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106 LA DOLOROSA PASION DE JE
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que mandarmelo".Los
ha tenido
principes
la politica
de los sacerdotes
de y los enemigos de Jesus,
viendo que Herodes no participaba de su sentir y propositos,
enviaron algunos de los suyos al barrio de Ancra, a fin de que
muchos fariseos que habia en él acudiesen con sus partidarios
a los alrededores del palacio de Pilatos: distribuyeron también
dinero a la multitud para excitarla a pedir tumultuosamente
la muerte de Jesus. Otros se encargaron de amenazar al pueblo
con la ira del cielo, si no obtenian la muerte de aquel blasfemo
sacrilego. Deciaseles también que si Jesus no moria se uniria
a los romanos para exterminar a los judios, y que ese era el
imperio de que habia hablado siempre. Ademas, esparcian la
voz de que Herodes le habia condenado, pero que el pueblo
debia expresar su voluntad; que se temia a los partidarios de
Jesus; que si le ponian en libertad, la fiesta seria turbada por
ellos y por los romanos, con cuya ayuda ejercerian una cruel
venganza. Esparcieron también los rumores mas contradictorios
y propios para exacerbar los animos y sublevar al pueblo. Al-
gunos de ellos, mientras tanto, daban dinero a los soldados de
Herodes para que maltratasen a Jesus hasta hacerle morir, pues
deseaban que perdiese la vida antes que Pilatos le diera liber-
tad. Mientras los fariseos maquinaban asi, Nuestro Senor sufria
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-' 030 Jzzsvs cozvovcmo DE HERODES A PILATOS 109
XXI I
Jesus couducido dc Herodes a Pilatos
proyectos.Ese
a suscamino
agentesera
para
aspero
que yagiten
desigual,
los grupos,
y todo segun
el tiempo
sus que duro `
no cesaron de maltratar a Jesus. La ropa que le habian puesto _
le impedia andar, se cayo muchas veces en el lodo, y lo levan-
taron a patadas hiriéndole en la cabeza; con ultrajes infinitos,
tanto de parte de los que le conducian, como del pueblo que
se juntaba en el camino. Jesus pedia a Dios no morir, para que
asi se cumpliesen en uno su pasion y nuestra redencion.
Eran las ocho y cuarto cuando llegaron al palacio de Pila-
tos. La multitud era muy numerosa; los fariseos corrian en me- .
dio del pueblo y lo excitaban; Pilatos, acordandose de la sedicion
de los celadores galileos en la ultima Pascua, disponia de mil
hombros que ocupaban el Pretorio, el cuerpo de guardia, las
entradas de la plaza y las de su palacio.
La Virgen, su hermana mayor Maria, hija de Heli; Maria,
hija de Cleofas, Magdalena y otras muchas santas mujeres, hasta
veinte, estaban en un sitio donde lo podian oir todo. Juan estaba
también al principio. Jesus, cubierto con su hopa de irrision, iba
insultado por el pueblo; pues los fariseos habian juntado la
canalla mas insolente y mas perversa del populacho. Un famulo
de Herodes vino a clecirle a Pilatos que su amo estaba lleno de
gratitud por su fineza, y que no habiendo visto en el célebre
Galileo mas que un loco, lo habia tratado como a tal, ·y se lo `
devolvia. Pilatos quedo satisfecho al ver que Herodes obrara
como él, no condenando a Jesus. Diole la enhorabuena, y reanu-
daron la amistad, de enemigos que eran desde que el acuedueto
se habia hundido.
