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PRIMERA CATEDRA DE TOXICOLOGIA – FACULTAD DE MEDICINA - UBA

A. Sergio Saracco
INCIDENTES CON MATERIALES PELIGROSOS

Emergencias Químicas
La Organización Mundial de la Salud utiliza los términos emergencia química o incidente químico para hacer
referencia a un evento o situación peligrosa no deseada, resultante de la liberación o potencial liberación de un
material o materiales que representen un riesgo para la salud humana, los bienes y el ambiente, de manera
inmediata o a futuro. Dentro de este tipo de incidentes, también se incluyen, los incendios, las explosiones, los
derrames y las fuga o escape de sustancias peligrosas, con capacidad potencial de provocar algún tipo de lesión,
enfermedad, invalidez o muerte, a un número no siempre reducido de personas.
El desarrollo tecnológico que caracteriza este comienzo de milenio, con la proliferación mundial de procesos
industriales, desarrollo tecnológico y la creación de nuevas fuentes de energía; habitualmente junto a grandes
concentraciones demográfica, genera que la frecuencia de estos incidentes, aumente dramáticamente.
Esta realidad, sirve para reconocer los peligros inherentes a la industria en general y los productos químicos en
particular; generando la necesidad de conocer más acerca de la real toxicidad de los materiales utilizados y sus
riesgos.
La pregunta ahora, es: "¿Todas las sustancias químicas son peligrosas?". Probablemente la mejor respuesta sería:
"No hay sustancias químicas seguras, sino maneras seguras de usarlas" (Timbrell, 1989).

CLASIFICACIÓN DE LOS INCIDENTES QUÍMICOS

Desde el área de la salud, podemos clasificar los incidentes que involucran materiales peligrosos de distinta
maneras, sin que una sea completa o mutuamente excluyente.
Así tenemos que, los incidentes químicos podemos clasificarlos según: las sustancias químicas participantes, la
cantidad involucrada, la forma física de presentación, dónde y cómo ocurrió la liberación; la fuente; extensión del
área contaminada; el número de personas expuestas; las vías de ingreso; y las consecuencias sobre la salud.
Algunas consideraciones son necesarias para aclarar esta clasificación, y serán desarrolladas continuación:

Sustancias Químicas
Las sustancias participantes en un incidente pueden agruparse de acuerdo al tipo de riesgo que define la
clasificación de Naciones Unidas en: explosivos; gases; líquidos inflamables; sólidos inflamables; agentes
oxidantes; materiales tóxicos y sustancias infecciosas; materiales radiactivos, corrosivos, y materiales peligrosos
misceláneos como, por ejemplo, contaminantes y residuos.

Cantidad
La cantidad de la sustancia liberada con relación a sus propiedades tóxicas, no deberían ser pasadas por alto.
Así tenemos, por ejemplo, que un incidente por liberación de cianuro, no es igual que uno por liberación de
amonio, en iguales cantidades.

Fuentes de Liberación
Las fuentes pueden ser antropogénicas o naturales. Entre las primeras se incluyen: instalaciones y procesos
relacionados a la manufactura, el almacenamiento, la manipulación, la comercialización, el transporte y la
disposición final de sustancias y productos. Entre las segundas se incluyen la actividad volcánica, incendios y
toxinas de origen animal, vegetal o microbiano.

Extensión del Área Contaminada


Los incidentes pueden clasificarse de acuerdo a: si fueron limitados al área de una instalación, sin afectar el
exterior; si se vio afectado solamente el entorno próximo al incidente, o si se afectaron zonas extensas alrededor
del siniestro con o sin dispersión.

Número de Personas Expuestas


Los incidentes pueden llegar a ser clasificados, según el número de personas afectadas, calculando en términos
de muertos, lesionados y/o evacuados. Sin embargo, la gravedad de un incidente químico no puede determinarse
únicamente sobre esta base. Debiendo tomar en cuenta todas las circunstancias y consecuencias conocidas.

Vías de Exposición
Desde la perspectiva de la salud, las vías de exposición podrían ser un medio útil para clasificar los incidentes
químicos. Donde se destacan las cuatro vías principales de absorción: inhalación, exposición ocular, contacto con
la piel e ingestión. Las mismas pueden ser simultáneas y no excluyentes.

