You are on page 1of 4

03.02.

11 - Paraguay

Avanza el maíz transgénico


Noticias Aliadas
Servicio Informativo sobre América Latina y el Caribe producido por Comunicaciones Aliadas

Por GustavoTorres desde Asunción

Avati es ladenominación del maíz en guaraní. Una de las tantas leyendas acerca de
estagenerosa planta cuenta el infortunio de un joven que perdió a su prometida
trasser alcanzada por una flecha perdida. Avati se llamaba aquella doncella
dereluciente cabellera blanca (áva: cabellos, tî: blanco). Angustiado ante lapérdida, el
joven decidió no abandonar nunca más la tumba de su amada. En esatierra,
humedecida por tantas lágrimas, empezó a crecer una misteriosa plantade hojas
alargadas, que al poco tiempo dio frutos. Desde aquel momento, espigasde granos
dorados empezaron a multiplicarse por doquier y utilizarse paradiversos tipos de
alimentos.

Esta narraciónfantástica tal vez no explique con rigor la génesis y el origen de


estagramínea; sin embargo, otorga ciertos componentes de sabiduría popular y
unavisión del mundo en su relación con la naturaleza. Es en ese devenir prodigiosoen
el que varias generaciones de comunidades indígenas y campesinas, quehabitan el
actual territorio paraguayo, han estado produciendo y conservandodecenas de
variedades de semillas criollas y nativas para el consumo humano yanimal. Esta
práctica milenaria, no obstante, está siendo amenazada pormultinacionales de la
biotecnología y las elites agroexportadoras.

En Paraguay estáprohibido el maíz transgénico desde 1993 por la Ley 294/93 de


Evaluación deImpacto Ambiental, sin embargo, en enero el Instituto Paraguayo de
TecnologíaAgraria (IPTA) —recientemente creado por el presidente Fernando Lugo—
autorizóa la transnacional Monsanto el cultivo experimental de maíz transgénico, lo
queavizora una marcha sin retorno de las buenas prácticas de la agroecología y
laagricultura orgánica por la posible contaminación genética. Esto pone en riesgoel
desarrollo de la agricultura familiar campesina y la producción tradicionalindígena, las
principales afectadas si se liberaran las semillas transgénicas,ha denunciado la
Campaña Nacional Paraguay Libre de Maíz Transgénico en la queparticipan
organizaciones ambientalistas y de derechos humanos.

Los campesinos delos poblados de Caazapá, Guaira, Caaguazú y Misiones, en la región


oriental delpaís, están siendo cada vez más acosados por los agronegocios en
detrimento dela agricultura tradicional. En esa transformación es donde aparecen
semillas demaíz transgénico, las que son traídas desde las regiones sojeras localizadas
enlos departamentos de Itapúa, Alto Paraná, Canindeyú; en esas regiones lassemillas
transgénicas de maíz a su vez son introducidas de contrabando desdeBrasil y
Argentina. Según cálculos del Servicio Nacional de Calidad y SanidadVegetal y de
Semillas (SENAVE), existen alrededor de 100,000 Ha de cultivos demaíz transgénico en
el país.
No obstante, lasoja transgénica sí está autorizada en Paraguay, el último país de la
regiónsojera—constituida además por Argentina, Brasil y Uruguay— que permitió su
uso.En octubre de 2004 el Ministerio de Agricultura y Ganadería habilitó
lacomercialización de cuatro variedades de soja transgénica desarrolladas
porMonsanto, aunque en la práctica casi todos los cultivos ya eran sojatransgénica.

El temor anteesta nueva realidad es que la población paraguaya no consume soja; el


maíz encambio es plato principal en la mesa de los paraguayos.

Control estatal aprisionado

Ahora que la Monsantotiene autorización para experimentar con maíz transgénico, el


equipocientífico/técnico del IPTA, según dicta el Ministerio de Agricultura yGanadería,
será el encargado de evaluar los resultados del cultivo experimentalconforme al
protocolo recomendado por la Comisión Nacional de BioseguridadAgropecuaria y
Forestal.

Asimismo, el IPTAdeberá garantizar el cumplimiento de las exigencias técnicas y


administrativasdel ensayo regulado y establecerá las responsabilidades con los
mismos. Porejemplo, deberá exigir a Monsanto el cumplimiento de las normas
debioseguridad, manteniendo distancias de más de 600 metros de otras parcelas
demaíz y conservando un 10% como área de refugio alrededor de la parcela.

En este contexto,agencias estatales como el SENAVE y la Secretaría del Ambiente están


intentandodar cumplimiento a las leyes vigentes y fortalecer la
institucionalidadpública. El SENAVE no tiene atribuciones para autorizar el cultivo, pero
sí lecorresponde hacer cumplir las legislaciones como en este caso, que el cultivode
maíz transgénico está prohibido por ley.

Las acciones delos entes estatales chocan con los intereses de los grandes
productoresagrícolas como la Coordinadora Agrícola del Paraguay (CAP), la Unión de
Gremiosde la Producción (UGP) y la Asociación Rural del Paraguay (ARP), que
formanparte del principal grupo de poder económico del país, el mismo que cuenta
conel respaldo de los grandes medios de comunicación, espacios desde donde
sedesarrollan feroces campañas para desacreditar la determinación gubernamentalde
controlar los cultivos ilegales de maíz genéticamente modificado.

