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Universidad de Chile

Instituto de la comunicación e imagen

Escuela de Periodismo

POETAS EN EL ACTO:

La generación de los novísimos.

Memoria para optar al título de

Periodista

Presentada por

Felipe Ruiz Valencia

Profesor patrocinante

Hans Stange Marcus

Santiago, 2008
POETAS EN EL ACTO

Felipe Ruiz

2
A mis enormes amigos

3
No a las respetables putas de la belleza

No a los distinguidos perros de la poesía

H.H, NO!

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Índice

Capítulo Uno: En el acto………………. 6

Capítulo Dos: Entrevistas……………..25

Epílogo: Las nobles verdades del amanecer….................71

Pos data……………...71

Anexo: Breve antología novísima……………..77

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CAPÍTULO UNO:

EN EL ACTO

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LOS NOVÍSIMOS: EL CANTO DE UN AMANECER

Lo que hay en común entre los estudiantes que el año 2005 salieron a la

calle a protestar por la Ley General de Educación y los poetas novísimos, o

poetas del 2000 o, si se prefiere, poetas jóvenes, dista mucho de ser

simplemente el correlato de una rebeldía pueril y visceral: es también la rebeldía

de un amanecer. Y eso no porque los poetas fueran estudiantes y hayan salido a

realizar activamente aquellas manifestaciones, sino porque se me vinieron a la

cabeza inmediatamente un millar de poemas que mantenía albergada en mi

memoria, en donde con tono casi profético se anunciaba la avasalladora rebelión

de los pingüinos. Pensé en Diego Ramírez, su voz popular a la vez que marginal,

llena de un sentido adolescente y lejano a cualquier epíteto de poeta maldito;

pensé en Pablo Paredes, y su poesía coloquial y directa, alejada de manierismos

y tan colmada de pasión y canto; pensé, por supuesto, en Héctor Hernández, alias

H.H, el líder indiscutido del grupo poético. Todos ellos son los poetas del 2000.

Todos ellos son la novísima.

I. LOS ORÍGENES

Si hubiera que sumarle un nombre femenino a este grupo deberíamos decir:

Paula Ilabaca. Y si fuéramos más exactos, deberían ser dos: Paula Ilabaca y

Gladyz González. Hacia el año 1999, Héctor Hernández, Paula Ilabaca, Diego

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Ramírez y Gladys González asistieron a los talleres de Balmaceda 1215, ubicados

en esa precisa dirección, a un costado de la Estación Mapocho. Corrían los

primeros años de la década del 90` y el Estado comenzaba a saldar la “deuda

histórica” con el mundo de las Artes, una deuda que se expresaba, por entonces,

en la falta de un Ministerio de Cultura y en la ausencia de políticas para la cultura

que se tradujeran en fondos concursables. Se diseñaron muchas de las políticas

culturales que hoy en día aún siguen en pie, como el Fondart. Otra serie de

iniciativas que despertaron gran entusiasmo, tuvieron que ver con el rescate de

espacios físicos para la cultura. Así surgió Balmaceda 1215. Bajo la idea de dar un

nuevo uso al imponente edificio ubicado en dicha dirección postal, y que fue,

durante años, la sede de las oficinas administrativas de la colindante Estación

Mapocho. Se trató de una experiencia pionera en su diseño. El inmueble de

Balmaceda 1215 fue cedido y adaptado para que en él se realizaran talleres de

teatro, música y artes plásticas.

Los talleres literarios, hasta la época del surgimiento de Balmaceda, o bien

eran pagados, o bien se mantenían amparados por las Universidades. La

agrupación de los poetas en este nuevo centro trajo un cambio radical en el modo

de entender el taller. Inicialmente, Balmaceda agrupaba a jóvenes de escasos

recursos, dándoles la oportunidad de tener contacto con escritores de renombre

sin mediar gastos para ellos. Los novísimos se vieron impelidos por este nuevo

brío y, a no dudar, mucha de su temprana poesía surge desde ese vínculo entre

marginalidad y rabia que expresaron tanto Diego Ramírez como Héctor

Hernández.

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Pero no adelantemos tanto. Bastará con indicar que muchos de ellos –

menos Paredes– fueron miembros del taller de Sergio Parra. “Farra” –como lo

llama Germán Carrasco en uno de sus libros-, es un poeta intermediario, de una

generación indeterminada entre la “Escena de Avanzada” (léase Colectivo de

Acciones de Arte C.A.D.A en su totalidad, Balcells, Eltit, Zurita, Rosenfeld y

Castillo) y la generación del 90`. Hoy por hoy, se ha instalado con la librería

Metales Pesados en la calle José Miguel de la Barra y ha dejado de lado la

actividad de los talleres. Sobre ese famoso taller rememoro sus palabras exactas:

“Yo les hice leer a poetas distintos. No fueron Pablo Neruda u Octavio Paz, sino

Carmen Berenguer y Yanko González. Creamos un mundo paralelo de lecturas

frente a la institución del canon poético”, Sergio Parra Dixit. Con belleza,

Hernández refleja en este poema esas precoces incursiones:

No a las respetables putas de la belleza / No a los distinguidos

perros de la poesía / Nosotros hemos cantado a nuestra

generación sin lograr despertarlos del miedo / Nosotros hemos

jugado a ser palabra derramando a tiros el desenfado sobre las

cabezas de los boquiabiertos que nunca imaginaron un

arrebato como este para la poesía y para lo que se vive de ella

/ Hemos desvestido a las muñecas con fuego y voz propia /

Hemos desasistido por ellos nuestra lógica y nuestro pudor /

Porque cuando los dioses se quedan en silencio los desiertos

de atacamas del mundo florecen hacia adentro de los ojos / Ya

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no queremos ser más ciegos / Buscamos luchar contra la

desesperación del tiempo y los demonios del poder / Pero sólo

ahora hemos resuelto que la poesía es un rumor de

prestidigitadores / Y que nuestros dedos son dardos

Héctor Hernández

NO!

Y es así como Héctor Hernández, Paula Ilabaca, Diego Ramírez y Gladys

González, con un promedio de edad que bordea los 18 años, se inscribieron en el

curso de Sergio Parra, durante el segundo semestre de 1999.

II. LA NOVÍSIMA EN PLENO: EL AÑO 2000

El año 2000 no es simplemente el cambio de siglo. Se dice: es el cambio de

milenio. Pero es además, el fin de una ilusión: en el año 1998, se publica el

opúsculo Chile Actual: Anatomía de un Mito. Su autor, Tomás Moulián surge como

un intelectual de peso, y la sociología se pone de moda. Junto con ella, es también

la Universidad Arcis, la que surge como bastión contracultural. Es así como

muchos conocen a la editorial Lom, a la revista Rocinante. Surgen voces críticas,

hacia fines de la década del 90`, en relación a la vida cultural, económica y política

del país.

Muchos universitarios (y liceanos) se sintieron fervientemente

entusiasmados por ese proceso. Lo vieron como una respuesta ante otros

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fenómenos paralelos que suscitaban no más de algún odio generacional: el

ensamblaje amable de los canales de televisión, el lento pero sostenido

sobrepoblamiento de la ciudad, y la ultra visitada cita al “consumismo”, que en el

caso de los más jóvenes revestía las veces de consumo cultural–chatarra.

La poesía que se conocía de la llamada generación de los 90` o “náufragos”

(Javier Bello es su más destacado representante) era escasa e indocumentada.

Muchos de ellos, al parecer, eran demasiado jóvenes para dirigir talleres en

Balmaceda 1215. No hay, sin embargo, que caer en la evidencia de la generación

como algo dado. Las generaciones son móviles e inestables, aunque pese a ello

debemos asumir que existe una marca distintiva en los años 90`, pese a que

Patricia Espinoza levantó en la conferencia de un encuentro poético, en octubre

del 2004, la hipótesis de una “Red Poética Siglo XXI” – en la que entrarían

novísimos como noventeros -. Serán los mismos autores del 90` los que

instaurarán su propia escuela. Los novísimos surgen al amparo de una

marginalidad que le hace frente a esa canonización.

Pero no se trató de un giro premeditadamente conceptual a la poesía

anterior. No se trató, siquiera, de una experiencia que intentaba borrar el pasado.

La borradura que había ejercido el predominio de las escuelas de literatura en los

90`, minaba las conexiones amplias, y necesarias, con el arte entendido como una

manifestación global de la experiencia social y física. La experiencia del C.A.D.A

fue el necesario vínculo para revitalizar la idea de un nuevo patrón poético distinto

de la instauración generacional de los 90`. Ellas se abrían hacia un tipo de registro

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poético liberado de las ataduras típicas de la institución académica y, a su vez,

permitieron, por ejemplo, la realización de intervenciones y performances en

espacios urbanos.

Después de la Dictadura. ¿Por qué la insistencia, en ese sentido, de

revistar la epoché del dolor?

Una respuesta a ello puede ser la necesidad de dimensionar el daño, la

erosión dejada por un sueño social incumplido por la Concertación. Pero también,

enfrentar a la noche que se había abierto como una fosa en la vida de muchos

jóvenes que habitaban en lo más ruinoso del porvenir eriazo de Chile: el presente,

sin nostalgia, de la anomia social, del desempleo, de la apatía del mundo adulto.

De este modo, y de frente allí, la poesía novísima se planteó desde la ambigüedad

sexual, desde la promiscuidad y la belleza (a veces demencial) de la marginación

como una última frontera, como una guerra sin cuartel contra las promesas rotas

del proyecto concertacionista.

De allí viene lo siguiente:

Como un pequeño buda iluminado en calzoncillos

Que calienta sus congelados a la luz del televisor

Puedo hablar de la muerte

Pero sólo sé lo que han dicho los que no saben nada de ella

Pierdo luchando contra mí mismo

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Y ser hombre nada tiene que ver con esto

Porque ser más hombre quiso decir menos

Allá lejos queda aquel entonces

En que los amantes cuidamos tanto de no manchar a la muerte

Con nuestra esperma

Mi Chico enloqueció hoy son pocos los que me han visto

Y ten contigo que cuando escribo muerte digo amor

Como un pequeño buda iluminado en calzoncillos

Es el poema fundamental de la novísima, su poema fundacional. Pertenece

a la serie Elegía Homenaje a Walt Withman, del libro Este libro se llama como el

que yo una vez escribí, de Héctor Hernández.

Pero esa productividad del poema no implica, ni por lejos, la sutura, la

solución del registro del poema. A lo más, permite explicar la operación que está

en juego al interior de los “Novísimos”, pero que de seguro no pasa por alto su

matriz unívocamente desgarrada, dolorosa: allá lejos queda aquel entonces.

III. POQUITA FE

Los años corrieron entres bares y performance, pero sin notoriedad pública.

Eso, hasta que en el año 2003, Balmaceda 1215 pretende reclutar a lo mejor de

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su ex alumnado para un proyecto de taller experimental. Se trata de un taller

dirigido por Javier Bello –un poeta de la generación del 90``- y cuya finalidad es

reescribir el Canto General, de Pablo Neruda, en la conmemoración del natalicio

del poeta. En él participaron Héctor Hernández, Fanny Campos, Rodrigo Olavaria,

Víctor López, Marcela Saldaño y Diego Ramírez.