Consecuencias para la Salud


Los incidentes químicos, también pueden ser clasificados según las consecuencias médicas o para la salud, en
función del sistema u órgano afectado. Entre los cuales mencionamos, los incidentes capaces de causar efectos
carcinogénicos, teratogénicos, dermatológicos, inmunológicos, hepáticos, neurológicos, pulmonares u otros
(OPS/OMS, 1998).

PLANIFICACIÓN

Está por demás aclarar que la mejor manera de manejar un desastre es adelantarse a los hechos, es decir estar
preparados y entrenados para dar respuesta.

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Si bien la planificación es una modalidad un tanto reciente para este tipo de incidentes, tenemos en la actualidad,
múltiples herramientas a disposición para minimizar los efectos provocados por este tipo de eventos.
Se puede decir que la mayoría de los incidentes químicos son previsibles y prevenibles, por lo que deberíamos
trabajar inicialmente en la prevención de estos episodios, sin descuidar la preparación e intervención durante su
ocurrencia.
Para este tipo de situaciones, es perfectamente aplicable el concepto básico de gestión de riesgo. Es decir, “es
factible disminuir un riesgo si se actúa tanto en la probabilidad de la ocurrencia de un evento no deseado, como en
las consecuencias generadas por el mismo”.
El primer paso para lograr una intervención eficaz, es identificar los materiales involucrados y evaluar su riesgo,
elementos que brindan la posibilidad de planificar adecuadamente cual será la intervención más apropiada y
oportuna. Donde la rapidez y efectividad con que se realice dependerá sustancialmente de que los materiales estén
correctamente identificados y el personal de respuesta se halle entrenado para reconocer su significado. Es así que,
los paneles y pictogramas usados en el transporte, las etiquetas, los documentos de embarque o las hojas de
seguridad, adecuadamente interpretados, pueden simplificar el proceso de identificación. Por el contrario, la
ausencia de estos recursos, puede demorar la determinación de la identidad del material en cuestión, reduciendo
dramáticamente la eficacia de la respuesta.
Ahora bien, a la hora de evaluar los peligros existentes, también hay que considerar otros eventuales, como por
ejemplo, el riesgo de que sustancias simples pueden llegar a mezclarse durante un incidente, dando como
resultado un nuevo compuesto, a veces más peligroso. Asimismo, la presencia de productos de combustión, propios
de un incendio, darán como resultado peligrosas, y muchas veces desconocidas sustancias.
Por ello, deberá tener como premisa que, ante el desconocimiento de cual o cuales son los materiales
involucrados en una emergencia química, se debe suponer siempre que estamos ante una situación grave, y por lo
tanto, se tomarán las medidas de seguridad y precauciones máximas, a solo efecto de prevenir cualquier situación
indeseable para el personal actuante y para toda persona próxima al área. Solo una vez identificado
concienzudamente el material involucrado en el incidente, será posible determinar los peligros asociados a él, y
hacer una evaluación de su potencial impacto. Recién entonces, se establecerán las medidas de control más
apropiadas para ese tipo de material y sus peligros, así como, que medidas de seguridad a tomar, tanto para el
personal que atiende la emergencia como para el resto de la población.
En base a lo expuesto, podemos decir que la efectividad en la prevención de accidentes y reducción de su
impacto, sólo será posible a través de la elaboración de sistemas apropiados, que deberán ser actualizados y
perfeccionados permanentemente, con el objetivo final de: Preservar la vida humana; disminuir las pérdidas
materiales, y evitar impactos nocivos en el ambiente.
A fin de lograr dichos objetivos, nos podríamos basar en el documento OPS/OMS (1998), donde se aconseja que
las autoridades locales deberían encarar un proceso de concientización y preparación para incidentes químicos, con
la creación de programas que incluyan, entre otros, el intercambio de toda la información relevante de la
comunidad, la industria local y regional. Invitando a participar en este proceso, a los Hospitales, como a toda
institución destinada al tratamiento; a los Profesionales de la Salud; a los Centros de Información Asesoramiento y
Asistencia Toxicológica (CIAATs); a Medio Ambiente y a los Sistemas de Emergencia, como: Sistema de Atención
Médica Prehospitalaria (SAMP), Bomberos, Defensa Civil, Policía, etc.

