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LAS NUEVAS CIENCIAS SOCIALES: GRIETAS EN LAS MURALLAS DE LAS

DISCIPLINAS1

Mattei Dogan en http://www.unesco.org/issj/rics153/doganspa.html

Una doble distinción: la enseñanza por oposición a la investigación y la


disciplina por oposición a la especialidad

En todas las universidades, la enseñanza, el nombramiento y las carreras de los docentes,


el examen de su labor por colegas de igual categoría se ajustan a las fronteras
disciplinarias. Las disciplinas desempeñan un importante papel en la transmisión del saber
de una generación a otra, motivo por el cual se perpetuarán en las universidades. Por el
mero hecho de existir oficialmente, una disciplina tiene muchos intereses profesionales
que defender. Cada disciplina defiende celosamente su soberanía territorial. Algunos
estudiosos creen todavía, como Augusto Comte hace mucho tiempo, que cada ciencia
debe poseer su propia materia de estudio distintiva, opinión que se puede justificar desde
una perspectiva pedagógica.

Ahora bien, en el frente de las investigaciones, las fronteras reconocidas de las disciplinas
están cada vez más en entredicho, porque las disciplinas tradicionales ya no
corresponden a la complejidad, las ramificaciones, la gran diversidad del esfuerzo que hoy
día despliegan los científicos. En la investigación científica, el aumento de las
especialidades fisura las disciplinas académicas, cuyos perfiles están convirtiéndose en
artificiales y arbitrarios. Entre disciplinas vecinas hay espacios vacíos o terrenos
inexplorados en los que puede penetrar la interacción entre especialidades y campos de
investigación, por hibridación de ramas científicas. En paralelo a la distinción entre
enseñanza e investigación discurre la distinción entre disciplina y especialidad. La mayoría
de los sociólogos de la ciencia consideran pertinente la oposición entre disciplina y
especialidad, como demuestran los ejemplos que a continuación expondremos.

Thomas Kuhn, tras haber creído que las disciplinas eran vectores de paradigmas, se
decantó por las "matrices disciplinarias", unidades menores que las disciplinas. No existen
definiciones analíticas de especialidades y disciplinas.

"Ambas son agrupaciones laxas de científicos consagrados a problemas similares y que se


identifican a sí mismos y son identificados por otros como personas que trabajan en la
división menor, social y cognitivamente definida como especialidad y así denominada... Las
especialidades son comparativamente pequeñas y fluidas, en tanto que las disciplinas son
más estables y están más a menudo institucionalizadas en la estructura de las
universidades y de las agrupaciones profesionales oficiales... Los miembros de las
especialidades son conocidos por los demás o conocen mutuamente su labor, en mayor
medida que las investigaciones efectuadas en su disciplina considerada en conjunto"
(Zuckerman, 1988, pág. 561).

Según Crane y Small, "racimos de áreas de investigación conexas constituyen


especialidades a cuyos miembros une un mismo interés por un tipo concreto de fenómeno

1
Mattei Dogan es director de investigaciones del Centre National de la Recherche Scientifique,
París, y catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad de California, Los Angeles. Preside el
comité de sociología comparada de la Asociación Internacional de Sociología y el comité de estudio
de las elites políticas de la Asociación Internacional de Ciencias Políticas. Sus últimas obras son
Pathways to Power (1989), L'Innovation dans les sciences sociales (1991) y Comparing Nations
(1994). Su dirección es: 72, Boulevard Arago, 75013 París, Francia.
o método... A su vez, las disciplinas se componen de un racimo de especialidades" (Crane
y Small, 1992, pág. 198). Analizando las relaciones entre especialidades dentro de las
disciplinas y entre especialidades interdisciplinarias, los mismos autores disciernen dos
tipos de disciplinas:

"Cabría esperar que las disciplinas restringidas, como la mayoría de las ciencias físicas,
mostrasen un grado elevado de vinculación entre distintas áreas de investigación dentro de
la disciplina, pero menos con otras disciplinas. Es probable que las ciencias no restringidas,
como la mayoría de las ciencias sociales, mostrasen vínculos relativamente difusos entre
las áreas de investigación tanto dentro como fuera de las disciplinas" (Ibíd., pág. 200).

En el archipiélago de las ciencias sociales, hay, según la definición que adoptemos, de


diez a quince disciplinas académicas, pero centenares de especialidades, sectores,
campos, subcampos, intersticios y nichos. En sociología, por ejemplo, existen unas 50
especialidades, como indica la lista de comités de investigación de la Asociación
Internacional de Sociología. En la Asociación Internacional de Ciencias Políticas hay otros
tantos. La mayoría de estos grupos colaboran hasta cierto punto dentro de sus respectivas
asociaciones traspasando las fronteras entre las disciplinas. Lo mismo sucede con la
mayoría de las demás ciencias sociales, salvo la economía y la lingüística. ……………

De las disciplinas tradicionales a la multiplicación de las especialidades

La división de la física en física y astronomía y la de la química en orgánica e inorgánica


son ejemplos clásicos de fragmentación de las ciencias. En las ciencias sociales, lo que
originalmente era el estudio del derecho se divide hoy día en derecho y ciencias políticas;
la antropología se escindió en antropología material y antropología cultural; lo mismo hizo
la geografía; la psicología se separó en varias ramas; la economía está profundamente
dividida entre econometristas y teóricos. La escisiparidad, la división, similar a la de la
ameba, de una disciplina en dos, es un proceso habitual de fragmentación (Dogan y
Pahre, 1990, pág. 58).

