más peligrosa es la doctrina que no ve en ellos
más que el producto de combinaciones mentales, que un simple artificio diabólico (1)
puede, en un instante trastornar por completo!. ". Seguido de esto, hace una aclaración
sobre los motes de espiritualista y materialista: "de la misma manera, por el hecho de
que estamos habituados a representarnos la vida social como el desarrollo lógico de
conceptos ideales, acaso se considere grosero un método que hace depender la
evolución colectiva de condiciones objetivas, definidas en el espacio, y no es imposible
que se nos llame materialistas. Sin embargo, podríamos muy justamente reivindicar la
calificación contraria. En efecto, ¿no sostiene la esencia del espiritualismo que los
fenómenos físicos nol pueden derivarse inmediatamente de los fenómenos orgánicos?.
Ahora bien, nuestro método no es en parte más que una aplicación de este principio a los
hechos sociales. De la misma manera que los espiritualistas separan el reino psicológico
del biológico, nosotros separamos el primero del reino social; lo mismo que ellos, nos
negamos a explicar lo más complejo por lo más simple". Seguidamente, reclama para su
método el mote de "racionalista" ya que extiende el racionalismo científico a la conducta
humana. Analizandola en el pasado, la reduce a relaciones de causa - efecto, las cuales,
mediante una operación racional, pueden devenir en una serie de reglas para el porvenir.

(1) Nota del compilador: En la traducción de Ediciones Libertador, Buenos Aires, 2003
aparece en este lugar el término "diabólico". Sin embargo, en el original el término
utilizado por Durkheim es "dialectique" y no "diabolique", es decir "dialéctico".

PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN

Durkheim elabora este segundo prólogo en respuesta a algunas críticas hechas luego de
la primer edición de la obra.

"...quisiéramos aprovecharnos de esta segunda edición para añadir algunas explicaciones


a las que hemos dado anteriormente, responder a ciertas críticas y aportar algunas
aclaraciones nuevas sobre ciertos puntos". Como el autor sitúa estas páginas al comienzo
de la obra, esta sinopsis respeta ese orden. Sin embargo, puede resultar más claro y útil
la lectura de la obra completa y luego revisar las criticas hechas a la misma y las
respuestas del autor. Queda por completo al juicio del lector

Las objeciones hechas al método propuesto por Durkheim constituyen, a los ojos de éste,
un elemento positivo en la medida en que ayudan al perfeccionamiento del mismo. Como
todo método, es provisional y destinado a ser superado progresivamente ya que los
métodos cambian a medida que avanza la ciencia. Las fórmulas del mismo en la medida
en que fueron obtenidas "de una práctica personal y por fuerza restringida, deberán
evolucionar necesariamente a medida que se adquiera una experiencia más amplia y
más profunda de la realidad social". A su vez, al desarrollo de la sociología como ciencia
autónoma, le corresponde su emancipación de la filosofía en la medida en que entra en
contacto con los hechos, nutriéndose de un mayor contenido empírico que la aleja de la
pura erudición.

Tratar lo hechos sociales como cosas

Esta idea es la que constituye la base misma del método. Sin embargo, la comprensión
erronea de esta afirmación ha hecho necesaria una aclaración. Este "trato" significa
otorgarle a los hechos sociales un grado de realidad similar al que se le otorga a las
cosas materiales. En ningún momento esto implica que sean cosas materiales. Durkheim
define cosa como "todo objeto de conocimiento que no es naturalmente penetrable para
la inteligencia (...) todo lo que el espíritu no puede llegar a comprender más que a
condición de salir de sí mismo por vía de la observación y la experimentación pasando
progresivamente de los caracteres más exteriores y más accesibles inmediatamente a
los menos visibles y más profundos". Y reclama para los hechos sociales ese mismo
grado de realidad, de ningún modo inteligible mediante la introspección. Tratar lo hechos
sociales como cosas " es observar frente a ellos una cierta actitud mental. Es abordar su
estudio tomando por principio el que se ignora absolutamente lo que ellos son y que sus
propiedades características, como las causas desconocidas de que dependen, no se
pueden descubrir por la introspección, ni siquiera por la introspección más atenta".

Sin embargo, desde el momento en que hay vida social, se elaboran ciertas ideas acerca
de la misma. Nadie vive en sociedad sin saber, o creer saber, lo que es la familia, el
Estado, la religión, etc. Sin embargo, estas representaciones hechas en el curso de la
vida no sirven para la actividad científica en la medida en que fueron hechas sin método
y sin crítica. Aunque estas ideas sean hechos de la psicología individual y por ende sean
interiores por definición, " la conciencia que tenemos de ellos no nos revela ni su
naturaleza interna ni su génesis. La conciencia nos los hace conocer hasta cierto punto,
pero solamente como las sensaciones nos hacen conocer el calor o la luz, el sonido o la
electricidad; nos da de ellos impresiones confusas, pasajeras, subjetivas, pero no
nociones claras y distintas, conceptos explicativos". La idea de que la sociedad es la
resultante de una suma de individuos, una construcción en manos de estos, conlleva a
pensarla de un modo análogo a la mecanica inversa, desmantelarla, ver sus
componentes y analizarlos para tener una idea de qué es y como funciona. En
consonancia con esta idea, con respecto a los hechos sociales, se objeta a la teoría de
Durkheim lo siguiente: "como ellos son obra nuestra, no tenemos mas que darnos cuenta
de nosotros mismos para saber lo que en ellos hemos puesto y como los hemos
formado". Sin embargo, de proceder de este modo no se contemplarían dos elementos
fundamentales:

I- "La mayor parte de las instituciones sociales nos son legadas completamente hechas
por las generaciones anteriores". en la medida en que el papel de una generación en su
contrucción fue nulo, la introspección es una herramienta prácticamente inútil.

II- En el caso de que hayamos colaborado en su contrucción, sucede que "apenas si


entrevemos de una manera muy confusa, e incluso muy inexacta, las verdaderas razones
que nos han impulsado a obrar y la naturaleza de nuestra acción”. Si en lo que respecta a
los actos privados e individuales, la incerteza es tal, es posible esperar un grado aún
mayor en lo que respecta a actos colectivos en los cuales el individuo es sólo una ínfima
parte y no se sabe lo que ocurre en las conciencias de los otros colaboradores.

Al prescindir de este método con su respectiva actitud mental, el sociólogo cree que "se
mueve en medio de cosas inmediatamente trasnparentes para el espíritu. Con este modo
de práctica "se cree poder alcanzar, en algunas páginas, o en algunas frases, la esencia
misma de los fenómenos más complejos. Es decir, que semejantes teorías expresan no
los hechos que podrían ser agotados con esa rapidez, sino la noción previa que tenía de
ellos el autor antes de la investigación. Y sin duda alguna, la idea que nos hacemos de las
prácticas colectivas, de lo que ellos don o deben ser, es un factor de su desarrollo. Pero
esta idea es, en sí misma, un hecho que, para ser determinado convenientemente, deber
ser estudiado también desde fuera. Porque lo que importa saber no es la manera en que
tal pensador individualmente se representa tal institución, sino la concepción que de ella
tiene el grupo; la única concepción socialmente eficaz. Ahora bien, ella no se puede
conocer mediante la simple observación interior puesto que no está toda entera en
ninguno de nosotros; por ello es necesario encontrar algunos signos exteriores que la
hagan sensible. Además ella no ha nacido de la nada; es en sí misma efecto de causas
externas que hay que conocer para poder apreciar su papel en el porvenir. Por tanto,
hágase lo que se haga, hay que volver siempre al mismo método."

II

Los fenómenos sociales son externos a los individuos

La vida social no tiene otro sustrato que la conciencia individual, de lo contrario, ella
parecería descansar en el aire y volar en el vacío. Además, lo que se presenta
inmediatamente al observador no es la sociedad, sino los individuos. Si bien existen
cosas que son elementos integrantes de la sociedad, los individuos son sus únicos
elementos activos. Con respecto a los elementos y la resultante de su combinatoria
existe una discrepancia entre los hechos sociales y otros reinos de la naturaleza. "Todas
las veces que en unos elementos cualesquiera combinándose producen, por el hecho de
su combinación, fenómenos nuevos, puede pensarse con razón que estos fenómenos
están situados no en los elementos sino en el todo formado por su unión. La célula viva
no contiene más que partículas minerales, lo mismo que la sociedad solo contiene
individuos; y sin embargo, es completamente imposible, sin duda alguna, que los
fenómenos característicos de la vida residan en átomos de hidrógeno, oxígeno, carbono y
nitrógeno (...) La vida no podría descomponerse así; es una y, por tanto, no puede tener
por asiento más que la sustancia viva en su totalidad. Está en el todo y no en las partes."
En el sólo suceso de la combinación y en virtud del mismo surge un elemento nuevo, con
propiedades sui generis(1)

Este mismo principio de la síntesis puede ser aplicado a las sociedades. "Esta síntesis sui
generis que constituye toda sociedad produce fenómenos nuevos, diferentes de los que
hay en las conciencias solitarias, es preciso admitir que estos hechos específicos residen
en la sociedad misma que los produce y no en sus partes, es decir, en sus miembros. Por
tanto son, en este sentido, exteriores a las conciencias individuales, consideradas como
tales, de la misma manera que los caracteres distintivos de la vida son exteriores a las
sustancias minerales que componen el ser vivo ". Del fenómeno de la síntesis, Durkheim
desprende la distinción entre psicología individual y sociología. Esto no implica que los
hechos sociales no sean psíquicos, ya que son maneras de obrar o pensar. "Pero los
estados de conciencia colectiva son de otra naturaleza que los de la conciencia
individual; son representaciones de otra clase". Son sui generis, obedecen otras leyes,
tienen otro sustrato, no evolucionan en el mismo medio y no dependen de las mismas
condiciones.

En un principio los hechos sociales no son explicables a partir de las conciencias


individuales mediante la psicología. "Para comprender la forma en que la sociedad se
representa a sí misma y al mundo que la rodea, hay que considerar la naturaleza de la
sociedad, no la de los particulares. Los símbolos bajo los cuales se considera a sí misma
cambian de acuerdo con lo que ella es". La sociología saca a la luz la relación causal
existente entre estas represenataciones colectivas y su sustrato (más adelante, en el
Capítulo IV, vincula explicación, causalidad y medio social interno). " Pero una vez
reconocida esta heterogeneidad, podemos preguntar si las representaciones individuales
y las representaciones colectivas no deja de parecerse, sin embargo, en tanto que las
unas como las otras son representaciones y si, como consecuencia de estas semejanzas,
no serían posibles ciertas leyes abstractas comunes a los dos reinos". La existencia de
una psicología puramente formal, permitiría demostrar que la relación entre
representaciones (su atracción o repulsión) no se vincula necesariamente con su sustrato
material o la naturaleza de las sociedades, sino tambien con su calidad común de
representaciones, independientes de su contenidos. Quizás tal vínculo sea en virtud de la
contiguidad y semejanza o contrastes y antagonismos lógicos. En lugar de que las
similitudes en el volumen de población y el estado de los medios de comunicación entre
dos sociedades expliquen el estado de sus representaciones colectivas, por ejemplo
religiosas, Dukheim admite la posibilidad de que pueda explicarse a partir de su relación
con otra representación. Este matiz libera a su teoría de un determinismo cabal y
hermético. La teoría se vuelve aún más flexible en un articulo que con el nombre de
"Representaciones individuales y representaciones colectivas"

Sin embargo, el estado de desarrollo de las ciencias no otorgan las condiciones para la
existencia de una psicología formal. "En efecto, por una parte todo lo que sabemos sobre
la forma en que se combinan las ideas individuales se reduce a unas proposiciones, muy
generales y vagas, llamadas comúnmente leyes de asociasión de ideas. Y por lo qe se
refiere a las leyes de ideación colectiva, son ignoradas todavía más completamente"

III

Sobre la coerción de los hechos sociales

El hecho social consiste en maneras de hace o de pensar, y son reconocibles por la


particularidad de que son susceptibles de ejercer sobra las conciencias individuales una
influencia coercitiva. En la medida en que es una definición inicial, lo que es preciso "es
que las características de que nos sirvamos sean discernibles de un modo inmediato y
puedan ser percibidas antes de la investigación " Esta propiedad característica del hecho
social no implica que sea la única. Lo que importa es elegir la que parezca mejor para el
fin que se propone. De este modo responde a la critica que se le hacía, se le objetaba
que hacía del carácter coercitivo la propiedad única del hecho social, cuando en realidad
era sólo la propiedad definitiva. Esta propiedad varía de acuerdo al grado de desarrollo
de la ciencia.
El hecho social como todo elemento moral, es expresado por dos nociones diferentes,
más no por eso contradictorias, el "bien" y el "deber". Mientras que la segunda refiere al
caracter coercitivo del hecho social, la primera hace referencia a la creencia o
conveniencia que el individuo ve en el mismo. "Al mismo tiempo que las instituciones se
nos imponen, nos aferramos a ellas; ellas nos obligan y nosotros las amamos; ellas nos
coaccionany nosotros vemos que nos conviene su funcionamiento e incluso esa
coacción". Ambas nociones están presentes en el hecho social, sin embargo como el
"bien" es algo más interno, más íntimo que el deber, es por ello menos suceptible de ser
captado, mientras que el "deber" es un signo exterior facilmente perceptible.