.Vuelto Jesus de nuevo a la casa de Pilatos, los alguaciles
le hicieron subir la escalera con la brutalidad ordinaria; pero
se enredo en su vestido, y cayo sobre los escalones de marmol
blanco, que se tineron en sangre de su cabeza sagrada. Los ene-
migos de Jesus habian tomado sus sitios a la entrada de la
plaza; el pueblo reia de su caida, y los soldados le golpeaban
para levantarlo. Pilatos estabaapoyado sobre su silla, especie
de canapé, y la mesita colocada delante de él; rodeébanle ofi-
ciales y escribientes. Se adelanto sobre la azotea, y dijo a los
acusadores de Jesus: "Me habéis traido a este hombre como
a un agitador del pueblo; le he interrogado delante de vosotros,
y no le hallo culpable del crimen que le imputais; Herodes tam-
poco le juzga criminal. Por consiguiente, voy a mandar que le
azoten, y a darle suelta". Violentos murmullos se elevaron entre
los fariseos, y las distribuciones de dinero en el pueblo se hi-
cieron con mas activiclad. Pilatos recibio con sumo desprecio
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LA DOLOROSA gente DE
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XXII
· Flagelacion de Jesus
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XXIII .
Maria durante la flagelacion de Jesus
XXIV
Interrupcion de las pinturas do la Pasion
Ana Catalina Emmerick vié dia por dia. esta serie de pin-
turas desde el 18 de Febrero hasta el 8 de Marzo, vispera del
( 031)
Citase con irecuencla a Maria. de Heli en esta historla,. Segun las visio-
nes de ls. monja. sobre 1s. sagrada Familia, aquella, era. hija. de Joaquin y de Ame:
naclo unos velnbe anos antes que ia Virgen. No ere. la. ntja. do la promesa, y sc
dlstlngue de las otras lvmrlas con el nombre de Maria. do Heli, porque era.
hiju. de Joaquin o Hellaqulm. Su marldo so llamaba Cleofés, y su hija Maria. de
CIEOIES. Esta. ultima., sobrina. de la. Virgen, tenia mas edad que Ella. Su primer _
msrldo se llamaba. Altec: los hljos que habia. tenido de él eran los apostoles Si-
mon, Swtiuzo ei Manor y Judas Tadeo. Habia. tenido de Sabas, su segundo ma-
rido, a José Barsabés; y de Jonas. su tercer marido, a Simon que fué Obispo de
Jerusalén. _ . - _
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118 LA DOLOROSA PASION DE NUESTRO smvcuz Jzsvcmsro
";Ah, qué mic tan amable! gQuién es? Esperad: voy a pre-
guntérselo. Sc llama José. Se viene a mi corriendo por medio
de la multitud. ;P0bre mimic! Se sourie, no sabe nada de 10 que
pasa. Esta casi desnudo; temo que tenga frio. {E1 aim es tam
fresco esta mafxana!. .. Espera; tc voy a abrigar un p0c0".
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lacién,
que habia
y cuando
hablaclo
le tanto,
hizo preguntas
no se acordaba
acerca de
delhaber
pequeno
mencionado
José, cle
a semejante niiio. Le pregunto como estaba tan serena y tan
buena; ella le respondié que siempre le sucedia lo mismo en *
° medio de la Cuaresma, que la Iglesia cantaba con Isaias en el
introito de la Misa: ";Regocijate, Jerusalén! Juntaos los que la
. amdis, regocijaos vosotros que estabais tristes; entregaos a la
024 alegria, y llenaos de consolaci6n". Que era un dia de regocijo,
y que ademas en el Evangelio del dia el Senor habia dado de
comer a cinco mil hombres con cinco panes y clos peces, y que
habian sobrado doce canastos; que era menester regocijarse.
I Ariadié que la habia también alimentado por la manana con la
· sagracla Comunién, y que en ese dia cle la Cuaresma se habia
sentido siempre fortificada espiritual y corporalmente. Su amigo
· dio una ojeada al Almanaque de Munster, y vié que, ademds del
domingo de Laetare, se celebraba en esa cliécesis la fiesta de San
José, lo que ignoraba, pues en otras partes esta fiesta cae el 19
T de Marzo. Se lo advirtio, y le pregunté si era esa circunstancia
la que le habia hecho hablar de José, y Ana le respondio que .
sabia bien que era la fiesta del paclre putativo de Jesus; pero
que no se habia acordado de ese nino que tenia su nombre. En _
medio de esta conversacion se acordo cle pronto del objeto de
su vision cle la vispera. Era, en efecto, una imagen alegre de
San José, que con motivo cle su fiesta, y del clomingo cle Laetare,
. se habia introclucido en medio cle las visiones cle la Pasion.