La especialización es necesaria conforme una disciplina progresa y pasa de enfoques


especulativos generales a estudios más empíricos y a la verificación de hipótesis. Ningún
estudioso puede dominar toda la realidad empírica y el paso del nivel de la abstracción a
lo concreto nos obliga naturalmente a limitarnos, a especializarnos. Las disciplinas se
fragmentan además siguiendo imperativos epistemológicos, metodológicos, teóricos e
ideológicos. Es probable que a quienes trabajan concretamente en una, las divisiones
teóricas e ideológicas les parezcan más importantes que las de otra índole. Ralph Turner,
con su experiencia de director de una impoortante publicación especializada, ha descrito
del modo siguiente este proceso en la sociología:

"En los años treinta y cuarenta, todavía era realista aspirar a ser un sociólogo generalista.
Existía una masa lo suficientemente compartida de nociones básicas y una cantidad lo
bastante reducida de investigaciones acumuladas en la mayoría de los campos de la
sociología como para que un estudioso pudiese efectuar aportaciones de importancia a
varios de ellos y expresarse con autoridad sobre la disciplina en general. Es difícil imaginar
el genio que hoy día sería menester poseer para hacer otro tanto" (Turner, 1990, pág. 34).

Diversos autores han subrayado la importancia que para una fragmentación como las que
describimos tiene el aumento del patrimonio propio de las disciplinas; éstas, conforme
acumulan saber, se fragmentan; la mayoría de las partes resultantes pasan a ser
patrimonio de subcampos determinados y unas pocas, las clásicas, se transmiten en la
hagiografía de varias disciplinas académicas.
Según Randall Collins, cabe explicar la creciente especialización de la sociología por el
crecimiento escalar del número de personas que la cultivan en los últimos decenios:

"¿Cómo darse a conocer ante el gigantesco aumento del número de competidores?... La


materia de estudio se divide en varias especialidades... En vez de buscar reconocimiento
en el terreno más general, se opta por un campo más reducido, en el que poder desplegar
nuestras ideas y buscar aliados" (Collins, 1986, pág. 1340).

Esta explicación es aplicable a la mayoría de las ciencias sociales. Por encima de las
fronteras entre disciplinas se observa un proceso de "diferenciación sin integración": los
especialistas "rara vez conocen los nombres de los estudiosos eminentes si cultivan
especialidades distintas de las suyas" (Collins, Ibíd).

"Abundan las pruebas de carácter histórico y sociológico de que las especialidades han
sido públicos selectos de muchos cientificos: son los públicos explícitos y tácitos -los
grupos de referencia- a los que dirigen su obra, del mismo modo que son las fuentes
primordiales de obtener medios para esa obra y recompensas por ella" (Zuckerman, 1988,
pág. 539).

Como sucede en algunas catedrales, en las capillas se celebran más ceremonias que en
la nave mayor.

Compartimentos estancos que aíslan las especialidades dentro de las


disciplinas

Los patrones de citas aparecidas en las publicaciones especializadas de alto nivel


permiten medir empíricamente la coherencia de una disciplina, las relaciones existentes
entre las especialidades de una disciplina y las interferencias que se producen entre
disciplinas. Vamos a empezar por examinar la comunicación entre especialidades. Si los
especialistas de una determinada subdisciplina suelen citar la mayoría de las veces, o
siempre, a especialistas de la misma subdisciplina, y si relativamente pocos autores citan
mas allá de su subdisciplina, sucede que la disciplina académica de que se trate posee un
bajo grado de coherencia interna. Podríamos compararla a compartimentos estancos o a
contenedores transportados por grandes cargueros. En este caso, los verdaderos campos
de investigación son las especialidades. Ahora bien, si en cambio un porcentaje
significativo de autores se comportan como abejas que recogen polen en distintas flores,
pasando por encima de las fronteras de las especialidades, la disciplina en conjunto
aparece como un territorio más o menos integrado.

Para evaluar la coherencia de las disciplinas y la verdadera importancia de las


especialidades podemos utilizar distintos índices de citas, concretamente las bibliografías
de dos manuales recientes: el New Handbook of Political Science, 1996, dirigido por R.
Goodin y H.D. Klingemann, y el Handbook of Sociology, 1988, dirigido por Neil Smelser…..

Es discutible que estos 21 autores basten para integrar una disciplina a la que se dedican
miles de profesionales (más de 12.000 en los Estados Unidos y el Canadá, más de 5.000
en Europa occidental y central, más de 1.500 en el Japón, etc.), y que representan
únicamente el 1,5% de los autores mencionados en el New Handbook. Goodin y
Klingemann reconocen que sus mediciones son "inevitablemente imperfectas en varios
sentidos" (pág. 23) y, si va a decir verdad, el retrato colectivo que dibujan corresponde a la
imagen dada por una lente de aumento, y respecto de algunos campos incluso por un
espejo distorsionador. Así, por ejemplo, en el terreno que mejor conozco, la política
comparada, he observado -aunque aplaudo a los cuatro autores mencionados en esta
subdisciplina- la ausencia de comparatistas que son citados asimismo con frecuencia en el
Social Science Citation Index -el cual es un tesauro de autores mucho mayor-, por ejemplo
Klaus von Beyme, Samuel Huntington y Richard Rose. Los directores del New Handbook
creen que su lista de nombres y obras "pone de manifiesto con extraordinaria claridad las
actuales prioridades intelectuales de la comunidad de los especialistas en ciencias
políticas tomados en bloque" (pág. 24), afirmación un tanto exagerada. Al parecer, en el
primer Handbook, aparecido en 1975 y dirigido por F.I. Greenstein y N.W. Polsby, la
cantidad de "integradores" era diez veces mayor.

