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Asignatura de Filosofía

SESIÓN 10: EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO


CAPÍTULO I: CIENCIA Y FILOSOFÍA (1)
1—PRELIMINARES
La primera pregunta que se plantea en el umbral de la filosofía es ¿qué es la filosofía? Con esta interrogación
comienza el problema de la meditación filosófica. Para contestarla correctamente es preciso averiguar cuál es el
objeto de su estudio. Ahora bien, su objeto es desconocido para una primera consideración. Las ciencias, en
cambio, parten de la posesión de su objeto, de un ámbito previamente delimitado; los problemas que se le
presentan nacen dentro de este dominio. No así la filosofía, cuyo objeto debe ser buscado.
¿Cómo encontrarlo? Toda persona culta posee una noción, aunque vaga, de la filosofía. Esta noción debe
ser aclarada. Este es uno de los caminos posibles. Camino que se encuentra facilitado por la existencia de
doctrinas que poseen indiscutiblemente carácter filosófico; ejemplo: las de Platón, Aristóteles, Descartes,
Leibniz, Kant, etc. Es posible, entonces, y en principio, buscar el objeto de la filosofía.
Si nos interrogamos ¿qué es la filosofía? se nos presenta en primer lugar una nota distintiva: la filosofía es un
saber. Empero ¿qué notas propias posee? Porque hay diferentes tipos de saber: el vulgar, el científico y el
filosófico.

2—EL SABER VULGAR


Se denomina saber vulgar al obtenido en la vida cotidiana, fruto de la experiencia personal.
El hombre vive en el mundo, actúa en su contorno. De este contacto con las cosas surge su saber acerca de
ellas. Distingue sus cualidades y capta las facetas a él referidas. No obstante, este saber que se presenta como
reflejo de una actitud normal ante las cosas es producto de una sociedad ideológicamente madura. Este divisar
las cosas en su naturalidad no es actitud primaria del ser humano, sino efecto de la cultura. El hombre moderno
ve en un río un caudal de agua. No así el primitivo: creerá percibir fuerzas mágicas, lágrimas de un dios, etc. Por
eso lo que se denomina saber vulgar es, en varios de sus rasgos, resultado históricamente tardío.
Estudiemos algunos de los rasgos del saber vulgar:
Génesis
El saber vulgar se origina en la experiencia individual. Por eso se acrecienta en el transcurso de la vida. Sólo
parcialmente es transmisible. Pero hay un núcleo intransferible, que requiere de la propia experiencia, porque la
ajena es insuficiente. Es indispensable haber efectuado ciertos actos, haber sido remecido por ciertas
situaciones para saber originalmente acerca de algo. De ahí la importancia que tenían los ancianos en las
sociedades primitivas.
Ámbito
Es saber que se proyecta hacia el contorno inmediato. Se dirige a las cosas, personas y situaciones
concretas, desde un ángulo individual, personal. En su dirección sustantiva tiende a captar las cosas como son
en sí, independientemente del hombre, sino en sus relaciones particulares con lo humano. El agua es útil para
beber, lavar, limpiar, regar, etc.
Profundidad
El saber vulgar se detiene en la superficie de los objetos. Es esquemático y simple, sin penetrar en las
sutilezas que componen la estructura de los objetos. Se limita, por otra parte, a conocer las cualidades de "los
objetos o aconteceres; pero desconoce, por lo regular, el por qué, las causas, las leyes que rigen los
fenómenos.
Forma
Es saber que se va adquiriendo según se presenten los acontecimientos. Le falta por eso conexiones
sistemáticas, orden regular. Porque no se adquiere de acuerdo a ciertas ideas reguladoras que proporcionan
unidad al saber obtenido, conexiones y lineamientos claros, sino se reúnen de acuerdo con las experiencias
dispersas y heterogéneas que se adquieren en el transcurso de la existencia.

Validez
El saber alcanzado e n la vida cotidiana es válido en sus grandes lineamientos. Pero se encuentra teñido con
frecuencia por la subjetividad individual. Idénticas cosas no se presentan de la misma manera a diferentes
personas, ni poseen para ellas igual valor. Esta lluvia torrentosa que dificulta caminar por el campo, que se
presenta como obstáculo y que se mira con enojo, es observada con placer por el campesino, quien piensa en el
sembrío y en la cosecha. Carece, por tanto, generalmente, de validez universal. Es válido sólo para esta
situación, para este individuo.
Finalidad
El saber vulgar está al servicio de la vida. Debido a él puede el hombre desenvolverse adecuadamente en su
contorno. Porque los campos descubiertos de esta manera son suficientes para que la existencia humana se
desenvuelva. No es necesario conocer las profundidades de las cosas para moverse biológicamente entre ellas
con acierto.