El taller transcurre sin mayores inconvenientes. Lo interesante resultó ser el

interés de la editorial Cuarto Propio por publicar el resultado, una vez finalizado. El

prólogo estaría a cargo de Soledad Fariña y Raúl Zurita. El libro fue titulado

Desencanto personal: reescrituras del Canto General de Neruda.

El prólogo de Soledad Fariña fue correcto y moderado, un juego entre el

contenido de la obra y sus propias apreciaciones. El de Zurita en cambio fue

absolutamente entusiasta, descoyuntado. En él hablaba de una nueva generación

de poetas y su interés por Diego Ramírez fue sin igual. A partir de allí es que

escribe el 18 de abril del 2004 en Artes y Letras un texto bajo el título de El baile

de los niños, que hace alusión a un poema de Ramírez. En aquel artículo Zurita

anuncia la pronta publicación de una descomunal antología de poesía joven:

Cantares. Sería la primera vez que la novísima sale a la luz pública.

No todo será prosperidad, sin embargo. Un mes después Diego Ramírez es

apresado acusándosele de participar en una red de pornografía infantil

internacional. Pasa tres meses en prisión y el diario The Clinic publica un

lamentable artículo bajo el título de Poeta Maldito (Mayo del 2004) . Se inicia en el

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taller el intento de una defensa pública. En La Chascona –la casa de Neruda

ubicada en el barrio Bellavista-, es programado el lanzamiento de Desencanto. Allí

aparece Rodrigo Olavarría leyendo unos poemas de Diego, que estuvo

encarcelado en ese período de tiempo.

Eran tiempos turbulentos. A fines de noviembre del 2003 Héctor Hernández

presentó su tercer libro: El barro lírico de los mundos interiores más oscuros que

la luz. Junto a Fernando Blanco, soy uno de los presentadores. Héctor aparece

bañado en sangre tras las bambalinas del Centro Cultural de España: se había

cortado las manos con un vaso roto, en una performance de presentación. La

sangre corría y tenía vidrios incrustados en los dedos.

Pese a lo arriesgado de los actos o por lo mismo, el arte novísimo cobraba

más sentido: sostenía una suerte de estética de vida que se enmarcaba con la

resistencia ante lo que Héctor Hernández llamó micro dictaduras. Las lecturas

comunes de Foucault los emparentaban. El problema era el poder, su despliegue,

su fisonomía, y entendían que la poesía debía desmarcarse de cualquier sentido

unívoco y debía ir por ese camino que Foucault trazara en Las palabras y las

cosas: el mar sin fin de las aguas de Sade, las postrimerías de las enaguas de

Justine y la persistencia de la estética llevada a la vida. El concepto foucaultiano

de biopolítica es determinante para plantear en los novísimos un contra poder

frente a las políticas del panóptico, del biopoder ejercido en la sociedad capitalista

como control de los cuerpos. Es, así mismo, determinante en las proyecciones

futuras de sus obras. El bar La Nona –un antro ubicado en la calle Pío Nono del

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Barrio Bellavista- era un lugar diario. Allí, por primera vez, poco tiempo después

del lanzamiento de Desencanto, Héctor planteó la idea de realizar un encuentro de

jóvenes poetas.

La idea salió en el bar. Rápidamente Héctor Hernández diseñó una

estrategia de abordar el problema de la “joven” poesía: a modo sencillo, la poesía

joven buscaba diferenciarse de la poesía de los años 90`` (donde figuran nombres

como Javier Bello, el insigne Germán Carrasco, Alejandro Zambra, Kurt Folch,

entre otros). A su juicio, esa poesía era literatosa y de salón, amparada en el

sesgo universitario y con una economía restrictiva a la hora de escribir. La idea les

hizo sentido a los demás poetas y comenzaron a maquinar y darle consistencia

teórica. Sus lecturas por entonces habían crecido mucho, pero conservaban cierta

impronta: habían pasado de Michel Foucault a Gilles Deleuze. Este último fue de

una enorme influencia en la idea de la poesía joven de Hernández: se consideró

que ésta debía ser pensada desligada de la idea de vate poético y contra cualquier

esencialismo. El valor implícito de las lecturas de Foucault y Deleuze en la obra de

los novísimos es acicateado por el enlace entre la operación teórica y la operación

poética como fractura con el literaturismo. A este respecto, habría que indicar que

la filosofía y la sociología nutren su episteme teórica mucho más que la doctrina

de las escuelas de literatura, como ocurría en los 90``.

Con todas esas sacramentadas ideas se lanzaron en un proyecto que

pronto comenzó a crecer. En julio de ese año Hernández escribe el interesante

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artículo Panorama subjetivísimo de la novísima poesía chilena, en la revista

Educar Chile. Es la primera vez que surge el nombre “novísima” (Cf Hernández

2003: 1).

El texto de Héctor es reconocido por muchos como el origen oficial del

concepto novísima. Allí tuvo la inteligencia de signar a la mayoría de nombres que

luego quedarían registrados en el grupo. Es, también, la punta de lanza del

encuentro ya que poco después se les ocurriría el nombre oficial: Poquita Fe, en

alusión al título de una canción de Los Panchos. Por ese entonces, Pablo Paredes

les había presentado a otro poeta–publicista (Paredes era publicista) de nombre

Gregorio Alayon. Rodrigo Olavarría les había presentado a su vez a una amiga del

taller que en la Biblioteca Nacional dictara Elvira Hernández, Carola Zuleta. Carola

poseía una destreza especial en las relaciones públicas, por lo que pronto se

transformó en la productora ejecutiva ideal.

Rápidamente comenzó la difusión del evento en todo el país. Miles de poemas

llegaron de distintos rincones, y la labor de selección fue ardua. Pero su sorpresa

fue mayor cuando comenzaron a llegar textos de otras latitudes, como México y

Brasil. El encuentro pasó de Nacional a Internacional, algo que para sus 23 años

superó ampliamente las expectativas.

Extrañas casualidades del destino. La periodista de El Mercurio Maureen

Lennon pública a fines septiembre de 2004 una crónica donde son retratados

como estrellas de cine y aparecen en una foto como una especie de banda de

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rock. “Superstars”, se les llama (Lennon 2004: 15). El evento comienza a crecer

por sobre sus intenciones y lentamente –según cuenta Héctor en una entrevista

(Hernández 2008: 23) - les atrapa la máquina. Era tiempo de reaccionar.

Poco antes de lo de Lennon el periodista Franco Fasola, del diario La

Nación, publicó, el 3 de octubre, un artículo bajo el título de Hambre. Allí se

esbozaba la idea de que “los poetas” estaban en busca de fama fácil y que beben

de las ubres de los poetas váticos (Fasola 2004: 34). Yo mismo escribo, el 31 de

octubre del 2004, un artículo en Artes y Letras, en contra de las dos visiones

planteadas por los colegas (Ruiz 2004: E14). Por ese entonces, los ánimos al

interior de los novísimos estaban bastante convulsionados. La idea de una poesía

novísima versus una poesía de los 90`` era lo que los mantenía despiertos hasta

largas horas debatiendo y discutiendo. Poquita Fe los había hecho crecer como

poetas, y también, con sus cuatro noches de lleno total, plantear un hecho inédito

en el medio local: que la poesía chilena joven se estaba abriendo al mundo.

El contacto con poetas de otros países que vinieron al encuentro fue crucial

para ello. Sobre todo la cercanía y amistad con Rodrigo Flores, de México, cuya

venida a Chile fue tan “impactante” que de vuelta en su país fue capaz de

configurar un grupo de similares características. Algo parecido ocurrió con la

venida de Cristian di Napoli, de Argentina. El marco de público para las lecturas

fue de un lleno absoluto. La sede de la Sociedad de Escritores de Chile no dio a

vasto para tanta gente. Todos al interior del grupo hablaban de éxito.

Performance en que Héctor Hernández se corta las manos con vidrios


de una copa rota, en el lanzamiento18
de su libro El barro lírico de los
mundos interiores más oscuros que la luz, en diciembre del 2003.
IV. CANTARES

Finalmente, en octubre del 2004 aparece Cantares: Nuevas voces de la

poesía chilena, la antología de poesía joven de Raúl Zurita donde por vez primera

se dio cuenta de los novísimos (Cantares, LOM Ediciones 2004). Zurita justificó el

empeño de su publicación en el prólogo, a partir de la constatación de que "ha

irrumpido en Chile un impresionante número de poetas cuya fuerza y originalidad

nos remiten, y prácticamente sin mediaciones, a la fuerza y originalidad de los

poetas inaugurales", y seleccionó -en un trabajo de dos años y con agregados de

último minuto (Antonio Silva se incorporó cuando el texto estaba ya presto a ser

diagramado)- 42 de estas nuevas voces en un extenso volumen de 311 páginas

cuyas dificultades de publicación no desmerecieron su estatuto de verdadero

acontecimiento en el little town de la poesía criolla. Zurita plantea en la entrevista

que le hicimos que le hubiese gustado que Cantares concluyera con el poema de

Pablo Paredes:

Porque a este movimiento social se le trunca la cadera social,

se desarma y parece un armazón tembloroso, pero no bailarín.

Porque este movimiento que sembraron los quedados en la

patria y cosecharon los idos y vueltos de la patria, es un

movimiento triste, pero no bailarín. De qué sirvió que

acompañaran las palmas: mosquitas revoloteando un hedor.

Hay una tristeza en los potreros santiaguinos, hay una tristeza

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en la niña/pobre/entre/pierna/pichí mirando el meneo tiesón de

este movimiento social. Hay tanta tristeza en esa fiesta: la

challa, el arcoiris, la serpentina, todo es un artefacto de

dominación, en mi casa todavía no se cae el muro, por arribita

se burlan los gatos de los perros, por abajo les muerden el

cuello, movimientos violentos que no sacan mucha sangre.

Nací un primero de febrero del 82, ese día estuvo quieto, sólo

se contorsionó la vagina materna, ése sí fue un terrible

movimiento social, ese sí fue bailarín.

Pablo Paredes

Bailarín

En parte por su anuncio prematuro (fue anticipada por el mismo Zurita en

Artes y Letras, el 18 de abril del 2004), en parte porque a través de los milagros de

la Internet el manuscrito circuló anticipadamente por algunos correos electrónicos,

esta antología generó una suerte de tensión en los camarines que explotó en

pifias y abucheos: que un 95% de esta obra no vale la pena. Que Zurita intentó un

velado blanqueo, al contraer nupcias con estas escrituras virginales y prístinas de

las corrupciones y máculas que tiñen las obras de los poetas más satisfechos.

Que los antologados reciben sus bendiciones del stablishment literario, son sólo

algunos de los comentarios.

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Con excepción de Tomás Harris, sin embargo, nadie se preguntó en

profundidad por la necesidad y pertinencia de esta obra cuando, hacía tan sólo

cinco años, en 1999, Francisco Véjar publicó Antología de la poesía joven chilena.

En dicha obra, aparecen ya la mayoría de los poetas aquí seleccionados. La

respuesta estaba en los novísimos.