Ahondando más en la noción de coacción social Dukheim la desarrolla de una manera


muy sucinta en un párrafo: "Todo lo que es real tiene una naturaleza definida que se
impone, con la que hay que contar y que, aun cuando se consigue neutralizar, no es
jamás vencida completamente. Y, en el fondo, eso es lo que de más esencial en la noción
de la coacción social. Porque todo lo que ella implica es que las formas colectivas de
obrar o de pensar tienen una realidad exterior a los individuos, que en cada momento
concreto, se adaptan a ella. Son cosas que tienen su existencia propia. El invididuo las
encuentra completamente formadas y no puede hacer que no sean o que sean de otra
manera; por consiguiente, está muy obligado a tenerlas en cuenta y le es tanto más
difícil (no decimos que imposible) modificarlas cuanto que, en diversos grados, participan
de la supremacía material y moral que la sociedad tiene sobre sus miembros. Sin duda el
individuo desempeña un papel en su génesis. Pero para que haya hecho social, es preciso
que por lo menos varios individuos hayan mezclado sus acciones y que esta combinación
haya producido algo nuevo. Y como esta síntesis tiene lugar fuera de cada uno de
nosotros (puesto que entra en ella una pluralidad de conciencias); tiene necesariamente
por efecto fijar, instituir fuera de nosotros ciertas formas de obrar y ciertos juicios que no
dependen de cada voluntad particular considerada por separado. Como ya se ha hecho
observar, hay una palabra que, aunque se extienda un poco a su acepción ordinaria,
expresa bastante bien esta forma de ser especial: es la palabra institución. En efecto, se
puede llamar institución, sin desnaturalizar el sentido de esta palabra, a todas las
creencias y a todos los modos de conducta instituidos por la colectividad; entonces se
puede definir la sociología diciendo que es la ciencia de las instituciones, de su génesis y
de su funcionamiento (...) Del hecho de que las creencias y las prácticas sociales
penetren en nosotros desde el exterior no se reduce a que las recibamos pasivamente y
sin hacerlas sufrir modificaciones. Al pensar en las instituciones colectivas, al asimilarlas,
las individualizamos, les damos más o menos nuestra marca personal (...) no hay
conformismo social que no lleve consigo toda una gama de matices individuales. Es
tambien cierto que el campo de las variaciones permitidas es limitado. Es nulo o muy
débil en el círculo de los problemas religiosos y morales donde la variación se convierte
fácilmente en delito; es más amplio para todo lo que concierne a la vida económica. Pero
pronto o tarde, incluso en este último caso, se encuentra un límite que no puede ser
franqueado"

La mayoría de las objeciones se deriban de no compartir la base del método sociológico,


es decir la realidad objetiva de los hechos sociales. Durkheim sostiene que la sociología
"no podía nacer más que el día en que se hubiese presentido que los fenómenos sociales,
por el hecho de no ser materiales, no dejan de ser cosas reales que exigen el estudio.
Para llegar a pensar que había motivo de investigar lo que son, era preciso haber
comprendido que son de una manera definida, que tienen una manera de ser constante,
una naturaleza que no depende del arbitrio individual y de la cual se derivan relaciones
necesarias". Esta idea choca contra el postulado antropocéntrico, que según Durkheim
obstruye el progreso de la ciencia. "Disgusta al hombre renunciar al poder ilimitado que
él se ha atribuido durante largo tiemo sobre el orden social (...) En vano le han enseñado
repetidas experiencias que esta omnipotencia, en cuya ilusión se entretiene complacido,
ha sido siempre para él una causa de debilidad, que su imperio sobre las cosas no ha
comenzado realmente más que a partir del momento en que reconoció que ellas[las
fuerzas colectivas] tienen una naturaleza propia y en que se resignó a aprender de ellas
lo que realmente son. Expulsado de todas las demás ciencias, este deplorable prejuicio,
se mantiene tercamente en sociología. Por lo tanto, no hay nada más urgente que tratar
de liberar definitivamente a nuestra ciencia, y es éste el fin principal de nuestros
esfuerzos".

(1) sui géneris (Loc. Latina): De género o especie singular, excepcional o marcadamente
peculiar: tiene una forma bastante sui géneris de demostrar su alegría.

CAPITULO I : El método de Durkheim se construye para estudiar los hechos sociales. Por
lo tanto es del todo procedente que destine el primer capítulo a la definición de los que él
denomina hecho social. A su vez es fundamental ya que constituye el objeto de estudio
específico de la sociología que le permite ser una ciencia autónoma.
CAPÍTULO I

¿Que es un hecho social?

El método de Durkheim se construye para estudiar los hechos sociales. Por lo tanto es del
todo procedente que destine el primer capítulo a la definición de los que él denomina
hecho social. A su vez es fundamental ya que constituye el objeto de estudio específico
de la sociología que le permite ser una ciencia autónoma.

Definición del hecho social

"Es hecho social (I) toda manera de hacer, fija o no, susceptible de ejercer sobre el
individuo una coacción exterior; o también que (II) es general dentro de la extensión de
una sociedad dada a la vez que tiene una existencia propia, independiente de sus
manifestaciones individuales."

Esta definición establece dos criterios de distinción para detectar un hecho social a partir
de una definición a priori. Estos no son más que dos formas de abordar al hecho social, se
cruzan en muchos puntos y no son antagónicas, al contrario, son solidarias.

I- Criterio de coerción II- Criterio de generalidad


I- Criterio de coerción

Por definición, coacción debe ser exterior. La exterioridad es una propiedad distintiva del
hecho social. "Cuando yo cumplo mis funciones de padre, esposo, o ciudadano, ejecuto
los compromisos que he contraído lleno de deberes que son definidos, fuera de mí y de
mis actos, en el derecho y en las costumbres. Aun cuando están de acuerdo con mis
propios sentimientos y sienta interiormente su realidad, ésta no deja de ser objetiva;
porque no soy yo quien los ha hecho, sino que los he recibido por medio de la educación
Del mismo ocurre con el sistema de signos que se utiliza o la religión, si existían antes
que el individuo es porque existían fuera de él.

El hecho social ejerce una coacción sobre el individuo. "Sin duda, cuando yo estoy
completamente de acuerdo con ellos, esta coacción no se hace sentir o lo hace
levemente y por ello es inútil. Pero no deja de ser un carácter intrínseco de estos hechos,
y la prueba es que ella se afirma desde el momento en que intento resistir". Ya sea que
se manifieste como pena legal o condena moral, entre ambas no existe sino una
diferencia de grado y de consolidación. Incluso si se logra evitar la pena o la condena, el
esfuerzo que requiere hacerlo es prueba suficiente de su existencia.

En virtud de lo anterior, "no estando el individuo como su base, no pueden tener otro
sustrato que la sociedad". es por eso que este nuevo orden de fenómenos son los únicos
que pueden recibir la calificación de sociales y constituyen el dominio propio de la
sociología. Sin embargo existen hechos sociales que todavía no cobran una organización
definida en un código penal, por ejemplo. "Hay otros hechos que sin prestar estas formas
cristalizadas, tienen la misma objetividad y el mismo ascendiente sobre el individuo. Es lo
que se denomina corrientes sociales". Cita como ejemplo de las mismas, las asambleas y
el comportamiento del individuo en las mismas. "Aun en el caso de que hayamos
colaborado espontáneamente a la emoción común, la impresión que hemos recibido es
muy distinta de la que hubiésemos experimentado si hubiésemos estado solos. Además,
una vez que la asamblea de ha separado, que han cesado de obrar influencia sociales
sobre nosotros y una vez que nos encontramos de nuevo solos, los sentimientos que
hemos tenido nos hacen el efecto de algo extraño, donde no nos reconocemos". Estas
corrientes pueden desarrollarse hasta convertirse en movimientos de opinión más
duraderos.

Una experiencia sencilla mediante la cual puede confirmarse este hecho es observar la
educación de un niño. Se le impone desde que es bebe formar de vivir, de pensar, de
hacer y de hablar. Aunque, con el tiempo, deja de sentirse esta coacción, es ella la que
da poco a poco nacimiento a costumbres, a tendencias internas que la hacen inútil, pero
que no la reemplazan porque se derivan de ellas (...) La educación tiene cabalmente por
objeto hacer al ser social (...) Esta presión de todos los instantes que sufre el niño es la
presión misma del medio social que tiende a formarle a su imagen y semejanza, siendo
los padres y los maestros nada mas que sus representantes e intermediarios"

II- Criterio de generalidad


Este segundo criterio sólo es concebible cuando se tiene conciencia de las propiedades
enumeradas en el primer criterio. La sola generalidad de un fenómeno es un criterio
necesario, mas no suficiente para calificarlo de social. Aplicar ese calificativo a un
fenómeno porque se encuentra en todas las conciencias individuales es confundir al
hecho social con sus encarnaciones individuales. Lejos de esto, lo que constituye al hecho
social "son las creencias, las tendencias, las prácticas del grupo tomado colectivamente;
en cuanto a las formas que revisten los estado colectivos reflejándose en los individuos
son cosas de otra especie". Un hecho social " si es general, es porque es colectivo (es
decir, mas o menos obligatorio) (...) Está en cada parte porque está en el todo, pero no
está en el todo porque esté en las partes". Esto es ostensible cuando se trata de
creencias y prácticas heredadas por completo, envestidas de una autoridad que la
educación nos enseño a respetar y reconocer, pero también es válida para aquellas
creadas por nosotros. Un sentimiento colectivo que surge de una asamblea no expresa
simplemente lo que había de común entre todos los sentimientos individuales. Es la
resultante de la vida común, un producto de acciones y reacciones que se originan entre
las conciencias individuales; y si encuentra eco en cada una de ellas es en virtud de la
energía especial que él debe precisamente a su origen colectivo. Si todos los corazones
vibran al unísono no es debido a una concordancia espontanea y preestablecida, sino a
que una misma fuerza los mueve en idéntico sentido".

Esta analogía con el fenómeno de la resonancia en física, explícita la diferencia entre el


hecho social y sus encarnaciones individuales. Un sonido de cierta longitud de onda hace
que vibren al unísono todos los corazones, o todas las copas que posean el mismo punto
armónico. Pero no se debe confundir la vibración de las copas con el sonido. Hace falta
un método para aislarlo. La física lo tiene. En el seno de la sociedad algunas maneras de
pensar o de obrar " adquieren, debido a la repetición, una especie de consistencia que las
precipita, por así decirlo, y las aísla de los acontecimientos particulares que las reflejan.
Toman así un cuerpo, una forma sensible que le es propia y constituyen una realidad sui
generis, muy distinta de los hechos individuales que la manifiestan". La química tiene un
método para separar el producto del proceso de la precipitación. La sociología no posee
métodos análogos a estos para "separar al hecho social de toda mezcla para observarlo
en estado de pureza".Durkheim propone la estadística. Al tomarlas numéricamente por la
tasa media anual aísla al hecho social de sus manifestaciones particulares. "Porque,
como cada una de estas cifras comprende indistintamente todos los casos particulares,
las circunstancias individuales que pueden tener alguna intervención en la producción del
fenómeno se neutralizan allí mutuamente y, en consecuencia, no contribuyen a
determinarlo. Lo que expresa es un estado determinado del alma colectiva".

"Llegamos, pues, a representarnos de una manera precisa el campo de la sociología. No


comprende más que un grupo determinado de fenómenos. Un hecho social se reconoce
por el poder de coacción externo que ejerce o es susceptible de ejercer sobre los
individuos; y la presencia de este poder se reconoce a su vez por la existencia de una
sanción determinada, sea por la resistencia que el hecho opone a toda empresa
individual que tienda a violarlo. Sin embargo, se le puede definir también por la difusión
que presenta en el interior del grupo, a condición de que, siguiendo las observaciones
precedentes, se tenga cuidado de añadir como característica segunda y esencial que
existe independientemente de las formas individuales que toma al difundirse. Este último
criterio es incluso, en ciertos casos, más fácil de aplicar que el anterior. En efecto, la
coacción es fácil de comprobar cuando se traduce al exterior ,como ocurre con el
derecho, la moral, las creencias, las costumbres, incluso las modas. Pero cuando no es
más que indirecta, como la que ejerce la organización económica, no siempre se deja
percibir tan claramente. La generalidad combinada por la objetividad puede ser más
fáciles entonces de establecer. Por otra parte, esta segunda definición no es más que
otra forma de la primera; porque si una manera de conducirse, que existe fuera de las
conciencias individuales, se generaliza, no puede ser más que imponiéndose". En este
punto critica el sistema de la imitación de Tarde como motor de la génesis de los hechos
colectivos.

Durkheim finaliza el capítulo con una aclaración sobre la diferencia entre maneras de ser
y maneras de hacer. Los hechos sociales que poseen como base las maneras de hacer,
se los denomina de orden fisiológico. Las maneras de ser hacen referencia al sustrato de
la vida colectiva (las formas de vivienda, la distribución de la población, las vías de
comunicación, etc.) y los hechos sociales que tienen como base estas maneras de ser, se
denominan de orden morfológico. Estas presentan el mismo rasgo que las maneras de
hacer, se le imponen al individuo. "Si la población se amontona en nuestras ciudades en
lugar de dispersarse por los campos, es porque hay una corriente de opinión, un impulso
colectivo que impone a los individuos esta concentración". De este modo se ve que entre
hechos de orden morfológico y de orden fisiológico no hay más que una diferencia de
grado. "Hay así toda una gama de matices que, sin solución de continuidad, vincula los
hechos más caracterizados de estructura a estas corrientes libres de la vida social que no
han sido todavía formadas en ningún molde definido. Es, por lo tanto, que no hay entre
ellos más que diferencias en el grado de consolidación que presentan. Los unos y las
otras no son mas que vida mas o menos cristalizada. Sin duda, puede haber interés en
reservar el nombre de morfológicos para los hechos sociales que conciernen al sustrato
social, pero a condición de no perder de vista que son de la misma naturaleza que los
otros".

CAPITULO II: Regla fundamental del metodo sociologico y las tres reglas consecuentes.
CAPITULO II

Reglas relativas a la observación de los hechos sociales

Regla fundamental: considerar los hechos sociales como cosas

Prenociones en los prolegómenos de la ciencia

Toda ciencia se construye sobre reflexiones preexistentes a ella misma. Sin embargo, la
tarea de la ciencia es perfeccionarlas y acercarlas gradualmente a la realidad,
encauzarlas mediante el método. El problema surge cuando esas reflexiones sobre la
realidad a pesar de ser lejanas, se hacen pasar por ella. En las ciencias sociales el
problema es aún mayor, ya que al calor d la actividad social, todos lo hombres se forjan
representaciones de la realidad social y rara vez son certeras (confeccionadas sin método
alguno). Este es un problema central en la sociología desde la perspectiva de Durkheim.