ETAPAS DE REACCIÓN ANTE UNA EMERGENCIA QUÍMICA


Cuando sucede un incidente con materiales peligrosos, como ante cualquier desastre, ya sea natural o causado
por el hombre; las personas involucradas, instintivamente, tratarán de controlar y aliviar la emergencia.
Inicialmente, desarrollarán algún tipo de organización con todo lo disponible. Sin embargo, su capacidad para
controlar la situación en forma eficaz, puede ser sumamente limitada.
Es posible que no dispongan en un principio, de personal con experiencia, equipo, ni otros recursos necesarios
para mitigar el desastre. Es posible que exista caos en un primer momento, hasta que se logre controlar la situación
y arribe a un nivel de normalidad. Es fácil de ver, que se perderá tiempo valioso, definiendo el problema,
organizando el personal, localizando recursos y reaccionando. Como vemos, este tipo de obstáculo, impide toda
actividad lógica de respuesta eficaz, y crea un sinfín de inconvenientes adicionales.
Tal vez, todo esto podría llegar a evitarse, si se contara con un plan para la emergencia, previamente diseñado y
probado, el cual seguramente permitiría controlar cualquier crisis en forma rápida y efectiva, pudiendo tomar una
respuesta inmediata de tipo acción - reacción.
En la mitigación de un desastre “El primer minuto, vale 100 veces más que los próximos 100 minutos”.
Solo con la existencia de un plan de emergencias, debidamente elaborado e implementado, podrá lograrse este
tipo de respuesta inmediata, evitando que una emergencia se transforme en desastre. Como objetivo, dicho plan
deberá proporcionar un conjunto de directrices e información destinadas a la adopción de procedimientos lógicos,
técnicos y administrativos estructurados para facilitar respuestas rápidas y eficientes en situaciones de
emergencia.
Por otra parte, existen actividades básicas que deben ser cumplidas para dar respuesta inmediata a una
emergencia química, las que pueden ser divididas en cuatro amplios segmentos, capaces de interactuar entre sí:
- Reacción inmediata
- Respuesta primaria
- Respuesta complementaria
- Rehabilitación

Reacción Inmediata
Una vez recibido el aviso de la contingencia, se debe dar la voz de alarma a los organismos de emergencia,
conforme a sus objetivos (Bomberos, Sistemas de Atención Médica Prehospitalaria, Policía, Defensa Civil, Medio
Ambiente, etc.). Se notificará a los CIAATs, Hospitales y autoridad competente, para su conocimiento. Se hará una
evaluación rápida de la situación, y se impartirán las directivas iniciales a la población y las fuerzas participantes.

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En esta etapa se practicará el cierre y aislamiento del área, mientras los sistemas de emergencia se alistarán en
un lugar a determinar, conforme a sus características y responsabilidades. Por último, logrado esto, se brindará
información adicional a las autoridades, y se organizarán las zonas según la evaluación inicial y la situación actual.

Respuesta Primaria
El primer paso al responder a una emergencia química, es reconocer el tipo y grado de riesgo presente en el
incidente. Este reconocimiento, facilitará la información básica, referente a las sustancias involucradas en el
incidente y que medidas tomar. Seguidamente, se intentará identificar las sustancias implicadas y características
que determinan su grado de peligrosidad, así como determinar sus propiedades físicas y químicas, a fin de analizar
su comportamiento y prever problemas vinculados al material. Dicho procedimiento, a veces puede resultar fácil, a
través de la señalización obligatoria que llevan los transportes de mercancías peligrosas, que permite identificar
rápidamente su contenido. Por otro lado, puede resultar más difícil reconocer o identificar de manera acabada este
tipo de materiales, cuando se encuentran guardados en un depósito de desechos químicos. Por ello, el
reconocimiento implica además, el uso de toda la información disponible, resultados de muestras, datos históricos,
reconocimiento visual, análisis instrumental, presencia de rótulos, documentos de embarque y toda fuente que
pueda ayudar a identificar la o las sustancias implicadas.
Una vez evaluado el riesgo potencial, se procurará determinar el impacto que pueda existir sobre la salud, la
propiedad y el ambiente. Se tendrá presente, que el mismo no solo depende de los materiales y la localización del
incidente, sino de las condiciones climáticas y otras condiciones propias del terreno.
Con toda esta información, se decidirá sobre la conveniencia de la evacuación u la de permanencia en el interior
de los hogares, según el caso, y se pondrá a consideración, la llegada de más fuerzas y medios al lugar. En todos
los casos se mantendrá informada a la población a través de comunicaciones periódicas y actualizadas.
En esta etapa, se aplicará la descontaminación primaria, la primera asistencia y la estabilización de las víctimas,
transportándolas a los Centros Asistenciales designados; a la vez que se realizará la concentración de los cadáveres
y su identificación primaria, mediante la toma de fotografías y registro de pertenencias.