¿Qué había de nuevo bajo el sol pálido de la poesía chilena? Lo "nuevo"

fue la emergencia de unos actores no contemplados en la escena de la poesía

joven. Chiquillos recién salidos del pregrado e incluso de la escuela, pero cuyas

propuestas se insertaron con fuerza en la escena de la poesía joven surgida en los

años 90``. Raúl Zurita, quizás sin buscarlo -incluso más bien con intenciones

conciliadoras- dio cuenta en Cantares de esa irrupción.

El lanzamiento se proyectó en la plaza Camilo Mori, del Barrio Bellavista, al

aire libre. Lo curioso de esa modalidad hacía pensar en un marco enorme de

público. No fue tanta gente la que llegó y el lanzamiento fue menos polémico que

todo el lastre de recriminaciones y ditirambos de la prensa, como los comentarios

de Ignacio Rodríguez, en El Mercurio (Cf Rodríguez 2004: 34) o los de Fabio

Salas, en Rocinante (Rocinante 44, noviembre del 2004). Pero el círculo se había

cerrado y los novísimos ya tenían un nombre ganado. Años después, yo los

recordaría al ver la actitud vital de estos jóvenes secundarios, que seguro –como

ridículamente imprecan algunos- no han leído a estos poetas, pero ni necesario es

que la poesía sea leída para que sea el himno silencioso y hermoso de muchos.

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Mi intención aquí es presentarlos, pero también preguntarnos si es que

acaso su señalada clandestinidad, su insistente marginalidad, no sea parte del

Hambre que Fasola intenta evidenciar. Se trata de una pregunta de fondo, pero

que no altera la osadía ni la voluntad poética de este grupo. Más bien, ella parece

confirmarla: porque si la poesía merece o no ser puesta en un sitial privilegiado

entre las artes quién podría negar que el estatuto de marginal, aunque fuere como

impronta favorable, no es digno de ser pensado por boca de sus propios actores.

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CAPÍTULO DOS:

ENTREVISTAS

23
Héctor Hernández Montecinos:

“POQUITA FE PELEA CON EL FUTURO”

A sus 29 años, Héctor Hernández Montecinos ya no es un poeta joven. La vida lo

ha hecho crecer. Se apronta a lanzar su primer libro bajo el sello LOM, Guión, y se

alista a viajar a la Feria del Libro de Lima. Gracias a la obtención de una Beca del

Fondo del Libro, ha podido dar curso al Poquita Fe III: encuentro internacional de

poetas. Como gestor fundacional del movimiento de los novísimos y de ese

encuentro, Héctor nos habla de los orígenes de su generación y de sus albores

poéticos.

Me interesa preguntarte sobre los orígenes de la generación del 2000, su

presente, y por supuesto, lo que ha decantado en tanto escrituras y poéticas.

Sobre todo a partir de lo que se viene en el Poquita Fe 3.

La cosa se remonta al 99` con un taller en Balmaceda en que estaba Paula,

Ignacio Briones, Gladis González, Jean Carlos, y otros. Yo no escribía poesía,

Paula sí. Ella me pide que la acompañe a un taller (éramos compañeros de

Universidad, estábamos en segundo año). Llegamos, y yo no tenía mayor interés

en escribir poesía. Sergio Parra hacía el taller, y yo en ese momento le comenté

mi nula inquietud por escribir. Él me dijo que si quería quedarme tenía que escribir.

Como la gente del taller me había agradado, pensé la oferta. El contraste entre lo

esquemático y pacato de la Universidad Católica y lo diverso de Balmaceda me

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gustó. Mi espíritu inicial al entrar a la U de tener un espacio de diálogo abierto para

la literatura no se cumplió, por eso con Paula nos fascinó tanto Balmaceda.

¿Quién más estaba en ese taller?

Gladys González, Marcelo Briones, Mario Muñoz, César Aguirre, Jean Carlos

Alberti… y creo que Ramiro Hassan, más cuatro o cinco que no recuerdo. Al

llegar ahí estaba todo vivo, era cien veces más pobre que la Universidad, pero

mucho más vivo. La cosa es que le llevé cinco poemas a Sergio Parra y le

encantaron. Lo primero que me dijo es: ¡Esquizofrénico! Y eso era un signo de que

le habían gustado. Así que a la clase siguiente le llevé otros cinco más.

¿Recuerdas alguna anécdota de ese taller?

Recuerdo un momento especial, que creo fue cuando decidí ser escritor. Fue

cuando Sergio llevó fotocopiado Aullido de Allen Ginsberg. Él llevó las fotocopias e

hicimos un círculo para que cada uno continuara la lectura. La emoción de ese

momento compartido con gente de mi edad me desbordó. O sea, pensé, este tipo

Allen Ginsberg equivocó el camino, yo quiero equivocarlo igual.

¿A qué te refieres con equivocar el camino?

En el sentido de una poesía que yo no sabía que se podía escribir, de negros

inyectándose y mentes podridas. No sabía que existía algo tan fuerte ni algo tan

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desgarradoramente profundo y vivo. Ginsberg no es el modelo de poeta que uno

tiene en mente en el colegio, donde el referente es Neruda, un poeta burgués.

Ginsberg es borracho, gay, judío, budista, hippie. Pero aparte de eso tenía una

ternura y sensibilidad tan desgarradoramente triste que dije yo también quise

equivocar el camino.

¿Cómo es tu relación con Paula Ilabaca en esos inicios?

Fue súper buena. Porque llegamos juntos. Paula ya escribía bien. Tenía textos

bien armados y ella era lejos la que más brillaba. Parra nos había dado la

bendición pero a la vez nos tiró a los leones, pues con Paula nos miraban como en

bloque. Yo conocí a Paula a comienzos de ese año. En ese tiempo, no como

ahora, la Católica era una universidad muy cuica y elitista. Yo no me juntaba casi

con nadie pues prácticamente venía de las fabelas de Santiago, y me mantenía

muy al margen de todo. En una clase, hubo un ejercicio de leer. Escribir una

descripción de un objeto. A mí, si mal no recuerdo, me tocó una naranja. Lo hice y

en ese momento la profesora me felicitó junto con mis compañeros. Me preguntó

de cuando escribía y cómo pude escribir algo así. Al final de la clase Paula se

acercó a mí, me preguntó el nombre y desde cuando escribía. Desde ese

momento pasé a ser su amigo y comenzamos a juntarnos. Ella tenía otro amigo,

gordito, así que éramos tres: Paula, el gordito y el “cola”. A partir de ese momento

comencé a hacer vida universitaria, que es lo que no había hecho.

26
¿Qué ocurrió después del taller de Sergio Parra?

El taller terminó en septiembre del 99. Después, creo, vino un taller de Lila

Calderón. Ese mismo año yo también me hice amigo de Marcelo Briones. A él

también le debo mucho. Pues su fuerza me impactó. Briones tenía una poesía de

mucha fuerza, y junto con el contraste de la poesía de Paula, que era más

melódica, comencé a calibrar mi oído.

¿Cómo fueron tus años posteriores?

Luego hicimos un proyecto, al que me invitó a participar Briones, donde además

estaba Luisa Rivana, Felipe Hurra. Participamos de un taller de Alejandra

Basualto, donde proyectamos sacar una antología. En todo caso, a mí siempre me

tuvo mala la Basualto (hasta el día de hoy). La cosa es que la antología salió de

todas formas, gracias a un financiamiento que obtuvimos de una beca de

Balmaceda que otorgaba la Fundación Mustakis. Ese fue el primer fondo que

hubo, y lo ganamos. Ese libro es mi primera publicación. Salió en enero del 2000.

¿Dónde crees tú que parte tu generación? Yo pienso que es con un poema:

“Como un pequeño buda en calzoncillos”. ¿Cuál crees tú que es el origen?

Yo creo que como historia de vida el origen es Balmaceda. En esos talleres donde

éramos antes que un grupo de poetas un grupo de amigos.

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¿Consideras que hay un texto puntual o un manifiesto fundacional?

Yo creo que como texto funcionó el NO a las respetables putas de la belleza. Ese

texto es el que aunó un poco la sensación que había en el ambiente.

¿En qué circunstancias aparece ese poema?

Aparece en circunstancias muy especiales: cuando estábamos en la universidad,

Zurita hizo un taller. En ese mismo período yo obtuve un premio del INJ, en el que

el jurado era Zurita, Memet, Berenguer y Jorge Montealegre. En ese concurso

participó mucha gente, pero yo lo gané con un poema de título D.S.E. El premio lo

iban a entregar en el primer acto público de Lagos. El premio era además muy

simbólico pues era su primer acto. Pero algo ocurrió, que Lagos no pudo ir. De

todas formas el premio lo entregó el INJ y fue muchísima gente.

Eso fue en mayo. Yo conocí a Zurita poco después, cuando comenzó a ser

profesor residente de la Universidad Católica. Entonces yo le doy alcance en el

patio, y le pregunto si se acuerda de mí, pues él me otorgó el premio. El poeta me

dijo que por supuesto se acordaba de mí y me pidió cosas que yo ya estaba

haciendo. Yo le mostré mi trabajo de entonces, que ya bordeaba tres mamotretos

de mil páginas. Me dijo “esto hay que publicarlo ahora ya”, y se empecinó en tratar

de publicar La Manicomia. El mundo editorial no lo conocía mucho en ese

entonces. Y empezamos a barajar editoriales.

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En ese tiempo ya éramos amigos. Zurita siguió siendo profesor residente de la

Católica. Entonces, como sabían que yo era amigo de él, cuando obtuvo el Premio

Nacional, me pidieron intervenir. Llegó el día en la mañana y Paula me pregunta si

traía el ensayo. Yo le digo que en vez de eso traía un poema que escribí en la

micro. Saco la hoja, se la muestro. Y la Paula empezó a leer No a las respetables

putas de la belleza. Ella me dijo que a partir de eso me iban a odiar en la

universidad, pues eso no era homenaje. De todas formas, yo leí el poema. La

gente quedó pasmada. Zurita estaba emocionadísimo. Al final no intervino más en

el evento.

¿Cuál crees que es el futuro de tu generación?

Bueno, han pasado ocho años de ese evento hasta ahora, y mucha agua bajo el

puente. Al año siguiente yo publiqué NO!, mi primer libro. Era el primero en

publicar y eso me dio mucha culpa. Por eso decidí incluirlos a todos en ese primer

libro, participando con fotos y pinturas. De ese tiempo hasta ahora todos ya han

podido publicar, viajar por el mundo, y concretar sus proyectos. La mayoría bordea

los dos o tres libros. Está el Poquita Fe, hemos ganado becas y premios, y

entonces se agrupa cierta imagen de una generación.

Pero por otra parte la generación anterior tiene el poder de la prensa, está

posicionada en las Universidades… ¿Sigues planteando esa distancia entre

generación del 90` y los novísimos?

29
Yo sentía que la generación del 90` estaba inmersa en su mundo literatoso,

universitario, en posesión de los canales de difusión literaria. Pero si hubo una

batalla, claramente ellos la perdieron. Pero uno podría decir la perdieron en el

mejor sentido pues ahora tiene el control total, por no decir todos… el caso de

Zambra es posiblemente paradigmático.