La segunda variedad es la de los autores a los que se cita con frecuencia, pero
esencialmente en un solo capítulo-especialidad. Hallamos especialidades casi por doquier.
Si excluimos a cinco gigantes clásicos, sólo hay 25 autores citados diez o más veces en
varios capítulos-especialidades (excluyendo asimismo las autocitas).

Señorean el Handbook cinco clásicos: Max Weber (78 citas), Talcott Parsons (69), Robert
Merton (69), Emile Durkheim (50) y Karl Marx (49). Otras figuras prominentes son: Neil
Smelser (26), Peter Blau (26), Jürgen Habermas (22), Erwing Goffman (21), Anthony
Giddens (20), Pierre Bourdieu (17), Paul Lazarsfeld (15) y S.M. Lipset (15). Varias de las
citas relativas a los cinco clásicos son meramente rituales (Szacki, 1982, pág. 360).

La mayoría de las 5.000 referencias aparecen sólo en uno de los 22 capítulos-


especialidades. La mayor parte de los autores citados más de diez veces lo son
fundamentalmente a propósito de una sola especialidad. Pocos atraviesan las fronteras de
los capítulos-especialidades. Sólo 35 sociólogos mencionados con frecuencia circulan
libremente a través de esas fronteras. Habida cuenta de esta compartimentación y del
número relativamente escaso de mentores -algunos de los cuales son en realidad
ancestros epónimos-, ¿podemos admitir que la sociología es una disciplina integrada?

El Handbook of Sociology, que se ha convertido ya en una obra de referencia clásica, está


fragmentado en especialidades y carece de una estructura general; consiste en 22
capítulos encuadernados juntos. Su director, Neil Smelser, es consciente de esa
heterogeneidad y, tras observar que Talcott Parsons había "exagerado la unidad interna
de la disciplina", que, "de aplicarse hoy día resultaría casi ridícula" (pág. 12), escribe: "no
hay en la actualidad señales de un esfuerzo global por elaborar una síntesis teórica... y
pocos motivos para creer que apunte en el horizonte un intento semejante", a lo cual
añade que "hemos ido demasiado lejos por el camino de la especialización y la
diversificación". La nave de la sociología ya ha sido construida con compartimentos
estancos.

Si bien las lindes entre especialidades dentro de las disciplinas son herméticas, en cambio
y paradójicamente, como veremos a continuación, las fronteras entre las disciplinas
académicas están abiertas.

La convergencia de las disciplinas asentadas en nuevos ámbitos

En la historia contemporánea de las ciencias sociales abundan los ejemplos de


reestructuración de ámbitos de investigación, por ejemplo, los estudios acerca de las
relaciones entre mujeres y hombres, el neomarxismo, los estudios de áreas o la ciencia
neurológica del cerebro.

Uno de los nuevos ámbitos híbridos más notorios es el de los estudios sobre la mujer,
cuya propagación ha sido espectacular. Se inició a principios de los años sesenta como
movimiento social y ha llegado a ser una de las materias de estudio híbridas más
difundidas, a la que se dedican investigadores de todas las ciencias sociales. Pues bien,
no es normalmente un terreno híbrido institucionalizado, porque el debate entre quienes
propugnaron un programa o departamento oficialmente establecido y quienes prefirieron
modificar sus diciplinas originales desde el interior de éstas se resolvió en contra de la
"segregación". Hoy día, en las universidades estadounidenses y europeas se imparten
todos los años miles de cursos de estudios sobre la mujer, lo cual ha creado una enorme
Facultad híbrida invisible, ha producido centenares de libros en los últimos años y
comunicaciones aparecidas en publicaciones periódicas híbridas. La noción de género ha
influido en todas las ciencias sociales.