Repuesta Complementaria
Se evaluarán las actividades médicas requeridas, y se practicará un “barrido” del lugar, en búsqueda de más
cuerpos. Los Centros Asistenciales, absorberán la población evacuada, según sus niveles de complejidad y
capacidad. En esta etapa se procurará controlar definitivamente el foco y se reforzará la protección del ambiente. Y
se brindarán directivas complementarias a la población.

Rehabilitación
Finalmente, se procederá a re-evaluar el impacto o riesgo que representó la o las sustancias involucradas, tanto
para la salud de la población, como para el medio. Se ofrecerá tratamiento a quien lo necesite, rehabilitando la
infraestructura comprometida, e intentando reducir al máximo el impacto que pueda haber sufrido el medio. En
esta etapa, concomitantemente, se procederá a la eliminación racional de los residuos peligrosos, así como a la
identificación definitiva y sepultura de los cadáveres.
Por último, será necesario realizar una investigación profunda del caso, estimando los daños producidos y
extrayendo las conclusiones finales, con el objeto de corregir los errores y tomar nuevas medidas de seguridad.
Podemos decir, que estas cuatro etapas, conforman en sí, un sistema, y como tal, poseen una disposición
ordenada de componentes, que se correlacionan para cumplir el objetivo final de prevenir y reducir al máximo el
impacto sobre las personas, sus propiedades y el ambiente; intentado restaurar en el menor tiempo posible las
condiciones de normalidad.
Cabe recordar, que toda intervención, a su vez, requiere de cinco elementos de acción, que son:
reconocimiento, evaluación y control, apoyados por la información y la seguridad.
Cada elemento incluye una variedad de actividades y operaciones, no necesariamente secuenciales, durante el
proceso de atención.
En ciertas ocasiones, puede ser preciso comenzar con las medidas de control, antes de identificar todas las
sustancias involucradas en el incidente. En otros casos, se debe realizar una evaluación más completa de la
dispersión de los materiales, antes de determinar cuales serán las acciones más adecuadas para su control.
En fin, todos los elementos y actividades están estrechamente relacionados. Así tenemos, que debemos construir
un dique (control) para retener el vertido de posibles materiales peligrosos. Una vez determinada las características
de estas sustancias (reconocimiento), y consideradas las cantidades y concentraciones, podrá observarse si están
por debajo de los límites permitidos (evaluación), para eliminar el dique construido. Este conocimiento
(información) cambia los requisitos iniciales de (seguridad), tomados por todos los que atendieron el incidente.

RESPUESTA MÉDICA
El sector asistencial puede subdividirse en distintas áreas de responsabilidad, las que incluyen:
1. Rescate y Socorro
2. Clasificación o Triage.
3. Tratamiento y Estabilización
4. Traslado y Distribución

1. Rescate y Socorro
En las actividades de rescate y socorro, hay que tener en cuenta algunos aspectos relacionados con el foco de
contaminación:
Se denomina “foco de contaminación química”, al territorio que se encuentra bajo la influencia de los efectos
nocivos resultantes de la contaminación con las sustancias involucradas en un incidente con materiales peligroso.
Es extremadamente difícil poder delimitar el área que incluye un foco de contaminación, ya que en el mismo
intervienen las características geográficas del terreno, condiciones meteorológicas del momento (dirección y