¿Cuál es la pelea de Poquita Fe en ese sentido?

Poquita Fe creo que no está ya peleando con el pasado sino con el futuro. Con un

porvenir aciago. Ya cada vez hay menos interés por la poesía, no hay mucha

gente que vaya a recitales. Creo que la pelea de Poquita Fe apunta a luchar

contra esa ignorancia. Aunque mucho de ello pasa por la búsqueda de los poetas

jóvenes. De aquellos poetas más chicos que puedan mostrar que los jóvenes no

están inmersos en este mundo de panfleto y olvido. Es como cuando a Marlyn

Manson le preguntan: ¿qué le dirías tú a los jóvenes? Y el responde: no les diría

nada, sólo los escucharía. No tenemos nada que decirles, sólo escucharlos.

¿A quién destacas de ese grupo de poetas?

Hay muchos, montones. Pero quizás los casos más claros son los de Camilo

Herrera y Felipe Becerra. Herrera se ganó a los 20 años el Roberto Bolaño.

Además está la excelente obra de Nicolás Said también. O el caso de Sebastián

Baeza, un muy buen poeta, y eso por solo nombrar a algunos.

30
¿Y de los que no valen la pena?

No sé si no valen la pena, pero sí que está muy afanados con el exitismo. Por

nombrarte a dos, Guido Arroyo, Gabriel Zanetti, que están muy encandilados con

el éxito, con las luces. Gente que está fascinada con los prólogos maravillosos,

con las grandes ediciones, con aparecer en revistas y antologías. El mismo

Enrique Winter. Son gente que hace diálogo con los años 90` más que con la

novísima. Bueno, tiene que ver con todo el problema de la relación entre mercado

y exitismo. Yo les daría poco tiempo en la poesía. Si uno es poeta, debe saber que

con esto no se vuelve rico.

31
LA CONTIENDA POÉTICA DE PABLO PAREDES

Paredes no lo oculta: pudo ser un revolucionario. Pero de la ternura. Se siente

comprometido políticamente con la izquierda extra parlamentaria, pero su corazón

es poético. Sin chistar, se refiere a la Concertación como un fracaso político. Su

poesía así lo documenta y él, travieso, se deja llevar por la honestidad del viaje

literario. Hay que escucharlo.

¿Cuáles fueron tus inicios como poeta?

Yo distingo dos períodos de inicio. Un inicio familiar y otro pandillesco. Un inicio

familiar tiene que ver con que si bien vengo de una familia popular en mi casa

siempre hubieron libros. Con un papá que escribía, que leía, y una mamá que lo

seguía de cerca. Era algo así como la estética de la casa, en todo caso, pues

empecé a escribir como a los 14. Antes yo veía tele y mis papás se daban

cabezazos contra la pared. Pero hubo algo importante en el hecho de que siempre

pude ver libros y me rodeé en un ambiente literario, de estanterías. Así me

recuerdo viendo en ella el libro La tía Tula de Unamuno y preguntándome ¡qué

habrá ahí adentro! Imagínate todo lo que pasaba por mi cabeza en ese momento.

Eso fue a los 11 o 12 años. Hasta que a los 13 o 14 años saco un libro de la

biblioteca de mi papá, Confesiones de un granuja de Esenin, y ahí me encuentro

con Cardenal. Fue en ese momento, ese acto de hurto, donde me pasa la

escritura de ser un acto completamente precario de escribir canciones de rap y hip

hop hacia una escritura que se dispara, hacia los 18, donde comienza la escritura

32
de El barrio de los niños malos. De ahí a los 22 obtengo con esa obra un premio

en el concurso de las Juventudes Comunistas. Después vino lo del Premio

Armando Rubio, y ahí empieza a aparecer el proyecto poético en su conjunto.

O sea, el proyecto de El Barrio de los niños malos es solitario...

Sí, exacto. Y es desde ahí de donde surge posteriormente el segundo momento

del que te hablaba que es el momento pandillesco, donde aparece un Héctor

Hernández, una Paula Ilabaca, un Diego Ramírez. Pero primero es muy solo, y

luego voy descubriendo tangencias comunes. No parte en todo caso de una

orquestación.

¿El hecho de ver tus textos publicados cambió tu relación con la poesía?

Sí, porque ahí termina el diario de vida y comencé otra cosa, desde ahí surge la

idea de publicación. A la par con que termina con mi anonimato y se va mezclado

con mi militancia. Yo entro a militar a los 13 años a las juventudes comunistas y

afronté en un momento la poesía como una nueva militancia. El hecho de verla en

papel, acrecentó mi sensación de materialización política de la poesía. Verla así la

volvió más concreta en términos políticos. No es que yo quisiera defender ese

anonimato o clandestinidad del diario de vida. Por el contrario, la idea era salir de

la esfera de la intimidad, que fue más bien un padecimiento.

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Cuando tú enfrentas la poesía como género, ¿pensaste después que sería la

pandilla que fue?

No lo sé en realidad, pero el poema que da título al libro El barrio de los niños

malos dice algo así como: “Y volveré al barrio de los niños y me reiré desde miles

de páginas”, o algo así. Ese es un barrio concreto, ubicable en el mapa y que tiene

que ver con mi infancia más remota. Es además, una suerte de venganza ese

poema, pues a partir de la pandilla es que surge una idea de venganza.

¿En qué sentido venganza y por qué?

En ser chico, había una derrota física. En el sentido de que te pegan por chico,

que te pegan por no ser bueno para la pelota. Había dos opciones, meterse al

gimnasio a estudiar karate o ponerse a escribir como venganza. Y una venganza

que tiene que ver también con una suerte de dignidad. Sí, soy pobre, soy de

izquierda y los pobres son mi bandera pero no me dejaré aplastar por la pobreza o

por algunos de los “pobres malos” que sí fueron siendo aplastados por la pobreza.

Pero es un tema que ha venido decantando con el tiempo y no sé si tengo la

misma sed de venganza en la medida que uno sabe el por qué de la violencia y

uno sabe que la violencia que uno padeció explotó en mí pero pudo haber

explotado en otro niño. Pero sí hubo en mí, en cierto momento, un deseo de

venganza.

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Y esa vuelta al barrio como dices tú, en tu cita, ¿es una especie de

aceptación de tu reconocimiento como poeta?

Es más bien el reconocimiento de que uno accede a un lugar de poder. Así,

estamos en este café de Lastarria hablando de literatura (risas), tanto el lugar

como el tema son, desde luego, lugares de poder. Aunque también hay que dejar

en claro que no estoy tomándome un café con Lucksic o con Angelini, pero es

claro que un cierto lugar de poder manifestamos los poetas por el reconocimiento.

Y frente a eso uno puede renegarse a sí mismo, o empezar a administrar y

articular desde ahí. Aunque también es complejo, hay que admitirlo, esa

plataforma. Desde luego, yo nunca me creí el cuento de poeta under. Nunca lo

creí primero porque la militancia te va mostrando que si uno es interesante para el

mercado, el mercado igual te toma y desde ahí uno tiene que administrar o

sucumbir pensando esa situación. En segundo lugar, no lo creí porque el under es

otra cara de a elite, nada más. El under finalmente se acomoda quedándose al

margen. Para mí se trata de arrebatar poder.

¿Arrebatarles el barrio Lastarria?

No. Me refiero a arrebatarle en primer lugar la posición política de la literatura y en

segundo lugar arrebatarles el poder político, concretamente, ir en busca del

gobierno. Eso tiene un nivel discursivo y un nivel político. Yo de todas formas me

sigo apegando a un discurso de izquierda.

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Es una suerte de discurso dentro del discurso de la izquierda, si entiendo

bien.

A mi modo de ver sí. Es curiosamente la idea de un discurso transformador, pero

que busca sus tradiciones. Concretamente, se trata de mantener un discurso de

izquierda, pero entendiendo que el discurso de la izquierda setentera está

obsoleta. Aportar nuevas sensibilidades que podrían dinamizar plataformas de

movimiento social real para hacer una mudanza de sensibilidad al 2000.

¿No hará falta que se muera una generación para eso?

Las generaciones se topan, pues siempre hay convivencia. Siempre hay

adolescente, papá, mamá, hijo.

Mi impresión es que la sociedad chilena está pasando por una suerte de

embudo, donde hay gente que cada vez quiere entrar más joven al mundo

adulto.

Yo discrepo del discurso generacional. Y aunque crean que estoy tomando un

discurso pasado de moda, me da la impresión que el viejo tema de “clase” es aún

necesario. Por más que tú ya hayas salido de la pobreza, es necesario entender

que el modo en que me relaciono con los pobres tiene directa relación con mi vida.

Todos esos movimientos generacionales son en realidad movimientos de clase.

Así como hay cierto tipo de sociología que categoriza, así también la televisión,

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por ejemplo Chilevisión, segmenta los adolescentes según patrones inexistentes.

Si el Diario de Eva considera que da cabida y sentido a una generación, de seguro

uno pensaría que es una juventud representada cuando en realidad son una

minoría. Lo puedes llevar incluso a un plano estadístico. Si lo pones por corte de

pelo, lo que hoy la televisión presenta como generación es una minoría.

¿Qué quieres decir con “tomarse el gobierno”?

Yo creo en la democracia. Pero creo también en la toma y asalto al gobierno. Creo

en el juego democrático pero también la idea fuerza de que una coalición de

izquierda pueda tomar el poder.

¿Eres más optimista que antes?

Yo creo que sí. El año 2006 me parece que terminan recién los noventas. Los

noventas murieron y desde ahí se acabó un poco mi sensación de fracaso y desde

ahí siento que pese a la tragedia nacional existente se gesta algo nuevo.

Hay un epígrafe de un libro que Zurita publicó el 2006, Los países muertos,

que dice: “Y ya casi amanece”. ¿Te sientes identificado con eso?

Sí, o al menos me siento identificado con quienes desearían identificarse con él

(risas).

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Me dijiste recién que no te gusta sentirte identificado con el concepto

generación ¿Cómo te vez tú en relación a la novísima?

Es una pandilla básicamente. Porque si uno lo lleva al término etario yo te podría

decir que hay un montón de poetas de mi edad con los que no coincido para nada.

También por otro lado está José Ángel Cuevas o Raúl Zurita que, pese a no ser de

mi edad, los siento muy cercanos. Sucede que con Héctor y Paula coinciden las

edades y las propuestas, pero no siento que sea algo determinante.

La novísima es un asunto que me intriga. En algún momento sentí que era una

lectura apresurada pero ahora lo veo con otros ojos. Siento en buena medida que

los novísimos se muestran como una nominación de lugar. En algún momento

determinado eso sirvió para diferenciarnos de otras poéticas y otros territorios y

plantearnos desde algún lugar. Yo mismo defendí el concepto y entiendo por qué

dijimos lo que dijimos e hicimos lo que hicimos. En el 2006 nos nominamos tales

para plantearnos frente a otras poéticas. Pero es corto en la medida de quienes

quieren leer esto en términos etarios. Pero si olvidáramos los RUT o fechas de

nacimiento, Zurita bien podría ser un novísimo.