Las ofensivas másfuertes van dirigidas contra el titular del SENAVE, Miguel Lovera, a
quien losempresarios rurales y de medios acusan de estar contra la producción,
eldesarrollo y los adelantos tecnológicos en la agricultura. Por su parte, laCámara de
Senadores, de mayoría opositora, solicitó al Ejecutivo la inmediatasuspensión de las
intervenciones en los cultivos de maíz transgénicos, mientrasque las organizaciones
campesinas e indígenas otorgan pleno respaldo a lasactuales autoridades del SENAVE.

"Celebramos queel SENAVE, por primera vez en su historia, esté cumpliendo


cabalmente losmandatos que la normativa ambiental vigente le designan, al proceder
a ladestrucción de los cultivos de maíz transgénico en el departamento de AltoParaná
y al anunciar que hay todo un calendario que se hará cumplir en laszonas donde
existan estos cultivos. El accionar de esta institución del Estadodemuestra a las claras
el compromiso asumido con el pueblo paraguayo, el cualse traduce en la lucha por la
recuperación de la soberanía territorial,cultural y alimentaria”, afirmaron en un
comunicado de fines de octubre pasadolas organizaciones campesinas paraguayas que
forman parte de la Vía CampesinaParaguay.

Lovera explicó aNoticias Aliadas que "la decisión del Estado, la de mi gestión, se basa
en elcumplimiento de las normativas vigentes. Lo que está prohibido no estápermitido
y viceversa. Estamos aplicando simplemente esos principios paralograr lo que se
propone el gobierno nacional como política de Estado, para quela convivencia de los
modelos de desarrollo coexista, siempre que estos seancompatibles. La misión que se
me encomendó es buscar nivelar el plano de lacompetencia y la convivencia;
obviamente yo tengo que promover acciones quepermitan justamente eso”.

"Si hay unaexpansión exagerada de un monocultivo, cualquiera fuera este, y sus


impactossobre otros tipos de agriculturas declaradas sensibles, por supuesto
quetenemos que intervenir y actuar para equilibrar esas opciones”, sentenció.

Con respecto almaíz transgénico, el funcionario señaló que, al estar prohibido por ley,
elSENAVE proseguirá con la fiscalización y eliminación de estas plantaciones.

"Lo que estamoshaciendo es destruir los cultivos ilegales de maíz transgénico, así
como sehace con la marihuana en nuestro país. Es así de simple”, afirmó Lovera.
"Eslamentable que algunos productores hayan caído en esa trampa, aunque en
realidadmuchos voluntariamente lo hacen porque están apañados por años de
impunidad.Nosotros estamos empeñados en cambiar eso, hacer de Paraguay un país
más serio,donde la convivencia sea en base a las normas y las reglas del Estado
dederecho, y en eso estamos trabajando”.

Cultivos ilegales en regiones de campesinostradicionales

En un recorridopor el distrito de Yuty, en el departamento de Caazapá, se pudo


constatar grancantidad de plantaciones de maíz transgénico en pequeñas fincas. Esta
regióndel centro sur del país sigue siendo de agricultores tradicionales aunque, anteel
avance del monocultivo de la soja transgénica y la agricultura empresarial,están
empezando a sentirse amenazados con riesgos de contaminación del maízcriollo.

En esta zona delpaís se consume maíz tradicional de variedades tales como avatitape,
avatilocro, avati guaikuru, avati mbya, avati morotî, avati pichingá, avati tupi,avati tupi
morotî, avati tupi pytã, entre otras. Un productor local deCapiitindy, en el distrito de
Yuty, qué pidió mantener su nombre en reserva,señaló a Noticias Aliadas que las
simientes modificadas genéticamente soncultivadas cada vez más en esa comunidad.

"El pequeñoproductor está empezando a cultivar semillas transgénicas, muchas veces


tentadopor los supuestos beneficios que estas tienen, por ejemplo, el no tener
quecarpir (eliminar la mala hierba), ya que es resistente a la mata yuyo. El
maíztransgénico que se cultiva acá es traído de contrabando desde la Argentina,pero
su comercialización ya es común a través de los proveedores de semillasprivadas”,
aseguró el productor campesino.

"En lo que serefiere a la agricultura, no se ha constatado que los cultivos


transgénicostengan mejores rendimientos; al contrario, generan dependencia de los
agricultoreshacia las multinacionales”, precisó Silvia González del Centro de Estudios
eInvestigaciones de Derecho Rural y Reforma Agraria (CEIDRA) durante lapresentación
del proyecto de Ley del Maíz en el Parlamento Nacional a fines deoctubre del 2010.

En este sentido,cabe recordar que Paraguay es signatario del Tratado Internacional


sobreRecursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, vigente desde
el2004, cuyo objetivo es salvaguardar la diversidad genética de las plantascultivadas, y
por lo tanto está obligado a tomar medidas necesarias a efectosde proteger los
conocimientos agrícolas tradicionales, así como laparticipación justa en la distribución
de los beneficios y en la toma dedecisiones.

Lasorganizaciones campesinas, indígenas y de la sociedad civil son conscientes


delimpacto negativo que puede provocar la introducción de los
organismosgenéticamente modificados.

"Una mesafamiliar invadida por transgénicos y agrotóxicos significa más exclusión,


másmiseria, más muerte de inocentes, más dependencia de las multinacionales y
máshumillación para el Estado paraguayo”, considera la Coordinadora Nacional
deMujeres Trabajadoras Rurales e Indígenas (CONAMURI).

http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&langref=ES&cod=53707

baixado em 04/02/2011

You might also like