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Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, sala I

Telecom Argentina S. A. y otro

30/06/2000

Partes: Telecom Argentina S. A. y otro

Publicado en: LA LEY 2000-E, 451

Cita Online: AR/JUR/4386/2000

Sumarios

1. 1 - . - El autor del delito de administración fraudulenta -en el caso, la organización de una


colecta de bien público vía telefónica, en la que se dispuso de los fondos donados como si
fueran propios y para lucro personal- debe tener a su cargo el manejo o la administración,
aunque sea en parte, de bienes ajenos y, de ese modo, tener un deber de fidelidad hacía
quien debe rendir cuentas.

2. 2 - .- Respecto de la configuración del delito de administración fraudulenta, obliga


abusivamente quien compromete los intereses a él confiados mas allá de sus posibilidades
económico-financieras, comprando productos que no tienen relación con el objeto de la
empresa administrada -en el caso, quienes organizaron y administraron una colecta de
bien público incurrieron en gastos superfluos e innecesarios que fueron cubiertos con los
fondos donados-, para lucrar él o un tercero, y ocasionando un perjuicio, que puede estar
constituido por un menor ingreso.

3. 3 - . - El quebrantamiento de la fidelidad necesario para la configuración del delito de


administración fraudulenta presupone, en el sujeto activo, el deber de cuidar los intereses
patrimoniales ajenos -en el caso, la organización de una colecta de bien público vía
telefónica, en la que se dispuso de los fondos donados como si fueran propios y para lucro
personal-.

4. 4 - .- En orden a la configuración del delito de administración fraudulenta, el perjuicio


debe provenir de actos del sujeto activo que constituyan un exceso de sus facultades o
una violación de sus deberes -en el caso, la organización de una colecta de bien público
vía telefónica, en la que se dispuso de los fondos donados como si fueran propios y para
lucro personal-, procurando para sí o para un tercero un lucro indebido o para causar
daño.

5. 5 - . - El consentimiento de la víctima del delito de administración fraudulenta tiene


eficacia cuando se trata de infidelidad o abuso que lesiona intereses unipersonales, pero
no en el ámbito de las sociedades -en el caso, organizaron una colecta de bien público vía
telefónica, habiendo dispuesto de los fondos donados como si fueran propios y para lucro
personal-, pues ni aun el cien por ciento de los integrantes puede convertir en lícito el
comportamiento fraudulento del administrador, ya que la entidad societaria exhibe una
categoría jurídica distinta a la de los miembros que la integran.

6. 6 - . -Para ser coautor de un tipo penal -en el caso, de administración fraudulenta


respecto de los directivos del canal mediante el cual se realizó una colecta de bien
público en la que los organizadores dispusieron como propio del dinero donado y para
lucro personal- no sólo se debe dominar el hecho descripto en la norma mediante una
división funcional de las tareas entre todos los coautores para lograr el fin plurisubjetivo
planeado, sino que además se debe reunir la calidad personal que la ley requiere -en la
especie, ser administrador del dinero-.

TEXTO COMPLETO:
2ª Instancia.- Buenos Aires, junio 30 de 2000.

Considerando: I. Contra la resolución de fs. 1746/ 1787, mediante la que se decretó el


procesamiento sin prisión preventiva de Jorge E. Rodríguez, Rodolfo G. Galimberti, Rodolfo J.
Engels, Federico G. Quirno, Jorge Born, Víctor A. González, Pablo F. Galli Villafañe y Constancio C.
Vigil, y mandó trabar embargo sobre sus bienes o dinero hasta la suma de $ 2.500.000, por
considerarlos coautores responsables del delito de administración fraudulenta (art. 173 inc. 7°,
Cód. Penal), dedujeron recursos de apelación la defensa de Víctor A. González y Constancio C.
Vigil, de Pablo F. Galli Villafañe, de Jorge Born, Federico Quirno, Rodolfo Galimberti, Jorge
Rodríguez y Roberto Engels, los cuales fueron concedidos y mantenidos en la instancia. En esta
alzada, el fiscal general adhirió a los recursos de todas las defensas, excepto la de Galli Villafañe
de fs. 1806, lo cual atribuyó a un error involuntario que pretendió subsanar al incluirlo en su
posición liberatoria al final del informe de fs. 1945/7 ante esta Cámara. Corresponde señalar que
en esa misma resolución se habían dispuesto los sobreseimientos de M.S.G.A., C.B., C.D.S.F.B.,
F.J.L.Z., L.A.Z., M.L.D.P., A.E.M., los cuales no fueron objeto de impugnaciones y por ello se
encuentran firmes.

A fs. 1794/5 se decretó el sobreseimiento de L.E.C., que también se encuentra firme.

En consecuencia, ante la falta de recurso fiscal y de la querella, que no apelaron esas


resoluciones, no corresponde que esta sala realice consideraciones respecto de la intervención de
los últimos mencionados más allá de lo estrictamente necesario para el tratamiento de la situación
procesal de los procesados.

II. Según el auto apelado, se imputa a los directores de "Hard Comunication S.A.", Jorge Ernesto
Rodríguez, Rodolfo Gabriel Galimberti, Rodolfo Jaime Engels, Federico Guillermo Quirno y Jorge
Born, "haber organizado y administrado una colecta de bien público utilizando la línea de
audiotexto 0939-12222, desde el 26 de mayo hasta el 26 de diciembre de 1997, canalizada a través
del programa 'Hola Susana' que se transmitía de lunes a viernes, a las 20 horas, por el. canal de
televisión "Telefé", con el fin de procurarse para sí y para otros un lucro indebido, sin contar con la
autorización legal correspondiente (dec. 104.156/37), y sin un destinatario legítimo de los fondos
donados hasta el 1 de setiembre, y disponiendo hasta el 26 de setiembre de los fondos donados
como si fuera dinero propio; asimismo, haber obligado abusivamente a la 'Fundación Felices los
Niños' -beneficiaria de la colecta-, al comprometer el reparto de las utilidades de la colecta con la
empresa "Telefé", con anterioridad a acordar con la entidad de bien público el porcentaje que a
ésta le correspondería, y sin conocimiento de su representante, haciendo pasar las utilidades del
canal como gastos de publicidad; haber convenido con la empresa de audiotexto "Telinfor" el pago
del 7 % de las llamadas, siendo la fundación quien debía acordar el porcentaje de acuerdo con las
normas legales, y haber obligado abusivamente a la beneficiaria al entregar la suma de un millón
quinientos mil pesos a Julio J. Gigena, quinientos mil pesos a Mercedes N. Robledo, cinco mil pesos
a María T. Zarza y cinco mil pesos a Yolanda Marciana Velázquez, a sabiendas de que ninguno de
los nombrados habían dado cumplimiento a las bases y condiciones previstas en la participación del
concurso. Asimismo integra la imputación a los nombrados el haber violado los deberes asumidos
como organizadores y administradores de la colecta, al firmar el contrato con la Fundación en
violación a los arts. 27 y 28 del dec. 7342/65, y ocultando al representante de la entidad de bien
público que los tres millones de pesos de publicidad que se le descontarían del total recaudado, en
realidad eran las utilidades percibidas por "Telefé". También se les imputa haber violado sus
deberes al ocultarle al representante de la Fundación los ingresos provenientes de llamados
telefónicos realizados en la República Oriental del Uruguay, no extendiendo el contrato en
relación a esos llamados pese a que la fundación pagaba los premios y el seguro, y no incluyendo
ese dinero en la rendición de cuentas que oportunamente le presentara".

