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SOBRE EL AUTOR

Dr. Juan Carlos David


david.juancarlos@gmail.com

DOCENTE ENCARGADO DE CATEDRA


(Unidad Docente de Medicina de la
U.N.R)
Catedras de:

• PEDIATRÍA
• MEDICINA PREVENTIVA Y SOCIAL
• ENFERMEDADES INFECCIOSAS

PROFESOR (POR CONCURSO):

• PEDIATRIA: Escuela superior de


enfermería (MSP)
• MEDICINA : carrera de Terapia
Ocupacional (U.N.L.)
• PLANEAMIENTO EN SALUD:
carrera de Licenciatura en
administración .de Salud (UNL)

CARGOS DE GESTION Y
ADMINISTRACION

• DIRECTOR: Hospital de Niños de


Santa Fe-Período 74| 80
• JEFE DE DTO. Enfermedades
transmisibles.(MSP) 84/ 90
• DIRECTOR DE PROMOCION Y
PROTECCION DE LA SALUD
• MIEMBRO DE JURADO DE
CONCURSOS:
70/75/76/77/78/79/80.
• COMISIÓN DIRECTIVA DE SOC.
MEDICA DE STA FE .67/68/69.
• COMISIÓN DIRECTIVA DE
C.A.M.O.S. 68/69.
• DIRECTOR DEL SANATORIO
PRIVADO MATERNO INFANTIL
• DELEGADO DEL MISMO ANTE LA
Asoc. Clínicas y sanatorios
• PRESIDENTE del TERCER
SIMPOSIO NACIONAL DE
PEDIATRÍA SOCIAL

• MINISTRO DE SALUD Y MEDIO


AMBIENTE DE SANTA FE 2/4/90 a
12/12/91

El que habla es el Dr. Juan Carlos David, Médico especialista en pediatría,


enfermedades infecciosas y medicina preventiva y social, Docente Encargado de
Cátedra en la Unidad Docente de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario, ex
Ministro de Salud de Santa Fé.

Basta escuchar y pensar un poco, usando el tan poco abundante sentido común, como
para darse cuenta de la estupidez en que estamos inmersos (gracias a una pobre
educación, a un gobierno estúpido, a una prensa sensacionalista y a los vivos que nunca
faltan y hacen siempre su negocio).

*Las preguntas que no le contestan sobre la gripe, por el Dr. David.:

Cuando nos encontramos (como ahora) frente a una epidemia, el primer análisis que debemos
hacer es :

a) quien es nuestro enemigo, y cual es su historia natural como enfermedad

b) cuales son las características de la población atacada (situación climática,


comportamientos y hábitos), en fin, todas las características que debamos recabar para poder
realizar CON LOS DOS PARÁMETROS, una estrategia coherente que logre el objetivo
fundamental, tal es el control de la epidemia (altamente improbable cuando es una virosis
respiratoria) o disminuir al mínimo el daño individual y social, evitando con ello internaciones
y muertes.

La experiencia de otras sociedades (incluso medicamentos) puede servir como aporte, pero no
olvidemos que ninguna sociedad es igual a otra, ni demográficamente, social, económica, etc.
Incluso los virus (como el actual) nuevo en su estructura, puede actuar diferente.

Lo único positivo es tener conocimiento histórico de la evolución en las poblaciones de los


virus gripales afines al agresor actual.

Que pasó y pasa en nuestro país desde la invasión por el virus A (h1n1):

Intento de detener o demorar el ingreso del virus en nuestro país:

Detenerlo es por supuesto inútil, porque es imposible conseguirlo. Demorar su ingreso, usando
espectacularidades costosísimas (hospital de campaña, detectores de fiebre, etc.) es
inoperante. Por supuesto, aplicadas por razones de exigencias de la opinión pública,
motorizada por medios de comunicación, insaciables en su búsqueda de primicias, en un
ambiente politizado al máximo, ante la proximidad de las elecciones, y la experiencia del
dengue. Nada de eso era necesario, y no resiste análisis de conducta epidemiológica.