¿Y qué te parecen los poetas de menor edad como Guido Arroyo o Gabriel

Zannetti?

Siento que hubo un retroceso por parte de algunos poetas que fueron

apareciendo, ya que no supieron apropiarse de un territorio y de un concepto. Por

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eso creo que no es el momento de jubilar nada, ningún poeta posterior. Hay que

recordar que la poesía tiene sus propios recorridos, territorios y lugares. No hay

que ser deshonesto y plantear que como este grupo no resultó, ahora viene otro o

habría que esperarlo. Por ejemplo, el primer Poquita Fe se llamó Encuentro

Latinoamericano de Poetas Jóvenes. El segundo Encuentro Iberoamericano de

Poesía Actual. En el tránsito de uno a otro se plantea el reconocimiento de una

ampliación de la mirada. Para mí Héctor Hernández o Diego Ramírez siguen

siendo un referente de lo que está pasando y no los voy a jubilar a los 20 y tantos.

No me aparecen sombras aún de nuevas voces que los reemplacen. En un

momento se pensó que la novísima iba a ampliarse súbitamente. Pero yo creo que

es más lento el proceso.

¿Y hacia dónde crees que va dicho proceso?

¡Hacia el socialismo! (Risas) Yo creo que hacia un nuevo y verdadero espacio de

rebelión y subversión. Es un camino extraño. Tan extraño que nos tiene en este

barrio, tan extraño que nos tiene publicando, tan extraño que nos tiene en la mira

de la crítica de este país. Pero un poeta debe estar atento a esas miradas. Por eso

hay que ser inteligente. Un buen ejemplo es Jorge González que deja un poco los

medios pero también les cobra. Hay que dejar un poco que te soben el lomo y

también cobrar aparte.

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¿Y qué anécdota recuerdas de tu “pandilla poética”?

Yo creo que hubo un período muy lindo de tomar cervezas cagados de frío en

Dardignac con Pío Nono. Se construyeron ahí los afectos, se construyeron los

territorios, y el gesto de signar que la poesía no está simplemente en el cafecito

del Galindo sino también en el frío de la Nona. Ese gesto para mí inaugura.

Y para finalizar, cuéntame, ¿cuáles fueron tus referentes poéticos?

Fue bueno haber hecho resistencia en lo poético, como te contaba. Se trata de

entender cómo aparecieron los primeros autores como los poetas rusos, o cuando

apareció Cardenal. De ahí pasamos desde los libros a la referencia viva. Ese

momento es especial porque marca la entrada a una especie de taller permanente

sin haberme dado cuenta. En verdad, mis referentes siempre van a ser mis

propios pares. La lucha es con ellos y, hasta cierto punto, por ellos.

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Paula Ilabaca:

“LA NOVÍSIMA ES LO MARGINAL”

Con el desplante de una femme fatale, hace su arribo Paula Ilabaca. Se asoma al

local donde nos reuniremos, mira adentro y pregunta por mi nombre. La veo venir

y la saludo. Sólo entonces me percato que no viene sola, sino con su gata. “Está

enferma y la llevo al veterinario después de la entrevista”, me dice. No tengo

problemas con los felinos. Sobre todo si vienen acompañados por poetas como

ella.

¿A qué te suena la palabra “marginal”?

A mí me vienen dos lecturas, aquella que tiene que ver con lo marginal político y

social y la marginalidad literaria. Lo marginal me suena, en esta segunda

acepción, a aquello que le está haciendo una vuelta de tuerca a la institución.

¿Consideras que tu poesía es o fue marginal?

Me parece que en algún momento sí fue una poesía marginal. Pero con el tiempo

empecé a perder la inocencia pues me sucede que cuando miro el texto también

lo estoy viendo críticamente. Ahora me parece que sí fueron marginales. Estoy

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preparando una lectura con Diego Ramírez de mis textos del primer libro,

Completa, y con el tiempo ese poema me parece súper rabiosamente marginal.

¿Y ahora, crees que hay de todos modos una distancia entre tú poesía y

otras más instaladas?

A mí me da que la marginalidad no se debe buscar, se da.

¿Pensarías entonces que existe una poesía más cercana al gusto del crítico

de prensa?

Pienso que al escritor le viene la necesidad de escribir como se le da la gana. La

gente escribe lo que le gusta, nada más. Además en la actualidad hay más

formas, más referentes e incluso se pueden hacer auto ediciones. Se podría decir

que mi propia poesía es comercial y de gusto de la prensa, pese a que en algún

modo se me consideró marginal. Ahora estoy escribiendo de un modo en que se

establecen ciertos parámetros que podrían considerarse comerciales. E incluso

más, en mi taller de poesía la pregunta siempre ronda, el por qué y el para qué de

la escritura, pero dejando un poco ya de lado esa dicotomía institución versus

marginalidad.

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Según entiendo de lo que planteas, la marginalidad se resuelve en una

dicotomía marginal versus instituciones, pero tu generación así lo deja ver,

a partir de ahí uno hasta podría dudar de que exista la llamada “novísima

generación”, ¿Crees que exista?

Sí, lo creo.

¿Qué es?

Un grupo de poetas en la que está inserto tú, Paredes, Ramírez, Héctor, Gladys

González y yo. La novísima en un momento se instaló dentro de toda la gente que

estaba escribiendo algo especial. Existe una continuidad entre todos los

compañeros de Balmaceda. Considero que la novísima fue marginal, pero ya no

lo es. En sus orígenes, ver jóvenes vinculadas a la universidad yendo a

Balmaceda 1215 me parece refleja una actitud marginal, pero aunque eso ocurra

aún, esa actitud ya no expresa algún tipo de marginación, sino una actitud

corriente.

¿Recuerdas algún hecho particular o performance donde se denote ese

momento novísimo como ruptura?

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Bueno, el trabajo del Héctor (Hernández). Si bien yo siempre lo he sentido como

un igual, se escapa, es distinto. El primero en acercarse a lo multidisciplinario, el

primero en hacer performance. No es que se le haya ocurrido antes, sino que más

bien fue el que se atrevió. Recuerdo cuando se lanzó NO! Con toda aquella

performance con sus fotos y pinturas, eran vínculos impensados y Héctor se

atrevió. Era impensable pero a su vez era recorrer hacia atrás los ochentas y La

nueva novela de Juan Luis Martínez.

¿Qué te parece ese vínculo 80`s con la novísima?

Total, todo. Es eso. No copiar, pero si tenerlos como referente. La novísima es la

gran cita de los 80`. Así como en el cine se va viendo una cita a otra cinta la

novísima cita a los 80`. También me parece súper coherente que hayan pasado 20

años. A mí me ha tocado en varias ocasiones participar en entrevistas junto a

Héctor sobre la poesía de los 90`. En ellas siempre comentamos peyorativamente

esa generación, pero en el fondo pasado el tiempo uno piensa que tal vez a ellos

no les interesaba romper con nada y querían escribir de otra manera, nada más.

Pero a nosotros nos tocó otro momento y época en que tuvimos que revisitar los

80` y en donde Balmaceda tuvo una influencia determinante.

Sergio Parra…

Claro, pues él fue el primer gran mentor de los novísimos

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¿Cómo ingresas ahí?

Fue por una amiga, la Ángela. Una chica alta que hacía talleres de danza en

Balmaceda. Ella me dijo que en el segundo semestre de ese año 1999 empezaba

un taller de poesía en Balmaceda. Con ella yo llegué de nuevo a Balmaceda y

también lleve al Héctor. Parra salió con su postura tan rebelde y cautivadora a la

vez y eso me embrujó. Yo siempre he dicho que he tenido dos padres poéticos:

Raúl Zurita y Sergio Parra: como verás, el canon y el margen.

¿Lo marginal, no podría transformarse en un concepto cómodo?

En este país lo marginal vende. Es un poco lo que me pasa con el Diego Ramírez.

Nosotros estuvimos juntos en el taller de la Fundación Neruda y me tocó hacerle la

crítica. Pero yo hice una crítica donde postulaba que el Diego era algo así como

un sastre. De hecho, la crítica se llama: Corte, moda y confección en Diego

Ramírez. A él tú lo puedes ver muy marginal, pero sabe muy bien lo que hace y

siempre se nos va adelantando un poco. No es una competencia ni nada sino algo

no buscado.

¿Cuáles fueron tus poetas referentes?

Por el mismo Parra leí a Carmen Berenguer, a Malú Urriola. De las internacionales

me gusta Emily Dickinson y Silvya Plath.

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¿Te consideras una poeta ya madura?

Sí, de todos modos. Y para ese proceso me ha servido mi taller de poesía. Allí me

he reconciliado con muchas cosas por las que sentía mucha rabia, como la misma

marginalidad. En el taller mismo yo también no impongo, diría que me disocio un

poco. Dejo que la gente habla y yo solamente escucho. Eso me ha servido para

crecer y madurar mi propia creación.

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DIEGO RAMÍREZ Y “LA GENERACIÓN 1215”

Al poeta Diego Ramírez no le gusta hablar de novísima. Prefiere decir: generación

1215, para referirse a los poetas surgidos del Centro Cultural Balmaceda 1215.

Igual, dice sentirse parte de los novísimos. Y también repudia la generación del

90`. Dice instalar una resistencia, una política, pero del “corazón”. Con libro nuevo,

nos cuenta de su paso por la cárcel, de sus inicios, de sus talleres. En extenso,

Diego Ramírez.

¿Cómo fueron tus inicios en la poesía, en Balmaceda?

Yo tenía 15 o 16 años, fue la primera vez que formalice el diario de vida y esos

gestos iniciales que tiene uno cuando escribe. Llegué muy tímido, como siempre,

a un primer taller de cuentos para principiantes que dirigía una narradora de

novelas históricas, Juanita Gallardo, ella nos hizo escribir una biografía y después

un cuento. Me acuerdo que armé un texto que se llamaba "Llévame contigo" que

era la historia de una mujer ferviente católica que se masturbaba en rezos

pensando en el cuerpo desnudo y lacerado de cristo. Recuerdo que Juanita

Gallardo me escribió con grandes letras rojas una serie de calificativos increíbles

de que mi texto era sorprendente, quizás nunca le he dicho a ella lo fundamental

que fue para mi eso, si no fuera quizás por ella, no hubiera seguido escribiendo.