También se imputa a Víctor Alejandro González, Constancio Vigil y Pablo Federico Galli Villafañe,
en su "carácter de directores de la firma "Telefé", haberse asociado con los directivos de "Hard
Comunication"..." para la realización de los mismos hechos.

La parte querellante, Raquel Jaskelson entendió que el objeto de la causa consistía en la


perpetración del delito de administración fraudulenta (art. 173, inc. 7º, Cód. Penal) por los
miembros de "Hard Comunication", quienes, con dolo, y de acuerdo con los ejecutivos que
actuaron en representación de "Telefé S.A.", tenían a su cargo, debido a un acto jurídico -el
contrato con la Fundación Felices los Niños-, el manejo de intereses pecuniarios ajenos,
constituidos por los beneficios que correspondían a dicha fundación, provenientes de la colecta
efectuada por medio del sistema colecta de bien público en el programa "Hola Susana", que se
emitía por el canal de televisión "Telefé", y con el fin de procurar para sí o para un tercero
-"Telefé"- un lucro indebido, al percibir más de lo legalmente autorizado, descontando gastos
improcedentes por rubros tales como publicidad inexistente, pago de premios sin sujeción a las
reglamentaciones vigentes; extensión del negocio a la R.O. Uruguay sin rendir cuentas a la
fundación, y, de ese modo, perjudicar los intereses confiados al dar a la asociación una suma
sustancialmente menor de las utilidades que arrojaba la colecta, que sólo estaba autorizada si se
invocaba su intervención.

Agregó la acusadora particular que esos hechos concurrían realmente con el delito de estafa,
consumado por los mismos agentes en perjuicio de todos los integrantes de la comunidad que
participaron del entretenimiento a través de su línea telefónica, sin saber cuál era el sistema en el
que ingresaban sus llamados, y mediante el engaño de hacerles creer que el monto de sus aportes
era dirigido en su totalidad, o mayor parte, a la obra de bien público encabezada por el padre
Grassi (Fundación), siendo que, en realidad, tenía por substancia beneficiar a las empresas
privadas que procuraban exclusivamente un lucro propio.

III. Para resolver, como lo hizo, el a quo tuvo en cuenta, entre otras pruebas, el contrato entre
"Telefé S.A." y M.S.G.A; el contrato entre "Hard Comunication S.A." y la empresa de audiotexto
"Telinfor S.A." mediante el cual esta última proveía la línea 0939-12222, con el fin de realizar una
colecta de fondos con destino a obras de bien público; el contrato entre "Hard Comunication S.A."
y "Telefé S.A.", que aseguraba la participación de M.S.G.A. en la promoción y desarrollo del
entretenimiento, y por el cual la concesionaria del canal de televisión recibiría una suma de $
3.000.000, y otra variable representada por el 50% de las utilidades que arrojara el
entretenimiento, ambas en concepto de publicidad; correspondencia entre el padre Julio C. Grassi
en representación de la Fundación "Felices los Niños" y la empresa de audiotexto "Telinfor S.A.", y
el departamento de "Rifas y Colectas de la Secretaría de Desarrollo Social"; la res. de esa
Secretaría 3543, del 1/9/97, mediante la cual se autorizara a la Fundación a llevar adelante la
colecta y cuyo producido estaría destinado a la obra de la institución, por la que se disponía que
serían aplicables a la actividad las normas del dec. 7342/65 que no colisionasen con las de esa
resolución; el contrato celebrado entre la Fundación "Felices los Niños" y "Hard Comunication S.A.",
mediante el que se estipuló que la primera recibiría el 7 % sobre el total de lo efectivamente
percibido de las compañías telefónicas, menos la parte correspondiente a la empresa de
audiotexto, los premios del entretenimiento, los gastos de publicidad, la tasa correspondiente a la
Secretaría de Desarrollo Social, y otros, y, además, se le confería poder para representarla en
diversos actos que tuvieran relación con la actividad. Más tarde, se celebró otro convenio por el
cual se contrataba un seguro para satisfacer los premios que superasen los $ 500.000; distintas
notas entre los intervinientes, que fueron dando cuenta de cómo se iban desarrollando los sucesos
y modificaciones parciales del sistema del concurso; declaraciones, notas y liquidación final por la
cual el padre Grassi, en representación de la Fundación, aceptaba la rendición de cuentas de "Hard
Comunication S.A."; otros documentos, tales como las donaciones que Jorge Rodríguez y M.S.G.A.
realizaron a la Fundación al momento de discutirse la liquidación final, y luego de lo cual el padre
Grassi desistiera de todas las acciones y derechos que surgieran de esta causa; liquidaciones de las
empresas telefónicas, de "Telinfor S.A.", recortes de investigaciones periodísticas, resoluciones de
la "Comisión Nacional de Telecomunicaciones", informes de "Lotería Nacional S.E."; constancias de
los expedientes labrados ante la Justicia en lo Penal Económico y Criminal y Correccional Federal,
libros de las empresas involucradas, informes de cuentas bancarias, las declaraciones testificales
de un sinnúmero de personas, y las indagatorias de los imputados. Finalmente, también tuvo en
cuenta la peritación contable realizada en la causa.

La valoración de todas esas pruebas le permitió a la querella concluir en que el juego "Su Llamado"
se había iniciado, y puesto al aire en el programa "Hola Susana", mucho tiempo antes de contar
con la autorización legal otorgada por los decs. 104.156/37 y 7342/65, de modo que, aquello que
se había presentado como un acuerdo entre partes, era violatorio de las normas que regían la
actividad, porque la intervención de un organizador distinto de la institución de bien público
beneficiaria de la colecta exigía el cumplimiento de prescripciones, tales como el respeto a los
porcentajes que debían destinarse a aquélla, que no podían ser inferiores al 50 % del producto de
la colecta (arts. 27 y 28, dec. 7342/65), como había ocurrido en este caso por el acuerdo de las
partes, con la autorización de la resolución de la Secretaría de Desarrollo Social; este último
hecho, y "serias sospechas respecto del debido contralor por parte de la autoridad competente",
motivó que dispusiera la extracción de testimonios para que se investigara la posible comisión de
un delito de acción pública, cuya materialidad y "nomen iuris" no indicó.