La economía política marxista es otro ejemplo de cómo lo que otrora fue una síntesis
innovadora puede volverse estéril si deja de interactuar en las fronteras de otras
disciplinas. Los marxistas innovadores han hallado inspiración en subdisciplinas que
jamás imaginó Marx, y ése ha sido el impulso motor de los progresos del marxismo. La
Escuela de Frankfurt, al emigrar a Nueva York y regresar a su lugar de origen, innovó
orientándose en otra dirección. Negando la posibilidad de un marxismo positivista, sus
miembros trataron de elaborar una "teoría crítica" de la sociedad. Casi todas sus figuras
principales recurrieron a partes de alguna disciplinas establecida: Max Horkheimer
(filosofía, sociología, psicología social), Theodor Adorno (filosofía, sociología, psicología,
crítica cultural, musicología), Erich Fromm (psicoanálisis, psicología social), Franz
Neumann y Otto Kirchheimer (ciencias políticas y derecho); otro tanto sucede con los
miembros de la segunda generación, como Arkadij Gurland (economía, sociología),
Jürgen Habermas (filosofía, sociología, filosofía lingüística y filosofia de la ciencia) y Claus
Offe (ciencias políticas, sociología). Estos investigadores han evitado la esterilidad de
otros muchos marxistas orientándose hacia subdisciplinas. Así, por ejemplo, Jon Elster, en
su Making Sense of Marx (1985) ha tomado prestados conceptos y métodos de la filosofía,
la economía, la historia, la sociología y las ciencias políticas. Estos autores han empleado,
de distintos modos, un amplio abanico de terrenos de investigación para escapar a la
esterilidad del marxismo tradicional (Dogan y Pahre, 1990 pág.73).

Otro buen ejemplo de hibridación es el campo relativamente nuevo de los "estudios de


áreas". La generación espontánea de especialistas en áreas ya nació híbrida. Los temas
de sus investigaciones volvieron borrosas las fronteras entre disciplinas. Ellos y su
sucesores limitaron su ámbito de estudio a países subdesarrollados no occidentales, a
sociedades sin Estado, a lo que Joel S. Migdal llama "Estados débiles y sociedades
fuertes", esto es, al territorio predilecto de una antigua disciplina, la antropología, que
había florecido en Europa occidental a finales del siglo pasado y principios de éste. Los
antropólogos europeos habían descubierto esas sociedades "primitivas" mucho antes de
que lo hicieran los especialistas estadounidenses en áreas.

Entre ambos hay una diferencia esencial: los antropólogos europeos eran investigadores
de una sola disciplina poseedores de una identidad, un vocabulario y un marco teórico
claros. Exportaban saber a todo el espectro de las ciencias sociales. Algunos abrigaban
ambiciones imperialistas; proclamaban que la antropología era la ciencia matriz y creían
que las demás disciplinas, incluidas las ciencias políticas y la sociología, eran meras
provincias de la antropología.

Mas cuando empezaron a desintegrarse los imperios europeos, que abarcaban la mitad
del planeta, esos antropólogos perdieron sus campos de investigación. La antropología se
achicó. Los territorios abandonados quedaron en manos de especialistas en estudios de
áreas, los cuales, a diferencia de sus antecesores, no se consagraron a una sola
disciplina. Pocos de los nuevos invasores habían cursado estudios de antropología y la
mayoría no eran ni teóricos ni expertos en metodología.

Esta evolución permitió a David Easton -que estaba ansioso de hacerlo- fundar un nuevo
subcampo: la antropología política. En 1959 publicó un ensayo con ese título y
retrospectivamente podemos decir que el recién nacido estaba enfermo y había aparecido
en un momento en que la nueva potencia hegemónica tenía necesidad de especialistas no
disciplinarios en esos nuevos países; no de expertos en antropología, disciplina que
empezaba a ser superada por otras. Es significativo que por entonces a Margaret Mead,
Alfred Kroeber y Clyde Kluckholm les inquietara el ver cómo su disciplina era "absorbida y
aislada de la comunidad de los científicos e investigadores" (Mead, 1961, pág. 475). El
terreno de investigaciones asentado de la antropología pasó del imperialismo a ser un
"contraindicado almacén científico"(Ibíd., pág. 476).

Los estudios de áreas del Tercer Mundo se ocupan ante todo de temas que parecen
importantes para entender un país concreto. "No respetan las fronteras entre las
disciplinas" (Lambert, 1991, pág. 190). En ellos están bien representadas las
humanidades. "Los especialistas en áreas que se dedican a las ciencias sociales es
probable que tengan mucho más contacto y que compartan una actividad intelectual con
las ciencias humanas que la mayoría de sus colegas de disciplina no orientados a un
área" (Ibíd., pág. 192). Es en la intersección de la antropología, la historia, la literatura y
las ciencias políticas donde "tiene lugar buena parte de la labor genuinamente
interdisciplinaria de los estudios de áreas" (Ibíd.)

Un especialista en ciencias políticas que estudia la socialización política lee más obras
sobre los agentes de la socialización (la familia, la iglesia, la escuela, la sociedad callejera,
el pluralismo cultural, etc.) que acerca del Tribunal Supremo, los procesos legislativos, las
direcciones de los partidos políticos o la contratación de los funcionarios superiores.
Quienes se han especializado en el subcampo de los estudios sobre la seguridad en la
época nuclear rara vez utilizarán obras sobre la socialización política o las relaciones
laborales, y en cambio leerán las dedicadas a economía, psicología, estrategia militar,
historia, matemáticas y física e ingeniería nucleares.

La mayoría de las especialidades y de los ámbitos híbridos tienen conciencia de sus


raíces genealógicas: la economía política, la psicología social, la sociología política, la
geografía social, la sociología histórica, la demografía genética, la psicolingüística, la
antropología política, la ecología social, la biogeografía y otras muchas. El nombre de
algunas ciencias híbridas no expresa su filiación: ciencias cognitivas, paleoarqueología.
Siete ciencias sociales tienen además raíces en las ciencias naturales. A su vez, las
especialidades híbridas se dividen y dan lugar, en la segunda generación, a un número
aún mayor de híbridos.