Después, ella me recomendó tomar el taller que seguía en el 1215, con Pía

Barros, ahí conocí a esta profe increíble que literalmente me enseño a leer y a

escribir. Pía Barros como tallerista es maravillosa, lejos una de las mejores en este

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país, con ella aprendí muchos ejercicios técnicos, tenia 16 años y fue muy

revelador, ese taller se prolongo por casi 5 años, después en una suerte de beca

en sus talleres formativos de nombre Ergo Sum. Siempre fui el más chico, y el

único hombre del grupo, lo que fue muy revelador con mis proyectos de escritura y

la búsqueda de mi voz propia. Sin darme cuenta empecé a escribir en femenino,

todas mis compañeras de taller eran mujeres, leíamos y trabajamos de cerca con

una sensibilidad cercana a la teoría más feminista y de género. En los talleres de

Balmaceda 1215 me formé durante muchos años en narrativa, ahí aprendí mucho

de técnicas y esas cosas formales que tiene el cuento y que yo creo que es

fundamental para ordenar la obra poética: estructura, ritmos, formas. La gente

cree que la poesía es algo tan libre y, si bien es cierto, a veces es necesario esa

rigurosidad técnica que te permite decir más cosas, yo al menos trabajo mucho

eso en los talleres literarios que dirijo: desde la narrativa llegar a la prosa y desde

ahí encontrar la voz poética de cada autor. Desde el año 1998, estuve en muchos

talleres en ese lugar, con Alejandra Costmagna, con Pablo Azócar, Lilian Elphick,

de ahí vino un giro increíble, cuando llegué recomendado por Pía, al taller de

crónica urbana de Pedro Lemebel, yo era un escolar ordenadito, que leía en vez

de jugar fútbol, y ahí con Pedro cambió mucho todo, la historia, el deseo, la

manera de mirar la ciudad, las rebeldías. Ese taller también siguió de manera

simbólica, en encuentros en su casa, en importantes conversaciones, mirando la

virgen del cerro, en un balcón increíble que tenia muy tránsfugo el Pedro en su

casa. Él, fue un gran maestro que, sino fuera por Balmaceda y ese arte gratuito,

jamás hubiera conocido, ahí pasé de la crónica a la prosa poética, con mucho

miedo, porque mi padre escribe poesía, entonces era un tema complejo, como que

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respetaba mucho la poesía, en ese momento estaban Paula, Héctor y Gladys en

el taller de Sergio Parra, ellos eran los poetas malditos del grupo que miraban con

cierta distancia a los nerd de narrativa. Por Pedro, llegué al taller de poesía urbana

de Carmen Berenguer, ahí siguieron los giros, con mi amiga Gladys nos ganamos

una beca Mustakis que daba el centro cultural a jóvenes talentos, con esa beca

publicamos el libro Relamido (crónica + poesía), que era esa mezcla de géneros,

en el fondo era la justificación para armar un proyecto juntos, de ese libro recuerdo

la nostalgia de ser tan chicos y descubrir la noche, los primeros bailes, y la

generosidad de Berenguer de prologar ese libro, que también se formó en otro

taller que seguimos junto a Gladys con Rita Ferrer. Después yo seguí en poesía,

en otros talleres, con Sergio Parra, donde nos conocimos con otros jóvenes

poetas de Balmaceda. Pasaban muchas cosas ahí, ese espacio es muy potente,

yo le tengo un profundo cariño y respeto a Balmaceda. Para mí significan mi

primera habla, mi lengua. Ahí me vinculé con gente maravillosa. Este año volví a

Balmaceda a dirigir un taller y fue increíble ver a jóvenes que están en la misma

que uno 10 años atrás, las mismas rebeldías, las mismas ganas de decir, todo eso

es hermoso, quizás si no ha pasado tanto, es por la responsabilidad de los profes

del 1215, ellos tienen que ser capaces de entregarle a los chicos la furia que

necesitan para entender esta fatalidad y el riesgo del acto terrible y salvaje de

escribir.

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¿Cómo es tu relación con Héctor Hernández y Paula Ilabaca?

A ellos los conozco hace mucho, mucho tiempo, quizás ya como 10 años en

Balmaceda 1215. Ellos eran amigos de Gladys, así los conocí, como los chicos de

poesía, primero conocí más a Héctor, teníamos amigos en común, y nos

encontramos en muchos lugares, recuerdo que una de las primeras personas que

me invitó a leer a una recital poético fue él, cuando había publicado Corazoncito /

Noche, siempre he tenido mucho respeto por su trabajo teórico y su obra poética,

y siento que tenemos una relación de mucha complicidad, desde ahí, me encanta

saber que hay ciertos lugares o ciertos lanzamientos donde siempre nos

encontramos, hay lugares donde sé que el único poeta de la generación que

podría estar es él, hay como una estrategia de encuentros no programados y

programados que es la que da finalmente sentido a un “circuito”. Es un placer

hablar de literatura con Héctor, es una de las pocas personas inteligentes,

capaces de entender distintas subjetividades (gays, lésbicas, y otras), y esos

pequeños y hermosos detalles románticos y dantescos. Con Paula nunca tuvimos

la posibilidad de hablar mucho, hasta que nos encontramos en el escenario terrible

de la Fundación Neruda, esa beca que por diversas razones nunca se nos había

dado y a todos nuestros amigos poetas sí. Yo ese año, ya aburrido de reclamar

esa misma beca que por la cárcel me quitaron hace 3 años atrás, porque la había

ganado el mismo año que fui detenido y nunca pude reintegrarme; ni al próximo, ni

al próximo año, según me lo habían prometido, entonces mandé una especie de

carta exigiendo mi reincorporación con firmas de gente, amigos poetas, etc. Ahí

me encontré con Paula, y sentí que los dos estábamos en esa situación parecida,

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ahí vino una amistad y cariño hermoso, que eran esas largas conversaciones

camino a casa por la Alameda, hablamos de amor, de moda, de rabias, fue todo

muy especial, conocerla y armar una complicidad, para mí es un placer invitarla a

leer a cosas que son importantes para mí, como la inauguración de mi Carnicería

Punk, ella siempre está ahí, todo eso es muy lindo, generoso, en realidad a Paula

y a Héctor les tengo mucho respeto por sus escrituras, porque sé que son trabajos

serios y que viene de hace tiempo, hace muchos que nos conocimos como

adolescentes en Balmaceda, y eso no se olvida más, hay un territorio, una

búsqueda, un camino que hemos compartido juntos.

Has sido muy cercano a Gladys González, ¿cómo se conocieron?

Teníamos como 12 años, yo estaba en octavo básico, y llego una chica tímida y

rebelde que dejaba a los profesores hablando solos y se iba con un libro al patio

del colegio, era un colegio pequeño y aterrador en Gran Avenida, ella era la chica

rara y yo era el tímido que escribía en papelitos, a veces nos mirábamos de un

lado a otro, como con desconfianza, de saber que ambos éramos los pequeños

monstruos salvajes que resistíamos a la furia escolar. Ella leía un librito antiguo,

creo que eran los poetas malditos, yo en cambio leía Rayuela, todo eso mientras

volaban papeles y mis compañeros jugaban fútbol. Ahí ella se acercó, ella fue la

primera en hablarme, hablamos de la Maga, de Rocamadour, nos escapamos un

par de recreos, nos encerramos en algunas salas, nos mostrábamos las primeras

hojitas de cuadernos con poemas, hasta un día en que le conté que iba a

Balmaceda, ese día nos pusimos de acuerdo y nos fuimos a inscribir juntos y ahí

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comienza la historia. El hecho de haber publicado dos libros juntos, gracias a dos

becas Mustakis que ganamos 2 años seguidos, fue algo hermoso, ahí quedaron

inscritos mi corazón con su nombre y su corazón con el mío.

¿Recuerdas algún hito particular de tus inicios como poeta?

El momento que recuerdo como más importante, fue cuando recibí el Primer

Premio en los Juegos Literarios Gabriela Mistral. Tenia 17 años, estaba en el

colegio y era la primera vez que participaba en un concurso. Tiene una cierta

importancia por lo que significan en algún momento particular de tu vida, en mi

caso, ese premio, me permitió revalorizar mi trabajo. Desde muy chico, pude decir

que quería dedicarme a eso y me dio mucha seguridad para seguir escribiendo y

trabajando en algo que me parecía una necesidad, asumir que era lo único que

sabia hacer bien. Quizás al hablar de hito, pueda ser, también, cuando escribí El

baile de los niños, era un trabajo que siempre me asustó un poco, era muy extraño

escribir desde ahí, armar una poética en relación al baile y las tribus urbanas, a

lugares tan aparentemente superficiales, llevar la poesía ahí, era algo tan extraño,

siempre tuve dudas con ese trabajo en el proceso de su escritura, hasta que llegó

a ser leído por otros, y finalmente terminó convirtiéndose en mi primer libro. Por

último, podría considerar la Beca de Creación Literaria del Consejo del Libro, que

recibí el año pasado por Mistrala, ese era un proyecto muy difícil, que me costo

mucho concretar, desde su título, la forma, todo eso, por eso el premio fue un

reconocimiento a esa propuesta, me permitió trabajarlo con la confianza de que

era un trabajo importante, al menos desde la subjetivad del jurado que te elije, por

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lo demás porque participé en poesía, quizás la categoría donde más obras

compiten y en una categoría compleja como es la de escritores profesionales, que

partía desde los 25 años, yo los había cumplido recién, y consideraba casi

imposible ganar esa beca, considerando la cantidad de escritores profesionales y

publicados; con mucha más trayectoria que la mía, que estaban participando, para

mi eso fue muy valioso, iluminó un poco mi proceso creativo y mis ganas de seguir

terminando ese trabajo tan complejo.

¿Cuándo llegó el reconocimiento público de tu obra?

En realidad, uno habla de reconocimiento público, pero si acabas de auto-editar un

libro o te mueves en editoriales independientes, eso es siempre un tema

discutible, porque tampoco uno está en grandes lugares ni nada por el estilo, pero

sí yo agradezco pequeños detalles que me parecen muy importantes para mi

trabajo, como que exista gente interesada en leerte, por ejemplo mi último libro,

Brian, el nombre de mi país en llamas, son muy pocos ejemplares, que de hecho

ya no me quedan, entonces era muy lindo ver cómo me escribían algunas

personas desconocidas muy interesadas en querer leer ese libro tan clandestino y

casi huérfano, tampoco hablo de una masividad exagerada, pero que al menos ya

exista ese interés es para uno muy significativo. También las buenas criticas, que

te entrega gente que tú admiras o respetas, poder mover tu libro con escritores

que para ti significan mucho y que se den el tiempo y la generosidad de leer una

edición fotocopiada, me parece importante, lo mismo me pasa con las lecturas, la

gente que se da el tiempo de escucharte y de escucharte de verdad, o el tema de

53
los concursos, que claramente es muy discutible, pero yo no pertenezco a ninguna

familia poderosa, ni escritores famosillos, ni estudié literatura, ni nada de esas

cosas que pueden o no pueden vincularte más a ciertos lugares. Yo me muevo

muy solo en todos lados, porque mis territorios de escritura pasan por otros

lugares, nunca nadie sabe lo que estoy escribiendo, ni menos las cosas que

puedo estar haciendo, me gusta trabajar solo y me gusta sentir que no le debo

nada a nadie, ningún favor extra. De lo que sí soy muy agradecido es de la gente

que es respetuosa con tu trabajo. Creo que ese cierto reconocimiento llegó

cuando se rearticuló este discurso de la novísima como generación, en paralelo

apareció la antología de Zurita, Cantares, que nos agrupó a casi todos, y donde él

pudo leer desde una complicidad el trabajo de algunos de nosotros, y toda una

serie de publicaciones, algunas más interesantes que otras, de un grupo de chicos

que yo llamaría algo así como la Generación 1215, porque al menos, los autores

que yo más respeto desde este discurso generacional, veníamos de esos talleres,

de esa lógica gratuita y de un grupo de profesores de los 80` que nos formaron y

nos enseñaron a inscribir una poética desde la diferencia. En ese momento hubo

mucho interés, en encuentros, textos críticos, de gente que estaba muy atenta de

lo que uno estaba escribiendo, esas cosas, yo al menos las considero como

reconocimiento, porque finalmente eso hace tus textos. Yo soy muy desapegado

de los libros, porque uno no domina mucho lo que pasa con ellos, a veces ni

siquiera eres consciente de lo que estas haciendo, los libros toman un giro propio,

llegan a lectores acertados y ellos hacen el resto del trabajo. En mi caso me pasa

eso, hay lectores que dan una mirada a tu obra que me sorprende, amigos poetas,

o gente que te dice cosas muy lindas que te hacen sentir que tu trabajo existe, se