A su juicio, el régimen jurídico de las colectas de bien público sólo permitía a los organizadores
del juego intervenir en su desarrollo con un exclusivo fin de bien público, y descartaba toda
posibilidad de lucro personal. Pero la inobservancia de las condiciones normativas no había sido
producto de la ignorancia, sino de una maniobra deliberada tendiente a la. obtención de un
beneficio indebido. En ese contexto, el representante de la Fundación había resignado ingresos
que legalmente le correspondían, ante la alternativa de no recibir ninguno, porque le habían
hecho saber que otras fundaciones aceptarían rápidamente la explotación de la colecta. Por otra
parte el acuerdo entre "Hard Comunication S.A." y "Telinfor S.A.", que obtendría el 7 % de lo
ingresado por los llamados telefónicos, había sido anterior a las gestiones que introdujeron a la
Fundación, al igual que el mentado acuerdo con "Telefé S.A.", que se había reservado una ganancia
de $ 3.000.000 imputados a gastos de publicidad. Todo este reparto de utilidades fue previo, no
sólo al inicio del concurso, sino también a la autorización legal exigible y a la firma del contrato
con la Fundación, a la que sólo convocaron por serles requisito legal necesario para llevar adelante
el negocio de la colecta de más de 6.000.000 de participaciones telefónicas a $ 3 cada llamada,
porque sin su mención no se podría emplear la línea 0939-12222 expresamente destinada a fines de
bien público.

Más adelante, el magistrado refutó las conclusiones de la peritación contable, por la cual "Hard
Comunication S.A." había obtenido por todo concepto una ganancia de $ 118.401, por sospechar
que ese magro resultado no había impedido "que los mismos contratantes celebraran en el mes de
enero del 1998 un contrato sobre similar sistema (esta vez legalizado), calculando un reparto
millonario de ganancias". En efecto, señala, "Hard Comunication S.A." inició nuevos
emprendimientos, sus integrantes percibieron honorarios mensuales por valor de $ 22.000 y
pagaron costosas comidas, compraron cigarros, arreglaron sus autos, regalaron enormes ramos de
flores, y en el balance resulta que todas esas actividades significaron que, del 93 % neto recibido,
tuvieran gastos que ascendían a un 96,55 % de lo obtenido por toda la colecta. La conclusión que
correspondía extraer, al estimar cuán redituable resultó, en nada se parecía a la de hablar de la
existencia de un mal negocio. Describió que, por todo concepto, la Fundación había recibido
$400.000, siendo que esa suma se asemeja a los honorarios anuales de uno sólo de los directivos de
"Hard Comunication S.A.", que las empresas telefónicas recibieron $ 1.700.000 cada una, "Telinfor
S.A." $ 1.250.000, que en premios se pagaron $ 5.600.000, en publicidad $ 2.500.000, en seguros $
460.000, en concepto de tasa $ 305.000 y, finalmente "Hard Comunication S.A.", que sólo era el
organizador de una colecta de bien público, habría recibido $ 3.319.000.

Consideró que el caso hallaba encuadramiento en la figura de administración fraudulenta (art.


173, inc. 7°, Cód. Penal), porque el decreto regulatorio no ponía el acento en la actividad
benéfica en sí, sino en la necesidad de garantizar condiciones óptimas para la entidad y, por ello,
no había previsto a que tipo de actividades se aplicaba. Los porcentajes regían esta actividad y así
lo había entendido "Hard Comunication S.A." al pedir la autorización, pese a lo cual, después,
desconoció sus preceptos por considerarlos no aplicables, tanto en ese rubro como en otros, como
el referente a que los premios no debían entregarse en dinero en efectivo. Sostuvo la resolución
impugnada que se trataba de un régimen subsidiado por el Estado, al permitir el uso de una línea
telefónica especial, con el fin de destinar un monto previsto de lo recaudado a la institución de
bien público, de modo que no podía emplearse el sistema como un negocio privado, en beneficio
propio de los organizadores. Sin perjuicio de ese vicio estructural, también se habían comprobado
obligaciones abusivas en perjuicio de la Fundación, tales como el previo compromiso de repartir
con "Telefé S.A." el 50 % de lo obtenido, la que, por otra parte, jamas auditó los gastos ni reclamó
su porcentaje, ni emitió publicidad que se refiriera a la promoción de la obra de la Fundación, lo
cual demostraba que, desde el inicio se había tratado de un reparto de utilidades. El contrato
entre "Telefé S.A." y "Hard Comunication S.A." también estaba en contravención al régimen de
colectas habilitado por la resolución de la Secretaría de Desarrollo Social.

Tampoco se salvaba el contrato entre "Hard Comunication S.A." y "Telinfor S.A.", toda vez, que de
acuerdo con la res. 2172/94 de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, era la entidad
beneficiaria la que debía contratar con la empresa de audiotexto.

Por otra parte, se habían entregado premios por varios millones de pesos a personas que no habían
dado cumplimiento a las bases y condiciones previstas para la participación en el concurso, y no
era cierto que ello era irrelevante, porque de igual modo se hubiesen tenido que entregar los
montos, porque éstos eran acumulativos (pozo), y pasaban al sorteo siguiente, ya que según el
dec. 7342/65 tantas veces citado, los premios no canjeados debían pasar al Ministerio del Interior,
mientras que los correspondientes a números no vendidos favorecidos en el sorteo, pasarían a la
entidad organizadora.

Finalmente, hizo hincapié en la indebida extensión de la colecta a la República Oriental del


Uruguay, iniciada sin conocimiento de la Fundación.

En lo referente a la responsabilidad de cada uno de los imputados en los hechos, tuvo en cuenta el
papel de administradores de los miembros de "Hard Comunication S.A.", Jorge E. Rodríguez, Jorge
Born, Rodolfo G. Galimberti, Federico G. Quirno y Roberto J. Engels, a quienes individualizó en
distintas gestiones del negocio. También sopesó que los directivos de "Telefé S.A.", Víctor A.
González, Pablo F, Galli Villafañe y Constancio C. Vigil, estaban encargados del área ejecutiva e
intervinieron en la gestación de los contratos que, finalmente, perjudicaran los intereses de la
Fundación "Felices los Niños".

IV. En el pronunciamiento impugnado subyace la idea de que el contrato entre "Hard Comunication
S.A." y la Fundación "Felices los Niños" es ilegal, y que todos los demás acuerdos no son otra cosa
que sus antecedentes o consecuencias, porque las líneas de teléfono 0939 sólo pueden ser
empleadas en colectas para fines de bien público, y no para beneficio personal de los
organizadores, lo cual se habría puesto de manifiesto en el hecho de no haberse respetado los
porcentajes que por todo concepto debían corresponderle a la institución de bien público, según
dos decretos del Poder Ejecutivo nacional.