Algunos híbridos llegan a ser institucionalizados como subcampo de una disciplina


establecida. Otros siguen siendo programas interdisciplinarios laxos con intercambios
regularizados entre especialistas de distintas disciplinas. Estos híbridos laxos son temas
más que subcampos y así, por ejemplo, un economista a quien le interese el desarrollo es
probable que sostenga muchos contactos con especialistas en ciencias políticas,
historiadores o sociólogos que sientan la misma inclinación.

El estudio de acontecimientos capitales rara vez está institucionalizado, aun siendo


híbrido. Entre quienes estudian la caída de la República de Weimar hay historiadores,
sociólogos, psicólogos, especialistas en ciencias políticas, economistas y críticos literarios.
Una labor que obtiene resultados satisfactorios estudia partes del panorama general, en la
intersección de dos o más subcampos. La personalidad autoritaria de Theodore Adorno et
al., recurre a la teoría de la personalidad, a la socialización y al estudio de la ideología
política.

Habrá quien confunda recombinación con síntesis. Pues bien, una síntesis aporta una
nueva interpretación, un logro personal o estilístico. La diferencia se ve con toda claridad
en la historia. La teoría de la historia de Arnold J. Toynbee es una síntesis de excelente
calidad; El Mediterráneo en la época de Felipe II de F. Braudel es una recombinación de
segmentos de ciencias sociales, en gran medida de historia y geografía. Los linajes del
Estado absolutista de Perry Anderson es en buena medida una síntesis, mientras que El
despotismo oriental de Karl Wittfogel es sobre todo una recombinación. La recombinación
necesita que se produzca un progreso científico en los campos a los que recurre, en tanto
que puede haber síntesis sin ese progreso.

Conforme se desarrollan, las especialidades híbridas atraen a investigadores de


especialidades próximas estancadas. Lemaine et al. observan que "los científicos que
pasan a un nuevo campo suelen proceder de... terrenos de investigación la importancia de
cuyos resultados actuales ha experimentado un declive acusado..." (1976, pág. 5). Los
colegas a los que dejan atrás no progresan, mientras que los innovadores avanzan sin
hacer caso de las fronteras que se les oponen.

Muchos campos que no interactúan fuera de la disciplina acaban por estancarse. El


rendimiento de las investigaciones monodisciplinarias sobre una cuestión concreta va en
disminución y llega un momento en el que hay que formular nuevas perspectivas. A causa
de ello,

"las ideas que abren nuevos caminos dentro de una especialidad suelen proceder
de ideas procedentes de otras especialidades o disciplinas y que remiten a algo, en
vez de investigaciones limitadas estrictamente a la especialidad. Las
especialidades que se quedan aisladas suelen agonizar si no se les infunde
nuevas ideas desde fuera" (Turner, 1990, pág. 25).

Un estudioso puede quedar fácilmente aislado en el centro de una disciplina En las


ciencias sociales hay híbridos multigeneracionales. La fonética, que surgió como
subcampo en forma del híbrido denominado fonética fisiológica, se ha desplazado hacia la
fonética neurofisiológica, un híbrido de tercera generación. La antropología política puede
evolucionar de modo similar conforme vayan siendo más patentes las insuficiencias del
actual enfoque estructuralista. Algunos investigadores afirman que la importancia que el
estructuralismo atribuye al comportamiento inconsciente ha dejado una laguna que puede
llenar la teoría de juegos, la cual analiza el comportamiento deliberado de las personas
que interactúan unas con otras.

La especialización no es estática; sigue el patrón de un flujo constante mientras los


núcleos de los antiguos subcampos se consumen, de manera muy similar a los de las
viejas estrellas, y a medida que investigadores situados en los márgenes crean nuevos
centros de investigación que a su vez acaban por acumular masa (Dogan y Pahre, op. cit.,
pág. 75).

Una vez creados, los híbridos padecen los mismos problemas intrínsecos que su
progenitores. Al cabo de cierto tiempo, pueden volverse estériles, y si no engendran una
segunda generación de híbridos en el momento oportuno, concluirá su linaje. La teología,
por ejemplo, fue durante mucho tiempo una disciplina estancada hasta que la resucitó una
multitud de documentos y de conceptos y métodos que tomó prestados.

El crecimiento de las ciencias hace retroceder las fronteras y crea nuevas fronteras
y nuevas lagunas entre los campos de estudio. En ocasiones, esas lagunas pueden
coincidir con antiguas especialidades estancadas desde hace largo tiempo. Cuando
los híbridos forman híbridos de segunda generación, no es raro que redescubran
esos campos anteriores y que basen su avance en conclusiones anteriores.
El proceso de hibridación se manifiesta claramente en la pauta de galardonados con el
premio Nobel hoy día. La química clásica ya no es un ámbito de investigación, al haberla
sustituido el nuevo campo híbrido de la bioquímica, en plena expansión en los dos
decenios últimos. Muchos premios otorgados en el periodo reciente han recaído en
especialistas de la ingeniería genética que trabajan en los intersticios de varias ciencias
clásicas. La tierra de nadie existente entre la medicina y la química orgánica atrae a los
científicos dotados de más imaginación.

