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Resumen
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Función social del deporte I: Marco teórico
Introducción
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Función social del deporte I: Marco teórico
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Función social del deporte I: Marco teórico
cualquier estudio que trate de explicar la función social del deporte deberá tener en
cuenta tanto las teorías que tratan de explicar dicha acción desde una perspectiva macro
como microsocial, desde una perspectiva sociológica como psicológica. 5 Estas teorías
cumplen igualmente la importante función de ofrecer al investigador los instrumentos
conceptuales necesarios para abordar el estudio sistemático y científico de la dimensión
social del deporte. Sin una idea clara del papel de conceptos tales como acción e
interacción social, control e innovación, función y disfunción, categorización y
estereotipo social, etc., resulta difícilmente abordable el análisis empírico de la realidad
social en su doble dimensión individual y social.
En cualquier investigación sobre la realidad social es esencial la descripción del
contexto histórico en el que se desarrolla la acción social investigada. Coincidimos
plenamente con la opinión del psicólogo social Martín Baró (1983), según el cual la
misma referencia a la estructura social exige necesariamente referirse a las condiciones
socio-históricas que dan lugar a dicha estructura. 6 Igualmente la acción social, en
nuestro caso la carácter deportivo, no se da en un vacío histórico; por estos motivos, ni
la estructura ni la (inter)acción social son conceptos inteligibles más que en un contexto
histórico, lo que hace que nuestro conocimiento de la realidad no pueda ser ni universal
ni atemporal, sino situado en unas condiciones históricas concretas. Así pues,
defendemos la idea de que cualquier análisis social del deporte debe partir de una
concepción general del deporte (también el del tiempo presente) como una acción e
interacción social históricamente ubicada.
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Función social del deporte I: Marco teórico
función social y política que atribuyen al deporte en el mundo moderno. En las teorías
explicativas tanto del origen como de las funciones del deporte en la sociedad han
destacado, como veremos, dos grandes tendencias, por un lado las teorías que parten de
una concepción idealista del deporte, y por otro las derivadas del funcionalismo
estructural y del materialismo histórico.
El diccionario de la RAE destaca dos acepciones del término,16 una más técnica
que reúne los rasgos de actividad física, de carácter lúdico o competitivo, exigencia de
entrenamiento y existencia de reglas; y otra más abierta e informal que apunta a su
dimensión recreativa o de mero ejercicio físico.
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Función social del deporte I: Marco teórico
En esta definición podemos destacar tres rasgos clave que según el autor
conforman el deporte como una parcela de la realidad social permitiendo abordar su
análisis empírico:
Marco institucional: aplicado al estudio del deporte este concepto sitúa los
deportes en el contexto de las subestructuras que componen la estructura social. El
deporte como institución, es una estructura social visible, con una organización jurídica
y material, y un conjunto de conductas que se han de seguir apoyadas por normas y
sanciones. Existe una dependencia e interacción entre las diferentes instituciones de una
sociedad, pues éstas juntamente con los modelos de conducta que prescriben, están
configuradas por los valores y normas de la sociedad global.
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Función social del deporte I: Marco teórico
Este tema nos remite a una de las corrientes que más ha influido en la Sociología
y en la Psicología Social, el funcionalismo estructural. La función es el concepto clave
de esta teoría que explica los fenómenos sociales en términos de las funciones que éstos
cumplen para el mantenimiento del orden social. Para el funcionalismo la sociedad sería
un todo funcional que tiende al equilibrio, en el que el deporte, como parte de la misma,
contribuiría a reforzar o sostener otras dimensiones del sistema, tales como las leyes, la
política o la religión.21 El sociólogo estadounidense Talcott Parsons definió las
funciones como “modos sistemáticamente ordenados de ajuste o adaptación del
sistema social”, que provocan cambios en las estructuras sociales. Según Parsons, hay
que distinguir cuatro funciones en el seno de un sistema social: estabilidad normativa,
que implica un cierto orden en el cambio; integración, que asegura la coordinación entre
las partes del sistema para su funcionamiento; prosecución de objetivos de las diferentes
partes del sistema o de éste en su totalidad, y adaptación del conjunto de los medios
para alcanzar esos objetivos.
