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Función social del deporte I: Marco teórico

FUNCIÓN SOCIAL DEL DEPORTE I: MARCO TEÓRICO

Luis Javier Ruiz Cazorla (ljulises@hotmail.com)


José Luis Chinchilla Minguet (jlchinchilla@uma.es)
Facultad de Ciencias de la Educación
Universidad de Málaga
II Congreso Internacional de Ciencias del Deporte
Pontevedra, 8-10 de mayo de 2008
ISBN: 978-84-612-3518-6

Resumen

El propósito de este trabajo ha sido el de concretar un marco conceptual sobre el


deporte que permitiese abordar un análisis empírico y sistemático de su dimensión
social. Comenzamos con un repaso de la evolución conceptual del deporte y de las
teorías sobre el origen del mismo planteadas desde la historiografía deportiva, para
concluir con una propuesta de definición del deporte que en nuestra opinión permite
abordar su estudio e interpretación desde la perspectiva actual de las ciencias sociales.
Partimos de la premisa de que cualquier estudio sobre el deporte y las funciones que
desempeña en la sociedad, ya sean políticas, económicas, culturales o de cualquier otro
tipo, requiere una definición adecuada del deporte que, a modo de hipótesis o
afirmación teórica y apoyándose en las ciencias sociales, sus teorías y pautas
metodológicas, permita abordar dicho análisis de un modo empírico.

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Función social del deporte I: Marco teórico

FUNCIÓN SOCIAL DEL DEPORTE I: MARCO TEÓRICO

Introducción

En el siguiente trabajo hemos tratado de articular desde la óptica de las Ciencias


del Deporte un enfoque teórico y metodológico que nos permita afrontar los diferentes
niveles de análisis, individuales y estructurales, microsociales y macrosociales,
necesarios para comprender e interpretar la función social del deporte.
Hablar de función social del deporte es interpretar su participación en los
procesos de influencia social, un concepto que ha sido objeto de estudio tradicional por
parte de la Psicología Social. Esta ciencia, que no ha sido suficientemente considerada
en la investigación social del deporte, surgió como un espacio de intersección entre la
Psicología y la Sociología que buscaba aportar una perspectiva integradora para abordar
la realidad social, conjugando niveles de explicación tanto psicológicos como
sociológicos. Nos ha parecido la mejor perspectiva teórica y metodológica para abordar
el estudio social del deporte, pues partimos del supuesto de que los procesos
psicológicos que determinan el comportamiento, desde los motivacionales, pasando por
los de carácter cognitivo o emocional, y llegando hasta los de naturaleza simbólica, son
esencialmente sociales. El deporte cumple una serie de funciones que no podrían ser
analizadas de forma adecuada si partimos de una definición estrictamente social que no
considere los procesos cognitivos implicados, y viceversa, los comportamientos que se
dan en el marco de la acción deportiva no pueden entenderse sin la referencia al
contexto histórico de la estructura social. Como afirman Garrido y Álvaro 1, individuo y
sociedad no pueden ser entendidos como categorías contrapuestas ni analizados por
separado, la imagen del individuo sin referencia a la sociedad o de ésta sin referencia a
los individuos que la componen carece simplemente de sentido.

Desde esta perspectiva no podemos contemplar el deporte al margen de la


estructura social, en una especie de asepsia social o política del deporte ni reducir la
relación política-deporte a un mero análisis de la forma en que el deporte se articula con
el poder, como se ha hecho tradicionalmente al centrar algunos estudios del deporte en
el „pan y circo’. Se debe entender la política en un sentido amplio, siguiendo su
significado etimológico como un proceso interactivo de influencias en el que se
encuentran implicados todos los individuos, grupos sociales e instituciones que
conforman la sociedad. Es a través de la influencia social como se cumple la máxima
aristotélica del „‟ por la que el ser humano adquiere las características
definitorias de su sociedad. En definitiva la influencia social es la base del proceso de
socialización, mediante el cual los individuos llegan a ser miembros de la sociedad a la
que pertenecen, dotados de las actitudes y conductas sociales propias de la sociedad
particular. Así por ejemplo, la instrumentalización que el poder hace del deporte es sólo
una de las dimensiones o facetas de su función política, la que alude al control social
por parte de la autoridad. Las relaciones de influencia política-deporte que sugieren las
interacciones sociales producidas en el contexto deportivo es bidireccional. Las
personas o grupos que monopolizan el poder lo utilizan como medio de control social
pero al mismo tiempo reciben la influencia de los grupos minoritarios, dándose un
abanico de influencias que se mueve entre la conformidad y la desviación, entre el
mantenimiento y el cambio social.

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Función social del deporte I: Marco teórico

1. Marco Teórico para la investigación social del Deporte

El análisis de los diferentes conceptos e interpretaciones sobre el origen y las


funciones sociales que se han realizado sobre el deporte en la historiografía sugieren la
necesidad de un marco teórico y conceptual acorde con las ciencias sociales que permita
abordar de una manera empírica y sistemática la investigación social del deporte.2

En nuestro caso defendemos la hipótesis de que cualquier estudio empírico sobre


el deporte y las funciones que éste desempeña en la sociedad, ya sean políticas,
económicas, culturales o de cualquier otro tipo, debe apoyarse en dos pilares teóricos
fundamentales construidos a partir de la aportación de las ciencias sociales. Uno debe
ser de naturaleza conceptual estableciendo una definición lo más objetiva posible de los
dos principales conceptos implicados en la investigación, el de deporte y el de función
social. El otro es de carácter metodológico y hace referencia a las diferentes teorías y
perspectivas desde las que se pueden abordar los diferentes aspectos implicados en la
acción deportiva como objeto de estudio.