54
mueve, habla, ejerce un discurso, que son libros despiertos que producen algo en

el lector. Hay lugares políticos que a veces no ves de manera tan directa, como

tener una editorial, casi como invento romántico, que se llama Moda y Pueblo, o

publicar hoy, después de tener ese “cierto reconocimiento”, una auto-edición, me

parece que es dar una vuelta contraria que a mí me gusta, tiene que ver con mi

relación con la literatura. Yo escribo porque es lo único que sé hacer bien en la

vida, es una necesidad y una fatalidad, por eso agradezco comentarios o el interés

de lugares que además para uno son importantes, como que un alumno de

literatura haga un tesis de tu primer libro o que alguien que fue tu profesor y

maestro te diga que tu ultima obra es reveladora, son cosas que para uno

significan mucho, pero es el único y gran reconocimiento que yo podría esperar

con un trabajo tan huérfano como el escribir.

¿En qué circunstancias escribiste El baile de los niños?

El baile de los niños, apareció a partir de un taller que armó Balmaceda con gente

de la editorial Cuarto Propio y creo que también de la Fundación Neruda. Querían

celebrar el Canto General de Neruda y publicar un libro con poetas jóvenes que

reescribieran esta obra que es una catedral inmensa y hermosa. Desde donde yo

podría escribir un libro que lo decía todo, que era una Biblia absoluta, entonces, se

cruzó con un tema que estaba latiendo hace tiempo, mi relación con estas

estéticas nuevas, o quizás ya no tan nuevas pero si bastardas, extrañas,

subterráneas y perdidas, yo quería escribir eso pero no sabia desde donde. Los

discursos de género y esas cosas era algo que conocía muy bien como lector,

55
pero me daba terror instalarme a escribir desde ahí, entonces me olvidé un poco

de todos esos grandes discursos, y metaforicé en la figura salvaje del baile todo

ese lugar, pero no cualquier baile, sino que tomé el libro Canto General y me fui a

mi territorio único de deseo y de búsqueda, un teatro abandonado, el Teatro

Carrera que además portaba toda la cultura heredada de las fiestas spandex de

los 80, ahí se hacían fiestas que empezaban casi a las 5 de la tarde y duraban

toda la noche, era un antro oscuro, perverso y violento, muy barato y muy terrible,

había una escalera como cuarto oscuro, un segundo piso, escaleras viejas, un

escenario abandonado, toda esa estructura hermosa que tiene ese lugar, hasta

terminar en la cima con una pista gótica increíble. En esa época todos éramos tan

góticos, tan dark, tan oscuros, yo me pintaba los ojos y las uñas, tenía el pelo

enorme, bailaba The Cure, y bajaba a la segunda pista con cuidado de

encontrarme con los punkies, con esas moikas enormes como estrellas en sus

pelos, y que luchaban en la pista de baile, y así muchas tribus urbanas, que

también se hermanaban con las chicas lésbicas, y los niños gays, casi todos brit,

también llegaban escolares, mezclados con universitarios, llegaban a bailar

travestís descariñadas, pero travestís jóvenes casi adolescentes que intervenían el

uniforme del liceo en una versión de Madonna, nos sabíamos la coreografía entera

de Pulp y Morrisey, en todos los bolsitos decía Bjork o Placebo. Aparecieron ahí

por primera vez los neo nazis en Chile, que fueron quienes de alguna manera

debido a la violencia constante de esas fiestas terminaron por cerrar ese paraíso

bailable. Yo fui tan feliz y a la vez sufrí tanto ahí adentro, todo ese espectáculo,

desde la arquitectura del lugar hasta todas esas diversas estéticas, eran para mí la

cita con las cumbres, las cimas, las montañas y todo ese espacio que presentaba

56
Neruda, era como si América entera, era la representación de ese teatro en

decadencia que albergaba el ultimo grito generacional como resultado de un país

neoliberal y pactado. Desde ahí rearmé el origen de los niños, el origen de las

bestias, de la noche, del deseo, de mi escritura, quise ofrecerme para bailar con la

historia de Chile, ese baile me gustaba porque era un baile muy triste, un baile de

abandonos, era una generación de jóvenes sola, perdida, sin padres y con madres

histéricas; esa imagen me encantaba, fue el inicio de un grupo de tribus urbanas

que ahora se han masificado más. Yo sigo respetando o quizás justificando esos

analfabetismos salvajes como responsabilidad de una historia de país, esas

estéticas, esos cruces, esas marcas, la cantidad de piercings y cicatrices, las

heridas, como heridas de guerra, todas esas cosas me hicieron escribir El baile de

los niños.

Hablas algo así como de una trinchera de batalla, de un territorio más que de

un refugio, ¿Cómo tu paso por la cárcel afecta esa concepción?

Fue una marca irreparable, en todo sentido, marcó mi vida en un antes y después.

Literariamente, me enfrentó a una realidad de la que jamás pensé escribir, me

dediqué tres meses a escribir cartas y poemas de amor por encargo, me sentaba

horas en una mesita de metal a escribirle cartas a mis amigos reos. Conocí un

grupo de amigos increíble, mis compañeros de celda, dos presos políticos, y la

otra gente del Frente Patriótico. La gente en la cárcel, más allá del espectáculo

televisivo que se está dando ahora, es muy generosa. Con los que compartimos la

tragedia, todos llevamos para siempre esa cicatriz que dice “cárcel” en todo el

57
cuerpo, tu papel de antecedentes tienen esa marca fatal, irreparable, tu vida, tu

quiebre, la distancia, lo extremo, todo, todo es salvaje ahí adentro. Y eso hace que

la solidaridad, el cariño, y sobre todo la ternura de esa gente, de mis compañeros

reos, sean increíbles. Yo en la cárcel me relacioné con una geografía de lo

masculino que era desconocida para mí, hablé en coa, aprendí a escupir, a tomar

mate, a jugar fútbol, a vestirme de buzo y zatillas grandes, a lavar la loza en la

taza del baño porque era el único lugar posible donde hacerlo, el lavamanos de la

celda era muy pequeño, bañarme con agua helada todo ese invierno del 2004,

pasé hambre cuando el rancho que nos daban eran comidas horribles, porque

Gendarmería casi siempre se queda con esa plata fiscal, y pasé mucho frío,

porque la ventana de mi celda era de plástico, le faltaba una parte arriba, justo en

la parte del camarote donde yo dormía, en “la rama”, como le decían allá. Y

muchas noches no pude dormir, soñaba con la calle, con mi familia lejos, sufrí

mucho, pero también hubo otras cosas, otras particularidades de las que me

siento orgulloso de haber sobrevivido, creo que no todos sobreviven a la cárcel, yo

me siento orgulloso de esa herida y de esa pérdida. La cárcel ya es mi territorio.

Me pertenece, es parte de mi historia y de mi biografía literaria, va estar siempre,

cada cosa que escribo esta la imagen del encierro, es algo que no puedo sacarme

de la cabeza, pero creo que eso no me molesta, al contrario, yo respeto toda mi

biografía, incluyendo los logros, y por sobre todos mis abandonos. Si no existieran

no podría escribir ni una línea. En uno de los poemas mas importantes que escribí

en la cárcel hay un verso que creo resume todo esto que estoy tratando de

explicar: "que van a saber ustedes, si nunca han tenido acribillado el corazón con

destino a los juzgados del crimen”.

58
¿Tu paso por prisión crees que influyó en tu escritura?

Después de salir de la cárcel me encontré lleno de cartas, muchos papeles, desde

cosas legales, hasta algunos artículos de prensa, cartas enviadas por amigos y

familiares. Después mis hermanas me entregaron una caja enorme llena de casi

93 cartas, porque escribí todos los días de mi encierro, entonces no sabía muy

bien que hacer con todo ese trabajo, las cartas eran ejercicios narrativos casi

como crónicas donde les contaba a mi familia todo lo que me pasaba y lo que

hacia, por la necesidad de escribir y para hacer algo, para matar el tiempo muerto

que uno pasa ahí adentro, hay historias increíbles como la del “bulla” que tenía

SIDA y se cortaba los brazos y entonces su sangre era el escudo de batalla, el

arma más letal para todos, incluso para los gendarmes; los brutales allanamientos,

o cuando íbamos a declarar al Juzgado, engrillados y durante horas en una jaula,

porque no se podría llamar de otra manera, pero también cosas emocionantes

como cuando hicimos una completada con donaciones de todos, cuando fue la

Cruz Roja a ver a los presos políticos, hasta cuando nos regalaron postre que eran

unos duraznos increíbles que no olvidé nunca más; y también mucha poesía,

mucha. Un día hablando con Pedro Lemebel y Sergio Parra, me dijeron que no me

preocupara tanto del género, que el libro podría ser un diario de cárcel donde

estuviera todo el material, la poesía y las cartas, las crónicas y las fotografías,

tengo mi foto de reo que me regaló el actuario cuando supo del proyecto, y es

lejos el mejor poema que puedo haber escrito allá adentro, todo eso se articuló en

un libro que se llama Mi delito, así que claramente influyó mucho. Ese libro está en

59
proceso, porque aún no siento que el libro se ha se terminado de escribir. Han

pasado cosas increíbles en este tiempo, como mi primera visita a la cárcel o

cuando me enteré de la muerte de Don Tito, mi compañero de celda, que murió en

prisión después de una larga enfermedad y de haberle sido rechazado el Indulto

presidencial, tenia casi Setenta años y era un prisionero político que fue castigado

porque en su casa encontraron armas del Frente, armas que eran parte del

patrimonio del pueblo como él me decía todas las tardes de encierro. Todas esas

cosas me hacen sentir que ese libro aún se está escribiendo.

¿Cómo crees que se proyecta tu poética hacia el futuro?