Hay muchas combinaciones de subcampos no representadas oficialmente en el marco


general del Nobel. Las más fértiles de estas subdisciplinas híbridas son la biofísica, la
bioquímica, la física matemática, la biofísica cuántica, la neurofisiología, la fisiología
neuroquímica, etc. Una de las más importantes, la biología molecular, es un buen ejemplo
de este proceso, pues sus orígenes están en la física, la medicina, la microbiología y la
cristalografía. Aunque no se reconoce oficialmente que pertenecen a estos híbridos, los
científicos que investigan en esos intersticios suelen ser los ganadores de premios en los
ya clásicos campos de la "biología", la "química" o la "medicina". De hecho, los grandes
cambios habidos hacen que vaya en aumento la convicción de que la división por
categorías de los premios Nobel es cada vez más anticuada y ya no corresponde a los
contornos contemporáneos de los campos científicos. A excepción de la economía, las
ciencias sociales no pueden optar a los premios Nobel, ni siquiera los subcampos "duros"
de la psicología o la lingüística. Sería sumamente difícil otorgar el premio en las disciplinas
profundamente divididas de la historia, la antropología, la sociología o las ciencias
políticas porque en las ciencias sociales no hay grandes perturbaciones paradigmáticas.

A los bibliotecarios les es difícil clasificar las obras interdisciplinarias, y por minuciosos que
sean en sus clasificaciones, al final deben acabar por asignarles arbitrariamente una
signatura. Aunque un libro puede aparecer en varios lugares de un catálogo de fichas (o
informatizado), sólo puede estar en un anaquel al mismo tiempo. Una obra determinada
acabará, por consiguiente, dividida entre sociólogos, antropólogos o historiadores. Demos
un ejemplo: un investigador de la elección entre estrategias revolucionarias y reformistas
en el Partido Democrático Social Alemán (bajo los distintos nombres que ha tenido) lee
obras que tratan de historia intelectual, teoría política, política alemana, partidos políticos,
sindicatos y política económica. Una vez concluida, su investigación podría ser
considerada parte de varios de esos subcampos. La traducción al inglés de la Historia de
la Democracia Social Alemana (1983) de Miller y Potthoff aparece clasificada en el
programa de catalogación de publicaciones de la Biblioteca del Congreso de los EE.UU.
en el apartado "Historia-Socialismo-Alemania" y en el de la Biblioteca Británica bajo
"Sozialdemokratische Partei Deutschlands", con otra signatura en la sección de ciencias
políticas (Dogan y Pahre, 1990, pág. 71). Naturalmente, ambas clasificaciones son
"correctas". Estos problemas de clasificación se deben a la hibridación y los bibliotecarios
ocupan posiciones estratégicas desde las que son testigos del fenómeno, que a algunos
científicos les cuesta reconocer con suficiente celeridad.

De estos ejemplos personales y colectivos de científicos híbridos podemos extraer


algunas generalizaciones sociológicas.

La difusión de conceptos, métodos y teorías en las ciencias sociales

El proceso de hibridación consiste en primer lugar en el préstamo en ambas direcciones


de conceptos, métodos y teorías.

La difusión de conceptos. Numerosos especialistas han denunciado la difusión


conceptual y la polisemia de términos empleados en diversas disciplinas, problema
semántico que origina el paso de los conceptos de una disciplina a otra. Los conceptos
tomados en préstamo deben ser adaptados al contexto de la nueva disciplina, porque un
concepto no es sólo una palabra, sino también una noción o idea. Según un estudio
reciente de más de 400 conceptos empleados en las ciencias sociales, entre ellos hay
pocos neologismos, hecho que se explica porque la mayoría son conceptos tomados en
préstamo en lugar de haber sido creados exprofeso.

Podemos pasar por alto la etimología de los conceptos para recalcar cómo los préstamos
fertilizan la imaginación: la palabra rol procede del teatro, pro Max Weber le dio un
significado sociológico y, de la sociologia, el concepto se difundió por doquier. La palabra
revolución fue empleada en astronomía en 1390, antes de Copérnico, pero fue aplicada
por primera vez a la política en 1600 y después por Luis XIV. Los historiadores la
adoptaron y los sociólogos la articularon antes de regalarla al análisis político. El
patrimonio de cada ciencia social está repleto de conceptos tomados en préstamo, que
son híbridos en el sentido de que fueron ideados en una disciplina y replantados
mañosamente en otra. A partir de la International Encyclopaedia of the Social Sciences y
los índices analíticos de algunos libros importantes, he compilado un inventario de mas de
200 conceptos "importados" a las ciencias políticas, muchos de los cuales han cambiado
de sentido semántico en el curso de su adopción y adaptación.

Muchos conceptos tienen orígenes múltiples. El autoritarismo posee dos raíces, una
psicológica y otra ideológica. A menudo se lo confunde por negligencia con el despotismo,
la autocracia, el absolutimo, la dictadura, etc. La autoridad ha sido analizada desde
distintas perspectivas disciplinarias por Malinowski, Weber, Parsons, Lasswell, Kaplan, B.
de Jouvenel y C.J. Friedrich, entre otros. El concepto de cultura (cívica, política, nacional)
tiene muchas variantes -p.ej., la convergencia cultural, la configuración cultural, la
evolución cultural, la integración cultural, el desfase cultural, el paralelismo cultural, el
pluralismo cultural, la relatividad cultural, el sistema cultural, la cultura postmaterialista.