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3—EL SABER CIENTÍFICO
No es idéntico el saber de la vida cotidiana y el de la ciencia. Ejemplo: esta mesa que se encuentra delante
de nosotros ¿qué es? ¿qué cualidades posee? El saber vulgar nos dice que es un mueble que sirve para comer
y diversos usos familiares, que tiene una forma, un color y una dureza determinada, etc. El saber científico nos
habla de descargas eléctricas positivas y negativas, de protones y electrones. Son, pues, dos mundos al
parecer distintos. ¿Cuál de los dos es el verdadero? Se ha contestado con suma frecuencia: el de la Ciencia.
Contestamos: los dos son verdaderos.
La situación primaria del hombre no es estar desprovisto de conocimiento, envuelto, por decirlo así, en
sombras. Oscuridad que la ciencia ilumina. Esto no es exacto. El hombre no anda sumido en ficciones y
quimeras. En el conocimiento cotidiano se captan rasgos auténticos de las cosas. Pero en su aspecto sensible y
en su referencia a nosotros, o sea, en el uso que hacemos de ellas. Conocemos las cosas porque las usamos y
en tanto las usamos.
La ciencia es el esfuerzo por penetrar en forma cada vez más honda y extensa en el mundo, proyectándose
más allá de la impresión sensible. De esta manera pretende captar las cosas como son en sí mismas,
sustituyendo lo sensible por lo inteligible, por determinaciones meramente racionales.
Examinaremos ahora los rasgos del saber científico.
Génesis
A diferencia del saber vulgar que nace de la experiencia individual y que por tanto es intransferible en su
raíz, ya que el consejo ajeno sólo puede ayudar en parte; el saber científico es obra universal de múltiples
investigadores, de una comunidad de sabios; es transferible por naturaleza, se acrecienta y perfecciona en el
decurso de la historia. Mientras, en lo fundamental, el saber vulgar nace y muere con cada individuo,
desenvolviéndose por tanto en círculos perennes; el saber científico avanza en rectas incesantes.
Ámbito
El saber científico se proyecta hacia el mundo de la naturaleza y del espíritu. Mas, como el universo no es
una masa caótica e indiferenciada, sino que lo integran regiones de diversa condición, la ciencia se bifurca en
múltiples disciplinas para investigar cada una de ellas. A manera de ejemplo: lo cuantitativo es estudiado por las
Matemáticas; los fenómenos vitales por la Biología; el curso de los astros por la Astronomía. Esta división de la
ciencia es necesaria para analizar el cosmos en su detalle. De esta manera la ciencia ha descubierto campos
que sin su labor hubiesen permanecido ignorados por el hombre.
Profundidad
El saber científico no se detiene en la experiencia sensible, en la percepción, porque a veces ésta nos induce
a error. Ejemplo; nosotros vemos que el sol se mueve, siendo en realidad la tierra la que efectúa el movimiento.
La ciencia procura descubrir las cualidades mismas de las cosas más allá del mundo de las apariencias. Y no se
detiene en la mera descripción de las cualidades de los objetos; sino, en su conjunto, investigar su por qué.
Entonces, inquiere de dónde proceden, qué causas han operad o sobre ellas, por qué son como son, o sea,
descubre su articulación con otros objetos. Cuando, se encuentra la ley que rige a un fenómeno se dice que se
lo ha explicado; entonces, la ciencia amplía el horizonte intelectual del hombre no sólo en una dimensión
cuantitativa, sino también cualitativa.
Forma
El saber científico es sistemático y metódico. El conjunto del universo no constituye un caos, sino que en él
rige el orden, las conexiones legales entre las cosas. La ciencia procura transparentar este orden cósmico en su
saber riguroso y sistemático. Lo que aparece como contingente y caótico muestra aquí su estructura interna.
Pero las cosas no revelan su detalle y estructura interna a una intelección ingenua. A veces unas cosas ocultan
a las otras. Lo profundo no se manifiesta fácilmente. Es preciso, aprender a acercarse a las cosas. Este camino
se denomina método. Método es la vía que nos lleva al interior de los objetos. Empero, no existe un método
universal; hay métodos propios de cada ciencia. Cada una de ellas requiere procedimientos apropiados que
conduzcan a sus respectivos objetos.
Validez
El saber científico es objetivo. Es obra crítica, fruto de la reflexión. El sabio procura despojarse de sus
pasiones para distinguir los objetos tales como son en sí. Los resultados de su investigación pueden ser
comprobados por otros hombres de ciencia. No hay verdades científicas de índole individual, nacional. Los
conocimientos científicos, en sus grandes lineamientos, son objetivamente válidos. Pero esto no quiere decir que
posean carácter definitivo, último. La ciencia es el esfuerzo humano para Irse acercando intelectualmente a la
realidad. Es un conocimiento que progresa en el transcurso del tiempo. Luego, es un conocimiento incompleto
—si fuese perfecto, completo, ya no sería posible el avance, ya que todo sería conocido—. El entendimiento
humano es finito, sólo paulatinamente, y en el transcurso de su historia, se le va descorriendo el mundo del ser.
Por eso, toda doctrina sobre el mundo empírico encierra junto a verdades patentes, errores ocultos que sólo son
descubiertos en etapas ulteriores. Pero lo alcanzado en un estadio determinado de la ciencia, es el espejo más
fidedigno que posee el hombre en ese momento histórico para captar las fases del ser a las que se refiere.
Finalidad
El conocimiento científico está al servició de la dominación de la naturaleza por el hombre. Esta nota
caracteriza por lo menos a la tendencia predominante de las ciencias naturales desde la Edad Moderna. Gracias