Uno de los aspectos más criticados del funcionalismo ha sido el estrecho margen
que deja al estudio del cambio social. Pone el énfasis en los procesos normativos, de
institucionalización del sistema de valores y del control social, más que en los procesos
de cambio social, la subjetividad y la interpretación. Aunque esto no significa que del
funcionalismo no se puedan derivar principios de carácter psicosociológico de gran
valor teórico y heurístico.22 En este sentido, una aportación importante fue la realizada
por Merton (1949) desde el ámbito del funcionalismo estructural. Este autor realizó una
revisión del funcionalismo estructural que trataba de corregir algunas de las deficiencias
que se le achacaban, estableciendo una distinción entre las funciones manifiestas de un
sistema o institución social y sus funciones latentes.
Las funciones manifiestas serían las que resultan intencionales y conocidas para
las personas que participan en dicha institución. Serían las prácticas que los actores
conocen y persiguen de forma consciente. Las funciones latentes serían las
consecuencias no intencionales o no reconocidas que se derivan del hecho de formar
parte de una determinada institución social. Partiendo de esta distinción Merton
defendía como uno de los principales objetivos del sociólogo el de descubrir las
funciones latentes de las instituciones sociales. Además contemplaba la posibilidad de
disfunciones, consecuencias observadas que perjudican la adaptación o ajuste del
sistema y el de consecuencias no funcionales o irrelevantes para el sistema considerado.
Desde el punto de vista epistemológico y metodológico los conceptos de disfunción y
función latente abren un camino para la consideración de la dinámica y el cambio en el
análisis de la acción social.
Las funciones sociales del deporte han ido cambiando y ampliándose de acuerdo
con la evolución del contexto histórico en el que éste se ha desenvuelto. Un aspecto
clave de esta evolución ha sido de acuerdo con P. Bordieu (1975) 23 el tránsito desde el
deporte ideado en el siglo XIX en el seno de las Publics Schools inglesas hasta el
deporte profesional, las asociaciones deportivas de masas y el deporte espectáculo de la
actualidad. Dicho tránsito trajo consigo un cambio en las funciones y significados que
los organizadores y los propios deportistas asignaban a la propia práctica deportiva, así
como una transformación en la lógica de dicha práctica, en coherencia con la
transformación de las expectativas y demandas del público y de los practicantes.
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Función social del deporte I: Marco teórico
“…no deja de ser cierto que el liberalismo puede encarecer los altísimos valores del
deporte agónico para las sociedades de mercado libre, ilustrándolos con toda su consabida
retahíla de virtudes: la voluntad de autoafirmación y autorrealización, el afán de superación, la
aspiración a la excelencia, el ardor competitivo, el amor por el trabajo, el espíritu de sacrificio,
la impavidez y resistencia ante el esfuerzo y el dolor... todas ellas, en fin, puras y simples
perversiones funcionales comunes a las culturas helénica y cristiana o tomadas de la una o de la
otra.”24
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Función social del deporte I: Marco teórico
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Función social del deporte I: Marco teórico
principios del XX.33 Algunos de los temas que marcaron los inicios de este campo de
investigación social fueron la reproducción de las normas sociales a través de la
imitación, la construcción social de la persona a través de la sugestión, que posibilita la
imposición no consciente de los mecanismos y contenidos impuestos por las
instituciones sociales así como la conducta colectiva que produce una transformación en
el comportamiento individual en base a la influencia que ejercen las masas sobre el
individuo.
En sus inicios como objeto de investigación de la Psicología Social, la influencia
social no se concibió como un proceso interactivo, sino más bien como un efecto de la
presión ejercida por la fuente de influencia sobre el blanco de influencia. Por dicha
razón, los procesos de influencia de obediencia y conformidad fueron concebidos como
formas de modificar el comportamiento sin que ello supusiera necesariamente un
cambio real de actitud y de opinión. Esto provocó que la concepción predominante en el
campo de la influencia social fuese estática, asimétrica y nada interactiva, en la que los
agentes de influencia eran siempre aquellos que poseían alguna cota de poder. 34 Este
enfoque epistemológico ha tenido su paralelismo en una de las interpretaciones más
extendidas de la función social del deporte, la que resume el tópico del “panem et
circenses”. Sin despreciar la perspectiva concreta de la relación entre política y deporte
que el famoso tópico de Juvenal sugiere 35, sin duda la más destacada en cuanto a las
funciones políticas de los antiguos ludi romani, es preciso advertir que su utilización
recurrente por parte de los historiadores ha dificultado un acercamiento objetivo y libre
de prejuicios al problema, impidiendo a su vez profundizar en otras dimensiones de la
relación entre el deporte y la política. En algunas ocasiones la tradición historiográfica
moderna se ha quedado exclusivamente en esta función de control social del deporte,
especialmente cuando se refería al deporte espectáculo, sin ir más allá en la explicación
social y cultural de la práctica deportiva. Era como si con esta ingeniosa sentencia todo
estuviese dicho sobre una realidad ciertamente compleja y contradictoria, siendo
innecesario investigar o profundizar en el asunto e ignorando de esta manera otras
realidades en la función política del deporte.