"Es que, en efecto, la reflexión es anterior a la ciencia, que no hace más que servirse de
aquella con más método. El hombre no puede vivir en medio de las cosas sin hacerse
ideas sobre las mismas de acuerdo con las cuales regula su conducta. Sólo que, por el
hecho de que estas nociones están más cerca de nosotros y más a nuestro alcance que
las realidades a que corresponden, tendemos naturalmente a sustituir las últimas por las
primeras y a hacer de ellas la materia propia de nuestras especulaciones". De proseguir
de este modo, se pierde toda noción objetiva de "las leyes de la realidad", impidiendo el
objeto de la ciencia "conocer el presente y el pasado para lanzarse de un solo salto al
porvenir". Toda acción emprendida en base a estas falsas representaciones sería nada
más que un salto en falso. "Y es porque tal medio imaginario no ofrece al espíritu ninguna
resistencia, por lo que éste, no sintiéndose satisfecho con nada, se entrega a ambiciones
sin límite y cree posible construir, o mejor, reconstruir el mundo con sus solas fuerzas y a
medida de sus deseos". Este análisis de la realidad, en términos de Durkheim, es de tipo
meramente ideológico.

"Los hombres no han esperado el advenimiento de la ciencia social para formarse ideas
sobre el derecho, la moral, la familia, el Estado, la sociedad misma; porque no podían
pasarse sin ellas para poder vivir. Ahora bien, es sobre todo en sociología donde estas
prenociones, utilizando la expresión de BACON, se encuentran en estado de dominar a
los espíritus y sustituir a las cosas. En efecto, los hechos sociales no se realizan más que
por los hombres, son producto de la actividad humana. Por tanto, no parece ser otra cosa
que la puesta en práctica de ideas innatas o no, que llevamos dentro de nosotros, su
aplicación a las diversas circunstancias que acompañan a las relaciones de los hombres
entre sí. La organización de la familia, del contrato, de la represión, del Estado, de la
sociedad aparecen así como un simple desarrollo de las ideas que tenemos sobre la
sociedad, el Estado, la justicia, etc. Por consiguiente, parece que estos hechos y sus
análogos no tienen realidad más que en y por las ideas que son su germen y que se
convierten desde ese momento en la materia propia de la sociología". Si ésta se limita
únicamente al análisis de las ideas subjetivas y entiende a la sociedad como el desarrollo
real de las mismas, no pasa el umbral ideológico. La combinatoria compleja de los
individuos en sociedades genera un fenómeno sui generis e independiente de estos. Por
lo tanto, para un fenómeno que es de naturaleza social, el individuo no puede constituir
el punto de partida de una explicación.

Toma la teoría del desarrollo de las sociedades humanas de Comte como un ejemplo de
este error metodológico habitual en sociología. Si existe una evolución efectiva de la
sociedad y de sus ideas (a la sombra de la idea de progreso), sólo puede ser percibida
una vez construida la ciencia y nunca antes de ella. Contra la teoría de los estadios
evolutivos de las sociedades, Durkheim se inclina más por el nacimiento, desarrollo y
muerte de sociedades individuales.

Seguidamente, critica la idea de Spencer por la cual toma a las formas de cooperación
como el nodo de la vida social, diciendo que esto no se presenta a la simple inspección.
Sostiene que esto no es una definición de la sociedad, sino de una prenoción de Spencer
de la sociedad. La presencia de las prenociones no sólo se limita a los prolegómenos de
la ciencia. En el desarrollo de la misma se utilizan conceptos suya definición es sólo una
aproximación extremadamente vaga (términos como socialismo, libertad política,
democracia). "En las ramas especiales de la sociología es todavía mas acusado este
carácter ideológico. Éste es especialmente el caso de la moral. Es lícito decir, en efecto,
que no hay un sólo sistema en que no sea representada como el desarrollo simple de una
idea inicial que la contendría por completo en potencia". Sin embargo, este no es un
atributo exclusivo de la sociología. También tiene sus manifestaciones en la economía
política de autores como Stuart Mill.

Ya sea la evolución de la humanidad de Comte, la cooperación de Spencer, el fin


económico de la actividad social de Stuart Mill o la teoría del valor de los economistas, no
son más que desarrollos de las prenociones que los autores tienen sobre ese tema o, en
todo caso, conclusiones a las cuales se debe arribar luego de un desarrollo explicativo
vasto, a pesar de lo cual se encuentran al comienzo de la investigación. Este es un error
proveniente de no tratar a los hechos sociales como cosas, de acuerdo a la primera regla
fundamental.

Los hechos sociales como cosas

Los hechos sociales son cosas y se les debe tratar como tales. Son el único datum
ofrecido al sociólogo.¿Pero que quiere decir que un hecho social sea una cosa?: "En
efecto se entiende por cosa todo lo que es dado, todo lo que se ofrece, o, más bien, todo
lo que se impone a la observación. Tratar los fenómenos como cosas es tratarlos en
calidad de data que constituyen el punto de partida de la ciencia. Los fenómenos sociales
presentan indiscutiblemente este carácter. Lo que se nos da no es la idea que los
hombres se hacen del valor, porque ella es inaccesible; son los valores que cambian
realmente en el curso de las relaciones económicas. No es tal o cual concepción del ideal
de moral; es el conjunto de reglas que determinan efectivamente la conducta (...) Es
posible que la vida social no sea más que el desarrollo de estas nociones; pero
suponiendo que así sea, estas nociones no son dadas de inmediato. Por consiguiente, no
son alcanzables directamente, sino sólo a través de la realidad de fenómenos que las
expresan. No sabemos a priori que ideas se encuentran en el origen de las diversas
corrientes entre las cuales se reparten la vida social ni si las hay; solamente después de
haberlas remontado hasta sus fuentes sabremos de dónde provienen.

Nos es preciso considerar, pues, los fenómenos sociales en sí mismos, separados de los
sujetos conscientes que se los representan; es preciso estudiarlos desde fuera como
cosas exteriores; porque es así como se presentan a nosotros. Si esta exterioridad no es
más que aparente, la ilusión se disipará a medida que la ciencia avance y se verá, por así
decirlo, lo exterior entrar en el interior. Pero no es lícito prejuzgar la solución, y aún
cuando finalmente no tengan todos los caracteres intrínsecos de la cosa, se les debe
tratar al principio como si los tuvieran"
Esta forma de proceder se encuentra en consonancia con las propiedades del hecho
social descritas en el capítulo I " Por lo demás, y de una manera general, lo que se ha
dicho antes sobre los caracteres distintitos del hecho social basta para asegurarnos
respecto de la naturaleza de esta objetividad y para probar que no es ilusoria. En efecto,
se reconoce principalmente una cosa por el signo de que no puede ser modificada por un
simple decreto de la voluntad. No es que sea refractaria a toda modificación. Pero para
producir un cambio en ella, no basta con quererlo, es preciso además un esfuerzo más o
menos laborioso, debido a la resistencia que nos opone y que, por otra parte, no puede
siempre ser vencida. (...) Por consiguiente, al considerar los fenomenos sociales como
cosas, no haremos más que obrar de acuerdo con su naturaleza".

II

"Pero la experiencia de nuestros predecesores nos han mostrado que para asegurar la
realización práctica de la verdad que acaba de establecerse, no basta con dar una
demostración teórica de ella, ni siquiera con penetrarse de ella. El espíritu se siente tan
naturalmente inclinado a desconocerla, que se volverá a caer inevitablemente en los
antiguos procedimientos si no se le somete a una disciplina rigurosa, cuyas reglas
principales, corolarios de la precedente, vamos a formular"

1- Es preciso descartar sistemáticamente todas las nociones previas.

Este principio es la base y fundamento de todo método científico y se encuentra en


estrecha concordancia con la duda sistemática de Descartes y con los idola de Bacon
"Las dos grandes doctrinas que con tanta frecuencia han sido puestas entre sí
concuerdan en este punto esencial". En su práctica, el sociólogo "es preciso que se libere
de estas falsas pruebas que dominan el espíritu del vulgo, que sacuda de una vez para
siempre el yugo de estas categorías alas que un prolongado hábito acaba muchas veces,
por volver tiránicas".

Esta liberación es un proceso arduo, puesto que "Nos apasionamos, en efecto, por
nuestras creencias políticas y religiosas, por nuestras practicas morales de un modo
distintos que por las cosas del mundo físico; en consecuencia ese carácter pasional se
comunica a la manera en que concebimos y nos explicamos las primeras". Cualquier idea
que las contradiga, independientemente de las pruebas en que se basa, será
inmediatamente tomada como enemiga, " se lo opone una delicada negativa y la pasión,
para justificarse, no tarda en sugerir razones que se encuentran fácilmente decisivas.
Estas nociones pueden incluso tener tal prestigio que no toleran ni siquiera el examen
científico (...) Muy lejos de admitir que estos sentimientos dependen de la ciencia, es a
ellos a los que se cree que debemos dirigirnos para hacer la ciencia de las cosas con las
que se relacionan (...) Los sentimientos cuyo objeto esta constituido por las cosas
sociales no poseen ningún privilegio sobre los demás, porque no tienen otro origen. Se
han formado, ellos también, históricamente; son producto de la experiencia humana,
pero de una experiencia confusa y desorganizada. No se deben a no se que anticipación
trascendental de la realidad, sino que son la resultante de toda clase de impresiones y de
emociones acumuladas sin ningún orden, al azar de las circunstancias, sin una
interpretación metódica. ".

En resumen, Durkheim propone someter el sentimiento a la ciencia, en lugar de dejar que


esta sea guiada por aquel. " el sentimiento es el objeto de la ciencia, no el criterio de la
verdad científica". De todos modos, el hecho de que las pasiones sean mas fuertes con
respecto a los objetos sociales que a los físicos no constituye una traba insoslayable.
Toda ciencia topo en sus comienzos con problemas similares y los ha superado. Desde su
perspectiva anda indica que la sociología no pueda hacer lo mismo.

2- No tomar jamás por objeto de las investigaciones más que un grupo de fenómenos
previamente definidos por ciertos caracteres exteriores que les son comunes (A) e incluir
en la misma investigación a todos los que respondan a esta definición(B).

(A) La primer regla es esencialmente negativa, enseña a eliminar las prenociones


vulgares, pero no enseña a captar los hechos en un estudio objetivo. Para ello es un paso
fundamental establecer una definición objetiva del hecho social a estudiar. Para que esta
regla se cumpla, la definición debe expresar los fenómenos en función de propiedades
que le son inherentes, que lo caracterice por un elemento integrante de su naturaleza, y
no en base a ideas del espíritu o por su conformidad con una noción ideal. Por este
método, en primera instancia sólo son asequibles sus características mas superficiales.
Pero esto se debe a que esta regla corresponde con una etapa inicial de la ciencia. En
este punto, cuando los hechos todavía no han sido objeto de ninguna elaboración, las
características mas profundas y por ende más esenciales y de mayor valor explicativo, no
pueden alcanzarse en este punto. Son desconocidos a menos de que se reemplacen por
una prenoción, paso considerado improcedente metodológicamente hablando.

Al definir al hecho social mediante un carácter exterior, la clasificación de los fenómenos


no depende tanto del sociólogo como de la naturaleza de los hechos mismos. Al mismo
tiempo, posibilita que la categoría pueda ser conocida por todos y controlada por todos.

Esta definición prototípica se encuentra en estrecho vínculo con el denominado sentido


común y el lenguaje vulgar. Este vínculo puede ser tanto positivo como negativo. En la
practica siempre se parte del concepto vulgar, ya que es este primer concepto el que nos
permite ver la agrupación de una serie de fenómenos bajo un mismo rótulo. Muchas
veces, el lenguaje vulgar incluso nos indica en que dirección buscar. Sin embargo, como
ya vimos que la sociedad no puede funcionar sin generar nociones sobre este
funcionamiento, creemos tener definidos ciertos conceptos (como familia, Estado, moral)
cuando no es mas que una vaga formulación. En este punto la ambigüedad del término
vulgar, bajo la cual se agrupan hechos demasiado disímiles entre si, es tal que hace
imperiosa la necesidad de un concepto científico que aporte algo de claridad. Puede
ocurrir que el término científico entra en contradicción con el sentido común. Sin
embargo, desde la perspectiva de Durkheim, esto no debe constituir un freno para el
científico social.

Sin embargo, es fundamental que esta regla es aplicable en momentos tempranos de la


actividad científica " Puesto que la definición cuya regla acabamos de dar está colocada
al comienzo de la ciencia, no podrá tener por objeto expresar la esencia de la realidad;
debe solo ponernos en condiciones de llegar a ella posteriormente. Tiene como única
función hacernos entrar en contacto con las cosas, y como estas no pueden ser captadas
por el espíritu sino desde fuera, es por sus exteriores como los expresa". El único
problema surgiría, si los caracteres exteriores de los hechos sociales fueran meramente
accidentales y sin ninguna relación con su esencia real. "Pero a menos que el principio de
causalidad no sea más que una vana palabra, cuando unos caracteres determinados se
encuentran de una manera idéntica y sin ninguna excepción en todos los fenómenos de
un cierto orden, se puede tener la seguridad de que ellos se relacionan estrechamente
con la naturaleza de estos últimos y que son solidarios de ellos".

Durkheim profundiza en la importancia de considerar distintos estadios en la actividad


científica, en cuanto a la definición y en cuanto al lenguaje utilizado en ella. "Por
consiguiente, por superficiales que sean, estas propiedades muestran perfectamente al
sabio, siempre que hayan sido observadas metódicamente, el camino que debe seguir
para penetrar mas en el fondo de las cosas, con el anillo primero e indispensable de la
cadena que la ciencia desarrollará a continuación en el curso de sus explicaciones. (...)El
punto de partida de la ciencia o conocimiento especulativo no podría ser otro que el del
conocimiento vulgar o practico. Es solamente más allá, es decir, en la forma en que es
elaborada despajes esta materia común, donde empiezan las divergencias".