Sin este marco teórico se corre el riesgo de naufragar en valoraciones subjetivas


y poco rigurosas de las que tanto han abundado y siguen abundando en la historiografía
del deporte, los medios de comunicación y la opinión pública en general. El concepto de
deporte y las teorías sobre su origen son aspectos estrechamente interrelacionados ya
que la idea de deporte que cada autor ha asumido le ha marcado las pautas para enfocar
su estudio en una determinada dirección, ubicando su origen en un momento histórico
concreto y explicando las funciones que éste desempeña en la sociedad.

Cualquier investigación sobre la realidad social exige, desde nuestro punto de


vista, definir el marco científico que se ocupa de este tipo de fenómenos, las ciencias
que los estudian y las teorías más importantes desarrolladas hasta el momento. Desde
esta perspectiva, el modelo teórico3 señala dónde hay que buscar y qué ha de buscarse,
ordena y selecciona datos, muestra analogías y destaca diferencias.

En el ámbito de la Sociología del Deporte, García Ferrando (1990) ha planteado


la necesidad de considerar el pluralismo del pensamiento sociológico y el deporte a la
hora de determinar el modelo teórico para este tipo de investigaciones4. La misma
complejidad de la realidad social impide que un único modelo teórico pueda dar
respuesta a las necesidades que su estudio implica. Ningún modelo teórico puede aspirar
a conocer toda la realidad social, a ser completamente objetivo y omnicomprensivo, por
ello se postula la adopción de un pluralismo cognitivo para los fenómenos sociológicos.
Hacen falta diversidad de modelos teóricos y de perspectivas metodológicas para tratar
de describir y explicar una realidad social que es multidimensional, contradictoria y
ambigua.

1.1 Perspectiva psicosocial del fenómeno deportivo

De acuerdo con la idea de supeditar la elección de los métodos y técnicas de


investigación a la naturaleza del objeto de estudio y de la perspectiva de análisis con
que lo abordemos en cada momento, hemos tratado de conciliar aportaciones teóricas y
metodológicas de diferentes corrientes de la Psicología Social y la Sociología.
La acción social está condicionada por la estructura social, pero también por los
procesos cognitivos que intervienen en el comportamiento de las personas. Por ello,

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Función social del deporte I: Marco teórico

cualquier estudio que trate de explicar la función social del deporte deberá tener en
cuenta tanto las teorías que tratan de explicar dicha acción desde una perspectiva macro
como microsocial, desde una perspectiva sociológica como psicológica. 5 Estas teorías
cumplen igualmente la importante función de ofrecer al investigador los instrumentos
conceptuales necesarios para abordar el estudio sistemático y científico de la dimensión
social del deporte. Sin una idea clara del papel de conceptos tales como acción e
interacción social, control e innovación, función y disfunción, categorización y
estereotipo social, etc., resulta difícilmente abordable el análisis empírico de la realidad
social en su doble dimensión individual y social.
En cualquier investigación sobre la realidad social es esencial la descripción del
contexto histórico en el que se desarrolla la acción social investigada. Coincidimos
plenamente con la opinión del psicólogo social Martín Baró (1983), según el cual la
misma referencia a la estructura social exige necesariamente referirse a las condiciones
socio-históricas que dan lugar a dicha estructura. 6 Igualmente la acción social, en
nuestro caso la carácter deportivo, no se da en un vacío histórico; por estos motivos, ni
la estructura ni la (inter)acción social son conceptos inteligibles más que en un contexto
histórico, lo que hace que nuestro conocimiento de la realidad no pueda ser ni universal
ni atemporal, sino situado en unas condiciones históricas concretas. Así pues,
defendemos la idea de que cualquier análisis social del deporte debe partir de una
concepción general del deporte (también el del tiempo presente) como una acción e
interacción social históricamente ubicada.

1.2 Aproximación conceptual al Deporte

En la actualidad el deporte constituye un fenómeno diverso y complejo casi


imposible de delimitar. Como sentenció José María Cagigal (1981), cada día que pase
resultará más difícil la definición del deporte, pues aparte de encontrarse en un cambio
constante, ha ampliado y sigue ampliando su significado, y todo al ritmo que marca la
propia evolución social y cultural7. En esta idea coincide también García Ferrando
(1990), para quien el deporte, detrás de su aparente simplicidad esconde una enorme
complejidad social y cultural. 8. Por ello este autor afirma que una definición del
„deporte’ debe ser amplia y flexible, de forma que destaque sus elementos esenciales y
sea inclusiva en lugar de exclusiva.

La principal dificultad que se encuentra a la hora de conceptuar el deporte es la


diversidad de definiciones existentes acerca del mismo, diversidad que nace sobre todo
de las diferentes perspectivas de análisis de las que parte cada autor. Hasta el momento
ningún autor ha podido definir en qué consiste el deporte de una manera completa,
concluyente y que sea generalmente aceptada. Ya sea desde una perspectiva social,
cultural o exclusivamente motriz, todas las definiciones dejan de lado algún rasgo o
elemento imprescindible a ojos de otros analistas. La diversidad de significados del
deporte unida a su internacionalización son los más claros indicadores de su compleja
inserción en la sociedad global actual, pero también de su propia evolución histórica. En
general, el repaso histórico de la delimitación conceptual del deporte evidencia su
carácter polisémico, como ha puesto de manifiesto Hernández Mendo (1999) al analizar
las aportaciones de los principales autores que han trabajado en éste ámbito. 9

La falta de una definición de deporte acorde con los planteamientos de las


ciencias sociales ha dado lugar a divergencias en cuanto a las circunstancias concretas
que propiciaron la aparición del deporte, el peso que hay que conceder a las mismas o la

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Función social del deporte I: Marco teórico

función social y política que atribuyen al deporte en el mundo moderno. En las teorías
explicativas tanto del origen como de las funciones del deporte en la sociedad han
destacado, como veremos, dos grandes tendencias, por un lado las teorías que parten de
una concepción idealista del deporte, y por otro las derivadas del funcionalismo
estructural y del materialismo histórico.