En la actualidad esta concepción de la influencia social ha quedado superada.
Según Pérez y Mugny (1988) los fenómenos de influencia social se pueden definir
como “los procesos a través de los cuales durante las interacciones sociales directas o
simbólicas, los individuos y los grupos forman, difunden y modifican sus modos de
pensamiento y de acción”.36 En los dos extremos de los procesos que definen la
influencia social se encuentran los fenómenos de obediencia y de innovación. Entre
ambas modalidades de influencia, se sitúa la influencia producida por las mayorías y la
producida por las minorías.
En cualquier situación en que se desarrolle la evolución de una innovación se
deben distinguir, según Mugny (1981)37 como mínimo tres tipos de agentes sociales:
a) el poder, entendido en su más amplio sentido, como cualquier entidad que
dispone de recursos de dominación (a menudo institucionalizados); se puede incluir
aquí cualquier tipo de norma dominante;
b) la población… que la consideramos el blanco por excelencia de los intentos
de influencia;
c) y, por último, la minoría… que cuestiona el orden establecido por el poder y
pretende producir las innovaciones y cambios sociales.
A su vez, entre estos agentes sociales se establecen relaciones de diverso y
distinto orden:
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Función social del deporte I: Marco teórico
Conclusiones
Los prejuicios ideológicos han restado en muchos casos rigor a los análisis que
se han hecho del deporte moderno pues se ha partido de presupuestos no avalados por la
investigación histórica o por las ciencias sociales. Un ejemplo de ello lo vemos en la
asunción por parte de la mayor parte de las teorías sobre el origen del deporte moderno,
sin ningún atisbo de crítica, de algunos estereotipos ligados al Olimpismo. El
idealismo 38 ha marcado la evolución del deporte y la sigue condicionando en la
actualidad, aspecto que se deja sentir de un modo claro en el Olimpismo 39. La corriente
idealista convierte al deporte en una abstracción al margen del contexto social y cultural
que aleja por ejemplo la posibilidad de que el deporte se vea inmerso en procesos de
influencia como el control social llevado a cabo por el poder o la innovación promovida
por las minorías que conduce al cambio social. El ideario olímpico apadrinado por
Pierre de Coubertin se empeñó en definir el deporte como un ideal ético, impregnado de
una moral bien pensante y de valores universales. Las continuas alusiones a Olimpia y
la reiterada utilización de un deporte griego idealizado como canon de referencia al
analizar cualquier práctica deportiva de cualquier momento histórico han dado lugar a la
formulación de teorías bastante simplistas en torno al deporte y su evolución. 40
En el polo contrario se encuentran las interpretaciones del deporte que, como las
derivadas del funcionalismo o del marxismo, condicionan el deporte a las estructuras o a
los intereses de las clases dominantes. Al funcionalismo se le ha criticado por poner el
énfasis en los procesos normativos, de institucionalización del sistema de valores y del
control social, más que en los procesos de cambio social, la subjetividad y la
interpretación.41 Respecto a los teóricos neomarxistas se les reprocha su concepto
peyorativo y mecanicista de ideología, ya superado por las ciencias sociales. También se
les critica el excesivo condicionamiento económico y político al que someten al deporte,
que entienden como un instrumento al servicio de las clases dominantes. Aunque
ambas corrientes han evolucionado en sus presupuestos teóricos, sus teorías han
defendido un determinismo del fenómeno deportivo que ignoraba aspectos claves de la
acción social como el margen de libertad de los individuos y el papel de los procesos
psicológicos en la interacción, o los procesos de influencia social que dan lugar al
cambio cultural.