Max Weber y Karl Marx, ambos estudiosos híbridos, fueron los más prolíficos generadores
de conceptos, a los que sólo podemos comparar la figura de Aristóteles. Almond y
Parsons también engendraron una cantidad impresionante de conceptos. A menudo, los
conceptos son semillas de teorías: la estructura engendra el estructuralismo, el sistema se
convierte en la sistémica, el capital genera el capitalismo, etc.

Los métodos de préstamo. Debemos distinguir entre el razonamiento científico


(conforme a la tradición de J.S. Mill, Emile Durkheim o Hubert Bablock), la estrategia de
investigación, la metodología de las investigaciones y la capacidad tecnológica. En los
cuatro casos, se trata de operaciones interdisciplinarias. La sociología y las ciencias
políticas rara vez efectúan importaciones directas de la lógica, las matemáticas o la
estadística. Normalmente, hallan un intermediario en determinados sectores de la
psicología o la economía, que han desempeñado un papel crucial en su enriquecimiento
metodológico. La demostración tabular, la presentación gráfica, la recapitulación, las
mediciones de varias variables, las proporciones, los índices, la distribución de muestreo,
la inferencia estadística, la distribución binomial, la regresión múltiple, la correlación lineal,
la contingencia, el análisis factorial, etc., son métodos ninguno de los cuales ha sido
ideado por sociólogos o especialistas en ciencias políticas. Todos han sido importados y
algunos, tras haber sido objeto de alguna mejora, han sido exportados en modalidades
perfeccionadas.

Un número considerable de sociólogos y especialitas en ciencias políticas dominan el


método de escalamiento elaborado por los psicólogos, el análisis de propagación
importado de la biología a través de la economía, la medición de varias variables que
emplean los economistas y las relaciones estructurales lineales ideadas por el estadístico
Joreskog. En la abundante metodología del American Soldier han colaborado, bajo la
dirección de Samuel Stouffer, representantes de diversas disciplinas.

Hasta cierto punto, la introducción de las matemáticas y la estadística en las ciencias


sociales ha sido valiosa, no sólo por sus propias aportaciones, sino también como cabeza
de puente a otros préstamos. La adopción de esos métodos y modelos matemáticos ha
producido varios dividendos: el rigor necesario para elaborar modelos, por ejemplo,
también ha sido valiosísimo para elaborar argumentos lógicos, e incluso para trabajos que
renuncian a una presentación matemática.

Como no es obligado obtener una licencia para seguir un método o una técnica de
investigación, la importación se ha efectuado en ocasiones sin discernimiento. Lo que
hace falta es sentido común al aplicar el método a un nuevo campo. Demasiados
especialistas en ciencias sociales confunden el razonamiento científico con la estrategia
de investigación y el instrumental tecnológico. Hoy día, la principal fuente de disputas
entre los sociólogos y los especialistas en ciencias políticas no es, como muchos creen, la
ideología, sino la metodología importada.

La adopción de métodos y técnicas estadísticos no es siempre beneficiosa. Muchos


científicos sociales que utilizan métodos cuantitativos amplían las frontreas del saber. A
otros, en cambio, les mueve principalmente su interés por la técnica, en lugar de por el
fondo de la cuestión. Suelen elaborar modelos inverificables, cuantifican más de la cuenta
y se exceden concibiendo modelos. A menudo se dedican a analizar cuestiones de escasa
entidad, gastando mucho talento y mucha energía en mejorar un coeficiente de correlación
o en rizar el rizoo a base de análisis factoriales. Son productivos -toda aportación al
ordenador dará lugar a un resultado mecánico-, pero sus trabajos apenas aparecen en
publicaciones periódicas respetadas porque la mayoría se caracterizan por un
desagradable contraste entre unas técnicas de análisis complejisimas y una escasa
imaginación en el plan de la investigación, o por datos cuyo interés no justifica las
potentes técnicas empleadas (Dogan, 1994).

Las teorías interdisciplinarias. Abundan los ejemplos de fertilización cruzada teórica. La


obra más citada de teoría de los grupos de interés, The Government Process de David B.
Truman (1951), se basa en gran medida en las teorias sociológicas de los grupos. El
ataque de Mancur Olson contra la teoría tradicional de los grupos de interés, The Logic of
Collective Action (1965), se fundó en la economía. Entre tanto, los sociólogos y los
economistas han tomados en préstamo conceptos de teorías sobre los grupos de interés
elaboradas por especialistas en ciencias políticas. Las teorías de disciplinas hermanas se
han enfrentado a menudo entre sí en el terreno de las ciencias políticas. "El análisis de las
decisiones racionales" es un buen ejemplo de ello. Sólo se desacredita una teoría
sustituyéndola por otra, normalmente con ayuda de teorías procedentes de fuera de la
disciplina de que se trate.