Para Pierre de Coubertain, padre del olimpismo moderno, el deporte aparecía


como la ejecución de ejercicio muscular, habitual y voluntario con el deseo de
progresar, asumiendo cierta dosis de riesgo, sin llegar a considerar el factor de las
reglas. 10 Este autor insistía en el carácter desinteresado como rasgo definitorio del
deporte, y contribuyó decisivamente a promover el controvertido amateurismo que
condicionó el olimpismo moderno durante mucho tiempo. También destacaba el valor
de los deportes y el ejercicio físico para la formación del carácter dentro de una
educación selectiva que permitiría formar los líderes que la sociedad necesitaba. En la
misma línea se sitúa otro autor francés de la época, Georges Demeny (1914) quien
afirmaba que el deportista tiene “espíritu de sacrificio, sigue un camino recto y no
cometerá nunca un acto de bajeza que tenga que reprocharse; es el gentilhombre
realizado, una especie de caballero moderno que contribuye en gran medida a la
prosperidad y grandeza de su país”. 11 Carl Diem (1966) por su parte, defendía también
desde posiciones idealistas, que el deporte, siendo como es juego, posee su esencia de
deporte en cuanto se practica por sí mismo, sin perseguir objetivo político ni económico
alguno.12 Entiende el origen del deporte en relación con un impulso vital del ser humano
que le hace luchar por un rendimiento, por conservarse como especie y como individuo.
Explica el deporte por un impulso generalmente biológico de rendir, especialmente en la
edad juvenil, pero que al salirse de la obligación impuesta por la necesidad de
supervivencia, al escapar de la mera utilidad, le pone en comunicación con su mundo
espiritual y con los poderes superiores. También fuera del culto, el deporte responde
según Diem a exigencias espirituales, mediante juicios de valor y reflejando el sistema
de relaciones de convivencia humana, lo que convierte al deporte en un medio de
educación para las comunidades.

Las interpretaciones idealistas han dado lugar una visión estereotipada de la


Historia del deporte, al que atribuyen una supuesta continuidad, desde la antigüedad
hasta la nuestros días, que puede llevarnos a engaño. “Presentan el deporte de una
manera ahistórica, como una entidad trascendente que sobrevuela las distintas épocas
y los diferentes modos de producción”13. Es lo que Pierre Parlebás ha denominado „una
permanencia ilusoria’, ya que el deporte no posee en absoluto la permanencia universal,
desde la antigüedad a nuestros días, que se le atribuye 14. Las sempiternas referencias a
Olimpia, por ejemplo, suponen un señuelo ideológico. Reflejan la pretensión de que el
deporte traduzca a su manera rasgos permanentes de la naturaleza humana, olvidando
que el componente social y cultural del deporte lo convierte en una acción social
diferenciada en cada momento histórico, completamente dependiente de un contexto
cultural preciso, tanto como el arte, el comercio, la alimentación o la artesanía.

Conforme nos acercamos a la actualidad se encuentra una mayor objetividad en


las definiciones aunque por otro lado se constata la dificultad de encasillar el deporte en
una definición concreta. En José María Cagigal por ejemplo, se aprecia una evolución
o maduración de sus consideraciones. Inicialmente (1957) mantiene una posición más
idealista en la que partiendo de las limitaciones impuestas por las reglas hace hincapié
en el aspecto lúdico, espontáneo y desinteresado del deporte. Sin embargo, en su último
trabajo (1981) destaca la indefinición del mismo, afirmando que nadie ha podido definir
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Función social del deporte I: Marco teórico

el deporte en su realidad antropocultural ni en su realidad social, básicamente porque


está en constante cambio y porque además engloba un fenómeno muy complejo: “Es un
término que, aparte de cambiar, ha ampliado y sigue ampliando su significado, tanto al
referirse a actitud y actividad humana como, sobre todo, al englobar una realidad
social, o conjunto de realidades o instituciones sociales”.15

El diccionario de la RAE destaca dos acepciones del término,16 una más técnica
que reúne los rasgos de actividad física, de carácter lúdico o competitivo, exigencia de
entrenamiento y existencia de reglas; y otra más abierta e informal que apunta a su
dimensión recreativa o de mero ejercicio físico.

Una aportación decisiva en la conceptualización del deporte fue la aportada por


Pierre Parlebás (1986): “El deporte es el conjunto finito y enumerable de las
situaciones motrices, codificadas bajo la forma de competición e institucionalizadas.” 17
Desde una perspectiva social, tanto el criterio de codificación como el de
institucionalización, explicados en el marco de la relación entre la lógica interna y
externa del deporte, suponen un avance significativo en su definición, ya que por un
lado abre una línea de investigación sistemática de las estructuras del deporte y por otro
establece un vínculo entre el deporte y el contexto socio-cultural.

En un intento de síntesis Ángel Acuña (1994), después de haber revisado las


acepciones defendidas por algunos de los autores que han tratado de definir el deporte,
ha seleccionado los siguientes rasgos esenciales 18: Actividad motriz, con un componente
tanto físico como intelectual; Reglamentación, el deporte está regido por un sistema de
reglas organizado, que impone un marco formal a la prueba considerada; Carácter
competitivo, la competición motriz implica una situación objetiva de enfrentamiento
motor, sometida imperativamente a las reglas de juego; Institucionalización, rasgo que
diferencia al deporte de otros los juegos motrices y viene dado por el aparato que
proporciona carácter oficial al deporte.

2. Propuesta para una definición integral del Deporte

En todas las definiciones revisadas hemos echado en falta la inclusión de un


concepto que consideramos clave para poder plantearse un estudio social del deporte, el
de acción social. Los rasgos de codificación e institucionalización apuntan en este
sentido al establecer puntos de relación del deporte con el medio social. La codificación
se relaciona con el sistema de normas y valores de cada sociedad, mientras que el rasgo
institucional permite insertar al deporte en el marco de la estructura social. Sin
embargo, dichos rasgos no han sido desarrollados en relación con los individuos o
protagonistas del acto social, desde una perspectiva que permita abordar los procesos
cognitivos y sociales implícitos en el deporte espectáculo.