Hemos aclvertido que el que le hablaba le enviaba sus men-
sajeros bajo la forma de un nino, y que esto sucedia en los casos
_ en que el arte humano también hubiera podido usar de la fi 024
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120 LA DoLORo.s.¤. PASION DE NUESTRO $1217012 Jisvcmsro `
XXV
La infancin de San José intcrrumpc las visioncs dc la Pasion
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122 LA DoLORosA PASION DE Nvzsrno sszvon Jssvcmsro `
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' Coronacion de espiuas
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124 LA DOLOROSA PASION DE NUESTRO smvozz Jssucmsro
XXVII
Ecce Homo
taba
insurrec-cion.
echosobre
en
Pilatos
las
talmanos
estado
mando
delante
de que
agitacion,
le
deltrajesen
pueblo,
que podia
agu;
y él temerse
grito
un criado
desde
unase
lo la
alto d
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jzsucmsrola
126azotea:
LA ooLoRosA
"Yo soy inocente
PASION mz
de Nviasrno
la sangreszzvoa
de este Justo: vosotros
XXVIII
Reflexiones sobre estas visiones
so-I
bre si
Cuando
y sobre
lossus
judios,
hijos, habiendo
pidieron que
pronunciado
esa sangre
la redentora
maldicion que
I pide misericordia para nosotros pidiera venganza contra ellos,
F Pilatos mando hacer los preparativos para pronunciar la sen-
I tencia, Mando traer sus vestidos de ceremonia, se puso un to-
I cado en donde brillaba una piedra preciosa, y otra capa; pusie- I
· ':" 254;,1°YZ·jI5,
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128 LA DOLOROSA PAs1oN DE zvussrso smvozz Jssvomsro ° 031°
I principes
en términos
de poco
los sacerdotes
favorablessepara
quejaron
ellos; objetaron
de que el también
juicio estaba
con- ¤
Ju-f
tra
dios",
la sino
inscripcion,
"que sey ha
pidieron
llamado
queRey
no pusiera
de los Judios",
"Rey de Pilatos,
los j
le desataron
cuerpo, lleno las manos la
de llagas, para poderlo
capa vestir;
de lana arrancaron
colorada de su.
que le habian
puesto por irrision, y le echaron su escapulario sobre las espal-
das. Como la corona de espinas era muy ancha e impedia que
se le pusiese la tunica oscura, inconsutil, que le habia hecho su
Madre, se la arrancaron de la cabeza, y todas sus heridas echa-
ron sangre de nuevo con indecibles dolores. Le pusieron también
su vestidura de lana blanca, su cinturon y su manto; después
le volvieron a atar en medio del cuerpo la correa de puntas de
hierro, de la cual salian los cordeles con los que tiraban de El;
todo esto lo hicieron con su brutalidad y su crueldad habituales-
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134 LA DoLo12osA usrozv IJE niossrno simon Jssvcmsro
XXXI
Primera caida de Jesus debajo de la cruz
XXXII
_ Seguuda caida dc Jesus debajo dc la cruz
.... . .
,.I"·'..'· 030$ 0305'*T"·F· 2* SEGUNDA
030 030· cA1DA024-·_··-
030·|~7j=··r==·;
030 030·Q DE JESUS DEBAJO
z, e-~·_.-· 024-_·..·. .DE LA ,.,
......,., CRUZ
,.,.....,.-,,,.., 135
XXXIII .
Simon Cirineo. Terccra caida de Jesus
XXXIV
\ Veronica y el sudario
._ en ese dia.
nica, de Vera Icon (verdadero retrato), a causa de lo que hizo
..