Esa concepción necesariamente debería incluir como objeto de la investigación a los


representantes de la Fundación como partícipes del negocio, con independencia de que la
asociación sin fines de lucro asigne a los fondos así ingresados fines nobles y lícitos. Ese porcentaje
reputado ilegal, fue aceptado por los representantes de la Fundación, porque era la única manera
de obtener más fondos para sus fines, por habérseles hecho saber que, de otro modo, otras
asociaciones firmarían por porcentajes aún menores.

También debería incluirse, en esa hipótesis, a los funcionarios de la Secretaría. de Desarrollo


Social, de la Lotería Nacional, de la Secretaría de Comunicaciones, de la Comisión Nacional de
Telecomunicaciones y otros, que aprobaron -acción- o no controlaron debiendo y pudiendo
hacerlo- -omisión- este contrato con el porcentaje menor al establecido por las normas que
regulaban la actividad. El mismo razonamiento puede hacerse en función de la ley que regula los
juegos de azar. Y esta parece haber sido la idea que inspiró al a quo a extraer testimonios para
que se investigue la posible comisión de delitos de acción pública.

V. Mas, como consecuencia de lo expuesto, el centro de la investigación esta en la conducta de los


directores de "Hard Comunication S.A.", como autores de la administración fraudulenta en
perjuicio de la Fundación.

Cabe aquí hacer algunas precisiones sobre el argumento de las defensas y del fiscal de esta
instancia, referente al consentimiento del padre Grassi, que desplazaría algunos elementos del
tipo penal de administración fraudulenta, especialmente el perjuicio patrimonial. Su
consentimiento es relativamente relevante en la etapa de gestación y acuerdo de la actividad, en
lo que se refiere a los porcentajes que se fijaron y a las obligaciones de las partes.

Sin embargo, el consentimiento de Grassi no es relevante para desplazar los elementos de


cualquier estafa o abuso de confianza en la relación Grassi-Fundación, ni para descartar conductas
delictivas por parte de los integrantes de "Hard Comunication S.A." en perjuicio de la Fundación,
en lo que a gastos y las rendiciones de cuentas se refiere, toda vez que su aquiescencia a la
liquidación final pudo adolecer de los vicios que, justamente, esta investigación pretende develar.
Si la organizadora del concurso, que administraba los fondos ingresados, abultó gastos, realizó
operaciones indebidas, abusó de sus deberes, malgastando el dinero a repartir, y exhibió a Grassi
gastos que sólo en apariencia eran necesarios al fin perseguido por la actividad, o bien hizo pasar
por verdaderas erogaciones inexistentes, estaríamos en presencia de una administración
fraudulenta y este es, reiteramos, el objeto del proceso.
Sobre estos asuntos no se han llevado a cabo profundas investigaciones, porque se ha dado por
supuesto el perjuicio que requiere la figura penal con la simple observación del escaso monto que
de todo el negocio se asignó a la Fundación.

La peritación contable, el informe de la AFIP, y otras probanzas, se han hecho sobre los
documentos presentados y secuestrados. Sin embargo no se ha ponderado: al si los gastos reales de
"Hard Comunication S.A.", que se deducirían del monto a repartir con la Fundación, eran
necesarios para el objeto y el fin de la actividad; porque no debe perderse de vista que, sin la
presencia de la entidad de bien público, aquélla no se podría haber realizado, y b) si esos
instrumentos peritados responden a la realidad, o constituyen, en cambio, un burdo asentamiento
de gastos inexistentes.

La resolución apelada hace hincapié en las negociaciones y acuerdos verbales, y en el hecho de


que el concurso comenzó antes de la firma del contrato y de la autorización formal de la autoridad
pública. Sobre este punto corresponde señalar que, desde el punto de vista típico-penal, no
interesa la fecha en que se firmó el acuerdo (el 27/5/97 comenzó el entretenimiento sin contrato
escrito), porque no hace a los elementos objetivos de la figura delictiva el hecho de que el
contrato de administración sea verbal o escrito. Este es un problema que atañe a la prueba de
indicios, pero no a la tipicidad. Máxime que el padre Grassi reconoce que en el contrato se dejaron
asentadas casi todas las condiciones que verbalmente se acordaron.

Lo mismo ocurre con la autorización de la Secretaría de Desarrollo Social, que operó recién el.
1/9/97, aunque los imputados y Grassi dicen que conocía las condiciones con anterioridad, porque
no pone o quita mies al contrato entre las partes, ya que las convenciones pueden ser verbales o
escritas.

VI. Respecto de la administración fraudulenta, es del caso señalar que el autor de este delito debe
ser una persona que tenga a su cargo el manejo o la administración, aunque sea en parte, de
bienes ajenos y, de ese modo, tenga un deber de fidelidad hacia quien debe rendir cuentas. De
modo que su actuación se circunscribe dentro de ese deber. De ahí surge la diferenciación entre
un supuesto de abuso y el otro, también comprendido en la ley, el de infidelidad. La reforma de
1967 tiene presente ciertas modernas formas de fraude en la administración de bienes ajenos ya
que son muchas las acciones fraudulentas que pueden no significar falseamiento de las cuentas,
cuando se trata de abuso del poder que está a disposición de cierto tipo de representantes y
mandatarios. Obligar abusivamente presupone que se tenga una facultad de uso, una facultad de
obligar al administrado. Si no la hay, sólo habrá violación de deberes. Así, obliga abusivamente el
que compromete los intereses a él confiados más allá de sus posibilidades económico-financieras;
el que, aun en el caso de una situación floreciente lo hace innecesariamente, el que compra
productos que no tienen relación con el objeto de la empresa administrada, para lucrar él o un
tercero. Toda creación abusiva de obligaciones no es sino una variante de la violación de los
deberes. Abusar es exceder lo que está permitido jurídicamente en el marco del poder jurídico. Lo
decisivo es que, cualquiera sea la apariencia que se haya dado al acto, en definitiva se ocasione
perjuicio, que puede estar constituido por un menor ingreso. Se trata de deslealtades de quienes
se encuentran en la situación de disponer conforme a derecho de un patrimonio ajeno. Asimismo,
el quebrantamiento de la fidelidad presupone, en el sujeto activo, el deber de cuidar intereses
patrimoniales ajenos. Concierne a la relación interna existente entre el autor y el titular del
patrimonio. Por más que haya representación de este último, la relación trae apareado del deber
de cuidado, esto es, importa la obligación de salvaguardar intereses pecuniarios ajenos. Es
necesario que el deber de fidelidad del autor sea sustancial o fundamentalmente decisivo en la
relación interna. En cuanto al perjuicio, debe tratarse de actos del sujeto activo que constituyan
un exceso de sus facultades o una violación de sus deberes, pecuniariamente adversos para el
titular del patrimonio confiado a aquél. Ese perjuicio debe provenir de la acción abusiva o infiel
del autor, sin interferencia de otra fuente productora. Se trata de un delito doloso, y requiere el
conocimiento de que en forma perjudicial se excede la facultad de que se dispone para actuar
patrimonialmente por otro. Además, debe haber un querer determinado del autor, constituido por
el procurar para sí o para un tercero un lucro indebido o para causar daño. Finalmente, cabe
señalar, porque resulta pertinente al caso, que el consentimiento tiene eficacia cuando se trata de
infidelidad o abuso que lesiona intereses unipersonales; pero resulta inoperante en el ámbito de
las sociedades. Ni aún el 100 % de los integrantes puede convertir en licito el comportamiento
fraudulento del administrador, porque la entidad societaria exhibe una categoría jurídica distinta
de la de los miembros que la integran (confr. Millán, Alberto, S., "Los Delitos de Administración
Fraudulenta y Desbaratamiento de Derechos Acordados", Edit. Cooperadora de Derecho y Ciencias
Sociales, Buenos Aires, 1976; Carrera, Daniel P., "Defraudación por Infidelidad o Abuso", Ed.
Astrea, Buenos Aires, 1973; Soler, Sebastián, "Derecho Penal Argentino", Ed. TEA, Buenos Aires,
1978, t. IV, ps. 389 y sigtes; Baigún, David y Bergel, Salvador Darío, "El Fraude en la Administración
Societaria", Ed. Depalma, Buenos Aires, 1991, ps. 124 y sigtes.; Molinario, Alfredo, "Los Delitos",
actualizado por Eduardo Aguirre Obarrio, Ed. TEA, Buenos Aires, 1996, t. II, ps. 426 y sigtes).

