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INTRODUCCIÓN:
Dentro de los campos que estudian las dificultades específicas de aprendizaje, han surgido
reiteradas ocasiones en que se ha dudado sobre la diferenciación entre Trastorno Específico del
Lenguaje y Dislexia. Algunas investigaciones han señalado que podrían ser trastornos obviamente
diferentes; mientras otros apuestan por un continuo, en que uno precede al otro, siendo tal vez
manifestaciones evolutivas diferidas del mismo déficit cognitivo. A continuación, se efectuará un
análisis de los contrastes y relaciones que posiblemente existan entre ambos trastornos, con base
empírica y asociados a características claves, tanto conductuales como cognitivas, que podrían aportar
claridad a la hora de hacer estos cuestionamientos.
Antes de partir hacia un análisis desde un enfoque cognitivo, es preciso efectuar contrastes a
nivel comportamental de ambos trastornos. Según los CRITERIOS DIAGNÓSTICOS del DSM
IV-TR1, ambos se clasifican como “trastornos de inicio en la infancia, niñez o la adolescencia”,
haciendo énfasis en su carácter evolutivo, más que en su posterior adquisición. El Trastorno
Específico del Lenguaje (desde ahora TEL), se encuentra categorizado dentro de los trastornos de la
comunicación, y se caracterizaría por “una deficiencia en el desarrollo del lenguaje (puede ser sólo
expresivo o receptivo-expresivo), demostrado por un bajo rendimiento en las pruebas
aplicadas”(criterio A). Asimismo, las dificultades “interfieren en rendimientos académicos o laborales
o la comunicación social” (criterio B). Por último, tampoco se explica por “retraso mental, déficit
sensorial o motor del habla, privación ambiental” (criterio D).
Por otra parte, la Dislexia según este mismo manual se categoriza como un trastorno del
aprendizaje. En el resto de los criterios, se manifiestan los mismos presentados en el TEL (criterios
A, B, D).
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limitada”. Asimismo, “el inicio del habla es más tardío y progresan con más lentitud de lo normal” .
Este trastorno se asociaría a un “Trastorno Fonológico”.
Por otro lado, y según el DSM-IV-TR, las conductas en la dislexia van asociadas a “lectura
oral deficiente, caracterizada por distorsiones, sustituciones, omisiones, lentitud y errores en la
comprensión”. De igual forma, “incapacidad para distinguir las letras usuales o para asociar fonemas
usuales con símbolos de letras”.
De acuerdo a los argumentos anteriores sobre características conductuales de niños con TEL
y Dislexia, es relevante en ambos trastornos efectuar una revisión de las alteraciones cognitivas que se
manifiestan, y posiblemente serían el origen de las conductas que permiten diagnosticar a los niños
con estas dificultades.
Por otra parte y respecto de la Dislexia, el IDA propone en una definición más general,
donde estas dificultades “son el resultado de un déficit en el componente fonológico” 6. De forma
más específica, también se asume que además de dificultades específicas en la conciencia fonológica,
los niños con dislexia a menudo “presentan problemas en la memoria fonológica”7 (Brady,
Shankweiler y Mann, 1983; Vellutino & Scanlon, 1982).
Ha sido demostrado que los niños con dislexia tienen déficit a principios de la semántica y la
sintaxis (Gallagher, Frith, y Snowling, 2000, p. Lyytinen, Poikkeus, Laakso, Eklund, y Lyytinen,
2001, Scarborough, 1990, 1991; Snowling, Gallagher, y Frith, 2003), y en los niños con TEL a
menudo se ha observado un déficit en el procesamiento fonológico y los consiguientes problemas en
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reconocimiento de palabras (Catts, 1993; Snowling, Obispo, y Stothard, 2000) 8. Al parecer, en
ambos trastornos todas estas dificultades se originarían por déficits en el procesamiento fonológico,
del cual forman parte diversos procesos cognitivos específicos: conciencia fonológica, memoria de
trabajo fonológica, memoria (a largo plazo) fonológica, reglas de conversión grafema-fonema. Podría
ser entonces, que ambos trastornos fueran manifestaciones diferentes del mismo origen. No obstante,
“los trastornos que parecen similares a los niveles de comportamiento pueden tener diferentes
orígenes causales” 9; por lo cual podría ser necesario especificar más aún la evaluación de este
“procesamiento fonológico”, pues entre unas investigaciones y otras, los resultados varían al evaluar
este procesamiento, pero limitándose sólo a algunos de sus componentes.