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velocidad del viento predominante), carácter de las edificaciones, tipo de población (urbana o rural), tipo y cantidad
de material involucrado, propiedades tóxicas y concentraciones capaces de provocar alteraciones de la salud
(IDLH).
En el foco de contaminación (zona caliente o de exclusión), es característica la masividad y simultaneidad en
la aparición de víctimas, así como la baja posibilidad de poder abarcar al unísono ese vasto territorio.
Estas víctimas “contaminadas”, expuestas a químicos, pueden constituir un verdadero riesgo para el personal de
rescate, ya que pueden contaminarce al intentar hacerlo. Por lo tanto, el grupo de operaciones de materiales
peligrosos, con sus equipos de protección especial, serán los únicos autorizados a ingresar a la zona de peligro.
Siendo los responsables en practicar las tareas de búsqueda y rescate de afectados en le área, y trasladarlos a una
zona más segura (zona fría o limpia), donde se procederá a su clasificación y proveerá la asistencia médica
inicial, previa descontaminación gruesa en el corredor de descontaminación (zona tibia o de transición).
Los responsables en realizar este tipo de rescate, deben ser personas entrenadas para reconocer y brindar apoyo
vital básico a las víctimas que presentan afecciones médicas en le lugar, así como lo estarán, para protegerse del
potencial riesgo que deriva de la contaminación secundaria.
Previa descontaminación de las víctimas, por parte del personal de bomberos, el equipo de salud será el
responsable de aplicar las maniobras salvadores de vida (control de la vía aérea, ventilación y estabilización
hemodinámica); administrar antídotos específicos, si están indicados, y clasificar a las víctimas según su gravedad
real o potencial para la correcta y oportuna evacuación.
Todo personal involucrado en el rescate se considera contaminado, y debe ser tratado como tal, cuando sale de la
zona caliente.
El personal médico no debe, bajo ninguna circunstancia, ingresar al área contaminada. Para ello existe personal
de bomberos entrenado y equipado especialmente para esa función.
Es importante recordar el permanente riesgo de contaminación secundaria existente durante la asistencia de las
víctimas, por lo que se debe evitar exposiciones innecesarias durante el proceso de atención, tomando todas las
medidas necesarias de protección y prevención para el caso (delantal, guantes, lentes, botas, etc.).

2. Clasificación de Pacientes
En la atención de incidentes químicos masivos, donde el número de víctimas supera las capacidades de respuesta
inmediata del sistema (catástrofe), es necesario de alguna manera, “clasificar” a los accidentados, a fin de
brindarles la mejor atención. En ocasiones se deberá postergar la terapia de aquellas personas severamente
dañadas, con escasas posibilidad de sobrevida, concentrando los limitados recursos en aquellas gravemente
enfermas, pero con mayor posibilidad de sobrevida. Se descarta, que cuando existe buena disponibilidad de
recursos (personal, materiales, medicamentos, transporte, etc.), todos los afectados deben recibir óptimos
cuidados, sin distinción.
Un procedimiento lógico, que se ajusta a estas necesidades, permitiendo categorizar a víctimas múltiples en base
a la gravedad real o potencial que presentan, es el Triage (del francés: seleccionar o clasificar).
En base a esta selección se podrán asignar las prioridades de descontaminación, tratamiento y transporte de
víctimas, permitiendo en cada momento saber cual víctima puede esperar y cual no, a la vez que se orienta, de
manera racional, el sentido en el que el sistema debe concentrar sus limitados recursos.
El Triage, permite la atención de víctimas de una manera organizada, evitando la saturación de los servicios de
urgencia. A la vez, reduce los tiempos de espera y de permanencia en el escenario del desastre consiguiendo una
mejor asistencia y un aumento general de las probabilidades de supervivencia, dando seguridad y tranquilidad al
personal que interviene.
Este proceso debe ser dinámico tomando en consideración que el estado de las víctimas cambia minuto a minuto,
entre una y otra etapa de la cadena de atención.
El objetivo principal del Triage, es proveer la asistencia correcta, en el tiempo correcto, en el orden correcto, y con
la mejor calidad posible, a un gran número de víctimas; con los recursos disponibles en ese momento y lugar.
En un incidente químico, el Triage sigue los mismos principios que en cualquier otro evento con víctimas múltiples.
Las bases para la clasificación por sintomatología son las mismas que se utilizan usualmente. Sin embargo, un
grupo especial que puede ser identificado como “grupo químico” son los expuestos a algunos tipos de sustancias
cuya sintomatología no es inmediata, como son por ejemplo, la exposición a gases irritantes o la exposición a
productos químicos, que se absorben a través de la piel.
Distintos métodos son utilizados para identificar la prioridad de tratamiento y transporte. El más práctico es el de
códigos de color y/o numéricos, que categorizan: el estado del paciente, la prioridad de tratamiento y la de
traslado.

Estos sistemas están basados en cinco niveles de prioridad:


1ª Prioridad - Rojo: Víctimas en estado crítico recuperable. Tratamiento y transporte inmediato son requeridos. Es
necesario cuidado intensivo permanente, para mantenerlas con vida.