138 LA 1JoLo120s.·4. PASION DE Nvzsrzzo SENOR Jzsvcmsro
XXXV
F Cuarta y quinta caidas de Jesus. Las hijas de Jerusalén
_ clase, extranjeros,
sonas que no temianesclavos,
contaminarse,
paganos, estaban
muchas alrededor
mujeres, todas
del llano
per-
j o sobre las alturas circunvecinas.
Q Eran las doce menos cuarto cuando el Senor dio la ultima
1 caida y echaron a Simon. Los alguaciles tiraron de Jesus para
` levantarlo, desataron los pedazos de la cruz, y los pusieron en
el suelo. ;Qué doloroso espectaculo presentaba el Salvador, do
. pie, en el sitio de su suplicio, tan triste, tan palido, tan despe- _
g dazado, tan ensangrentado! Los alguaciles lo tiraron al suelo,
2 insultandolo: "Rey de los judios, le decian, vamos a alzar tu
trono". Pero El mismo se acosto sobre la cruz, y lo extendieron
para tomar medidas de sus miembros; después lo condujeron
i a sesenta pasos al Norte, a una especie de cavidad abierta en
la roca, que parecia una cisterna: lo ernpujaron tan brutalmente,
T que se hubiera roto las rodillas contra la piedra, si los angeles
_ no lo hubiesen socorrido. Le oi gemir de un modo que partia el
i corazon. Cerraron la entrada, y dejaron centinelas. Entonces co-
030 menzaron sus preparativos, En medio del llano circular estaba
el punto mas elevado de la roca del Calvario: era una eminencia
" redonda, de dos pies de altura, a la cual se subia por escalones.
Abrieron en ella tres hoyos, adonde debian plantarse las tres `
cruces, y pusieron a derecha y a izquierda las cruces de los dos
ladrones, excepto las piezas trasversales, a las cuales ellos tenian
las manos atadas, y que fueron clavadas después sobre la pieza ·
principal. Pusieron la cruz en el sitio adonde debian enclavarlo,
de modo que pudieran levantarla sin dificultad y dejarla caer
en el hoyo. Clavaron los dos brazos y el pedazo de madera para
sostener los pies; abrieron agujeros para los clavos y para la
{ inscripcion; hicieron muescas para la corona y para los rinones
E del Senor, a fin de que todo su cuerpo fuese sostenido y no
· colgado, y que el peso no pendiera de las manos, que se hu-
` bieran podido arrancar de los clavos. Clavaron estacas en la
tierra, y fijaron en ellas un madero que debia servir de apoyo
a las cuerdas para levantar la cruz; en fin, hicieron otros pre-
parativos de esta especie.
XXXVII
Maria y sus amigas van al Calvario
2
j
XXXVII
Jesus desnudo y clavado en la cruz
sagrado,
carneun
clavo otro
grueso
le abrio
y largo,
la mano,
y lo clavo
y el tercero
con unapoyo
martillo
sobredelahierro. .
Un
sangresalto
gernido
sobre los
dulce
brazos
y claro
cle sus
salioverdugos.
del pechoHedecontado
Jesus: los
su marti- i
Q QXIX
i Exaltacion de la cruz
XL
Crucifixion de los ladrones
s .