Sobre la base de estas ideas es obvio que, en principio, los fondos recaudados mediante el
concurso no fueron prioritariamente destinados a la entidad de bien público, sino que ésta tuvo el
lugar de un gasto más en el negocio. De ello, el fiscal y el juez de instrucción coligen que los
organizadores dispusieron, como si fuesen propios, de los futuros ingresos que aspiraban a obtener
usando una línea telefónica que, de acuerdo a las normas vigentes, era exclusivamente para
colectas de bien público, como lo demuestra el hecho de que acordaron el reparto de los fondos
de la colecta, aún antes de individualizar la entidad de bien público.

Más allá de la naturaleza jurídica de la parte del contrato por el cual se destina parte de lo
recaudado a la Fundación, lo concreto es que los miembros de "Hard Comunication S.A.", por
propia autorización contractual; dispusieron de los dineros recaudados, deduciendo los gastos de
organización, publicidad, premios, seguros y servicios.

Esto es tanto así que, aún cuando la Fundación otorgó poder a "Hard Comunication" para que
"maneje" los fondos de la colecta, lo que colocaba a sus directores en el papel de administradores
de bienes ajenos, ello no la autorizaba a hacerlo abusiva o infielmente en perjuicio de los
intereses confiados. Es decir, por más que el porcentaje fuese sólo del 19% de lo recaudado, ellos
no debieron, además, abusar de sus gastos personales o descontar aquellos que no guardaban
relación directa con una colecta de dinero para una entidad de bien público.

Los gastos superfluos o innecesarios aunque reales - honorarios, regalos, derroche de dinero,
vehículos, publicidad del programa y de su conductora, no necesarios para el fin del concurso,
habanos, flores, etc.- también entran en la figura de administración fraudulenta, ya que el
contrato no autorizaba, ni podía autorizar, una suerte de "moderno juego de azar" en el que los
organizadores -que sólo pueden serlo en virtud de involucrar a una institución de bien público-
incluyen como gastos todas las erogaciones que les venga en gana según su particular "modus
vivendi".

A esta modalidad de la acción típica se suma otra, dada la posibilidad -no investigada- de que los
miembros de "Hard Comunication S.A." hayan detraído, de las ganancias a repartir con la
Fundación, gastos inexistentes o falsos (por ejemplo, la sospechosa publicidad de "Telefé"), y los
ingresos no declarados y apropiados (p. ej., llamadas desde Uruguay).

En consecuencia, la medida apelada habrá de ser confirmada respecto de los integrantes de "Hard
Comunication S.A.", sin perjuicio de que la investigación permita demostrar otras acciones
también comprendidas por el tipo penal de referencia.

VII. Los directivos de "Telefé S.A." no son administradores de este dinero y les falta, por tanto,
este requisito personal de la autoría exigido por el tipo penal. Para ser coautor de un tipo penal,
no sólo se debe co-dominar el hecho descripto en la norma mediante de una división funcional de
las tareas entre todos los coautores para lograr el fin plurisubjetivo planeado, sino que además se
debe reunir la calidad personal que la ley requiere.

Sólo habría un camino para imputarles alguna conducta delictiva: que se demostrase que
acordaron una colaboración durante el desarrollo del hecho constitutivo de administración infiel
por parte de los integrantes de "Hard Comunication S.A.". La hipótesis sería que "Hard" hubiera
pasado gastos innecesarios de publicidad de "Telefé", obligando abusivamente los intereses cuya
administración les fueran confiados, o que tales gastos en realidad no hayan existido, siendo
indiferente a los fines del tipo penal que desde un inicio, o durante el desarrollo del
entretenimiento, lo hubieran previsto así. Claro está, para ello los representantes de la sociedad
"Telefé" debieron saber que contribuían a tal administración infiel y obrar en consecuencia.

El representante de la Fundación autorizó contractualmente a "Hard Comunication S.A." a acordar


los gastos de publicidad con "Telefé S.A.", de modo que ya estaba previsto que iba a haber un
gasto en ese sentido. Desde el punto de vista formal, ninguna importancia tiene que ello ya
hubiera sido convenido entre "Hard" y "Telefé" y que los primeros ya supieran cuánto iba a costar
ese "gasto" o "utilidad" para "Telefé S.A.", porque nadie firma un contrato sin anoticiarse y
asegurase previamente que el costo de sus prestaciones no superará el de sus beneficios.

Ahora bien, por el momento el cuadro probatorio sugiere que a "Telefé S.A." se le aseguraron, por
el sólo hecho de poner el entretenimiento en el aire con la participación de S.G. mencionar el
juego esporádicamente, y sin control alguno, unos $ 3.000.000. En tales circunstancias, parece
lógico que sus representantes que intervinieron en las negociaciones, sólo se preocuparan por
asegurarse jurídicamente de no correr riesgo alguno y quedar lo más al margen posible de las otras
relaciones jurídicas, a saber, "Hard Comunication Fundación", "Hard Comunication - Telinfor",
"Fundación - Telinfor", "Telinfor" - compañías telefónicas, "Hard Comunication" - Fundación -
"Telinfor" - Secretaría de Desarrollo Social, etcétera.__

Con semejante ganancia y sin riesgo alguno, para que controlar la contabilidad de "Hard
Comunication S.A." respecto del plus de ingresos que superara esa suma (que se repartirían en
partes iguales). No ocurre lo mismo respecto de "Hard Comunication S.A." que, al administrar
fondos ajenos, sí debió controlar la emisión de publicidad por parte de "Telefé S.A.".