(B) Una vez definido el criterio de inclusión en base al rasgo exterior del hecho social,
para que la definición permanezca siendo objetiva, deben incluirse todos los que cumplan
con dicho criterio. "...esta claro que esta definición deberá comprender, sin excepción ni
distinción alguna, todos los fenómenos que presentan estos caracteres; porque nosotros
no tenemos ninguna razón ni medio de elegir entre ellos". Dicha eliminación no puede
hacerse de acuerdo con la naturaleza de los hechos, sino de acuerdo con una prenoción
subjetiva, "puesto que en el comienzo de la ciencia ninguna investigación ha podido
establecer todavía la realidad de esta usurpación, en el supuesto de que sea posible" Si
se conserva a alguno en detrimento de otros, es porque aquellos cumplían mejor con la
precondición ideal que tenia el investigador. Durkheim sostiene que las formas mórbidas
de un fenómenos no son de otra naturaleza que las formas normales y por lo tanto es
necesario observar las primeras como las ultimas para determinar esta naturaleza.

EJEMPLO

Durkheim aplica este criterio para definir al crimen. "Comprobamos la existencia de un


cierto numero de actos que presentan, todos ellos, este carácter exterior, y que una vez
realizados determinan por parte de la sociedad esta reacción particular que se denomina
pena. Hacemos de ellos un grupo sui generis, al cual imponemos una rubrica común;
llamamos delito a todo acto castigado y hacemos del delito así definido el objeto de una
ciencia especial, la criminología". Esta definición se encuentra en conflicto con el termino
tradicional de crimen. "Es evidente que para el sentido común los hechos del
pensamiento libre o los atentados a la etiqueta, tan regular y severamente castigados en
muchas sociedades, no son considerados como delitos ni siquiera e lo que respecta a
estas sociedades". Sostiene que si bien existe una diferencia entre los fenómenos
mórbidos y normales, ambos son de una misma naturaleza: "A medida que se admita que
un mismo fenómeno pueda ser debido ya a una causa, ya a otra-, las causas que
imprimen a un acto, aunque de una manera anormal, el signo distintivo del delito, no
podrían diferir en especie de las que producen normalmente el mismo efecto; se
distinguen solamente en grado o también porque no actúan dentro del mismo conjunto
de circunstancias. El delito anormal es entonces todavía un delito y debe, en
consecuencia, entrar en la definición de delito". Esta definición del delito corresponde a la
etapa temprana en que es formulada. "Desde luego, no es la pena la que hace al delito,
pero es por ella como se nos revela exteriormente y, por consiguiente, es de ella de
donde tenemos que partir si queremos llegar a comprenderlo".

3- Pero la sensación es fácilmente subjetiva. Los caracteres exteriores en función de los


cuales define el objeto de sus investigaciones deben ser lo más objetivos posibles, es
decir aislados de sus manifestaciones individuales.

"Se puede afirmar en principio que los hechos sociales son tanto mas susceptibles de ser
representados objetivamente cuanto mas desprendidos están de los hechos individuales
que los manifiestan.

En efecto, una sensación es tanto mas objetiva cuanto mayor fijeza tiene el objeto a que
ella se refiere; porque la condición de toda objetividad es la existencia de un punto de
referencia, constante e idéntico, al cual se pueda referir la representación y que permita
eliminar todo lo que tiene esta de variable y subjetivo". La vida social se caracteriza por
su dificultad de aislarla de los acontecimientos particulares que la encarnan. "Pero
sabemos que presenta la particularidad de que, sin dejar de ser ella misma, es
susceptible de cristalizarse. Fuera de los actos individuales que suscitan, las costumbres
colectivas se expresan bajo formas definidas, reglas jurídicas, morales, dichos populares,
hechos de estructura social, etc. Como estas formas existen de una manera permanente,
como no cambian con las diversas aplicaciones que se hace de ellas, constituyen un
objeto fijo, una marca constante que esta siempre al alcance del observador y que no
deja lugar a las impresiones subjetivas y a las observaciones personales". Las reglas del
derecho son lo que son y no hay dos maneras de percibirla. A su vez, en la medida en
que no son mas que la vida social consolidada luego de un periodo de tiempo, es legitimo
estudiar esta ultima a través de las primeras. De este modo se cumple la condición de
toda objetividad: "la existencia de u punto de referencia, constante e idéntico, al cual se
pueda referir la representación y que permita eliminar todo lo que tiene esta de variable
y subjetivo".

Durkheim concluye el capitulo haciendo explicito el estadio larvario de la ciencia


sociológica en el marco del cual escribe estas líneas."Sin duda alguna, procediendo así,
se deja provisionalmente fuera de la ciencia la materia concreta de la vida colectiva y, sin
embargo, por cambiante que ella sea, no tenemos derecho a postular a prior su
ininteligibilidad. Pero si se quiere seguir una iba metódica, es preciso establecer los
primeros cimientos de la ciencia sobre terreno firme, no sobre arena movediza. Es
preciso abordar el reino social por los lugares en que ofrece más facilidades a la
investigación científica. Solo después de esto será posible seguir mas adelante en la
investigación y, por medio de trabajos progresivos de acercamiento, encerrar poco a
poco esta realidad huidiza que el espíritu humano acaso no podar jamás captar
completamente"

CAPITULO III: Reglas relativas a la distinción entre lo normal y lo patológico.


Existe una pregunta fundamental acerca del papel que cumple la ciencia, en especial las
ciencias sociales, en la persecución de fines y la distinción entre medios. Frente a esta
aporía surgen dos escuelas distintas con dos respuestas posibles. La primera de las
posturas sostiene que la ciencia sólo pueden describir "lo que es", relegando el "deber
ser" al reino de los incognoscible científicamente, el mundo de los valores, los ideales y la
política. "El bien y el mal no existen según ella. Nos puede decir cómo las causas
producen sus efectos, no qué fines se deben perseguir.(...) La ciencia dice un escritor ya
citado, puede muy bien iluminar al mundo, pero deja la noche en los corazones; es al
corazón al que corresponde encender su propia luz".

En este libro Durkheim defiende la segunda postura e intenta defenderla teóricamente


salvando la coherencia lógica de su epistemología y método, independiente de las
subjetividades humanas. Es decir, lo que él denomina "método ideológico" puede recurrir
a razones supracientíficas para apuntalar el "deber ser" de determinados fines, licencia
que no se puede tomar su método racionalista. Se intenta "reivindicar el derecho de la
razón sin caer en la ideología". Si se considera a los medios como fines en sí mismos, si la
realización del medio debe ser tan deseada como el fin mismo, entonces ¿que criterio
sigue la ciencia para discernir entre dos medios posibles? "¿Por qué nos iba a
recomendar el camino más rápido con preferencia al más económico, el más seguro
antes que el más sencillo, o a la inversa? Si no puede guiarnos en la determinación de los
fines superiores, no será menos impotente cuando trate de estos fines secundarios y
subordinados, llamados medios?".

En este punto Durkheim recurre a una analogía que constituye la piedra angular sobre al
cual se construye su distinción entro lo normal y lo patológico. "En efecto, para las
sociedades como para los individuos, la salud es buena y deseable; la enfermedad, por el
contrario, es una cosa mala que debe ser evitada. Si entonces encontramos un criterio
objetivo, inherente a los hechos mismos, que nos permita distinguir científicamente la
salud de la enfermedad en los diversos órdenes de fenómenos sociales, la ciencia se
encontrará en condiciones de iluminar la práctica mientras continúa fiel a su propio
método".

Se hace imperativo entonces establecer un método claro para la distinción entre normal
y patológico, así como también la definición teórica de ambos conceptos.

En primer lugar, Durkheim descarta la definición de ambos en función del sufrimiento, de


la adaptación a determinado medio o a las posibilidades de sobrevivir. Incluso si este
último criterio fuese efectivo en biología, no lo es en sociología ya que no existe en esta
ciencia el punto de referencia que si dispone aquella: la cifra de mortandad media.
Cuando una sociedad nace o muere es completamente indeterminable.

Al no surgir pruebas de hecho, Durkheim intenta definirlos, por el momento, mediante


razonamientos deductivos, aceptando que las conclusiones extraídas por este medio no
tienen mayor valor que las presunciones subjetivas. Se puede definir patológico a todo
acontecimiento que tiene consecuencias funestas para la sociedad. Pero hay un
problema con este criterio, sólo se puede considerar de este modo cuando perturba el
desarrollo normal de las funciones de la sociedad. Por lo tanto este criterio presupone la
definición de normal y como reconocer un estado normal, y lo que verdaderamente lo
descarta como criterio válido, es que en este caso el concepto de "normal" sólo puede
ser constituido a priori, y dependiendo de consideraciones subjetivas para la definición de
normal. Para un ateo en el mundo moderno, los remanentes religiosos con anormales,
mientras que para un sacerdote, es la incredulidad lo que constituye la anormalidad.

"El defecto común de todas estas definiciones es que quieren alcanzar prematuramente
la esencia de los fenómenos. (...) En lugar de pretender de buenas a primeras determinar
las relaciones del estado normal y de su contrario con las fuerzas vitales, busquemos
sencillamente algún signo exterior perceptible de inmediato, pero objetivo, que nos
permita reconocer y distinguir dos órdenes de hechos."

Durkheim procede del siguiente modo. Sostiene que todos los fenómenos sociales,
permaneciendo idénticos a sí mismos, pueden revestir dos formas:

1)Generales:

Tienen lugar sino en todos los individuos, en la mayor parte de ellos, y si bien pueden
sufrir variaciones de un sujeto a otro, éstas están comprendidas entre límites muy
aproximados.

2)Excepcionales:

No sólo no se encuentran en la mayoría de los sujetos, sino que allí donde se manifiestan
no lo hacen de manera prolongada. Son una excepción en el tiempo como en el espacio.

"Estamos, por tanto, en presencia de dos variedades distintas de fenómenos, que deben
ser designadas con palabras diferentes. Llamaremos normales a los hechos que
presenten las formas más generales y daremos a los otros el nombre de mórbidos o de
patológicos.

Una vez definidos teóricamente los conceptos, hace falta una manera de distinguir entre
ambos. Este es el papel del tipo medio, definido como "el ser esquemático que se
constituiría uniendo en un mismo todo, en una especie de individualidad abstracta, los
caracteres más frecuentes en la especie con sus formas más frecuentes". Una vez
definido, esta marca cumple una tarea fundamental, toda desviación con respecto a ella
constituye un fenómeno patológico.
Sin embargo, Durkheim hace en este punto una aclaración: "Las condiciones de salud y la
enfermedad no son definibles in abstracto y de una manera absolutas". Guardan una
estrecha relación con las variaciones entre e intra especies, pero más que nada, es
preciso considerarlas en relación a la etapa correspondiente de su desarrollo.

Una vez hecha la definición de los conceptos y cómo distinguirlos, queda la pregunta
sobre el por qué son deseables los fenómenos normales. Durkheim sostiene que la
generalidad que reviste un fenómeno normal, "...sería inexplicable si las formas de
organización más extendidas no fuesen las más avanzadas, al menos en su conjunto.
¿Cómo hubieran podido mantenerse en una variedad tan grande de circunstancias si no
pusieran al individuo en condiciones de resistir mejor las causas de destrucción? Por el
contrario, si las otras son más raras, es evidente que, en la generalidad de los casos, los
sujetos que las presentan tienen más dificultades para sobrevivir. La frecuencia mayor de
las primeras es por tanto la prueba de su superioridad".

II

Una vez determinado el carácter normal de un fenómeno, es necesario un segundo


procedimiento: establecer si el signo exterior que lo reveló (su generalidad), esta fundado
en la naturaleza de las cosas. Este procedimiento hace posible que se pase de una
"normalidad de hecho" a una "normalidad de derecho". Durkheim sostiene que "Por
consiguiente, la normalidad de fenómeno se explicará solamente por el hecho de que
esté unido a las condiciones de existencias de la especie considerada bien como efecto
mecánicamente necesario de esas condiciones, bien como un medio que permita a los
organismos adaptarse a ellas". De esto se desprende una distinción entre dos causas
posibles: "efectos necesarios" y "adaptación". Una explicación completa de los
fenómenos consiste en dar "por determinadas bien sus causas o bien sus funciones".
Actualmente la primera toda el nombre de explicación causal y la segunda el nombre de
explicación funcional.

Al determinarla teniendo en cuenta únicamente su generalidad sin vincularla a las


condiciones de existencia vigentes, podría inducir a error. Esto ocurre especialmente en
los periodos de transición de una "(...) especie que está a punto de evolucionar sin
haberse fijado todavía definitivamente bajo una forma nueva.". La normalidad de un
fenómeno debe ser establecida en relación a la etapa de evolución de la especia, ya que
en estos casos, dicho fenómeno puede no estar en relación con las condiciones de
existencia vigentes. "Un hecho puede persistir así en toda le extensión de la especie,
aunque ya no responda a las exigencias de la situación. Por consiguiente, ya no hay más
que las apariencias de la normalidad; porque la generalidad que presenta no es ya más
que una etiqueta engañosa, puesto que no manteniéndose más que por la fuerza ciega
del hábito, ella ya no es indicio de que el fenómeno observado está ligado estrechamente
a las condiciones generales de la existencia colectiva.". Por esta razón puede observarse
más fácilmente la normalidad de un fenómeno en especies sociales que hayan realizado
su evolución integral, como por ejemplo las sociedades ágrafas.