Por ello, y considerando la naturaleza del objeto de estudio ante el que nos
encontramos, el deporte en su doble dimensión, como institución y como acción social,
defendemos el pluralismo teórico y metodológico, basado en las ciencias sociales, como
la mejor estrategia para la investigación social del deporte.
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Función social del deporte I: Marco teórico
Uno de los objetivos más interesantes que puede presentar la investigación social
del deporte es precisamente el de contribuir al conocimiento de las funciones reales que
éste cumple en la sociedad y la cultura, a menudo no manifiestas y no coincidentes con
las que le son atribuidas por las instituciones políticas y deportivas o por la población en
general.
Bibliografía
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Función social del deporte I: Marco teórico
1
GARRIDO, A. y ÁLVARO, J. L. (2007): Psicología social. Perspectivas psicológicas y sociológicas,
(1ª edic. 2003). Madrid: Mc Graw Hill, p. 8
2
RUIZ CAZORLA, L. J. (2008): Función social del deporte espectáculo: las Carreras de Carros en la
Antigua Roma. Tesis doctoral, (pendiente de defensa y publicación). Universidad de Málaga. Esta idea
viene avalada por una revisión bibliográfica y constituye una de las conclusiones de la tesis doctoral
realizada por este autor.
3
KENDALL, B. Y CHESKA, A. (1986): Antropología del Deporte. Barcelona: Bellaterra, p. 44. De
acuerdo con estos autores entendemos el modelo teórico como un plan de acción general que indica la
dirección que hay que tomar, la clase de teoría a formular y contrastar, el tipo de información a recoger y
el método analítico a utilizar. Su validez estriba en su utilidad para la teorización y en su adecuación a los
objetivos de la investigación.
4
García Ferrando, M. (1990), op. cit. p. 17
5
Ruiz Cazorla, L. J. (2008), op. cit. pp. 45-57. Para el estudio de la función social del deporte, el autor
propone la utilización de teorías procedentes del funcionalismo estructural, del interaccionismo
simbólico, de la categorización social y las relaciones intergrupales, del enfoque dramatúrgico de Erving
Goffman, del enfoque etogénico de Rom Harré y otras de procedencia sociológica como la teoría de la
figuración de Norbert Elias o el constructivismo estructuralista de Pierre Bordieu.
6
Garrido, A. y Álvaro, J. L. (2007), op. cit. p. 439
7
CAGIGAL, J. M. (1981): ¡Oh deporte¡ (Anatomía de un gigante). Valladolid: Miñón, p. 24
8
GARCÍA FERRANDO, M. (1990): Aspectos sociales del deporte. Una reflexión sociológica, Madrid:
Alianza Editorial, p. 27
9
HERNÁNDEZ MENDO, A. (1999): Acerca del término Deporte. Educación Física y Deportes. Revista
Digital, nº 17. Extraído el 10 de octubre de 2005 de http://www.efdeportes.com/efd17/deporte.htm
10
Hernández Mendo (1999), op. cit. p. 1
11
Ibid. p. 5
12
DIEM, C. (1966): Historia de los deportes, (vol. I). Barcelona: Ed. Luis de Caralt, pp. 8-12
13
BROHM, J.M. (1993): 20 Tesis sobre el deporte. En Materiales de sociología del deporte, pp. 47-55,
(1ª edic. en 1975). Madrid: La Piqueta, p. 47
14
PARLEBÁS, P. (2003): Elementos de Sociología del Deporte, (edic. orig. 1986). Málaga: Instituto
Andaluz del Deporte, p. 47
15
CAGIGAL, J. M. (1981): ¡Oh deporte¡ (Anatomía de un gigante). Valladolid: Miñón, p. 24
16
DRAE (1992): Deporte: (De deportar). Actividad física, ejercida como juego o competición, cuya
práctica supone entrenamiento y sujeción a normas. || 2. Recreación, pasatiempo, placer, diversión o
ejercicio físico, por lo común al aire libre. || por ~. Por gusto, desinteresadamente.
17
Parlebás, P. (2003), op. cit. p. 49
14
Función social del deporte I: Marco teórico
18
ACUÑA, Ángel (1994): Fundamentos Socioculturales de la Motricidad Humana y el Deporte.