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a la ciencia el hombre ha podido dominar a la natura, creándose un ambiente adecuado de vida. A la ciencia,
corno hemos visto, le interesa fundamentalmente el por qué de las cosas, es decir, la ley, la causa. Porque sólo
lo que se repita regularmente, de acuerdo a las leyes es posible predecirlo. Y sólo lo que es predecible puede
ser dominado. Por eso se ha dicho que la ciencia más que visión es pre-visión. Si no se sabe, si no se prevé, no
se puede dominar. De ahí el decir del filósofo Bacon: saber es poder.

4—EL SABER FILOSÓFICO


Debemos averiguar ahora el carácter de la filosofía. Para esto tenernos que examinar la relación que tiene
con la ciencia.
Hay dos posiciones bien marcadas en la Historia de la Filosofía Moderna acerca de la relación entre filosofía
y ciencia.
Existe una dirección que sostiene que no hay diferencia fundamental entre ambas. La filosofía es ciencia o
debe esforzarse en poseer el carácter riguroso de la ciencia. Porque fuera de la ciencia no existe conocimiento
exacto. En esta forma, el rasgo de la filosofía, podríamos decir, es inferior al de la ciencia, ya que ésta constituye
su modelo, su norma.
Otra dirección afirma que existen diferencias fundamentales entre filosofía y ciencia. Prácticamente nada hay
de común entre ellas. Las dos son maneras radicalmente distintas de conocer el universo. La filosofía no es, de
ninguna manera, ciencia. Está por encima de ella. Posee un rango más alto.
A nuestro entender ambas posiciones son extremas, radicales, unilaterales. Aunque nos acercamos más a la
segunda posición.
Contestamos a los primeros: la filosofía posee sus propios caracteres, no es ni puede ser idéntica a la
ciencia, ya que se proyecta hacia planos que escapan a la consideración científica. La diferencia que existe
entre ciencia y filosofía no es superficial, arbitraria, ni puede ser borrada, porque se fundamenta en diferencias
esenciales en el campo de sus objetos, que exigen actitudes y procedimientos cognoscitivos diferentes.
Contestamos a los segundos: no existe, con todo, un abismo entre las dos. La ciencia misma se ha
desprendido de la filosofía; ha nacido de su tronco; en épocas anteriores se la confundió con ella. A pesar de
las diferencias existentes, hay notas similares.
Sostenemos: existen notas comunes a la filosofía y a la ciencia; pero, existen simultáneamente notas que las
diferencian.
Estudiemos ahora los rasgos de la filosofía para destacar sus analogías y sus diferencias con la ciencia.
Génesis
a) La filosofía como la ciencia son obras colectivas. Al filósofo le es indispensable conocer la Historia de la
Filosofía. Cada pensador recoge los problemas ya planteados provenientes del pasado o de su tiempo. También
en la filosofía se da un avance en el transcurso de su historia. Nuevos problemas son divisados. Otros van
adquiriendo mayor precisión y transparencia.
b) Pero la filosofía requiere —en mayor grado que la ciencia— la experiencia personal del sujeto, la madurez,
el contacto con la plenitud de lo humano. Y si bien es cierto que en el decurso de su historia, la filosofía avanza,
hay épocas que claramente denotan retroceso. Su avance, por eso, deja de ser lineal, dependiendo en última
instancia, de la genialidad de los pensadores de la época.
Ámbito
a) La filosofía, como la ciencia, se proyecta hacia el mundo de la naturaleza y del espíritu, ampliando el
horizonte intelectual del hombre.
b) Pero mientras la ciencia fragmenta su visión sobre el cosmos para estudiarlo en su detalle, la filosofía se
proyecta hacía el ser en su más amplia generalidad, como un todo. Además; no sólo estudia los mismos objetos
desde una diferente dimensión, sino que posee objetos no estudiados por la ciencia. Por encima de las ciencias
se cierne-el problema del saber científico: ¿qué es el saber? ¿es posible e l saber? Estudia, por tanto, las
condiciones formales (Lógica) y materiales (Teoría del Conocimiento) de la ciencia. Investiga, además, sus
supuestos ónticos (Ontología): ¿qué es el ser? ¿qué, el tiempo, el espacio, la ley, la causa? Por eso, la filosofía
es consideración trans-científica, meta-científica, con objetos propios entre los que se incluyen los valores.
Profundidad
a) La filosofía, como la ciencia, penetra más allá de las apariencias para buscar lo que son las cosas,
buscando también el por qué de las mismas.
b) La ciencia busca las causas inmediatas de los fenómenos: ¿por qué se dilatan los cuerpos? ¿por qué se
mueven? Y encuentra la condición inmediata que los determinan: el calor, el movimiento de otro cuerpo. La
filosofía, en cambio, busca los principios primeros, las causas mediatas, la posición cósmica: ¿qué es este
cuerpo en cuanto ente? ¿a qué estrato pertenece? ¿qué principios lo rigen? el acento de la interrogación
científica recae sobre el cómo, el de la filosofía sobre el qué.
Forma
a) También el saber filosófico e s sistemático y metódico.
b) Pero el sistema que se da en la ciencia es parcial, ya que cada ciencia se refiere solo a un sector del
universo; la filosofía, en cambio, se proyecta hacia el universo como un todo, en su más amplia generalidad. Las
ciencias proporcionan un saber parcial. Cada ciencia se constituye independientemente, utilizando métodos