En consecuencia, lo único que permitiría achacar a los directivos del canal de televisión alguna
conductas delictiva, sería demostrar su convergencia intencional en la administración fraudulenta
de los directivos de "Hard Comunication S.A." en los gastos no justificados, o en el no haber pasado
realmente la publicidad facturada lo cual habrá de investigarse, motivo por el cual habría de
dictarse auto de falta de mérito ya que no hay elementos para procesar, ni tampoco para
sobreseer (art. 309, Cód. Procesal Penal).

VIII. No se ha refutado acabadamente en la resolución apelada el hecho, o el argumento, de que


los ingresos por las llamadas desde la República Oriental del Uruguay fueron percibidos con
posterioridad a la liquidación que "Hard Comunication S.A." extendiera a la Fundación "Felices los
Niños", lo cual merece alguna investigación, porque ello impediría fácticamente de fraudar el
patrimonio administrado. No está demostrado por el momento que se le hayan ocultado esos
ingresos a la Fundación.

En cuanto a la imputación de haber pagado algunos premios a concursantes que no se ajustaban a


determinadas condiciones del concurso, el a quo sostuvo que ello contravino el art. 25 del dec.
7342/65, por el cual los premios no canjeados pasarán a ser propiedad de pleno de derecho del
Ministerio del Interior, y los premios correspondientes a números no vendidos, que resultaren
favorecidos en el sorteo, pasarán a ser propiedad de la entidad organizadora. Sustentó su posición
en el estudio que, la compañía aseguradora "EPGSA" había realizado al analizar los alcances del
dec. 1153/97 y la res. 157/98 de la Lotería Nacional, donde había destacado que la interpretación
de ésta es que los premios asegurados, que no sean adjudicados entre los participantes en la
promoción, deberán ser donados a Desarrollo Social.

Señala el a quo que, si bien la mencionada reglamentación no guarda vinculación con la que rige la
colecta que aquí se analiza, el valor de esa documentación radica en la acreditación de que el
destino de los premios no adjudicados no podía ser decidido por los miembros de "Hard
Comunication S.A." o "Telefé", ni por la producción del programa, y que esta circunstancia no
podía ser desconocida por los imputados. De acuerdo a la estructura del decreto, el destino final
de los premios no ganados debió entregarse a la entidad benéfica.

Como puede apreciarse, la imputación delictiva no surge de una norma expresa, sino de su
particular interpretación de otras que no guardan vinculación con la colecta. Es decir, constituye
un razonamiento analógico, prohibido en materia penal (art. 18, Constitución Nacional). En efecto,
sólo mediante esa hermenéutica inválida puede refutarse la posición del imputado Jorge
Rodríguez, cuando señala que los premios fueron pagados ante escribano público, que las
condiciones de participación en concurso fueron puestas por ellos mismos arbitrariamente, de
modo que podían cambiarlas cuando quisieran, y que, como los premios no pagados integraban un
pozo acumulativo que se sumaba al siguiente concurso, necesariamente habrá que pagarlos, es
decir, se trataba de dinero que indefectiblemente egresaría del patrimonio a repartir a la
Fundación.
La única posibilidad de delito sería que Gigena no existiera, o no fuera un real ganador, o se le
hubiese pagado un monto menor que el declarado como ganado, quedándose los directivos de
"Hard Comunication S.A." con la diferencia, todo lo cual no ha merecido hasta ahora ninguna
investigación.

XI. Corresponde señalar que en la causa seguida por infracción a la ley penal tributaria 24.769
contra "Hard Comunication S.A.", se declaró extinguida la acción penal por aplicación del art. 16
de esa ley, es decir, por el pago de la pretensión fiscal, y se sobreseyó a la persona jurídica y a sus
integrantes por su calidad de responsables de la sociedad. Como puede apreciarse, ello nada dice
de las conductas allí investigadas, especialmente si ha habido o no algún tipo de imputación a los
miembros de la persona jurídica por sus conductas individuales. Esto tiene relieve en cuanto a que
una forma conocida de ocultar y desviar ganancias particulares de los miembros de sociedades
consiste en contabilizarlos como gastos de la persona jurídica - únicos que iban a ser motivo de
reparto a la Fundación-. Al respecto, se demanda una adecuada investigación que ahonde sobre la
realidad y veracidad de la documentación ofrecida por las empresas (que fue lo único que
estudiaron los peritos contables), y esto no con fines penal-tributarios sino en relación al objeto de
esta causa.

Tampoco se ha explicado a lo largo de la causa cuál es el objeto procesal y la prueba que se ha ido
generando en el expediente que tramita ante la justicia Criminal y Correccional Federal, lo cual
habrá de subsanarse.

En consecuencia, el tribunal resuelve: I. Confirmar parcialmente el auto apelado en cuanto


decretó el procesamiento, sin prisión preventiva, de Jorge E. Rodríguez, Rodolfo G. Galimberti,
Rodolfo J. Engels, Federico G. Quirno y Jorge Born, en orden al delito de administración
fraudulenta (art. 173, inc. 7°, Cód. Penal). II. Revocar parcialmente el auto apelado y declarar
que no existe mérito para procesar ni sobreseer a los imputados Víctor A. González, Pablo F. Galli
Villafañe y Constancio C. Vigil, en orden al mismo delito. III. Disponer que el a quo profundice la
investigación en el sentido expuesto en los considerandos que conforman esta decisión.- Edgardo
A.- Donna.- Guillermo F. Rivarola.- Carlos A. Tozzini.

El delito de defraudación por administración fraudulenta: aspectos esenciales de su


configuración

Abdala, Martín E.

Voces

DEFRAUDACION ~ ADMINISTRACION FRAUDULENTA

Título: El delito de defraudación por administración fraudulenta: aspectos esenciales de su


configuración

Autor: Abdala, Martín E.

Publicado en: LA LEY 2000-E, 449

Fallo Comentado: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, sala I


(CNCrimyCorrec)(SalaI) ~ 2000/06/30 ~ Telecom Argentina S. A. y otro

En el fallo en comentario la sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y


Correccional de esta ciudad enjuició la conducta de los directivos de una sociedad anónima que
dispusieron, sin autorización, de sumas dinerarias cuya administración les había sido confiada
dentro del marco de la ejecución de un contrato celebrado entre los acusados y la fundación
damnificada. Según los hechos probados en la decisión judicial anotada, los imputados realizaron
diversas maniobras fraudulentas, v. gr. la simulación de gastos de publicidad, la mendaz rendición
de cuentas, el de obligar a la entrega de alícuotas de dinero en favor de supuestos beneficiados de
un concurso, aunque ellos no reunían las condiciones exigidas en sus bases para participar en él,
etc., mediante las cuales lograron distraer para su propio beneficio una apreciable cantidad de
dinero.

En el pronunciamiento se ventilaron diversos aspectos del delito de defraudación por


administración fraudulenta, previsto y reprimido en el art. 173, inc. 7°, del Cód. Penal, cuya
importancia y trascendencia merecen ser comentados brevemente.