2ª Prioridad - Amarillo: Víctimas con daños moderados y severos. Transporte de urgencia es requerido, pero
puede dilatarse hasta que hallan sido removidos las víctimas de 1ª prioridad (rojos).
3ª Prioridad - Negro: Pacientes no viables, es decir sin posibilidad de sobrevida, o que no tolerarían la
evacuación. No requieren transporte y solo tratamiento de soporte. Esta prioridad no significa no trasladar, ni
asistirlo, significa atención y/o traslado luego de resolver los Rojos y Amarillos, pero previo a los Verdes. En la
clasificación de estas víctimas, es donde se debe tener un especial cuidado y una sólida experiencia, para no
cometer errores.

4ª. Prioridad - Verde: Víctimas con daños ligeros o sin daños. No es necesario transporte de urgencia. La
evaluación y el tratamiento en consultoría con el hospital suele ser suficiente. Son víctimas, a veces asintomáticas,

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pero en las que se debe esperar el desarrollo de un cuadro clínico. Necesitan observación, y probablemente
tratamiento inmediato, en caso de cambiar su estado.

5ª Prioridad – Blanco: Muertos. Son los fallecidos en el lugar. Serán depositados en un área a determinar. Últimos
en evacuar.

Una buena clasificación de víctimas por prioridades, es necesaria en una emergencia, ya que una operación de
transporte masivo solo dificultaría las actividades básicas del Hospital Receptor, interfiriendo con su objetivo
primario, que es la atención de pacientes severamente dañados.

3. Tratamiento y Estabilización
La zona de tratamiento debe estar localizada donde pacientes y personal sanitario estén protegidos de la
exposición tóxica. Además debe proveer buen acceso para los vehículos de transporte.
En incidentes con gran número de víctimas, el área de atención debe subdividirse en zonas, correspondientes con
los niveles de prioridad establecidos en el Triage.
El examen inicial de un paciente contaminado debe determinar:
- Cuáles de los daños están relacionados con sustancias involucradas
- Qué partes del cuerpo han sido más severamente expuestas
- Vía de ingreso del tóxico
Podemos definir al tóxico o veneno, como toda sustancia sólida, líquida o gaseosa que al entrar en contacto con el
organismo produce, a través de una acción química, un efecto perjudicial.
La penetración del tóxico en el organismo puede efectuarse de diversas maneras:
- Por ingestión (a través de la boca)
- Por inhalación (a través de la vía aérea)
- Por contacto cutáneo/mucoso (a través de la piel o mucosas)
- Por inyección (en los tejidos del cuerpo o en el torrente sanguíneo)

Una vez dentro del organismo, los tóxicos empiezan su labor destructiva de acuerdo con la naturaleza y la
concentración de la sustancia. En el caso de las sustancias corrosivas, por ejemplo, se observará que algunos
ácidos o álcalis solo irritan los tejidos, mientras otros verdaderamente los destruyen. Algunos venenos deprimen el
sistema nervioso central, en tanto que otros actúan como estimulantes. Algunos gases provocan la muerte por
asfixia al combinarse con la hemoglobina en los glóbulos rojos de la sangre, con lo cual evitan que el oxígeno llegue
a los tejidos del organismo. Otros gases causan sofocación directamente al desplazar el oxígeno del aire inspirado.
Una vez comprendido que los tóxicos pueden actuar de diversa manera, es posible apreciar la necesidad de
actuar correctamente y con el conocimiento necesario en aquellos casos donde se asista a víctimas, producto de la
acción de alguna sustancia tóxica.
El tratamiento de un paciente intoxicado en una emergencia química sigue los mismos principios básicos del
tratamiento de cualquier intoxicado aislado, y dependerá de:
- el estado del paciente,
- el tipo de sustancia química involucrada,
- la vía de ingreso y,
- la disponibilidad de recursos.
El tratamiento de un intoxicado lo dividiremos en:
a- Tratamiento no específico
b- Descontaminación
c- Tratamiento específico