Por ello, y teniendo en cuenta la reflexión anterior, consideramos oportuna la


definición integral de Deporte que propone Ruiz Cazorla (2008), ya que además de
incluir los rasgos esenciales del deporte a los que hemos hecho referencia, incorpora los
referidos a su dimensión psicosocial: 19

El Deporte constituye una acción social desarrollada en un marco


institucional, con o sin presencia de público, en la que uno o varios actores
interaccionan mediante situaciones motrices codificadas de forma competitiva,

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Función social del deporte I: Marco teórico

generando consecuencias tanto en los individuos como en la estructura


social.

En esta definición podemos destacar tres rasgos clave que según el autor
conforman el deporte como una parcela de la realidad social permitiendo abordar su
análisis empírico:

Acción social: la acción se puede definir como un proceso en el que las


personas persiguen la consecución de metas que les son gratificantes.20 Interpretar el
deporte como una acción social no implica entenderlo como una mera propiedad
individual o reducida a sus protagonistas más directos, los deportistas. Su análisis
supone establecer un vínculo de unión entre la cultura, el sistema social y la
personalidad, que afecta a todas las personas implicadas en el mismo, deportistas,
entrenadores, jueces, organizadores y público.

Marco institucional: aplicado al estudio del deporte este concepto sitúa los
deportes en el contexto de las subestructuras que componen la estructura social. El
deporte como institución, es una estructura social visible, con una organización jurídica
y material, y un conjunto de conductas que se han de seguir apoyadas por normas y
sanciones. Existe una dependencia e interacción entre las diferentes instituciones de una
sociedad, pues éstas juntamente con los modelos de conducta que prescriben, están
configuradas por los valores y normas de la sociedad global.

Codificación competitiva: la reglamentación del deporte en forma de


competición es un rasgo esencialmente cultural ya que está directamente conectado con
el sistema de normas y valores de la sociedad. En el deporte las reglas cumplen la
función que en la sociedad desempeña la norma social, un orden de valores orientativos
que sirve para regular y definir el desarrollo de comportamientos comunes, a los que
otorga cierto grado de legitimidad y consentimiento. La aplicabilidad de la norma está
asegurada por las expectativas de sanciones positivas, así como por el miedo o la
prevención a las negativas, lo que es consecuencia del grado de predominio de las
costumbres de cada época y del nivel de interiorización de reglas o pautas a lo largo del
proceso de socialización.

Por otro lado, la presencia de público puede constituirse en un rasgo


determinante, ya que es el que marca la frontera entre deporte praxis y deporte
espectáculo. Éste último introduce variables políticas, sociales y económicas que
generan consecuencias y modifican sustancialmente las actitudes y comportamientos de
los agentes implicados en la acción deportiva, condicionando por tanto las funciones
que el deporte desempeña en la sociedad.

3. Funciones del deporte en la Sociedad y la Cultura

El estudio empírico de la función social de las actividades físicas y deportivas es


una condición que consideramos imprescindible para poder comprender el papel del
deporte en la sociedad actual. Dicha investigación genera reflexiones e interrogantes
cuyas respuestas deberían ser tenidas en cuenta por todos los que de una forma u otra
están relacionados con el deporte, políticos, periodistas, educadores, y muy
especialmente los dirigentes de las instituciones deportivas, si realmente pretenden
hacer del mismo un hecho social y cultural que responda a las necesidades y valores del
mundo actual.

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Función social del deporte I: Marco teórico

Este tema nos remite a una de las corrientes que más ha influido en la Sociología
y en la Psicología Social, el funcionalismo estructural. La función es el concepto clave
de esta teoría que explica los fenómenos sociales en términos de las funciones que éstos
cumplen para el mantenimiento del orden social. Para el funcionalismo la sociedad sería
un todo funcional que tiende al equilibrio, en el que el deporte, como parte de la misma,
contribuiría a reforzar o sostener otras dimensiones del sistema, tales como las leyes, la
política o la religión.21 El sociólogo estadounidense Talcott Parsons definió las
funciones como “modos sistemáticamente ordenados de ajuste o adaptación del
sistema social”, que provocan cambios en las estructuras sociales. Según Parsons, hay
que distinguir cuatro funciones en el seno de un sistema social: estabilidad normativa,
que implica un cierto orden en el cambio; integración, que asegura la coordinación entre
las partes del sistema para su funcionamiento; prosecución de objetivos de las diferentes
partes del sistema o de éste en su totalidad, y adaptación del conjunto de los medios
para alcanzar esos objetivos.

Uno de los aspectos más criticados del funcionalismo ha sido el estrecho margen
que deja al estudio del cambio social. Pone el énfasis en los procesos normativos, de
institucionalización del sistema de valores y del control social, más que en los procesos
de cambio social, la subjetividad y la interpretación. Aunque esto no significa que del
funcionalismo no se puedan derivar principios de carácter psicosociológico de gran
valor teórico y heurístico.22 En este sentido, una aportación importante fue la realizada
por Merton (1949) desde el ámbito del funcionalismo estructural. Este autor realizó una
revisión del funcionalismo estructural que trataba de corregir algunas de las deficiencias
que se le achacaban, estableciendo una distinción entre las funciones manifiestas de un
sistema o institución social y sus funciones latentes.

Las funciones manifiestas serían las que resultan intencionales y conocidas para
las personas que participan en dicha institución. Serían las prácticas que los actores
conocen y persiguen de forma consciente. Las funciones latentes serían las
consecuencias no intencionales o no reconocidas que se derivan del hecho de formar
parte de una determinada institución social. Partiendo de esta distinción Merton
defendía como uno de los principales objetivos del sociólogo el de descubrir las
funciones latentes de las instituciones sociales. Además contemplaba la posibilidad de
disfunciones, consecuencias observadas que perjudican la adaptación o ajuste del
sistema y el de consecuencias no funcionales o irrelevantes para el sistema considerado.
Desde el punto de vista epistemológico y metodológico los conceptos de disfunción y
función latente abren un camino para la consideración de la dinámica y el cambio en el
análisis de la acción social.