Este apartado concluye con una distinción entre el carácter útil de un fenómeno y su
normalidad, fundamental para establecer por que un fenómeno normal es deseable, lo
cual posibilitaría que la ciencia pueda indicar los fines tanto como los medios. "En fin y
especialmente, si es cierto que todo lo que es normal es útil, a menos que sea necesario,
es falso que todo lo que es útil sea normal. Podemos estar bien seguros de que los
estados que se han generalizado en la especie con más útiles que los que han quedado
como excepcionales; no de que ellos sean los más útiles que existen o pueden existir. No
tenemos ningún motivo para creer que se han ensayado todas las combinaciones
posibles en el curso de la experiencia y, entre las que no han sido jamás realizadas, pero
que son concebibles, puede haberlas que sean más ventajosas que las que nosotros
conocemos. La noción de lo útil desborda la noción de lo normal; la primera es a la última
lo que el género a la especie. Ahora bien, es imposible deducir lo mayor de lo menos, la
especie del género. Pero se puede encontrar el género en la especie puesto que ella lo
contienen. Por este motivo, una vez que se ha comprobado la generalidad del
fenómenos, se pueden confirmar los resultados del primer método, haciendo ver como
sirve el fenómeno".

A continuación, las tres reglas que consuman este apartado.

I- Un hecho social es normal para un tipo social determinado, considerado en una fase
determinada de su desarrollo, cuando se produce en la medida de las sociedades de esta
especie, considerada en la fase correspondiente de su evolución.

II- Se pueden comprobar los resultados del método precedente haciendo ver que la
generalidad del fenómeno se relaciones con las condiciones generales de la vida
colectiva en el tipo social considerado.

III- Esta comprobación es necesaria cuando este hecho se refiere a una especie social que
no ha realizado todavía su evolución integral.

II

"Estamos tan acostumbrados a zanjar con una palabras estas cuestiones difíciles y a
decidir rápidamente de acuerdo a observaciones ligeras y a golpe de silogismos si un
hecho social es o no normal, que acaso se juzgue este procedimiento inútil y
complicado". Esta distinción es más fácil en el campo de la biología, sin embargo, la
mayor complejidad y movilidad de los fenómenos propios de la sociología requieren que
se trace con mayor recaudo.

Para ilustrar la distinción entre lo normal y lo patológico de un fenómeno en sociología, a


la par de mostrar los errores en los que se puede recaer, Durkheim utiliza el ejemplo del
delito y aplica las reglas precedentes.

Con respecto a la generalidad, el delito se observa no sólo en todos los tipos de


sociedades. "No hay una en la que no haya criminalidad. Ésta cambia de forma, los actos
así calificados no son en todas partes los mismos; pero en todos los sitios y siempre ha
habido hombres que se conducían de forma que atraían sobre ellos la represión penal." A
su vez, utilizando la estadística, se observa que en el paso de las sociedades inferiores a
las más avanzadas la criminalidad aumenta sensiblemente. "Por tanto, no hay fenómeno
que presente de manera más irrecusable todos los síntomas de normalidad, puesto que
aparece estrechamente ligado a las condiciones de toda vida colectiva". Esto no quita
que existan formas mórbidas de criminalidad, como por ejemplo cuando esta presenta un
índice exagerado.

Al calificar de normal el fenómeno del delito, implica decir no sólo que es inevitable, sino
también

parte integral de la salud de una sociedad, e tanto que útil para la evolución normal de la
moral y el derecho. Y esta utilidad puede ser indirecta o directa.

Utilidad indirecta

Durkheim define el delito como "un acto que ofende ciertos sentimientos colectivos,
dotados de una energía y de una nitidez particulares". Por lo tanto, para que esos actos
considerados como delitos no se realicen, esos sentimientos deberían encontrarse en
todas y cada una de las conciencias individuales y con la intensidad suficiente para
contrarrestar sentimientos opuestos."Pero no se presta atención al hecho de que estos
estados fuertes de la conciencia común no se pueden reforzar así sin que los estados
más débiles, cuya violarían no daba lugar anteriormente más que a faltas puramente
morales, sean a la vez reforzados, porque los últimos no son más que la prolongación, la
forma atenuada de los primeros". De proceder de este modo, los sentimientos colectivos
se volverán más sensibles a las lesiones que no los laceraban más que ligeramente. Las
simples faltas morales pasarían constituir delitos, fruto de una reprobación más enérgica.
Durkheim ejemplifica esta situación con el siguiente ejemplo: "En otros tiempos as
violencias contra las personas eran más frecuentes que hoy día porque el respeto a la
dignidad humana era más débil. Como éste ha aumentado, estos delitos se han vuelto
más raros; pero también, muchos actos que lesionaban este sentimiento han entrado en
el derecho penal, del que antes no dependían". Estos actos son las calumnias, las injurias
y la difamación.

Por lo tanto, el crimen no sería eliminado, sin que cambiaría de forma. Pasaría de una
inquisición a otra, de las formas más graves a las más atenuadas. La única forma, sería la
existencia de sentimientos colectivos universales de absoluta extensión e intensidad.
"Pero una uniformidad tan universal y absoluta es radicalmente imposible, porque el
medio físico inmediato en el cual cada uno de nosotros se haya colocado, los
antecedentes hereditarios, las influencias sociales de que dependemos varían de un
individuo a otro y, en consecuencia, las conciencias son distintas (...) Por este motivo,
incluso en los pueblos inferiores, en que la originalidad individual está muy poco
desarrollada, esta originalidad no es nula. Por consiguiente, como no puede haber
ninguna sociedad en que los individuos no diverjan más o menos del tipo colectivo, es
inevitable también que entre estas divergencias haya algunas que presenten un carácter
criminal. Porque lo que les confiere este carácter no es su importancia intrínseca, sino la
importancia que les concede la conciencia común."
En la medida en que la originalidad individual es la fuente y el sustento de la evolución
normal de la moral y el derecho, los sentimientos colectivos no deben asfixiarla. Para que
las transformaciones del derecho y la moral entre tipos sociales y dentro de los mismos
tipos, "es preciso que los sentimientos colectivos que constituyen la base de la moral no
sean refractarios al cambio y que, por consiguiente, tengan sólo una energía moderada
(...) Todo ordenamiento, en efecto, es un obstáculo para una reorganización y esto tanto
más cuanto más sólido y primitivo sea este ordenamiento."

Por lo tanto, los sentimientos colectivos deben ser, sólo en cierta medida, permeables a
los actos delictivos. "Es preciso que la autoridad que tiene la conciencia moral no sea
excesiva; en otro caso nadie se atrevería a contradecirla y ella plasmaría demasiado
fácilmente en una forma inmutable. Para que pueda evolucionar, es preciso que pueda
abrirse paso la originalidad individual; ahora bien, para que la conciencia del idealista
que sueña con ir más allá de su siglo pueda manifestarse, es necesario que la del
delincuente que está por debajo de su tiempo sea posible. La Una no existe sin la otra."

"Esto no es todo. Además de su utilidad indirecta, ocurre que el propio delito representa
un papel útil en esta evolución. No solamente él implica que el camino se halla abierto a
los cambios necesarios, sino además, en ciertos casos, prepara directamente los
cambios."

Utilidad directa

En muchas ocasiones, lo que en un momento en determinada sociedad se considera un


delito es una anticipación de la conciencia moral de la misma sociedad en una etapa
futura. Durkheim toma como ejemplo a Sócrates y su independencia de pensamiento,
considerada entonces en Atenas como un delito (por lo cual se lo condenó) y considera
que "servía para preparar una moral y una fe nuevas, de las que los atenienses venían
entonces necesidad porque las tradiciones de que habían vivido hasta entonces no
estaban en armonía con las condiciones de su existencia (...) La libertad de pensamiento
que disfrutamos hoy día jamas hubiera podido ser proclamada si las reglas que la
prohibían no hubiesen sido violadas antes de ser solemnemente derogadas. Sin embargo,
en aquel momento, aquella violación era un delito, porque era una ofensa a los
sentimientos todavía muy vivos de la generalidad de las cosas. Y, sin embargo, este
delito era útil porque preludiaba transformaciones que de día en día se hacían
necesarias. La filosofía libre ha tenido por predecesores a los herejes de todas las clases,
a los que el brazo secular ha castigado justamente durante toda la Edad Media y hasta la
misma víspera de la Edad Contemporánea."

A continuación Durkheim advierte sobre la postura del científico social. Nuevamente


recuerda que los objetos de estudio deben ser tomados por su carácter exterior, en este
caso, la normalidad del fenómeno debe ser aprehendida por su generalidad. Esto no es
suficiente, es cierto, pero en un primer momento es necesario para evitar ciertos errores
parciales cargados de subjetividad como los que le adjudica a Garofalo y a Spencer, que
omiten la generalidad del fenómeno del delito.Ahora bien, como el objeto principal de
toda ciencia de la vida, individual o social, es en suma definir el estado normal, explicarlo
y distinguirlo de su opuesto, si la normalidad no se da en las cosas mismas, si por el
contrario es un carácter que nosotros les imprimimos desde afuera, o que les negamos
por cualquier razón, ello es debido a esta saludable dependencia. El espíritu se encuentra
cómodo enfrente de lo real, que no tiene mucho que enseñarle; no está ya contenido por
la materia a la que él se aplica, puesto que es él, de algún modo, quien la determina. (...)
Para que la sociología sea verdaderamente una ciencia de las cosas, es preciso que se
considere la generalidad de los fenómenos como criterio de su normalidad."

A modo de conclusión, sobre el tema de la persecución de fines y el papel de la ciencia,


Durkheim sostiene lo siguiente. "Si lo deseable no es objeto de la observación, pero
puede y debe ser determinado por una especie de cálculo mental, no se puede asignar
ningún límite, por así decirlo, a la libre invención de la imaginación que va en busca de
los mejor. Porque ¿cómo vamos a asignar a la perfección un término que no puede
sobrepasar? Por definición, escapa a toda limitación. El fin de la humanidad recula
entonces hacia el infinito, desanimando a unos por su propio alejamiento, excitando, por
el contrario, a los otros que, para aproximarse al mismo un poco, aprietan el paso y se
precipitan en las revoluciones. (...) No se trata de perseguir desesperadamente un fin que
huye a medida que avanzamos, sino de trabajar con una regularidad perseverante para
mantener el estado normal, para restablecerlo si ha sido turbado, para encontrar sus
condiciones si ellas llegan a cambiar. El deber del hombre de Estado no es ya empujar
violentamente a las sociedades hacia un ideal que le parece seductor, sino que se papel
es el del médico: previene el nacimiento de las enfermedades mediante una buena
higiene y, cuando se declaran, procura curarlas"

CAPITULO IV: Morfología social y constitución de los tipos sociales.


CAPITULO IV - Reglas relativas a la constitución de los tipos sociales.

La importancia en la constitución de tipos sociales, radica en que la clasificación de un


fenómeno social como normal o patológico (ver CAPITULO II) se establece en función de
esta. Un mismo fenómeno puede ser normal en una especie y patológico en otra.
Durkheim encuentra en el concepto de "especie" la posibilidad de facilitarle al sociólogo
un término medio entre dos concepciones contrarias de la vida colectiva: el nominalismo
de los historiadores y el realismo de los filósofos.

Nominalismo de los historiadores Realismo de los filósofos


Sociedades Son individualidades heterogéneas incomparables entre sí. La idiosincrasia
particular de cada uno hace imposible todo tipo de generalización. Son combinaciones
contingentes y provisionales, sin otra realidad que la que dimana de los atributos
generales de la naturaleza humana.
Historia Es una serie de acontecimientos que se encadenan sin reproducirse Es una serie
de acontecimientos que poseen valor por ser ilustración de las leyes generales que se
hallan inscritas en la constitución del hombre y gobiernan todo desarrollo histórico
Estado de salud Sus condiciones no se puede determinar teóricamente, sino que son el
producto de la experiencia y la práctica y relativo a cada especie Sus condiciones pueden
ser establecidas de una vez y para siempre para todo género humano

Pero, sostiene Durkheim, esta falsa aporía se resuelve "... una vez que se ha reconocido
que entre la confusa multitud de las sociedades históricas y el concepto único, pero ideal,
de la humanidad, hay términos medios: son las especies sociales. En la idea de especie,
en efecto, se encuentran ellas reunidas y también la unidad que exige toda investigación
verdaderamente científica y la diversidad que ofrecen los hechos, puesto que la especie
es la misma en todos los individuos que forman parte de ella y, por otra parte las
especies difieren entre sí." De esta manera el concepto de "especie social" permite
respetar la variabilidad empírica de las instituciones sociales sin que esta eluda un punto
de apoyo al pensamiento científico. A su vez, este postulado destruye la ingenua
linealidad ideal del desarrollo histórico y el proceso de evolución continua de las
sociedades presente en Comte oponiéndole la existencia una pluralidad de tipos sociales
cualitativamente distintos entre sí.

Pero ¿cómo construir estas especies?

La regla metodológica que sostiene que sólo es pertinente remontarse a lo general luego
de haber observado exhaustivamente lo particular, hace especialmente difícil establecer
un criterio para determinar las especies sociales. Para construir una tipología, sería
necesario que se describiesen todas las sociedades particulares, lo cual implica una tarea
titánica pues todo individuo es infinito y pro ende inagotable.

Sin embargo, Durkheim sostiene esta postura. "En efecto, es inexacto que la ciencia sólo
pueda instituir leyes después de haber pasado revista a todos los hechos que ellas
expresan, ni formar géneros más que después de haber descrito en su integridad los
individuos que ellos comprenden. El verdadero método experimental tiende más bien a
sustituir los hechos vulgares, que no son demostrativos más que a condición de ser
numerosos y que por consiguiente no permiten obtener más que conclusiones siempre
dudosas, por hechos decisivos y cruciales, como decía Bacon, que por sí mismos y con
independencia de su número tienen un valor y un interés científicos." A su vez, la
investigación sólo es verdaderamente útil cuando otorga cuadros para casos futuros, lo
cual sería del todo imposible si se construyen reglas generales luego de observar
exhaustivamente todos los casos individuales.