CONCLUSIONES
Podría concluirse entonces, que ambas dificultades tienen un origen por déficit en el
procesamiento fonológico que podría variar en su severidad, así como en los otros procesamientos a
los cuales puede afectar de forma secundaria (sintaxis, léxico).
Por otro lado, ambos trastornos no se manifiestan ni en la misma edad ni en la misma forma.
Por lo tanto, es importante hacer hincapié en el carácter evolutivo de ambos trastornos, viéndose
afectado con la intervención (o sin ella), así como por características del ambiente y del sujeto. Los
déficits cognitivos irán transformándose en el tiempo, y por ende sus manifestaciones irán variando.
Como señalan algunas investigaciones12, “un tratamiento para déficit fonológico está
estrechamente relacionado con la dislexia, pero no con TEL cuando se produce en la ausencia de la
dislexia”. Haciendo referencia a esta afirmación, podrían incluirse también a los sujetos “casi” TEL y
“casi” dislexia (sujetos cuyos déficits no logran alcanzar un diagnóstico como tal, lo que no quiere
decir que no tengan dificultades). La población de riesgo podría ser importante de intervenir pues
también se presentaría el mismo déficit de origen, pero no en igual medida o no se manifiesta de igual
forma.
Es importante tener en cuenta tanto la severidad de las dificultades, así como los procesos
específicos alterados dentro del procesamiento fonológico. Tal vez la estimulación y la intervención
(o su ausencia) sean la causa de la poca continuidad entre TEL y Dislexia, así como el nivel evolutivo
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del sujeto y el entorno. Por otra parte, es relevante señalar la posibilidad de trastornos más bien
“fabricados” por el entorno y no tanto por predeterminaciones genéticas-neurológicas; bien se sabe
que el entorno puede modificar las estructuras y funciones neuronales, y que sin una adecuada
estimulación estas funciones se desarrollan poco o de forma inadecuada.
En conclusiones finales, el TEL y la Dislexia serían más bien trastornos diferentes, tanto en
su clasificación, nivel evolutivo de aparición, aspectos alterados (nivel oral “versus” nivel escrito), así
como componentes específicos del procesamiento fonológico que se encuentra alterado (en TEL
mayoritariamente la memoria fonológica, en Dislexia generalmente la conciencia fonológica; aunque
dicha afirmación podría requerir mayor investigación y discusión). Por otro lado, pareciera influir
fuertemente la estimulación, el entorno y las características intra-sujeto respecto de solapamientos
entre TEL y Dislexia, más que los déficits cognitivos en sí, lo que pone en cuestionamientos los
trastornos de TEL y Dislexia de origen “genético-neurológico” y “ambientales”.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1.- Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-IV-TR, Ediciones Elsevier
Masson, 2002. Barcelona, España.
2.- McArthur GM, Bisho DMV. Which people with specific lenguaje impairment have auditory
processing déficits? Cogn Neuropsychol, 2004; 21:79-94.
6, 7, 8, 10, 11, 12.- Catts, Adlof, Hogan, Ellis; “Are Specific Language Impairment and Dyslexia
Distinct Disorders?”. Journal of Speech Languaje, and Hearing Research 2005; Vol. 48: 1.378-
1.396.
9.- Bishop, Snowling; “Developmental Dyslexia and Specific Languaje Impairment: Same or
Different?”. Psychological Bulletin; 2004, Vol. 130, No. 6, 858–886.
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