En primer lugar, el desvalor de la acción en el delito en comentario se integra en forma


primordial, más allá de los elementos subjetivos (dolo y demás intenciones especiales del autor) y
el modo, la forma o el grado de realización del delito, por los deberes jurídicos específicos que
asume el autor en relación con la administración del patrimonio ajeno (2).

Como bien se afirma en el fallo, el delito de defraudación por administración fraudulenta es un


delito especial. Esta aseveración tiene relevancia típica desde el punto de vista de la
codelincuencia, toda vez que el círculo de autores en esta especie de delito se restringe a causa,
como ya se dijo, de los singulares deberes a cargo del agente (3).

"En esta clase de delitos -sostiene Roxin- el concepto de autor es completamente distinto del que
rige para los restantes delitos. El que infringe el deber es autor sea cualesquiera que fuese su
contribución en el delito y quien no infringe este deber no puede ser autor, incluso, aunque tenga
el dominio del hecho"(4).

Por el contrario, la intervención de cualquier otro individuo que no reúna las especiales cualidades
reclamadas por este tipo legal es catalogada de participación en sentido estricto (5).

Así, comete el delito en estudio el agente de cobranzas de una empresa que retuvo para sí los
importes de varios pagos que otras empresas efectuaron a su empleadora (6), el cajero que desvió
para su propio provecho dinero perteneciente a la institución donde trabajaba (7), el empleado de
tesorería de una empresa que confeccionó dos cheques en concepto de pago de dos facturas a
proveedores, los cobró y se apoderó del dinero (8), el mandatario que no utiliza el dinero
entregado con un fin determinado (9), el martillero que recibió un pagaré para una operación de
compraventa y lo entregó a terceros (10), el gerente técnico comercial de la empresa del Estado
que disponía de diversas sumas dinerarias en su propio provecho (11), el curador que incumple con
sus deberes (12), el tutor (13), el gestor de cobranzas (14), etcétera.

En el delito de defraudación en comentario el autor debe tener a su cargo la administración, el


manejo o el cuidado de intereses pecuniarios ajenos (15).

También se exige que el autor goce de un cierto marco de autonomía e independencia en la


administración de esos bienes ajenos (16).

En el marco de la actividad de las sociedades comerciales, el consentimiento prestado por los


titulares del patrimonio carece, como bien se afirma en la sentencia glosada, de la eficacia
necesaria para excluir el tipo delictivo analizado (17). Sin embargo, esta imposibilidad no
trasciende a los supuestos en donde el titular del patrimonio presta su aquiescencia en forma
anterior o coetánea a la realización del delito, puesto que ello implica una modificación de los
deberes asumidos por el autor (18).

Otro de los aspectos relevantes que se tratan en el pronunciamiento reseñado es la relación de


subsidiariedad que existe entre las dos conductas previstas en el art. 173, inc. 7º, del Cód. Penal,
esto es, el de obligar en forma abusiva al titular del patrimonio y el de infringir los deberes a su
cargo.

Previo a ello es menester aclarar que la referida discriminación es fruto de la interpretación


realizada por la doctrina alemana respecto del § 266 del StGB (19), el que comprende dos tipos de
conductas infieles que tutelan el patrimonio ajeno confiado a un tercero (20). Ellos son el tipo
penal del abuso (Mifbrauchtheorie) y el del quebrantamiento de la fidelidad (Treubru-
chstatbestand).

La relevancia de esta clasificación se refleja en el ámbito de actuación del autor. Así, el tipo del
abuso defraudatorio incluye las conductas del agente que, en su carácter de representante del
patrimonio ajeno, comprometen los intereses pecuniarios confiados respecto de terceros (ámbito
externo de la relación). En este marco no se incluyen los perjuicios patrimoniales fruto de las
omisiones dolosas del agente, v. gr. no cobrar un crédito en favor de la empresa administrada, la
distracción del dinero confiado, etcétera. Precisamente, el tipo de ruptura de la fidelidad
contempla esta especie de conductas omisivas en el marco de la administración del patrimonio
ajeno (21)

Retomando la cuestión de la relación entre ambos comportamientos infieles, la opinión de los


doctrinarios alemanes se muestra multiforme. Un sector estima que se tratan de tipos no
autónomos (Bringewat), mientras otros autores sostienen que el tipo de quebrantamiento de la
fidelidad abarca el del abuso defraudatorio y, por último, un tercer grupo (Welzel, H. Meyer,
Gerland) afirman que el tipo de la infidelidad sólo cumple un papel subsidiario (22).

Por su parte, la doctrina nacional sostiene que el tipo de la infidelidad cumple un papel residual
respecto del abuso defraudatorio (23).

Para determinar el perjuicio patrimonial, los jueces tuvieron en cuenta el menor ingreso que se
verificó en el patrimonio del afectado, pauta que resulta válida y se muestra acorde con el
principio del saldo (Saldierungsprinzip) utilizado por la literatura germana para determinar el daño
económico (24). Según este principio, el perjuicio patrimonial se acredita con el balance entre el
estado patrimonial original y el que surge a posteriori de consumada la conducta de defraudación.

Asimismo, se admite en la doctrina extranjera la compensación patrimonial cuando el autor


mitiga, con sus propios medios pecuniarios, el perjuicio económico irrogado a la víctima (25).

Sin embargo, esta pauta comparativa no es la única y la doctrina admite también la puesta en
peligro del patrimonio ajeno en el caso de contraer obligaciones abusivas perjudiciales (26).

El tipo subjetivo reclama, como se afirma en la sentencia, el dolo del agente que debe abarcar el
abuso en la ejecución del mandato o bien la violación de los deberes, más el lucro indebido o el
daño patrimonial (27).

En cambio se discute la aceptación del dolo eventual en este tipo de defraudación (28).

Se debe agregar que las diversas conductas infieles no adquieren una entidad propia y deben ser
consideradas en forma global como una unidad de administración (29).

Para concluir con este sucinto comentario es dable señalar que el pronunciamiento anotado
transita por la correcta senda trazada por la doctrina y la jurisprudencia en torno de la
configuración del delito de defraudación por administración infiel.

Especial para La Ley. Derechos reservados (ley 11.723).

(1) Profesor de Derecho Penal, Parte General, en la Universidad de Buenos Aires y en la de


Belgrano.

(2) Ver, CEREZO MIR, José, "Curso de Derecho penal español", Parte General, II, p. 146, Ed.
Tecnos, Madrid, 1997, 5ª ed., CNCrim. y Correc., sala I, "Lucero, J.",11/4/89, La Ley, 1989-D, 454.