En la búsqueda de estos caracteres esenciales, Durkheim retoma la idea de la sociedad


como la resultante de una combinatoria compleja de individuos. Y si bien, como totalidad,
es independiente de las partes que la componen, es en estas donde hay que buscar
dichos caracteres."Sabemos, en efecto, que las sociedades están compuestas de partes
añadidas entre sí. Puesto que la naturaleza de toda resultante depende necesariamente
de la naturaleza de los elementos componentes, de su número y de la forma en que se
combinan, son evidentemente estos caracteres los que debemos tomar como base y se
verá, en efecto, que es de ellos de los que dependen los hechos generales de la vida
social." Por lo tanto, para que esta Morfología Social sea lo más útil posible, entonces
debe determinarse cual es la sociedad más sencilla posible, es decir una sociedad simple.

II

Este segundo apartado tiene por objetivo establecer y definir cuál es esta sociedad
simple. Para esto toma la definición de Spencer, pero la deshecha por considerar que
abarca sociedades demasiado disímiles entre sí. Entonces debe buscar otra, en
concordancia con la analogía de la combinatoria, define sencillez como ausencia
completa de partes. "Por tanto, se entenderá por sociedad simple toda sociedad que no
encierre otras más sencillas que ella; que no sólo esté realmente reducida a un sector
único, sino que además no presente ningún rastro de divisiones anteriores." A partir de
esta definición toma a la horda como la sociedad simple por excelencia y la base natural
de toda clasificación.

Durkheim acepta la posibilidad de que la horda no sea una realidad histórica, pero
sostiene que la existencia de una sociedad que sea al resultante de un agregado de
hordas (en la cual éstas toman el nombre de clan) autoriza a suponer la existencia previa
de sociedades que se reducían a la horda propiamente dicha. A pesar de que pueda
objetarse que el clan es la suma de grupos familiares, sostiene, por razones no detalladas
en el libro, que las familias son posteriores al clan y no constituyen sectores sociales ya
que no son divisiones políticas.

Una vez planteada la noción de la horda como sociedad simple (ya sea un caso histórico
concreto o una distinción analítica) se tiene el punto de apoyo para construir en su
totalidad la escala de los tipos sociales. Continúa diciendo que "Se distinguirán tantos
tipos fundamentales como maneras haya para la horda de combinarse consigo misma
dando nacimiento a sociedades nuevas y dando lugar a que éstas se combinen entre sí."

Entonces, en conclusión enuncia la regla con respecto a constitución de los tipos sociales:
"Se comenzará por clasificar las sociedades de acuerdo con el grado de composición que
presenten, tomando como base de la sociedad perfectamente simple o un sector único;
en el interior de estas clases se distinguirán diferentes variedades según que se produzca
o no una fusión completa de los sectores iniciales."

III

Durante el apartado anterior se procedió a establecer un método para la distinción de las


especies sociales, sin detenerse a comprobar al existencia de las mismas. Pero de
acuerdo a Durkheim, esa prueba está contenida en el principio mismo de ese método.

“Hemos visto, en efecto, que las sociedades no eran más que combinaciones diferentes
de una misma y única sociedad original. Ahora bien, un mismo elemento no se puede
componer consigo mismo y los componentes que resulte de ello no pueden, a su vez,
componerse entre sí más que siguiendo un número de modos limitado, sobre todo
cuando los elementos componentes son poco numerosos; éste es el caso de los sectores
sociales. La gama de combinaciones posibles es entonces finita y, en consecuencia, la
mayor parte de ellas deben, por lo menos, repetirse. Se ve así que hay especies
sociales”.

Ahora, la analogía con la biología en torno al concepto de especie encuentra su límite en


lo que a las generaciones se refiere. En las especies biológicas la generación constituye
una fuerza que fija los caracteres específicos de cada especie a pesar de las excitaciones
que puedan provenir de las diversas circunstancias exteriores, es la fuerza de los hábitos
hereditarios. En el reino social no existe esta fuerza interna, los caracteres específicos de
una especie no se pueden reforzar por la generación ya que no duran más que una
generación. ”Es normal, en efecto, que las sociedades engendradas sean de otra especie
que las sociedades generatrices, porque éstas últimas, al combinarse, dan nacimiento a
estructuras completamente nuevas. Únicamente la colonización se podría comparar con
una generación por germinación; además, para que la asimilación sea exacta, es preciso
que el grupo de colonos no vaya a mezclarse con alguna sociedad de otra especie o
variedad. Los atributos distintivos de la especie no reciben entonces por la herencia un
aumento de fuerza que la permita resistir a las variaciones individuales”.

CAPITULO V: Explicación de los hechos sociales y el concepto de causalidad (etiológica y


funcional)
CAPÍTULO V - Reglas relativas a la explicación de los hechos sociales

La constitución de tipos sociales que se describe en el Capítulo IV, no es más que un


medio para facilitar la interpretación de los fenómenos sociales. En realidad, es un
encaminamiento hacia la parte verdaderamente explicativa de la ciencia. En este
capítulo, se desarrolla el método propia de esta última.

Durkheim comienza diciendo que un fenómeno nunca puede ser explicado dando cuenta
que papel tiene y cual es su utilidad. Sostiene que "se cree haber dicho todo lo necesario
para hacerlos inteligibles cuando se ha establecido la realidad de sus servicios y
mostrado cual es la necesidad social que han satisfecho". Pero esta forma de proceder
confunde dos cuestiones muy diferentes. Las necesidades que satisfacen presuponen las
propiedades específicas que lo caracterizan, pero nunca pueden crearlas. Al dar cuenta
de la utilidad de un fenómeno, no se dice cómo ha nacido ni cómo es lo que es.

Esta confusión es producto de la manera en que se abordan los hechos sociales


habitualmente. Al ver en ellos nada más que combinaciones mentales se presupone que
no hace falta más que la voluntad o la necesidad de las personas para crearlos. Pero
Durkheim ya demostró en capítulos anteriores que éstos gozan de una naturaleza propia
y que su fuerza se impone a la de los individuos. Al concebir los hechos sociales como
cosas, al darse cuenta de su carácter objetivo, es imposible postular que la necesidad del
mismo da cuenta de su génesis y de sus propiedades específicas.
La prueba de esta dualidad de los fenómenos, su causa y su función, estriba en que un
fenómeno puede existir sin ser útil; puede haber sido desprovisto de toda utilidad y
permanecer por la inercia de la costumbre. A su vez, un mismo fenómeno puede
satisfacer dos necesidades distintas sin alterar sus características. Estableciendo una
analogía casi ineludible con la biología: ... el órgano es independiente de la función (...)
Ocurre entonces que las causas que lo hacen ser con independientes de los fines a los
que le órgano sirve.

Sin embargo, esta postura no implica reducir las tendencias, necesidades y deseos de los
hombres a la nada. Tienen su importante papel en la evolución social, acelerando o
refrenando el desarrollo de un fenómeno. Pero nunca pueden crearlo de la nada. Además,
si una tendencia contribuye a la creación de un fenómeno, debe ser ella misma original,
"porque a menos que postulemos una armonía preestablecida verdaderamente
providencial, no seria posible admitir que, desde su origen, el hombre llevase en sí en
estado virtual, dispuestas a despertarse ante el llamamiento de las circunstancias, todas
las tendencias cuya oportunidad debía hacerse sentir a lo largo de la evolución". La
tendencia misma tampoco puede nacer o modificarse por la voluntad o la necesidad de
los hombres, ya que responde a otras causas. Luego de ejemplificar este punto con sus
conclusiones en "La división del trabajo social", Durkheim concluye: " Porque ellas [las
tendencias] no pueden tener influencia en la evolución social más que a condición de
evolucionar ellas mismas, y los cambios por que pasan no se pueden explicar más que
por causas que no tienen nada de finales".

Otro elemento contra la explicación del génesis de los hechos sociales a partir de causas
finales, radica en la generalidad con la que se presentan éstas. Si fuese correcta la
postura finalista, entonces tendría lugar una alto grado de contingencia en lo que refiere
a los hechos sociales, producto de las particularidades individuales. "Entonces, si era
cierto que el desarrollo histórico tuvo lugar con vistas a fines sentidos, bien de un modo
claro o bien de un modo oscuro, los hechos sociales deberían presentar una infinita
variedad y toda comparación se haría casi imposible". Sin embargo, la generalidad y
continuidad con la que se presentan los hechos sociales, socavan esta postura.

Durkheim continúa: "Por tanto, cuando se va a explicar un fenómeno social, es preciso


investigar separadamente la causa eficiente que lo produce y al función que viene a
llenar. (...) Lo que hay que determinar es si existe una correspondencia ente el hecho
considerado y las necesidades generales del organismo social y en qué consiste esta
correspondencia, sin preocuparse de saber si ha sido intencionada o no. Por otra parte,
todas estas cuestiones de intención son demasiado subjetivas para poder tratarlas
científicamente".

No sólo establece esta distinción, sino también en que orden proceder. Si bien existe una
relación de reciprocidad entre causa y efecto (en tanto que éste no puede existir sin
aquella, pero ésta a su vez tiene necesidad de aquel), es lo más pertinente proceder a
analizar las causas en primer lugar, puesto que la función consiste en "mantener la causa
preexistente de donde ellos [los fenómenos sociales] se derivan". Al proceder de este
modo es más fácil encontrar la función al conocer la causa.
Pero el hecho que se le asigne un segundo lugar temporalmente, no significa que sea un
asunto de importancia menor. La determinación de la función, es necesaria para que la
explicación del fenómeno sea completa, ya que si bien esa utilidad no es lo que lo hace
nacer, sí es lo que le permite mantenerse con vida. Si la generalidad de los fenómenos
sociales fuese contraproducente para las condiciones de la vida social, ésta no sería
posible. Para explicar de manera acabada a éstos, "es necesario mostrar como concurren
entre sí los fenómenos de que se trata, a fin de poner a la sociedad en armonía consigo
misma y con el exterior". En la explicación de un fenómeno, para Durkheim, es necesario
mostrar la causa de la que depende y encontrar el papel que le corresponde en el
establecimiento de esta armonía general.

II

Una vez hecha esa distinción queda en pie el asunto sobre el método para determinar las
causas, y éste depende, en gran medida, de la concepción que se tenga de la sociedad.
Para otras escuelas de sociología, la sociedad era entendida como un sistema de medios
instituidos para realizar los fines de los individuos que la componen (los fines no podían
ser de otra naturaleza puesto que sin individuos no hay sociedad). De esto se deriva, que
si todo proviene de los individuos, es a partir de éstos que la sociedad debe ser
explicada. Si la sociedad no está compuesta por más que conciencia individuales,
entonces las leyes sociológicas no son más que un corolario de las leyes psicológicas.
"Toda la vida económica, tal como la conciben y explican los economistas, sobre todo la
escuela ortodoxa, depende en definitiva de este factor puramente individual, el deseo de
riquezas. ¿Se trata de la moral? Se hace de los deberes del individuo consigo mismo la
base de la ética. ¿De la religión? Se ve en ella un producto de las impresiones que las
grandes fuerzas de la naturaleza o ciertas personalidades eminentes despiertan en el
hombre. Pero este método no es aplicable a los fenómenos sociológicos más que a
condición de desnaturalizarlos ".

Durkheim al describir (en el Capítulo I) el carácter objetivo de los hechos sociales, lo


supone como independiente de los individuos, y capas de ejercer sobre éstos una fuerza
coactiva. En la medida en que el hecho social posea la característica esencial de poder
ejercer sobre la conciencias individuales una mayor o menor presión, las leyes
sociológicas no pueden ser nunca corolario de las leyes psicológicas. Para esto es
necesario aclarar que esta coacción es radicalmente diferente a la inhibición que los
individuos se imponen a sí mismos. Mientras que ésta se forma en la conciencia
individual y se exterioriza, aquella surge fuera de los individuos y tiende a formarlos
desde fuera de ellos, a su imagen y semejanza. Puede verse en la inhibición el medio por
el cual produce sus efectos psíquicos la coacción social, pero nunca la coacción misma.
"Puesto que la autoridad ante la que se inclina el individuo cuando obra, siente o piensa
socialmente, le domina en ese punto, es porque ella es un producto de fuerzas que le
rebasan y de las que no sabría, por consiguiente dar explicación. No es de él de donde
puede venir este impulso exterior que sufre, por lo tanto no es lo que pasa en él lo que
puede explicar". Ahora, una vez descartado el individuo, no resta más que la sociedad
misma y es en su naturaleza donde hay que buscar las causas que explican los
fenómenos sociales.

En este punto, Durkheim aclara una objeción que se hace ineludible. ¿Acaso la sociedad
no está compuesta solamente por individuos?. Entonces si en las sociedades no hay nada
más que individuos, el origen de los fenómenos no puede ser sino psicológico. Sin
embargo, Durkheim considera que la asociación no es un fenómeno fecundo en sí mismo,
por lo cual, en virtud de que el todo es distinto a la suma de las partes, la sociedad es
algo distinto a la suma de todos los individuos que la componen. Recurriendo
nuevamente a la analogía con la biología, sostiene que la célula no es más que la
combinatoria de elementos inorgánicos, y sin embargo el fenómeno llamado "vida"
presente en la célula no se encuentra integralmente en ninguno de los componentes de
ésta. Por lo tanto, entre la sociología y la psicología existe la misma solución de
continuidad que entre la biología y las ciencias físico-químicas. "Agregándose,
penetrándose, fusionándose, las almas individuales dan nacimiento a un ser psíquico, si
se quiere, pero que constituye una individualidad psíquica de un género nuevo. Es
entonces en la naturaleza de esta individualidad, no en la de las unidades componente,
donde hay que ir a buscar las causas próximas y determinantes de los hechos que se
producen en ella".