148 LA DOLOROSA mszozv oz zvussrao szzvoa Jasucntsro
XLI
Jesus crucificado y los dos laclroues
XLII
Primera palabra de Jesus en la cruz
Jssvcizzsroen
150 la punt
LA DoLoRosA
de un palo
PASION
unaoresponja
Nvzsrnoconsrzvoiz
vinagre, y la arrimo a
los labios de Jesus, que parecio probarlo. El soldado le dijo:
"Si eres el Rey de los judios, salvate Tu mismo". Todo eso paso
mientras que la primera tropa dejaba el puesto a la de Abe-
nadar. Jesus levanto un poco la cabeza, y dijo: "{Padre mio,
perdonadlos, pues no saben lo que hacen!" Gestas le grito: "Si
Tu eres Cristo, salvate y salvanos". Dimas, el buen ladron, esta-
ba conmovido de ver que Jesus pedia por sus enemigos. Cuando
Maria oyo la voz de su Hijo, nada pudo contenerla: se precipito
hacia la cruz con Juan, Salomé y Maria Cleofas. El centurion
` no las rechazo. Dimas, el buen ladron, obtuvo en este momento; `
por la oracion de Jesus, una inspiracion interior: reconocio que
Jesus y su Madre le habian curado en su ninez, y dijo en voz
distmta y fuerte: "g_C6mo podéis injuriarlo cuando pide por vos-
otros? Se ha calladoz ha sufrido pacientemente todas vuestras
afrentas; es un Profeta; es nuestro Rey, es el Hijo de Dios", Al
oir esta reprension de la boca de un miserable asesino sobre la
cruz, se alzo un gran tumulto en medio de los circunstantes:
tomaron piedras para tirarselas, mas el centurion Abenadar no
lo permitio. Mientras tanto la Virgen Santisima se sintio for-
tificada con la oracion de Jesus, y Dimas dijo a su companero,
_ que continuaba injuriando a Jesus: ",gNo tienes temor de Dios,
tu que estas condenado al mismo suplicio? Nosotros lo mere-
cemos justamente; recibimos el castigo de nuestros crimenes;
pero Este no ha hecho ningun mal. Piensa en tu ultima hora,
y conviértete". Estaba iluminado y tocado en el alma; confeso
sus culpas a Jesus, diciendo: "Senor, si me condenas, sera con
justicia; pero ten misericordia de mi". Jesus le dijo: "Tu sen-
tiras mi misericordia". Dimas recibio en un cuarto de hora la
gracia de un profundo arrepentimiento.
Todo lo que acabo de contar sucedio entre las doce y las
doce y media, pocos minutos después de la exaltacion de l cruz; 03
pero pronto hubo un gran cambio en el alma de los espectado-
res a causa de la mudanza producida en la naturaleza mientras
hablaba el buen ladron.
XLIII
Eclipse del sol. Segunda y tercera palabras de Jesus
XLIV
Estado de la ciudad y del templo. Cuarta palabra de Jesus
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suv I·°·.·"r ` _-
~ 030. ` · " " I -3 ..;~ I, ··-·i.'.'·;'»:l"--is -" ~"i· " 031
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XLV
Quinta, sexta y séptima palabras. Muerte de Jesus.
. I
que la sangre se habia agolpado en abundancia, se mostraban `
distintamente como manchas oscuras; su cara se estiro; sus ca- Q
rrillos se hundieron, su nariz se alargo, sus ojos, llenos de san-
gre, se quedaron medio abiertos; levanto un instante la cabeza I
coronada de espinas, y la dejo caer bajo el peso de sus dolores; .
· " { ' *·.r 030P.;'.T;;,§··`lk,'=·='·$¢,?i,!, 030¢·¤·U.'"`|·*Q;"'|
" _| |'" .|, 024» . Tr? , .
ron con inquietud los gemidos del pueblo, y se bajaron del Cal-
vario. Muchos se sentian interiormente cambiados; la mayor
parte de los circunstantes se volvieron a Jerusalén llenos de
terror. Los soldados romanos vinieron a guardar la puerta de
la ciudad y a ocupar algunas posiciones para evitar todo movi-
miento tumultuos_o. Casio y cincuenta soldados se quedaron
en el Calvario. Los amigos de Jesus rodeaban la cruz, se senta-
ban enfrente de ella, y lloraban. Muchas de las santas mujeres _
volvieron a la ciudad. Silencio y duelo reinaban alrededor del
cuerpo de Jesus. Se veia a lo lejos, en el valle y sobre las al-
turas opuestas, aparecer aca y alla algunos discipulos que mi-
raban hacia la cruz con una curiosidad inquieta; y desaparecian,
si veian venir a alguno.
XLVI
Temblor de tierra. Aparicion de los muertos en Jerusalén