(3) CNCrim. y Correc., sala VI."Guerra, A.B.", 28/6/98, Rep. La Ley, LIX, 1999, 951; ídem, sala VII,
"Cardarelli, R.", 23/2/96, JA, 1998-III, síntesis; C9ª Crim. Córdoba, "Agüero, N.R.", 14/9/98, La
Ley, 1999-B, 798.
(4) Ver, ROXIN, Claus, "Strafgesetzbuch Leipziger Kommentu (LK)", Walter de Gruyter, Berlín,
1988, § 25, 105. En igual sentido, CNCrim. y Correc., sala VI, "Grinspan, D.",12/3/87 (La Ley, 1987
E, 477); C. Penal Concordia, sala I, "D.B., R.",28/9/89, JA, 1993-IVsíntesis.

(5) Ver, NAVARRO, Guillermo R., "Fraudes", p. 105, Nuevo Pensamiento Judicial, Buenos Aires,
1994. En idéntico sentido, C9ª Crim. Córdoba, "Pompas, J."21/5/98, LLC, 1999-1201. CNCrim. y
Correc., sala I,"Cardozo, S.", 25/6/85, JA, 1986-II, 601.

(6) CNCrim. y Correc., sala VI, "Seru, R.", 26/11/96, JA, 1998-III, síntesis.

(7) CNCrim. y Correc., sala V, "Oyola, R.", 27/9/96, JA, 1998-III, síntesis; ídem, sala V "Floribal,
C.", 11/9/96, JA, 1998-III, síntesis; ídem, "Veris, A.", 16/8/91.

(8) CNCrim. y Correc., sala I, "Soria, O.", 20/6/96, JA, 1998-III, síntesis.

(9) CNCrim. y Correc., sala V, "Villa, E.", 19/3/1998, DJ, 1999-2-935; ídem, sala III, "Alba, N.",
26/8/86, DJ, 1987-2-741.

(10) CNCrim. y Correc., sala V, "Fredes, R.",9/6/88, JA, 1989-III-491.

(11) CNCrim. y Correc., sala I, "García, L."; 17/2/86, JA 1990-IV 1012 (La Ley, 1986-D, 659-37.400-
S).

(12) OLG Bremen NStZ 1989, p. 228, cit. en OTTO, Harro, Grundkurs Strafrecht. Die einzelnen
Delikte, Walter de Gruyter, Berlín/New York, 1995, 4. neubearb. Aufl., p. 257.

(13) BGH wistra 1991 p. 219, cit. en OTTO, ob. cit., p. 258.

(14) CNCrim. yCorrec., sala I, "Pessolano, N.", 3/6/96; ídem, sala VI, "Grinspan, D.F.", 12/3/87.

(15) CNCrim. yCorrec., sala IV, "Martínez, C.", 26/5/95, JA, 1998-III, síntesis; ídem, sala IV, "López,
G.",9/8/89, JA. 1990-II, síntesis

(16) Ver, ABOSO, Gustavo E., "El marco de autonomía e independencia en la relación entre el
administrador y el patrimonio ajeno en el delito de defraudación por administración fraudulenta",
LLC, 1999-1247. En idéntico sentido, CNCrim. y Correc., sala IV, "Reneses, P.N.", 4/12/1997, La
Ley, 1999-B, 784.

(17) SAMSON y GÜNTHER, SK, StGB, II, 5. Aufl., § 266, p. 137,47.

(18) Ver, NAVARRO, "Fraudes", p. 128.

(19) El citado § 266 se redacta de la siguiente forma: "[...] I. Quien abuse del encargo
administrativo o de la competencia concedida, por medio de ley, para un negocio jurídico, para
disponer u obligar a otro sobre un patrimonio ajeno, o quien quebrante un encargo administrativo,
un negocio jurídico o un compromiso vinculante de una relación de fidelidad para velar intereses
ajenos, y con ello, cause perjuicio a aquel por cuyos intereses patrimoniales deba velar, será
castigado con pena privativa de libertad de hasta cinco años o con multa [...] ", ver, Código Penal
alemán (StGB) y Código Procesal Penal alemán (StPO), Emilio Eiranova Encinas (coord.), p. 151,
Ed. Marcial Pons, Barcelona, 2000.

(20) OTTO, Grundkurs Strafrecht, p. 254. CNCrim. y Correc., sala I, "De Santis, G.", 13/4/89, JA,
1990-IV-1011.

(21) CNCrim. yCorrec., sala III, "G.T.,C.", 19/2/90, La Ley, 1990-C, 97;

(22) Ver, HÜBNER, "Strafgesetzbuch Leipziger Kommentar", Walter de Gruyter, Berlín, 1988, § 266,
16.
(23) NAVARRO, "Fraudes", ps. 111 y 118.

(24) Cám. Penal Rosario, sala II, "Scotto, E.", 6/11/87, JA, 1988-III-583.

(25) NIETO MARTIN, Adán, "El delito de administración fraudulenta", p. 26 y 27, Ed. Praxis,
Barcelona, 1996. Así, por ejemplo, el § 46.a. del Código Penal alemán regula la compensación
entre el autor y la víctima, lo cual posibilita la reducción de la pena aplicable.

(26) NAVARRO, "Fraudes", p. 121. CNCrim. y Correc., sala I, "Cardozo, S.",25/6/85, JA, 1986-II-601.

(27) Ver, CNCrim. yCorrec., sala IV, "López, G.", 9/8/89, JA, 1990-II, síntesis; C. Penal Rosario",
Sala II, "Scotto, E.", 6/11/87, JA 1988-III-583; ídem, "Schiavetti, N.N.", 2/7/97, LLLitoral, 1998-2-
158; La Ley, 1999-B, 771-41.236-S; CNCrim. y Correc., Sala VII, "Pesce, M. H.", 5/8/93; C. Fed.
Resistencia, "López Uriburu, H."; rta. 24/11/70; ídem, sala IV, "Garrido, C.",12/5/89.

(28) Ver, NIETO MARTIN, p. 34; CARRERA, Daniel, "Defraudación por infidelidad o abuso", p. 92, Ed.
Astrea, Buenos Aires, 1973; LAJEANAYA, Justo, "Comentarios al Código Penal", Parte especial,
Volumen II, p. 135, Ed. Depalma, Buenos Aires, 1979; VILA, Jorge, "El delito de administración
fraudulenta", en La Ley, 1979-D, 868; de otra opinión, CREUS, Carlos, "Derecho penal", Parte
especial, t. I, p. 520, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1998, 6ª ed., la reimpresión, quien sólo admite el
dolo directo. En la doctrina alemana, SAMSON y GÜNTHER, ob. cit., § 266, p. 137, 49, entienden
que el "dolus eventualis" también resulta compatible con la figura delictiva de la "Untreue"
(infidelidad).

(29) CNCrim. y Correc., sala VII, "Fava, U.J.", 16/6/98, La Ley, 1999-B, 649; ídem, sala VI,
"Fernández, L.",26/6/95. CCrim. y Correc. San Francisco, "Benecke, A.", 24/6/98, LLC, 1999-1247;
ídem, sala IV, "Genizzo, E.", 26/4/88, JA, 1989-II-12.

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