a- Tratamiento No Específico
Puede definirse como el conjunto de medidas, que comprenden el Soporte Vital Básico y Avanzado.
Incluye la provisión de una vía aérea segura, ventilación y oxigenación de la víctima, estabilización hemodinámica,
evaluación neurológica, reanimación cardiopulmonar, tratamiento de las convulsiones, control de la hipotermia, etc.
Los primeros esfuerzos deben centrarse en alejar, lo antes posible, a la víctima de la zona contaminada que le
provoca el envenenamiento.
Al tomar contacto con la víctima, la medida más urgente es procurar la apertura de la vía aérea, liberar orificios y
retirar toda prenda de ropa. Administrar oxígeno al 100% lo antes posible.
Los rescatistas pueden resultar gravemente afectados por las sustancias tóxicas implicadas. Por ello, siempre
deben llevar consigo protección respiratoria. Entendiendo por protección respiratoria al uso de equipos autónomos
de respiración. Un simple pañuelo mojado no significa nada en absoluto, y por otra parte es verdaderamente
imposible mantener la respiración durante todo el tiempo que duran los esfuerzos de salvamento.
En realidad, es necesario algo más que una simple protección respiratoria cuando el problema es rescatar a
personas que se encuentran rodeadas por altas concentraciones de sustancias peligrosas. El personal de rescate
debe protegerse, para no sufrir quemaduras por los productos químicos involucrados, o absorberlos a través de la
piel. Para ello, debe asegurarse de usar equipos adecuados para la tarea encomendada, controlando que el traje
protector cubra perfectamente todas las áreas del cuerpo que normalmente se encuentran descubiertas.
Si la condición del intoxicado indica riesgo de vida, las medidas de soporte cardíaco y soporte de trauma deberán
priorizarse, pero sin reemplazar a los procedimientos de reducción de la contaminación. En caso que la
descontaminación no haya sido completa, estos procedimientos deberán ser realizados con el adecuado
equipamiento de protección personal.

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b- Descontaminación
Se entiende por descontaminar a la operación que tiende a eliminar o reducir los agentes contaminantes,
mitigando sus efectos sobre seres vivos u objetos; permitiendo reducir y prevenir su diseminación a partir de las
personas o equipo utilizado en un incidente con materiales peligrosos.
Con ella se tiende a disminuir la exposición al tóxico, reducir su absorción, prevenir la lesión y proteger al personal
sanitario, además de la comunidad.
Estas medidas no están exentas de riesgo, por ello siempre es importante evaluar la ecuación riesgo/beneficio.
Ahora, cuando el procedimiento está indicado, la precocidad es decisiva para su eficacia. Teniendo en cuenta que la
prioridad es no producir nuevas lesiones.
La víctima contaminada debe ser liberada de toda la ropa antes de entrar a la sección de tratamiento, para evitar
la contaminación innecesaria del personal de salud y evitar su acción del tóxico sobre la víctima.
La simple remoción de la ropa de la víctima, reduce el potencial de contaminación del paciente y del personal
asistencial en un 85%.
Toda la ropa debe quedar adecuadamente empaquetada en bolsas de seguridad, con su correspondiente
identificación y correlación con la víctima.
Mientras se quita la ropa contaminada, el intoxicado ser lavado con abundante cantidad de agua, de manera
cuidadosa, ordenada y repetida.
Recuerde siempre: retirar calzado, relojes, pulseras, anillos, aros y demás accesorios, debajo de ellos pueden
acumularse las sustancias peligrosas.
Una vez eliminada toda la ropa contaminada, y sin detenerse, continúe con el lavado de la cabeza a los pies, por
lapso no menor a 15 minutos. Lave bien las áreas afectadas, con especial cuidado en remover la sustancia en
pliegues de la piel, uñas, pelo y áreas periorificiales (ojos, boca, nariz, oídos).
Algunas sustancias tóxicas son poco solubles, por consiguiente tendrá que usar, además de agua caliente (37ºC),
jabón blanco para estar seguro de quitar todo el material peligroso.
No desperdicie tiempo en tratar de localizar o aplicar algún neutralizador. Sepa que no están indicados.
Abundante agua y jabón son suficientes para prevenir más lesiones en la piel y evitar que continúe la absorción.
Si la condición de los pacientes indica riesgo de vida, las medidas de soporte cardíaco y soporte de trauma, deben
priorizarse a los procedimientos de reducción de la contaminación. Una vez que esté seguro de que la víctima
dispone de una adecuada vía aérea y que la respiración y circulación siguen su curso, sin dejar de vigilarlo, prosiga
con las medidas de descontaminación Si la descontaminación no había sido completada, estos procedimientos
deben ser realizados con el adecuado equipamiento de protección personal.
En caso de contaminación ocular se deberá practicar el lavado ocular continuo durante no menos de 15 ó 20
minutos. Esta es una medida eficaz y urgente de aplicar especialmente en todo contacto con sustancias cáusticas o
irritantes.
Mientras irriga con solución fisiológica o agua potable a baja presión, procure mantener los ojos de la víctima bien
abiertos. Retire lentes de contacto, en caso que la víctima los use. De ser necesario, y para facilitar la tarea, aplique
anestésicos locales. Una vez finalizado el procedimiento, ocluya el ojo hasta la ineludible evaluación de un médico
oftalmólogo.
Solo ante situaciones especiales, como son las bajas temperaturas, se “limitará” el procedimiento de
descontaminación en el lugar.
En estos casos se procederá solo a retirar las ropas contaminadas, y lavar las áreas periorificiales. Procediendo
luego, a embolsar a la víctima para su traslado al Centro Asistencial más próximo, donde se procederá bajo
condiciones adecuadas, al correcto lavado, sin el riesgo de causar hipotermia.