Las funciones sociales del deporte han ido cambiando y ampliándose de acuerdo
con la evolución del contexto histórico en el que éste se ha desenvuelto. Un aspecto
clave de esta evolución ha sido de acuerdo con P. Bordieu (1975) 23 el tránsito desde el
deporte ideado en el siglo XIX en el seno de las Publics Schools inglesas hasta el
deporte profesional, las asociaciones deportivas de masas y el deporte espectáculo de la
actualidad. Dicho tránsito trajo consigo un cambio en las funciones y significados que
los organizadores y los propios deportistas asignaban a la propia práctica deportiva, así
como una transformación en la lógica de dicha práctica, en coherencia con la
transformación de las expectativas y demandas del público y de los practicantes.

Desde la perspectiva institucional de los actuales estados liberales y


democráticos se han atribuido múltiples funciones-beneficios al deporte con el fin de

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Función social del deporte I: Marco teórico

justificar su actuación en materia deportiva. Dicha intervención ha sido criticada por


algunos autores como sospechosa de responder meramente a intereses políticos y
económicos. Un ejemplo de estas críticas es la valoración hecha por el escritor Rafael
Sánchez Ferlosio (1997) en un artículo de prensa titulado “El deporte y el Estado”
publicado en el diario „El País‟, donde manifestaba lo siguiente:

“…no deja de ser cierto que el liberalismo puede encarecer los altísimos valores del
deporte agónico para las sociedades de mercado libre, ilustrándolos con toda su consabida
retahíla de virtudes: la voluntad de autoafirmación y autorrealización, el afán de superación, la
aspiración a la excelencia, el ardor competitivo, el amor por el trabajo, el espíritu de sacrificio,
la impavidez y resistencia ante el esfuerzo y el dolor... todas ellas, en fin, puras y simples
perversiones funcionales comunes a las culturas helénica y cristiana o tomadas de la una o de la
otra.”24

Las primeras teorizaciones sobre la función social del deporte, se produjeron en


los años 70 del siglo XX por parte de algunos autores del ámbito sociológico entre los
que podríamos destacar a J.M. Brohm25, P. Bordieu26 o P. Laguillaumie27. Surgieron en
parte como reacción al idealismo que impregnaba la teorización sobre el deporte en
aquel tiempo. Partiendo de influencias neomarxistas y próximas a un funcionalismo
reduccionista28, estos autores defendían la teoría del deporte como producto, a la vez
que instrumento de determinados grupos sociales. Lo insertaban en el nivel
tecnoeconómico de la sociedad y le atribuían funciones concretas al servicio de las
clases sociales dominantes. Se criticaba la concepción idealista del deporte por ignorar o
no reconocer el papel de los condicionantes externos del fenómeno deportivo.

Brohn (1972) por ejemplo, parte de la teoría de que la forma mercantil es la


forma dominante de los intercambios orgánicos en una sociedad, que ejerce una
influencia decisiva sobre todas las manifestaciones de la vida, imprimiendo su
estructura a toda la conciencia del hombre. 29 Para él, existe una profunda analogía
estructural entre la organización y funcionamiento de un tipo de sociedad dada y una
actividad socializada que desde el principio se impregna de este funcionamiento: el
rendimiento, como consecuencia de la persecución de la ganancia. Este
condicionamiento viene dado por una serie de rasgos que posee el deporte,
especialmente por la competición, que para Brohm es la esencia misma del deporte.

Un aspecto clave para entender la función social que desempeña el deporte,


también desarrollado en sus orígenes por los teóricos neomarxistas, es su dimensión
ideológica. Para ellos, las ideologías son sistemas teóricos erróneos formados por
conceptos políticos, sociales y morales, desarrollados y protegidos por las clases
dirigentes con la finalidad de perpetuar su poder y sus privilegios. Así por ejemplo, para
Bordieu (1975), el protagonismo asumido por las Public Schools inglesas en los
orígenes del deporte moderno se comprende en la medida que éste cumple la función de
responder a las necesidades educativas de las clases sociales dominantes. 30 El
planteamiento del deporte que se realizó en estas escuelas masculinas, propias de la
aristocracia y de la alta burguesía, incorporaba aspectos propios de estas instituciones
educativas así como de los valores y modos sociales de la aristocracia que eran
transmitidos a sus hijos para su formación. A nivel cultural dicho planteamiento se
distanciaba notablemente de las actividades físicas y de los pasatiempos de las clases
populares de la sociedad inglesa, más vinculadas a las fiestas de los ciclos agrarios o a
los juegos rituales. En la construcción ideológica que se hizo en aquel momento del
deporte se le asignaban funciones como aumentar el coraje, desarrollar el carácter o
inculcar la voluntad de ganar, siempre dentro del mayor respeto a las reglas, como

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Función social del deporte I: Marco teórico

disposición aristocrática opuesta a la búsqueda plebeya de la obtención de la victoria a


toda costa.