Granada: Univ. de Granada, p. 304
19
Ruiz Cazorla, L. J. (2008), op. cit. pp. 108-111
20
Garrido, A. y Álvaro, J. L. (2007), op. cit. pp. 270-271
21
El primer desarrollo sistemático de la perspectiva funcionalista tuvo lugar dentro de la Antropología, en
donde destacan los trabajos de autores como A. B. Radcliffe-Brown (1881-1955) o Malinowsky (1884-
1942). En Sociología el funcionalismo estructural se inició en la Universidad de Harvard y fue la
corriente dominante entre los años 40 y 60 del s. XX. Tuvo su principal valedor en Talcot Parsons (1902-
1979).
22
Garrido A. y Álvaro, J. L. (2007) op. cit. p. 273
23
BORDIEU, P. (1993): Deporte y clase social. En Materiales de sociología del deporte, pp. 57-82, (1ª
edic. 1975). Madrid: La Piqueta, p. 73
24
SÁNCHEZ FERLOSIO, Rafael (1997): El deporte y el Estado. El País -Opinión- 31 de mayo de 1997
25
Brohn, J.M. (1993), op. cit., donde se puede consultar una síntesis de sus teorías sobre el deporte.
26
Bordieu, P. (1993), op. cit.
27
LAGUILLAUMIE, P. (1978): Para una crítica fundamental del deporte. En “Partisans” Deporte,
cultura y represión, (ed. orig. 1972). Barcelona : Gustavo Gili.
28
Aunque a menudo no se tiene en cuenta, el funcionalismo estructural también contiene una articulación
teórica de los sistemas social, cultural y personal, en la que se encuentra por ejemplo la teoría de la
„expectativa de rol‟ con la que Talcott Parsons (1951) explicaba las interacciones sociales: cuando las
conductas satisfacen dichas expectativas son recompensadas, cuando no logran satisfacerlas, son
sancionadas. (Garrido A. y Álvaro, J. L., 2007, op. cit. p. 271).
29
BROHM, J.M. (1978): Sociología política del deporte. En <<Partisans>>(1978): Deporte, cultura y
represión, pp.17-31, (1ª edic. en 1972). Barcelona: Gustavo Pili, p. 21
30
Bordieu, P. (1993), op. cit. p. 61 ss.
31
Brohn, J.M. (1978), op cit. p. 22
32
Blanchard, K. y Cheska, A. (1986), op. cit. p. 141
33
CANTO ORTIZ, J. M. (1994): Psicología social e influencia. Estrategias del poder y procesos de
cambio. Archidona, Málaga: Ediciones Aljibe, p. 19
34
Ibid. p. 8
35
Juvenal Sát. X, 75 ss.: “Desde hace tiempo –exactamente desde que no tenemos a quien vender el voto-
este pueblo ha perdido su interés por la política, y si antes concedía mandos, haces, legiones, en fin todo,
ahora deja hacer y sólo desea con avidez dos cosas: pan y juegos en el Circo.”
36
Canto Ortiz J. M. (1994) op. cit. p. 20
37
Id.
38
El idealismo es una teoría de la realidad y del conocimiento que atribuye un papel clave a la mente en
el mundo percibido. De esta forma la mente y las ideas que elabora como la religión, la moral, la teoría
política o la filosofía condicionan a priori la percepción de dicha realidad. En su aplicación más extrema
es como si la propia realidad derivara de la actividad mental. Dentro del campo deportivo ha sido el
idealismo alemán del s. XIX, promovido por Hegel, el que ha ejercido mayor influencia. En la teoría del
deporte ha tenido representantes destacados como Pierre de Coubertin o Carl Diem, y constituye la
inspiración del Olimpismo moderno.
39
Según la Carta Olímpica “El Olimpismo es una filosofía de la vida, que exalta y combina en un
conjunto armónico las cualidades del cuerpo, la voluntad y el espíritu.”
40
Parlebas, P. (2003), op. cit. p. 47
41
Aunque esto no significa que de estas teorías no se puedan derivar principios de carácter
psicosociológico de gran valor teórico y heurístico. (Garrido A. y Álvaro, J. L., 2007, op. cit. p. 273)
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