Entonces, ¿qué papel ocupan los individuos?. Desde ya que éstos forman parte del
proceso de elaboración que produce la vida social, pero ellos no son los que la suscitan ni
le dan su forma característica, sólo la hacen posible. "Su aportación consiste
exclusivamente en estados muy generales, en predisposiciones vagas y, en
consecuencia, plásticas, que por sí mismas no podrían tomar las formas definidas y
complejas que caracterizan los fenómenos sociales, si no intervinieran otros agentes".
Esto se ve en las grandes diferencias que existen entre las condiciones psíquicas de la
simpatía que dos seres de la misma sangre experimentan entre sí y ese conjunto de
reglas jurídicas y morales que determinan la familia, la relación recíproca entre personas
y entre éstas y las cosas. Incluso, esa separación es mayor cuando los hechos sociales
que presionan las conciencias individuales se generan en una sociedad regular en la que
a la acción de los contemporáneos se añade la de las generaciones anteriores y la de la
tradición. De aquí se desprende que una explicación exclusivamente psicológica omitiría
todo lo que estas situaciones tienen de específicamente social.

Durkheim concluye este apartado con la formulación de una regla metodológica: "La
causa determinante de una hecho social debe buscarse entre los hechos sociales
antecedentes y no entre los estados de la conciencia individual". Y esto se aplica también
a la función social, puesto que los efectos son socialmente útiles: "La función de un hecho
social debe buscarse siempre en la relación que tiene con algún fin social".

Finalmente señala, que el sociólogo no debe omitir por completo a la psicología. La ayuda
que ésta puede prestar no es para nada menospreciable. "Una cultura psicológica,
todavía más que una cultura biológica, constituye entonces para el sociólogo una
propedéutica necesaria; pero no le será útil más que a condición de que se libere de ella
después de haberla recibido y que la rebase completándola con una cultura
especialmente sociológica".
III

En conclusión, la causa de los fenómenos sociales debe buscarse en la asociación y


combinatoria compleja de sus elementos constitutivos. El conjunto resultante es el medio
social interno y es la causa primordial de todo hecho social. “El primer origen de todo
proceso social de alguna importancia debe buscarse en la constitución del medio social
interno”.

Entre los elementos que entran en juego a la hora de la asociación, los hay de dos tipos:
cosas y personas. Entre los primeros se cuentan a los productos de la actividad social
anterior, el derecho constituido, las costumbres establecidas, los monumentos artísticos,
etc. Pero a pesar de que éstos elementos puedan influir en la evolución social (por lo cual
es necesario considerarlos en la explicación) nunca podrán generarla, por no poseer la
potencia motriz necesaria. “Son la materia a la que se aplican las fuerzas vivas de la
sociedad, pero por sí mismos no producen ninguna fuerza viva. Por consiguiente, queda,
como factor activo, el medio propiamente humano”.

Dentro del análisis el elemento humano del medio social interno, éste se puede abordar
desde tres ángulos.

Inmediatamente se puede analizar el número de unidades sociales, o el volumen de la


sociedad.

Luego está la densidad dinámica, “Por esta última palabra hay que entender no la unión
puramente material del agregado que no puede tener efecto si los individuos o os grupos
de individuos están separados por vacíos morales, sino la unión moral de la cual la
anterior es tan sólo auxiliar y con bastante frecuencia su consecuencia”.

Resta la densidad material que se refiere no sólo al número de habitantes por unidad de
superficie, sino más que nada al desarrollo de las vías de comunicación y de transporte,
que, en algunos casos, puede servir para medir la densidad dinámica.

A continuación Durkheim hace una aclaración. En primer lugar, sostiene no son los
únicos, sino que a lo largo de sus investigaciones son los que pudo observar
satisfactoriamente. Al mismo tiempo aclara sobre el alcance explicativo del medio social
interno. Teniendo en cuenta que la ciencia no tiene en cuenta causa primeras en el
sentido absoluto de la palabra, recomienda considerar a éste simplemente como un
hecho primario lo bastante general para explicar un gran número de otros hechos. Es
decir, cualquiera sea el cambio que se produzca en él, no puede dejar de afectar a los
elementos restantes de la sociedad. Pero tampoco uno debe excederse en este sentido,
puesto que si se desecha esta influencia esencial del medio social interno, se remueve a
la sociología toda posibilidad de explicación causal.

El medio social externo, es decir la relación con otras sociedades, no puede suplir este
papel. Así como tampoco el análisis del desarrollo histórico. No cabe la posibilidad de que
exista una ley inmanente en la historia que oriente a los hombres hacia un fin
determinado, ya sea la felicidad o el progreso. Por lo tanto, en el desarrollo histórico sólo
se observan una serie de cambios entre los cuales no existe relación causal. “El estado
antecedente no produce el consecuente, sino que la relación entre ellos es meramente
cronológica. Además, en estas condiciones toda previsión científica es imposible.
Podemos decir cómo han sucedido las cosas hasta el presente, no en qué orden se
sucederán en adelante, porque la causa de la que, según dice, dependen no está
determinada ni es determinable científicamente (...) Salvo algunas excepciones, de las
que Montesquieu, es el ejemplo más ilustre, la antigua filosofía de la historia se ha
dedicado únicamente a descubrir el sentido general en que se orienta la humanidad, sin
intentar vincular las fases de esta evolución a ninguna condición concomitante. ”. Con
esto sentencia la teoría de los estadios de la humanidad de Comte y la teoría de la
búsqueda de la felicidad de Spencer.

De acuerdo al método de Durkheim, no sólo la causa debe relacionarse con el medio


social interno, sino también la función de un fenómeno social. Sólo es útil aquel que se
vincule armónicamente con dicho medio, ya que éste es la condición esencial de toda
vida colectiva, y al relacionarlo de este modo, se pueden explicar las variaciones en la
utilidad de un mismo fenómeno prescindiendo de arreglos arbitrarios. “Si, en efecto, nos
representamos la evolución histórica como movida por una especie de vis a tergo que
empuja a los hombres hacia delante, puesto que una tendencia motriz no puede tener
más que un fin y uno sólo, no puede haber en ella más un punto de referencia con
relación al cual se calcula la utilidad o el carácter nocivo de los fenómenos sociales.
Resulta de ello que no existe y no puede existir mas que un sólo tipo de organización
social que convenga perfectamente a la humanidad, y que las diferentes sociedades
históricas no son más que las aproximaciones sucesivas de éste modelo único. No es
necesario demostrar hasta qué punto semejante simplicidad es hoy inconciliable con la
variedad y complejidad reconocida de las formas sociales. Si, por el contrario, la
conveniencia o la no conveniencia de las instituciones no se puede establecer más que
en relación con un medio dado, como estos medios son diversos, hay desde luego
diversidad de puntos de referencia y, en consecuencia, de tipos que siendo
cualitativamente distintos entre sí están todos fundados igualmente en la naturaleza de
los medios sociales”.

En este punto, las reglas enunciadas en el capítulo IV acerca de la constitución de los


tipos sociales, se vinculan con los contenidos de este capítulo. “Si hay especies sociales,
es que la vida colectiva depende ante todo de condiciones concomitantes que presentan
cierta diversidad. Si por el contrario, las principales causas de los acontecimientos
sociales estuvieran todas ellas en el pasado, cada pueblo no sería más que la
prolongación del que le ha precedido y las diferentes sociedades perderían su
personalidad para convertirse únicamente en momentos diversos de un único y mismo
desarrollo. Puesto que, por otra parte, la constitución del medio social procede del modo
de composición de los agregados sociales, puesto que incluso estas dos expresiones son
en el fondo sinónimas, tenemos ahora la prueba de que no hay caracteres más
esenciales que los que hemos asignado como base a la clasificación sociológica”.
IV

Del conjunto de reglas precedentes se desprende toda una concepción de la sociedad y


la vida colectiva, que a su vez se diferencia de sus antecesoras.

La primer concepción, que encuentra su mayor expresión en el contractualismo de


Hobbes y Rousseau, sostiene que hay una solución de continuidad entre el individuo y la
sociedad. Éste no sólo no persigue fines sociales, sino que se muestra completamente
reacio a hacerlo. Para que suceda, la sociedad debe ejercer sobre éste la coacción, “y es
en la institución y la organización de esta coacción en lo que consiste, por excelencia, la
obra social”. Este fin de coaccionar y sujetar al individuo, a la par de la creencia en el
individuo como la única realidad del reino humano, confluyen en la idea de que la
institución social es netamente artificial, no sólo no se funda en la naturaleza, sino que
actúa sobre ésta impidiendo sus consecuencias antisociales. “Es una obra artificial, una
máquina completamente construida por la mano de los hombres y que, como todos los
productos de este género, no es lo que es mas que porque los hombres la han querido
así; la ha creado un decreto de la voluntad, otro decreto la puede transformar”.

La segunda concepción de la sociedad de puede ver en la obra de los economistas y los


teóricos del derecho natural. Sostienen que la sociedad es natural, pero no porque le
reconozcan una naturaleza específica, sino que tiene sus fundamentos en la naturaleza
humana. “ El hombre está inclinado naturalmente a la vida política, doméstica, religiosa,
a los intercambios, etc., y es de estas inclinaciones naturales de donde se deriva la
organización social”. Por ende, la sociedad sólo actúa de manera coactiva en situaciones
límites y anormales, es decir contra natura.

La concepción que se desprende de las reglas de éste libro, difiere en gran medida de
ambas. Mientras que la segunda ve a la coacción como un hecho anormal, ésta
concepción hace de la coacción la característica de todo hecho social. Sin embargo, a
diferencia de la primera, esa coacción no es el producto de una institución artificial
creada por los hombres y sujeta a su voluntad. La fuerza que somete al individuo es
natural, pero tomando una acepción de la palabra distinta a la iusnaturalista, es una
naturaleza social sui generis producto de la “elaboración especial a la que son sometidas
las conciencias particulares por el hecho de su asociación y de donde se desprende una
nueva forma de existencia”. De este modo, la fuerza coactiva de los hechos sociales, así
como también los hechos sociales mismos, salen de las mismas entrañas de la realidad,
son el “producto necesaria de ciertas causas concretas”.

Otra particularidad de la concepción que Durkheim se hace de la sociedad, es la manera


en que el individuo toma esa sujeción a la sociedad. Si ésta lo sujeta, es en virtud de su
superioridad moral e intelectual, además de la evidente superioridad física. El individuo
sujeto se somete a ella de buen grado, “ basta con hacerle darse cuenta de su estado de
dependencia y de inferioridad natural, bien haga de ella por medio de la religión una
representación sensible y simbólica o bien que se forme de ella por medio de la ciencia
una noción adecuada y definida (...) La reflexión, haciendo comprender el hombre cuanto
más rico, más complejo y más duradero es el ser social que el ser individual, no puede
por menos que revelarle las razones inteligibles de la subordinación que se le exige y de
los sentimientos de adhesión y respeto que la costumbre ha fijado en su corazón”.

En un pie de página, Durkheim hace una acotación que no es menor. Sostiene que la
coacción es normal sólo cuando responde a una superioridad moral, es decir intelectual o
moral. Nunca puede entenderse como normal la coacción que un individuo ejerce sobre
otro por ser más fuerte o más rico, y en especial si esta riqueza expresa su valor social.
Dicha coacción sólo puede ser mantenida por la fuerza.

Durkheim concluye este capítulo, diciendo que las reglas aquí expuestas permitirán hacer
una sociología que vea en el espíritu de la disciplina la condición esencial de toda vida
común, fundándola para ello en la razón y la verdad.

CAPITULO VI

CAPÍTULO VI: Reglas relativas a la administración de la prueba

Al comienzo del capítulo Durkheim comienza con una afirmación categórica de uno de
sus supuestos epistemológicos: "No tenemos más que un medio para demostrar que un
fenómeno es la causa de otro fenómeno, y es comparar los casos en que están
simultáneamente presente o ausentes e investigar si las variaciones que presentan en
estas diferentes combinaciones de circunstancias testimonian que uno depende del otro".
Una vez establecido este punto de partida, concibe la imposibilidad de llevar a cabo la
experimentación propiamente dicha en ciencias sociales, más aún cuando los hechos
sociales, en virtud de su carácter objetivo, están por fuera de la esfera de acción del
investigador que no puede manipularlos. Considerando esto sostiene que "el método
comparativo es el único que conviene a la sociología".

Luego de desacreditar la idea de Comte de complementar este método con un método


histórico que considera el sentido en el que se dirige la evolución humana en general,
intenta defender la posibilidad de cierta experimentación, evidentemente limitada, en
ciencias sociales contra las posiciones de Mill. Durkheim sostiene que entre los
fenómenos sociales y los fenómenos físicos y biológicos no existe más que una diferencia
en el grado de complejidad que presentan. Por lo tanto, si para éstos es posible cierto
grado de explicación y experimentación, por qué no debería ser así para aquellos. Pero
también intenta defender su noción de causalidad, al decir que no es posible que un
mismo consecuente derive de distintos antecedentes, es decir que para un mismo efecto
existan diversas causas, tal cual afirma Mill. "Esta concepción del vínculo causal, al
quitarle toda determinación, le hace casi inaccesible al análisis científico; porque
introduce una complicación tal en el embrollo delas cusas y efectos que el espíritu se
pierde en ella sin remisión. Si un efecto puede derivarse de causas diferentes, para saber
lo que la determina en un conjunto de circunstancias dadas, haría falta que se hiciese el
experimento en condiciones de aislamiento prácticamente irrealizables, en sociología
sobre todo. Pero este pretendido axioma de la pluralidad de cusas es una negación del
principio de causalidad". Durkheim sostiene que si el vínculo causal "consiste en una
relación que resulta de la naturaleza de las cosas, un mismo efecto no puede sostener
esta relación más que con una sola cusa, porque no puede expresar más que una sola
naturaleza (...) En cuento a los casos en que se cita y se pretende observar una
pluralidad de cusas, para que fuesen demostrativas, habría que haber establecido
previamente o bien que esta pluralidad no es simplemente aparente, o bien que la
unidad exterior del efecto no encubre una pluralidad real (...) Entonces, si se quiere
emplear el método comparativo de una manera científica, es decir, ajustándose al
principio de causalidad tal como se desprende de la propia ciencia, se deberán tomar por
base comparaciones instituidas por la proposición siguiente: a un mismo efecto
corresponde siempre una misma causa .Así (...) si el suicidio depende de más de una
cusa es que, en realidad, hay varias clases de suicidios.".