Como agente de categorización social el deporte consagra el valor de la jerarquía


por medio de la competición. Representaría una importante base ideológica desde la que
se trata de justificar la situación de estatus y privilegios de las clases altas. El más fuerte
es quien gana. Y hay que tener en cuenta que la jerarquía es el principio sobre el que
descansa todo el cuerpo social, es decir, el escalonamiento de los individuos y de los
grupos dentro de la pirámide social en función de su posición de clase 31. El deporte, en
cuanto competencia, clasificación y selección, contribuye a perpetuar la jerarquía que
garantiza la estabilidad social, basada precisamente en la selección y la clasificación de
los individuos en clases sociales. La sociedad es vertical, y, aparentemente, la
jerarquización se realiza en función del mérito. Cada uno asciende en función de su
trabajo y su ganancia, y así trata de parecerlo en el deporte, donde la competición
garantiza el triunfo del mejor. Sin embargo este principio de jerarquía oculta para los
marxistas su contenido profundo: la desigualdad real de los individuos. El deporte
contribuye por tanto a la estabilidad aportando una esperanza ilusoria de escalar la
pirámide social basada en el éxito, puesto que la proporción estadística de movilidad
social que genera el deporte es a fin de cuentas irrelevante.

Las aportaciones de las teorías funcionalistas y neomarxistas han sido y siguen


siendo fundamentales para el análisis social del deporte, aunque han sido objeto de
importantes críticas. Por un lado la de que parten de un concepto bastante peyorativo y
mecanicista de la ideología, ya superado por las ciencias sociales. También se les
reprocha el excesivo condicionamiento económico y político al que someten al deporte,
que entienden como un instrumento al servicio de la estructura. Sus teorías han dado
lugar por ejemplo a uno de los estereotipos más difundidos y recurrentes sobre la
función social del deporte, el del “panis et circenses”. En definitiva defienden un
determinismo del fenómeno deportivo que ignora aspectos claves de la acción social
como la libertad del individuo y el papel de los procesos psicológicos en la interaccion,
o los procesos de influencia social que dan lugar al cambio cultural.

A pesar de todo, dichas teorías y su análisis de las construcciones ideológicas en


torno al deporte han contribuido a un conocimiento más profundo y crítico de las
funciones sociales y políticas desempeñadas por el deporte. Sus aportaciones han sido
por ejemplo decisivas para desbancar otros tópicos ideológicos sobre el deporte como el
del amateurismo difundido internacionalmente por Pierre de Coubertin en los orígenes
del Olimpismo moderno, o para desenmascarar la doctrina „oficial‟ del deporte,
evidenciando, por ejemplo, la no coincidencia entre las funciones que le son asignadas
por los gobiernos e instituciones y las funciones que éste cumple realmente en la
sociedad. La aportación de algunos autores, como Blanchard y Cheska (1986), han sido
claves para la evolución de estas interpretaciones ya que aunque han reconocido la
contribución del deporte al mantenimiento de la estructura social, lo han hecho
matizando que dicha contribución no se hace en aras de una estabilidad inamovible, sino
de un equilibrio dinámico en el que pugnan por un lado las necesidades de continuidad
de la estructura social y por otro las necesidades de los individuos. 32

4. El deporte y los procesos de influencia social


El estudio de los procesos de influencia social ha constituido uno de los centros
de interés sobre los que se desarrolló la Psicología Social entre finales del siglo XIX y

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Función social del deporte I: Marco teórico

principios del XX.33 Algunos de los temas que marcaron los inicios de este campo de
investigación social fueron la reproducción de las normas sociales a través de la
imitación, la construcción social de la persona a través de la sugestión, que posibilita la
imposición no consciente de los mecanismos y contenidos impuestos por las
instituciones sociales así como la conducta colectiva que produce una transformación en
el comportamiento individual en base a la influencia que ejercen las masas sobre el
individuo.
En sus inicios como objeto de investigación de la Psicología Social, la influencia
social no se concibió como un proceso interactivo, sino más bien como un efecto de la
presión ejercida por la fuente de influencia sobre el blanco de influencia. Por dicha
razón, los procesos de influencia de obediencia y conformidad fueron concebidos como
formas de modificar el comportamiento sin que ello supusiera necesariamente un
cambio real de actitud y de opinión. Esto provocó que la concepción predominante en el
campo de la influencia social fuese estática, asimétrica y nada interactiva, en la que los
agentes de influencia eran siempre aquellos que poseían alguna cota de poder. 34 Este
enfoque epistemológico ha tenido su paralelismo en una de las interpretaciones más
extendidas de la función social del deporte, la que resume el tópico del “panem et
circenses”. Sin despreciar la perspectiva concreta de la relación entre política y deporte
que el famoso tópico de Juvenal sugiere 35, sin duda la más destacada en cuanto a las
funciones políticas de los antiguos ludi romani, es preciso advertir que su utilización
recurrente por parte de los historiadores ha dificultado un acercamiento objetivo y libre
de prejuicios al problema, impidiendo a su vez profundizar en otras dimensiones de la
relación entre el deporte y la política. En algunas ocasiones la tradición historiográfica
moderna se ha quedado exclusivamente en esta función de control social del deporte,
especialmente cuando se refería al deporte espectáculo, sin ir más allá en la explicación
social y cultural de la práctica deportiva. Era como si con esta ingeniosa sentencia todo
estuviese dicho sobre una realidad ciertamente compleja y contradictoria, siendo
innecesario investigar o profundizar en el asunto e ignorando de esta manera otras
realidades en la función política del deporte.
En la actualidad esta concepción de la influencia social ha quedado superada.
Según Pérez y Mugny (1988) los fenómenos de influencia social se pueden definir
como “los procesos a través de los cuales durante las interacciones sociales directas o
simbólicas, los individuos y los grupos forman, difunden y modifican sus modos de
pensamiento y de acción”.36 En los dos extremos de los procesos que definen la
influencia social se encuentran los fenómenos de obediencia y de innovación. Entre
ambas modalidades de influencia, se sitúa la influencia producida por las mayorías y la
producida por las minorías.
En cualquier situación en que se desarrolle la evolución de una innovación se
deben distinguir, según Mugny (1981)37 como mínimo tres tipos de agentes sociales:
a) el poder, entendido en su más amplio sentido, como cualquier entidad que
dispone de recursos de dominación (a menudo institucionalizados); se puede incluir
aquí cualquier tipo de norma dominante;
b) la población… que la consideramos el blanco por excelencia de los intentos
de influencia;
c) y, por último, la minoría… que cuestiona el orden establecido por el poder y
pretende producir las innovaciones y cambios sociales.
A su vez, entre estos agentes sociales se establecen relaciones de diverso y
distinto orden:

11
Función social del deporte I: Marco teórico

a) entre el poder y la población se establece una relación de dominio,


imponiendo el poder las normas que han de ser seguidas por la población, ya que ésta
está sometida al poder, esencialmente a través de los diversos mecanismos de la
ideología dominante.
b) entre el poder y la minoría se establece una relación de antagonismo. Las
minorías pretenden cuestionar la validez del poder, intentando crear un conflicto social
por su oposición activa a las normas dominantes.
c) por último, entre la minoría y la población se establece una relación de
influencia propiamente dicha. El estilo de comportamiento le permite a la minoría
ofrecer una alternativa social, opuesta a la defendida por los representantes del poder. El
conflicto que la minoría establece con el poder también lo es generado, en cierta manera
con la población, en la medida en que ésta depende de la ideología dominante.

Conclusiones

Los prejuicios ideológicos han restado en muchos casos rigor a los análisis que
se han hecho del deporte moderno pues se ha partido de presupuestos no avalados por la
investigación histórica o por las ciencias sociales. Un ejemplo de ello lo vemos en la
asunción por parte de la mayor parte de las teorías sobre el origen del deporte moderno,
sin ningún atisbo de crítica, de algunos estereotipos ligados al Olimpismo. El
idealismo 38 ha marcado la evolución del deporte y la sigue condicionando en la
actualidad, aspecto que se deja sentir de un modo claro en el Olimpismo 39. La corriente
idealista convierte al deporte en una abstracción al margen del contexto social y cultural
que aleja por ejemplo la posibilidad de que el deporte se vea inmerso en procesos de
influencia como el control social llevado a cabo por el poder o la innovación promovida
por las minorías que conduce al cambio social. El ideario olímpico apadrinado por
Pierre de Coubertin se empeñó en definir el deporte como un ideal ético, impregnado de
una moral bien pensante y de valores universales. Las continuas alusiones a Olimpia y
la reiterada utilización de un deporte griego idealizado como canon de referencia al
analizar cualquier práctica deportiva de cualquier momento histórico han dado lugar a la
formulación de teorías bastante simplistas en torno al deporte y su evolución. 40

En el polo contrario se encuentran las interpretaciones del deporte que, como las
derivadas del funcionalismo o del marxismo, condicionan el deporte a las estructuras o a
los intereses de las clases dominantes. Al funcionalismo se le ha criticado por poner el
énfasis en los procesos normativos, de institucionalización del sistema de valores y del
control social, más que en los procesos de cambio social, la subjetividad y la
interpretación.41 Respecto a los teóricos neomarxistas se les reprocha su concepto
peyorativo y mecanicista de ideología, ya superado por las ciencias sociales. También se
les critica el excesivo condicionamiento económico y político al que someten al deporte,
que entienden como un instrumento al servicio de las clases dominantes. Aunque
ambas corrientes han evolucionado en sus presupuestos teóricos, sus teorías han
defendido un determinismo del fenómeno deportivo que ignoraba aspectos claves de la
acción social como el margen de libertad de los individuos y el papel de los procesos
psicológicos en la interacción, o los procesos de influencia social que dan lugar al
cambio cultural.

Por ello, y considerando la naturaleza del objeto de estudio ante el que nos
encontramos, el deporte en su doble dimensión, como institución y como acción social,
defendemos el pluralismo teórico y metodológico, basado en las ciencias sociales, como
la mejor estrategia para la investigación social del deporte.

12
Función social del deporte I: Marco teórico

Uno de los objetivos más interesantes que puede presentar la investigación social
del deporte es precisamente el de contribuir al conocimiento de las funciones reales que
éste cumple en la sociedad y la cultura, a menudo no manifiestas y no coincidentes con
las que le son atribuidas por las instituciones políticas y deportivas o por la población en
general.

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octubre de 2003 de http://www.efdeportes.com/efd38/deporte.htm

1
GARRIDO, A. y ÁLVARO, J. L. (2007): Psicología social. Perspectivas psicológicas y sociológicas,
(1ª edic. 2003). Madrid: Mc Graw Hill, p. 8
2
RUIZ CAZORLA, L. J. (2008): Función social del deporte espectáculo: las Carreras de Carros en la
Antigua Roma. Tesis doctoral, (pendiente de defensa y publicación). Universidad de Málaga. Esta idea
viene avalada por una revisión bibliográfica y constituye una de las conclusiones de la tesis doctoral
realizada por este autor.
3
KENDALL, B. Y CHESKA, A. (1986): Antropología del Deporte. Barcelona: Bellaterra, p. 44. De
acuerdo con estos autores entendemos el modelo teórico como un plan de acción general que indica la
dirección que hay que tomar, la clase de teoría a formular y contrastar, el tipo de información a recoger y
el método analítico a utilizar. Su validez estriba en su utilidad para la teorización y en su adecuación a los
objetivos de la investigación.
4
García Ferrando, M. (1990), op. cit. p. 17
5
Ruiz Cazorla, L. J. (2008), op. cit. pp. 45-57. Para el estudio de la función social del deporte, el autor
propone la utilización de teorías procedentes del funcionalismo estructural, del interaccionismo
simbólico, de la categorización social y las relaciones intergrupales, del enfoque dramatúrgico de Erving
Goffman, del enfoque etogénico de Rom Harré y otras de procedencia sociológica como la teoría de la
figuración de Norbert Elias o el constructivismo estructuralista de Pierre Bordieu.
6
Garrido, A. y Álvaro, J. L. (2007), op. cit. p. 439
7
CAGIGAL, J. M. (1981): ¡Oh deporte¡ (Anatomía de un gigante). Valladolid: Miñón, p. 24
8
GARCÍA FERRANDO, M. (1990): Aspectos sociales del deporte. Una reflexión sociológica, Madrid:
Alianza Editorial, p. 27
9
HERNÁNDEZ MENDO, A. (1999): Acerca del término Deporte. Educación Física y Deportes. Revista
Digital, nº 17. Extraído el 10 de octubre de 2005 de http://www.efdeportes.com/efd17/deporte.htm
10
Hernández Mendo (1999), op. cit. p. 1
11
Ibid. p. 5
12
DIEM, C. (1966): Historia de los deportes, (vol. I). Barcelona: Ed. Luis de Caralt, pp. 8-12
13
BROHM, J.M. (1993): 20 Tesis sobre el deporte. En Materiales de sociología del deporte, pp. 47-55,
(1ª edic. en 1975). Madrid: La Piqueta, p. 47
14
PARLEBÁS, P. (2003): Elementos de Sociología del Deporte, (edic. orig. 1986). Málaga: Instituto
Andaluz del Deporte, p. 47
15
CAGIGAL, J. M. (1981): ¡Oh deporte¡ (Anatomía de un gigante). Valladolid: Miñón, p. 24
16
DRAE (1992): Deporte: (De deportar). Actividad física, ejercida como juego o competición, cuya
práctica supone entrenamiento y sujeción a normas. || 2. Recreación, pasatiempo, placer, diversión o
ejercicio físico, por lo común al aire libre. || por ~. Por gusto, desinteresadamente.
17
Parlebás, P. (2003), op. cit. p. 49