c- Tratamiento Específico
Se basará en la administración de antídotos, cuando existan, o esté indicado su uso por el Centro de
Intoxicaciones interviniente.

4. Traslado y Distribución a Centros Asistenciales


El transporte de personas, en un incidente químico, constituye un verdadero riesgo, tanto para el personal que
transporta como para el equipo que se utiliza. Es por ello que algunas medidas deben ser tomadas para disminuir al
mínimo las consecuencias que esto puede acarrear; como por ejemplo, el uso de ropa de protección personal y
descontaminación posterior de la unidad.
Durante el transporte se debe brindar asistencia a las funciones vitales de los pacientes transportados, utilizando
las medidas apropiadas para este fin (oxígeno, fluidos parenterales, etc.). En algunos casos, se pueden utilizar
antídotos durante el transporte, como atropina, en caso de intoxicación por organofosforados, o hidróxicobalamina
en caso de exposición a cianhídrico.
Los Hospitales que reciban a los intoxicados, deben ser previamente contactados para que estén preparados para
recibir este tipo de pacientes, y se disponga a realizar la descontaminación secundaria previa al ingreso de los
mismos al área de recepción y triage hospitalario.
Los Centros de Información Toxicológica proporcionarán la información sobre las características toxicológicas de
las sustancias involucradas, tales como vía de ingreso, mecanismos de acción, efectos sobre la salud, métodos de
descontaminación apropiados, tratamiento específico para las víctimas afectadas, etc..
Los incidentes con materiales peligrosos pueden saturar rápidamente la capacidad local para el tratamiento
médico definitivo de este tipo de pacientes; por consiguiente es necesario chequear sistemáticamente, la
disponibilidad de camas en el sistema de salud y los recursos de atención médica, así como la capacidad para
recibir nuevos pacientes, de otras instituciones.

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ORGANIZACIÓN EN EL TERRENO
Dirección del *IDLH: Es el
Zona de Desastre Viento valor
máximo, o
Zona Caliente
IDLH*
Bomberos
-Línea Caliente-

Bomberos Descontaminació
Zona Tibia Puesto de Avanzada n
0,1 IDLH Primaria

Soporte Vital Básico Área Sanitaria Triage

Área Blancos

Zona Fría Puesto de Área Negros


Comando
Área Personal Área Amarillos
No Sanitario Área Verdes
Área Rojos
Área de
Área Logística Embarque

Único sentido de tránsito de los vehículos


inmediatamente peligroso para la vida, al que una persona puede exponerse durante 30 minutos y escapar
sin sufrir efectos nocivos irreparables para su salud.

Conclusión
La prevención, preparación y respuesta a un incidente químico, es responsabilidad de todos. La efectividad
en el cumplimiento de las funciones de cada institución o nivel participante, permitirá que se desarrolle un plan
coordinado de respuesta ante la emergencia, lo que contribuirá a minimizar sus consecuencias, en beneficio de la
comunidad.
Solo el trabajo que realicemos en la etapa preparatoria y en la respuesta a un incidente de estas
características, así como la organización con que estas actividades se ejecuten, pueden garantizar el éxito y el logro
de la meta principal, que es proteger la salud y el ambiente, mitigando sus consecuencias.

Bibliografía

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