Los teóricos de los sistemas sociales han empleado con frecuencia vastas analogías con
los sistemas biológicos; la biología fue la primera en elaborar el concepto de "sistema"
como manera de organizar la vida y de los sistemas orgánicos como fenómenos no
reducibles a sus elementos químicos. Algunos funcionalistas estructurales han afirmado
que los sistemas sociales son como sistemas biológicos porque se autorregulan y son
homeostáticos. La obra reciente de Gordon Tullock sobre la economía de las sociedades
no humanas trata de las hormigas, las termitas, las abejas, las ratas macho, las esponjas
y los mohos del légamo. Estos teóricos observaron además que en todo sistema biológico
se tienen que llevar a cabo determinadas funciones y aplicaron la analogía para
preguntarse qué funciones eran vitales para los sistemas sociales. La teoría de los
sistemas recurrió fundamentalmente a algunos sectores de la sociología. El origen de la
teoría de la dependencia, que sedujo a tantos especialistas latinoamericanos, fue obra de
un grupo de economistas, sociólogos y demógrafos en colaboración con estadísticos de
las Naciones Unidas. Las teorías declinan, las viejas son superadas por otras nuevas. Hoy
día, podemos leer con gran interés a docenas de filósosfos políticos y grandes teóricos del
pasado y citarlos con placer, pero sólo un puñado de teorías abstractas formuladas antes
de la Segunda Guerra Mundial siguen vivas. Las teorías sobreviven con más facilidad en
la lingüística y la economía. Los ámbitos especializados necesitan orientaciones teóricas,
pero una diciplina considerada en conjunto no puede tener una teoría universal y
monopolista.

El proceso de hibridación no sólo se da en intercambios de conceptos, teorías y métodos


entre las disciplinas y entre los subcampos. Es asimismo patente en los intercambios de
informaciones, puntos esenciales, indicadores y datos estadísticos y en la práctica
cotidiana de la investigación empírica. Este comercio arroja un superávit en unas
disciplinas y un déficit en otras. La geografía social toma prestadas informaciones de la
geografía física, la cual a su vez las toma de la geología, en vez de a la inversa. Las
ciencias políticas han contraído una enorme deuda externa, porque la política no se puede
explicar únicamente con la política. Los fenómenos políticos guardan relación con
múltiples factores en los que la política se basa. Para explicar la política se emplean
docenas de variables no políticas y ésta es una de las muchas razones de que la política
esté inextricablemente unida a las demás ciencias sociales.

Conclusión

El proceso de mezcla de las ciencias sociales no es un fenómeno nuevo, pero en el


pasado remoto era lento y ahora se propaga con rapidez. Hace ya 40 años, el rector de la
Universidad de Chicago, en aquella época uno de los campus universitarios más audaces,
se quejaba de la erosión de las fronteras entre las disciplinas: "es alarmante observar que
la historia penetra en las humanidades, que la economía se convierte en matemáticas,
que la antropología y la psicología se alían con la biología y que la geografía sostiene
excelentes relaciones con las ciencias físicas (Kimpton, 1956, pág. 349). Pero el rector no
hizo nada para poner fin a ese proceso. Los administradores de las universidades no
pueden oponerse a la lógica del progreso científico. Unicamente pueden reconocer sin
excesiva demora esa dinámica espontánea e institucionalizarla, como se hace hoy día en
centenares de las instituciones más creativas del mundo.

Desde mediados del siglo XIX, la historia de la ciencia es, ante todo, una descripción de la
multiplicación de subdisciplinas y de nuevas ramas del saber. Cualquier libro consagrado
a la historia contemporánea de la ciencia demuestra cómo el camino real del progreso
científico es la especialización híbrida. La mayoría de los especialistas no se asientan en
el denominado núcleo de la disciplina, sino en anillos exteriores, en contacto con
especialistas de otras disciplinas. Prestan y toman prestados conceptos y términos en las
fronteras. Son investigadores híbridos. Disminuye velozmente el número de "generalistas".
Todo el mundo tiende a especializarse en uno o varios ámbitos de estudio. Cada vez hay
menos generalistas y más especialistas, fenómeno que también se advierte en la
medicina. Cuando dos investigadores se encuentran por primera vez, espontáneamente
se preguntan mutuamente: "¿Cuál es su especialidad?" En los congresos, los
investigadores se reúnen por especialidades. Los congresos a los que acuden multitudes
de personas que poco tienen en común hacen gastar mucha energía que más valdría
invertir en organizar reuniones por campos de interés con especialistas de varias
disciplinas.

En un extremo están quienes se atrincheran tras las fronteras tradicionales de su


disciplina, reduciendo su perspectiva y disminuyendo sus posibilidades de innovar. En el
otro, los imitadores entusiastas. En algunos ámbitos, tomar conceptos en préstamo es con
demasiada frecuencia cuestión de simple imitación y de carencia de adaptación
imaginativa. Todas las disciplinas viven en simbiosis con las demás ciencias sociales y, a
decir verdad, no les queda más remedio, porque están programadas genéticamente para
engendrar nietos híbridos.

Las redes de influencias interdisciplinarias son tales que están arrasando las antiguas
clasificaciones de las ciencias sociales. La pauta que hoy se manifiesta consiste en el
paso de las antiguas disciplinas oficialmente reconocidas a nuevas ciencias sociales
híbridas. La palabra "interdisciplinariedad" no expresa bien el fenómeno porque tiene un
deje de diletantismo y habría, pues, que evitarla y sustiturla por "multiespecialidad" o
"hibridación del conocimiento científico".

Traducido del inglés

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