Conducta frente a la instalación del virus, y su posterior difusión:

Absolutamente negativo es el permitir que dicha prensa condicionara en la opinión pública,


un estado de temor y miedo frente a la epidemia, e incluso alimentarlos, dando mensajes sin
explicación lógica (ni científica) pero que aumentan la inquietud de la población (y comienza
el costo económico individual). Ejemplo: barbijos, alcohol en gel, vacuna antigripal, así como
medidas insólitas (no abrazar ni besarse).

Pero la mas inoperante y peligrosa fue permitir la difusión del n° de afectados, así como los
presuntos muertos atribuidos al virus, sin dar las explicaciones pertinentes (tales como que la
causa final de muerte es luego de un exhaustivo examen anatomopatológico), una cosa es
morir portando el virus, y otro el hacerlo por el virus, respecto del número de casos. Es
necesario recalcar que se notifican los positivos, pero no hay la menor duda que constituyen
con mucha suerte el 10% de los afectados. La demora del Estado, en su difusión, es porque
debe recibir información de todas las juridicciones y certificarlas.
Las otras medidas entran dentro de lo alucinante y elevan al cenit el costo, esta vez sí
económico y social, agregando a una calamidad médica otro factor nocivo para el país todo.
El cierre de las escuelas, el aconsejar permanecer en los hogares, evitar viajes, actividades
compartidas tales como el mate; en una relación costo beneficio (costo social y de salud
mental, no económico) son medidas absurdas, sería algo como colocarse en la caída de una
catarata, y abrir un paraguas para protegerse. El enfrentarnos con un microorganismo de
cualquier tipo, obliga a nuestras maravillosas defensas naturales a estar alertas y en la
plenitud de su potencia. Son innumerables los trabajos que mencionan el miedo y la ansiedad
como factor en la disminución de las mismas.

Entender que la declaración de emergencia sanitaria nacional implica médicos saliendo a la


calle con boleadoras y lanzas a cazar virus, es sí absolutamente culpa de una prensa
insaciable (especialmente televisiva) y espectacular.

Olvidé mencionar que los virus gripales, como todos los virus, al penetrar en el organismo
contagian un 100 % en el período de incubación, cuando nada hace prever en el implicado que
está enfermo. Se calcula también (por conocimiento de la historia natural de los virus) que de
cada 10 personas que lo reciben, una sola se enferma. En los restantes, nuestras defensas
naturales (que cuentan con nuestro poco popular, pero sí fantástico moco) una infranqueable
barrera natural y barata. El barbijo es inoperante e inclusive nocivo si es usado
indiscriminadamente (más de dos horas o cuando se humedece ligeramente) porque es un
hermoso caldo de cultivo para gérmenes. Sí debe ser obligatorio en el afectado, para evitar
contagiar a quienes lo rodean.

La sobrecarga de atención en los servicios de salud, en un 80 % por afecciones banales que en


circunstancias normales a nadie se le ocurriría consultar, traen el verdadero riesgo: médicos
agotados frente a una catarata de enfermos, que si por imperio de las múltiples consultas,
puedan equivocar un diagnóstico.

Que debemos saber y hacer:

1) enfermedad benigna en evolución y con muy bajo número de complicaciones y por


supuesto de muertes.

2) Su tratamiento es reposo, líquidos en cantidad (en especial jugo de frutas), alimentación


liviana cuidando de mover el intestino con regularidad, control de la temperatura con
paracetamol y baños.

Jamás automedicarse con antibióticos.

3) Para prevenirla: vida normal, higiene personal elemental, no suspender las actividades al
aire libre.

Aumento de la frecuencia del lavado de manos, solamente con agua y jabón. En ausencia de
los medios para hacerlo, se aconseja el uso del alcohol común (ligeramente diluido).

En definitiva, un país que politiza todo lo que camina o anda, una prensa grande casi
monopólica, pero si unánimemente anti oficialista, y un gobierno timorato, han hecho de esta
epidemia, un dislate total.

Fuente: http://datasantafeonline.com/blogs/blog_consumidor/det.php?tema_id=106

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