II

Sin embargo, hacia dentro del método comparativo mismo, existen diversos
procedimientos que no todos son aplicables a sociología ni tienen la misma fuerza
demostrativa. Durkheim elimina el método de los residuos por dos razones. La primera es
que solo puede ser aplicado en ciencias maduras donde ya existen un número
significativo de leyes. La segunda, es que como los fenómenos sociales son de tal
complejidad, es prácticamente imposible suprimir la influencia de todas las fuerzas
menos una.

Descarta el segundo método, de concordancias y diferencias, también debido a la


complejidad de los fenómenos sociales que no permiten trazar un inventario de todas sus
características, para encontrar que entre dos fenómenos no existe más que diferencia en
un solo punto.

Finalmente concluye que el método óptimo para la sociología es el método de variaciones


concomitantes. Este método corre con la ventaja de no necesitar una verificación
rigurosa de todas las variaciones diferentes de aquellas que se compare para establecer
que no son extraños entre si, por lo tanto la complejidad de los fenómenos sociales no lo
afecta sensiblemente. "El simple paralelismo de los valores por los que pasan los dos
fenómenos, con tal de que haya sido establecido en número bastante de casos
suficientemente variados, es prueba de que existe entre ellos una relación". De acuerdo
a Durkheim, esto se justifica por lo siguiente: "La forma en que se desarrolla un
fenómeno expresa su naturaleza; para que se correspondan dos desarrollos es preciso
que haya también una correspondencia en las naturalezas que ellos manifiestan. Por
tanto, la concomitancia constante es por sí misma una ley, cualquiera que sea el estado
de los fenómenos que han quedado fuera de la comparación".

Sin embargo, esta relación entre ambos fenómenos no siempre es causal. La


concomitancia puede deberse a que uno es causa y otro efecto, pero también a que
ambos sean efectos de una misma causa o que entre ellos exista un tercer fenómeno
intercalado que ha pasado desapercibido y que es efecto del primero y causa del
segundo. Es por eso, que los resultados que arrojan este método, deben ser
interpretados. En este punto interviene la subjetividad humana, o el espíritu, por lo cual
Durkheim exige que se realice metódicamente. A través de la deducción, se intenta saber
como un fenómeno produce al otro, conjetura que será puesta a prueba en la
experimentación (entendida como nuevas comparaciones). Si es comprobada, se puede
considerar la prueba como hecha, sino debe buscarse la influencia de un tercer
fenómeno. Como ejemplo, cita la concomitancia que se verifica entre el nivel de
instrucción y suicidio, a pesar de que contradiga ciertas leyes psicológicas. Por lo tanto,
llega a la conclusión de que ambos son el efecto de la debilitación del tradicionalismo
religioso, que refuerza la necesidad de saber y la inclinación del suicidio.

Ya se observó el problema de los métodos precedentes, que necesitan hacer una revisión
exhaustiva de todos y cada uno de las propiedades de los fenómenos sociales, lo cual
ante la complejidad de éstos es una tarea titánica sino imposible. Esto lleva a los
investigadores a recurrir a una cantidad exorbitante de documentos, sin reparar en su
confiabilidad y validez. En relación con esto, el método de variaciones concomitantes
presenta otra ventaja ya que "no nos obliga a estas enumeraciones incompletas ni a
estas observaciones superficiales. Para que dé resultados, bastan algunos hechos. Desde
el momento en que se ha probado que dos números de casos dos fenómenos varían el
uno como el otro, podemos estar seguros de que nos encontraremos en presencia de una
ley. Como no es necesario que los documentos sean numerosos, éstos pueden ser
seleccionados y además estudiados de cerca por el sociólogo que los emplea. Entonces,
podrá y, en consecuencia, deberá tomar como materia principal de sus inducciones
aquellas sociedades cuya creencia, tradiciones, costumbres y leyes hayan tomado cuerpo
en monumentos escritos y auténticos".

Para Durkheim, puede parecer una flaqueza de la sociología como ciencia que utilice un
solo método, pero sostiene que es la misma complejidad de los fenómenos que estudia y
que limita la cantidad de métodos a utilizar. Pero aclara que "este inconveniente está en
efecto compensado por la riqueza de las variaciones que se ofrecen espontáneamente a
las comparaciones del sociólogo y de las cuales no encuentra ningún ejemplo en los
demás reino de la naturaleza".

Durkheim concluye el apartado con una advertencia sobre el rigor metodológico con el
que se debe utilizar este método: "No se prueba nada cuando uno se contenta, como
ocurre con frecuencia, con hacer ver por medio de ejemplo más o menos numerosos que,
en casos dispersos, los hechos han variado de acuerdo con la hipótesis. De éstas
concordancias esporádicas y fragmentarias no se puede sacar ninguna conclusión
general. Ilustrar una idea no es demostrarla. Lo que hace falta es comparar no
variaciones aisladas, sino series de variaciones regularmente constituidas, cuyos
términos se vinculen entre sí por una gradación tan continua como sea posible y que
además tengan la extensión suficiente. Porque las variaciones de un fenómenos no
permiten inducir la ley mas que si ellas expresan claramente la forma en que él se
desarrolla en circunstancias dadas. Ahora bien, para esto es preciso que haya entre las
variaciones la misma continuidad que entre los momentos diversos de una misma
evolución natural y además que esta evolución que ellas representan sea bastante
prolongada para que ese sentido no sea dudoso".
III

Pero a la hora de analizar estas series de variaciones, se debe reflexionar si se tomará a


una sociedad única (o diversas sociedades de la misma especie) o varias especies
sociales distintas. El primer procedimiento es pertinente en fenómenos de gran
generalidad y sobre los cuales se posee información estadística tan numerosa como
variada. Por ejemplo, al medir las variaciones del fenómeno del suicidio de acuerdo a las
provincias, las razas, los sexos, las edades, etc. Pero cuando se trata del estudio de una
institución o una regla jurídica (o moral) que es idéntica en toda la extensión del país y
sólo varía con el tiempo, al no realizar una comparación con otras sociedades no se
obtiene más que el paralelismo de dos curvas que expresan la marcha histórica del
fenómeno estudiado y su causa, pero sólo para esa sociedad en estudio.

Al comparar con otras sociedades de otra especie, puede compararse la evolución del
fenómeno y en función de que condiciones (ya sean las mismas u otras). Pero este
método no es suficiente, puesto que únicamente es aplicable a los fenómenos que se han
dado durante la vida de los pueblos comparados. Existe una predominancia esencial, en
todas las sociedades, de fenómenos creados casi por completo en momentos históricos
pretéritos. Los fenómenos novedosos producidos durante la vida de estos pueblos en
estudio se reducen a un exigua minoría. Esto trae a la luz la insuficiencia de este método
por si mismo. "Las novedades que se producen así no se pueden comprender si no se han
estudiado primero estos fenómenos más fundamentales que son sus raíces y no se
pueden estudiar más que con la ayuda de comparaciones mucho más amplias. Para
poder explicar el estado actual de la familia, el matrimonio, la propiedad, etcétera, sería
necesario conocer cuales son sus orígenes, cuáles son los elementos simples de que
están constituidas estas instituciones (...) Por consiguiente, para dar cuenta de una
institución social que pertenezca a una especie determinada, se compararán las formas
diferentes que ella presentan no sólo en los pueblos de estas especie, sino en todas las
especies anteriores".

Durkheim recomienda el uso del método genético para que pueda ofrecer un análisis y
síntesis del fenómeno a partir del relato de la historia que parte del tipo más
rudimentario que haya existido, hasta llegar a su estado actual en un proceso de
complejidad creciente. Este método "nos mostraría en el estado disociado a los
elementos que lo componen por el solo hecho de que nos los haría ver superponiéndose
sucesivamente los unos a los otros y, al mismo tiempo, gracias a este amplio campo de
comparaciones, se encontraría mejo en estado de determinar las condiciones de que
dependen su formación y su asociación. Por consiguiente, no puede explicarse un hecho
social de alguna complejidad más que a condición de seguir su desarrollo integral a
través de todas las especies sociales. La sociología comparada no es una rama especial
de la sociología; es la sociología misma, en tanto en cuanto deja de ser puramente
descriptiva y aspira a dar cuenta de los hechos".

Sin embargo establecer comparaciones en dos momentos del desarrollo evolutivo de una
sociedad, puede falsear los resultados. "La comparación no puede ser demostrativa más
que si se le elimina este factor de la edad que la perturba; para conseguirlo, bastará con
considerar a las sociedades que se comparan en el mismo período de su desarrollo".

CONCLUSIÓN

Conclusiones y tres aspectos esenciales del metodo sociologico de Emile Durkheim


En la conclusión Durkheim resume los tres caracteres principales de su método:

I - Su independencia frente a toda filosofía y frente a las doctrinas prácticas.

La sociología se ha desarrollado bajo el ala de la filosofía y ha conservado la costumbre


de apoyarse en un sistema que creía solidario. Por eso es que sucesivamente se ha dado
el nombre de positivista, espiritualista, evolucionista, etc. De acuerdo a Durkheim "La
sociología no tiene que tomar partido entre las grandes hipótesis que dividen a los
metafísicos. No tiene por qué inclinarse más por la libertad que por el determinismo. Lo
que pide que se le conceda es que se aplique a los fenómenos sociales el principio de
causalidad. Además este principio es expuesto por ella no como una necesidad racional,
sino sólo como un postulado empírico, producto de una inducción legítima."

A su vez, debe emanciparse de las doctrinas prácticas. La sociología no debe ser


individualista, ni socialista, ni comunista, e el sentido que vulgarmente se le da a esas
palabras. El carácter que las agrupa por fuera de las doctrinas con valor científico (lo cual
desde ya incluye a la sociología) es su tendencia a transformar los hechos más que a
expresarlos. Pero esto no sitúa a la sociología como una disciplina meramente
contemplativa. Pero los problemas prácticos y las soluciones se encuentran recién al final
de su actividad y no al comienzo. "Pero por el mismo hecho de que éstos no se presentan
a ella más que en ese momento, y que en consecuencia se separan de los hechos pero
no de las pasiones, puede preverse que deben plantearse par el sociólogo en términos
completamente distintos que para la muchedumbre, y las soluciones, desde luego
parciales, que aporte no podrían conseguir coincidir exactamente con ninguna de
aquellas a las que se adhieren los partidos".

II - Su objetividad al considerar a los hechos sociales como cosas.

Este método considera a los hechos sociales como cosas y procede a tratarlos de ese
modo. Pero para que no sea más que letra muerta, es "preciso hacer de él la base de
toda disciplina que cogiese al sabio en el momento en que aborda el objeto de sus
investigaciones y que lo acompañase paso a paso en todos sus trabajos". El propósito de
este trabajo es justamente instituir esa disciplina, al mostrar cómo el investigador debía
despejarse de todas nociones previas al abordar los hechos sociales (para lo cual lo
ayudaba aprehenderlos desde sus caracteres más objetivos); cómo debía clasificarlos en
normales y mórbidos ; y finalmente cómo debía tomar este principio para dar la
explicación de los fenómenos (que separa analíticamente en etiológica y funcional) y
para probar estas mismas explicaciones.

III - Su carácter sociológico al explicar los hechos sociales respetando su carácter social
específico, lo que le otorga la condición de ciencia autónoma

Los fenómenos sociales se caracterizan por su enorme complejidad, por lo cual parecían
refractarios al estudio científico a no ser que se los descomponga en sus elementos
iniciales (biológicos, psicológicos, etc.) y se aborden por separado. Este procedimiento los
despojaba de su naturaleza propia, sui generis. El método sociológico que propone
Durkheim, posibilita estudiarlos sin quitarles sus caracteres sociales específicos. Los
hechos sociales considerados como cosas sociales. "Hemos hecho ver que un hecho
social sólo se puede explicar por otro hecho soial y al mismo tiempo hemos mostrado
cómo es posible este tipo de explicación, señalando al medio social interno como motor
principal de la evolución colectiva. (...) el sentimiento de lo que tiene de especial la
realidad social es incluso tan necesario al sociólogo que sólo una cultura especialmente
sociológica puede preparar para la comprensión de los hechos sociales". Esto le otorga a
la sociología la autonomía de la que gozan las otras ciencias. Éste proceso, concluye
Durkheim, es el progreso más importante de los que le queda hacer a la sociología. Sin
duda puede, y debe, recurrir a otros modelos propios de ciencias ajenas ya formadas,
puesto que son portadoras de un tesoro de experiencias que sería insensato omitir. " Sin
embargo, una ciencia sólo puede considerarse definitivamente constituida cuando tiene
por objeto un orden de hechos que no estudian las demás ciencias. Ahora bien, es
imposible que las mismas nociones puedan convenir de la misma manera a cosas de
diferente naturaleza".

Finalmente, todos estos requerimientos para la actividad sociológica, puede ser que
reduzcan el número de aquellos que la practican, advierte. Pero lo que pierda en
popularidad, lo ganará en dignidad y autoridad. "Porque mientras continúe mezclada en
la lucha de los partidos, mientras quede satisfecha con elaborar, con más lógica que
vulgo, las ideas comunes, y carezca, en consecuencia, de una competencia especial, no
tendrá derecho a hablar lo suficiente alto para acallar pasiones y prejuicios. Seguramente
está todavía lejano el tiempo en que pueda desempeñar con eficacia este papel; por
tanto, no es preciso trabajar para ponerla en condiciones de desempeño algún día en el
futuro".

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