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propios, delimitando nítidamente sus linderos para estudiar con exactitud su objeto. El saber, de esta manera, ha
perdido su unidad al expandirse en múltiples disciplinas, La filosofía busca el todo, rebasando los límites de la
ciencia. ¿Qué es la realidad? ¿qué es el todo? Por eso, en sus lineamientos generales, es válida la proposición
de Spencer: La ciencia es el saber parcialmente unificado. La filosofía, el saber totalmente unificado.
Validez
a) El saber filosófico como el científico es objetivo, obra crítica. Sus conocimientos son válidos. Pero
considerados en conjunto no son definitivos, últimos, ya que siempre es posible el avance. En este punto ocurre
en la filosofía lo mismo que observamos en la ciencia.
b) Pero la objetividad adquiere una faz nueva. En las ciencias, los caminos son frecuentemente angostos y
rigurosos, sólo existe una vía, un matiz, que es y debe ser idéntico para todos los observadores humanos. En la
filosofía los horizontes son más amplios, las perspectivas más numerosas. La filosofía no es mera cuestión de
razón o intelecto, sino filosofa todo el hombre. Ya en el hecho de escoger, de destacar estas o aquellas aristas
del conjunto, se manifiesta la subjetividad, la personalidad del filósofo. Por eso existe una filosofía alemana,
francesa, inglesa; no así una ciencia alemana, inglesa, francesa. Empero, la existencia de filosofías nacionales
no significa que sólo posean validez en sus respectivos países. El carácter nacional no se refiere, en sentido
estricto, a la validez —porque toda proposición válida es válida en sí— sino a las diferencias de estilo, método,
temática.
Finalidad
a) Filosofía y ciencia están al servicio del hombre, son creaciones suyas, le sirven para incrementar su
horizonte intelectual, para comprender el mundo en torno y ponerse en contacto con regiones profundas del
universo.
b) La dirección general de las ciencias naturales es el dominio de la naturaleza. La filosofía, en cambio,
busca claridad en el horizonte de la existencia humana. El filósofo al buscar el mundo se busca a sí mismo en
cuanto hombre. Porque éste es lo que es, en relación al mundo. La filosofía nace de un saberse perdido en el
que se esfuma la certidumbre, se intuyen planos ocultos y surge el saber del no saber. Se ignora, entonces, lo
que se es y lo que es el mundo. Por eso su amor a un saber más profundo y más cierto, que se transparenta en
la búsqueda del ser desde la intimidad humana. La filosofía es una pérdida y un comienzo que se concreta en el
esfuerzo por iluminar y comprender. En la doctrina objetivada de un filósofo sólo restan las huellas de esta
búsqueda. Sólo es posible divisarla detrás de las palabras, desde la penumbra propia. Por eso dice Kant que no
se aprende filosofía, sino a filosofar.

Actividades
1. Leer atentamente el texto.
2. Elaborar un cuadro comparativo donde se señalen las principales características de las tres formas del
conocimiento: común, científico y filosófico.

(1) Texto tomado del libro de:


Alarco, Luis Felipe. (1970). Lecciones de Metafísica. Lima: UNMSM-Dirección Universitaria de Biblioteca
y Publicaciones.

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