14
Función social del deporte I: Marco teórico

18
ACUÑA, Ángel (1994): Fundamentos Socioculturales de la Motricidad Humana y el Deporte.
Granada: Univ. de Granada, p. 304
19
Ruiz Cazorla, L. J. (2008), op. cit. pp. 108-111
20
Garrido, A. y Álvaro, J. L. (2007), op. cit. pp. 270-271
21
El primer desarrollo sistemático de la perspectiva funcionalista tuvo lugar dentro de la Antropología, en
donde destacan los trabajos de autores como A. B. Radcliffe-Brown (1881-1955) o Malinowsky (1884-
1942). En Sociología el funcionalismo estructural se inició en la Universidad de Harvard y fue la
corriente dominante entre los años 40 y 60 del s. XX. Tuvo su principal valedor en Talcot Parsons (1902-
1979).
22
Garrido A. y Álvaro, J. L. (2007) op. cit. p. 273
23
BORDIEU, P. (1993): Deporte y clase social. En Materiales de sociología del deporte, pp. 57-82, (1ª
edic. 1975). Madrid: La Piqueta, p. 73
24
SÁNCHEZ FERLOSIO, Rafael (1997): El deporte y el Estado. El País -Opinión- 31 de mayo de 1997
25
Brohn, J.M. (1993), op. cit., donde se puede consultar una síntesis de sus teorías sobre el deporte.
26
Bordieu, P. (1993), op. cit.
27
LAGUILLAUMIE, P. (1978): Para una crítica fundamental del deporte. En “Partisans” Deporte,
cultura y represión, (ed. orig. 1972). Barcelona : Gustavo Gili.
28
Aunque a menudo no se tiene en cuenta, el funcionalismo estructural también contiene una articulación
teórica de los sistemas social, cultural y personal, en la que se encuentra por ejemplo la teoría de la
„expectativa de rol‟ con la que Talcott Parsons (1951) explicaba las interacciones sociales: cuando las
conductas satisfacen dichas expectativas son recompensadas, cuando no logran satisfacerlas, son
sancionadas. (Garrido A. y Álvaro, J. L., 2007, op. cit. p. 271).
29
BROHM, J.M. (1978): Sociología política del deporte. En <<Partisans>>(1978): Deporte, cultura y
represión, pp.17-31, (1ª edic. en 1972). Barcelona: Gustavo Pili, p. 21
30
Bordieu, P. (1993), op. cit. p. 61 ss.
31
Brohn, J.M. (1978), op cit. p. 22
32
Blanchard, K. y Cheska, A. (1986), op. cit. p. 141
33
CANTO ORTIZ, J. M. (1994): Psicología social e influencia. Estrategias del poder y procesos de
cambio. Archidona, Málaga: Ediciones Aljibe, p. 19
34
Ibid. p. 8
35
Juvenal Sát. X, 75 ss.: “Desde hace tiempo –exactamente desde que no tenemos a quien vender el voto-
este pueblo ha perdido su interés por la política, y si antes concedía mandos, haces, legiones, en fin todo,
ahora deja hacer y sólo desea con avidez dos cosas: pan y juegos en el Circo.”
36
Canto Ortiz J. M. (1994) op. cit. p. 20
37
Id.
38
El idealismo es una teoría de la realidad y del conocimiento que atribuye un papel clave a la mente en
el mundo percibido. De esta forma la mente y las ideas que elabora como la religión, la moral, la teoría
política o la filosofía condicionan a priori la percepción de dicha realidad. En su aplicación más extrema
es como si la propia realidad derivara de la actividad mental. Dentro del campo deportivo ha sido el
idealismo alemán del s. XIX, promovido por Hegel, el que ha ejercido mayor influencia. En la teoría del
deporte ha tenido representantes destacados como Pierre de Coubertin o Carl Diem, y constituye la
inspiración del Olimpismo moderno.
39
Según la Carta Olímpica “El Olimpismo es una filosofía de la vida, que exalta y combina en un
conjunto armónico las cualidades del cuerpo, la voluntad y el espíritu.”
40
Parlebas, P. (2003), op. cit. p. 47
41
Aunque esto no significa que de estas teorías no se puedan derivar principios de carácter
psicosociológico de gran valor teórico y heurístico. (Garrido A. y Álvaro, J. L., 2007, op. cit. p. 273)

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