Yo escribo porque no sé hacer otra cosa, entonces no sé si en el futuro publique

libros o si alguien me quiera leer. Lo que pasa es que yo separo mucho el ejercicio

de escribir con el de publicar. Esto no puede ser una empresa donde el gran tema

de discusión entre los amigos poetas es la relación entre mi última obra publicada

y mi próximo libro inédito, ¿qué puede ser eso de libro inédito? Uno no puede

mover su escritura partir de eso, yo escribo porque necesito escribir,

independiente de que el libro se publique o no, por eso mucha gente no entiende

como no he publicado ninguno de los 3 proyectos de obra con los que he ganado

el Consejo del Libro, tengo inéditos Tristes Bastardos (2003), Mi delito (2005) y

ahora último Mistrala (2007) y la única respuesta para eso, es sentir que esto para

mi es un trabajo que requiere el tiempo necesario y por lo demás en ninguna parte

de las bases de ese concurso te exigen publicar, esta es una beca para escribir, y

¿por qué el paso obvio tiene que ser publicarlo, con la emergencia del aplauso, el

60
éxito? No sé, sólo yo sé cuándo y cómo publicaré esos trabajos, quizás no lo haga

nunca, quién sabe, yo en realidad no podría explicar que me pasa con eso, por

ejemplo Brian, que fue un libro intermedio de todo esto, lo publiqué de manera tan

salvaje este verano y casi sin pensarlo mucho, uno armar proyectos cosas que

haces solo como gesto de amor, armo cosas pequeñas que me parecen

hermosas, como volver hacer un libro ahora con Gladys de poesía, o un libro que

estoy haciendo hace un tiempo de cartas con Eugenia Prado, además de inventar

libros-objetos, como cajitas decoradas que acabo de publicar con mi taller literario,

en esas cosas pienso como proyección de mi obra, me gusta armar pequeños

gestos independientes, me encanta esta sensación de auto-publicar, de inventar

tus proyectos y moverlos en esos lugares que te interesan y te importan, en medio

de todo este consumo deliberado y esta empresa neoliberal de la literatura, me

parece que es el mas ingenuo y hermoso gesto que uno puede hacer al escribir.

¿Consideras mejor tu generación que la anterior?

No sé si podría hablar de una generación mejor que otra, pero desde mi

subjetividad de lector te puedo decir que mis búsquedas no pasan necesariamente

por lo que la gran mayoría de la generación del noventa ha construido. A mí

parecer hay búsquedas y lugares que no me parecen riesgos, y eso es lo que yo

busco en la literatura. En su mayoría hay un academicismo, que ya parece lugar

común decirlo para referirse a los noventa, pero es algo que se da con hechos, es

cosa que te preguntes donde se mueven, donde estudiaron, de donde aparecen

sus obras, claramente están en las universidades, y en ciertas universidades, sus

61
obras delatan un diálogo con sus profesores y académicos, sus profesores están

dando vuelta como referentes o maestros y eso no tiene nada de malo, pero hay

que hacerse cargo de la factura, de lo que dijiste, de lo que ejerces cuando

publicas o te mueves con ciertos autores y no con otros, escribir en esos años era

más complejo, dicen. No lo sé, pero el dictador estaba vivo, y tenía mucho poder,

habían tantos muertos que no aparecían, habían tantas muertes negadas,

entonces no puedo creer que esas obras estén dialogando con el paisaje o la

arquitectura, es decir puedo leer libros perfectos en formas, quizás en estructuras

incluso, pero no hay riesgos, no hay ninguna propuesta. A mí me gusta mucho el

borrón, la tachadura, el pliegue, a veces siento que estoy leyendo maquetas,

instrucciones formales del como escribir un buen poema, son libros ya hechos,

tampoco es bueno generalizar, pero no sé si he leído los libros equivocados, pero

la mayoría de los textos que conozco de la generación anterior están demasiado

ordenaditos, demasiado uniformados, demasiado obedientes con el sistema

editorial, con los padres, con el país, con el poder. Yo no soy un gran conocedor

de todo lo que se esta haciendo ahora, pero yo puedo respaldar y hablar de un

grupo que fueron mis compañeros de talleres literarios y otra gente que se sumó

en el camino y que me parece interesante, porque siento que son proyectos de

obras, trabajos enteros, Ahí veo una poesía que tiembla, que se desplaza a los

bordes, a cierta desterritorializacion que me parece alucinante. Yo por lo menos,

siento que me he ganado ser considerado en un grupo generacional con el que

puede compartir algunas cosas, porque también soy muy crítico de otros

compañeros, no me gusta necesariamente todo lo que se está haciendo ahora.

62
¿Te sigues considerando un poeta joven?

Nunca fue un privilegio que alguien te catalogará de poeta joven, para mí al menos

siempre ha sido complicado porque te relega a ser algo así como el poeta recién

aparecido y, si bien es cierto que puede ser así, yo al menos siento que llevo

mucho tiempo escribiendo. Nunca he estado de acuerdo con esos apellidos que le

dan a tu poesía, porque le quita un cierto valor, tampoco hay poetas adultos ni

poetas viejos ni poetas lesbianas ni gays ni mapuches, son como objetos

decorativos de la academia. Yo espero ser leído como poeta. Porque esos otros

discursos de legitimidad me incomodan, esos discursos de género, por ejemplo,

tienen que sobrevivir en tu obra, es ahí donde uno tiene que decirlo todo. Yo siento

que todo lo que hago, digo y pienso está en mis trabajos, soy una persona que no

habla de literatura con nadie, mis trabajos son muy personales. Hace mucho que

no me considero poeta joven, hay gente mucho más joven que uno haciendo

cosas muy lindas y potentes, ahora también es cierto, que esos espacios hay que

ganárselos con trabajo, a veces uno se encuentra con gente que asume que por

llenar la pagina en blanco ya es parte de los poetas jóvenes de Chile, hay que ser

un poco riguroso con eso. El tema de las edades y las generaciones, es algo que

está un poco obsoleto, yo hablaría de movimientos, de escenas, de estrategias del

corazón, de relaciones afectivas y discursivas, porque yo al menos me vinculo

directamente con gente, escritores y amigos poetas que son de generaciones muy

diversas y me siento absolutamente más ligado a ellos, sobre todo a gente mayor,

que a algunos de mis compañeros de la novísima.

63
Has realizado diversos talleres literarios. ¿Cómo ves la promoción de

autores emergentes?

La experiencia de dirigir talleres o asistir a las lecturas de poesía, que hay miles en

este país, te permite conocer una seria de poéticas increíbles que uno desconoce,

es increíble todo lo que se está haciendo en todas partes. La literatura es un arte

tan gratuito, tan rebelde, surge en todos los lugares posibles, en poblaciones, en

provincias, en los espacios más extremos y periféricos, la literata existe con un

lápiz y un papel, y eso es hermoso, a diferencia de las otras artes que siempre

portan una lógica de mercado, porque se instalan en otros lugares de poder, por

eso ningún joven de la Panamericana sur o de Gran Avenida, vería sólo como

posibilidad el estudiar cine o arte, y eso viene de una carga social o hasta del

colegio donde estudiaste. En cambio la literatura late en todas partes, eso lo hace

hermoso, porque de esos desbordes surgen escrituras hermosas. Este año dirigí

un taller en Balmaceda 1215 se llamaba Arte de Resistencia, y fue precisamente

eso, conocí a un grupo de 20 o 25 jóvenes que me impresionaron por todo lo que

tenían que decir, nos tomamos la ciudad, intervenimos las escaleras de la

Biblioteca Nacional, citamos el “Todas íbamos a ser” de la Mistral y leímos una

reescritura en medio de ese acto de museo fascista y morboso que había con sus

pertenencias, en esa muestra tan horrible que hicieron, como evidenciando y

ocultando al mismo tiempo su historia de amor. Lo mismo con mis talleres en la

Carnicería Punk, hay gente de todas partes, de todas las edades. Hay muchos

escolares escribiendo cosas potentes, los adolescentes ahora están muy

64
informados, han decidido muchas cosas, desde que se tomaron sus colegios y las

calles de la ciudad, ya han sido protagonistas de la historia.

Por último, ¿cuál es tu relación con la política?

La mejor manera de poder responder eso, es con mi ultimo libro, Brian, el nombre

de mi país en llamas, es un libro donde cuento desde la historia de amor una

relación directa con la historia de país, el libro se forma como un libro casi de

historia y geografía; es mi historia de amor en septiembre, el contexto está lleno

de barricadas, de calles incendiadas, de amor y de rabia. El trabajo de ese libro,

me permitió rescatar el discurso político, y el discurso del corazón, reivindicar

estos dos lenguajes que se relegan al panfleto, siempre surge la idea de que ya no

puedes escribir de política ni de muertos ni de dictadura, sin embargo, aún

heredamos una represión fascista, todavía las caras visibles de la dictadura están

rondado la televisión, los medios masivos de prensa, los sistemas educacionales,

el gobierno, la cultura, todo, y ese fascismo heredado es el responsable de tantas

cosas, desde cómo amamos escondidos en el parque, hasta cómo me visto o lo

que hago con mi pelo. Eso es un poco el libro y por otra parte está el gesto político

de un formato artesanal y clandestino, me inventé la Editorial Moda y Pueblo,

fotocopié y armé el libro desde mi propia lógica editorial. Lo lancé en la Carnicería

Punk, que es una carnicería abandonada donde hago los talleres, todo ese libro

porta en sí un historial biográfico y tránsfugo que siento que representa muy bien

mi relación con lo político, siento que cualquier persona que escribe en este país y

65
en estos tiempos está haciendo un gesto político, la escritura es evidentmente

política y por eso es también una posibilidad de resistencia.

66
ZURITA Y CANTARES:

LA VOZ DE LOS 2000.

No hacen falta muchas palabras para presentar a Raúl Zurita. Poeta ampliamente

reconocido, Premio Nacional de Literatura, el vate que ha sabido plasmar en los

cielos y en el desierto una obra cargada de emoción y sentimiento. Pese a ello, lo

que nos interesa en lo que sigue es rescatar algunas impresiones del papel que

jugó al incluir en su antología Cantares a la nueva promoción de autores de los

poetas novísimos. Acierto u oportunismo, aquí rescatamos, en breve, sus

palabras.

¿Qué te parece Cantares con el tiempo?

Siento que la corregiría. Le sacaría algunos poetas. Esencialmente porque con el

tiempo me he dado cuenta que hay poéticas que no se sostuvieron. Le daría

cabida más a otros poetas y sin chistar siento que debí cortarla con Pablo

Paredes. Los que vienen después fueron demasiado precoses, o bien no dieron

en la ancho para el desafío.

¿Qué te motivo a publicar Cantares e incluir a los novísimos?

Siento que hasta la aparición de los poetas novísimos la poesía estaba muerta. No

había nada más que copias de Parra o ciertos visos de romanticismo trasnochado.

Pero tambièn la poesía de Javier Bello es rupturista en relación a la precedente.

67
La poesía de los noventa, en ese sentido, es distinta a la novísima pero también

hay ciertas líneas de continuidad. Germán Carrasco también es rompedor, tanto o

más que un Hernández o una Ilabaca. Pese a ello, reconozco que los poetas

novísimos son más rompedores en la forma y, en cierto modo, más vanguardistas.

¿Crees que la polémica de Cantares se debió a que publicaste a los

novísimos?

A mi modo de ver no se relaciona tanto con eso como con el antologador. Pero por

otra parte nadie podría reconocer que los poetas que allí aparecen no se han

consolidado. Veo esa antología con simpatía. El error fue no haberla cerrado con

Paredes, como te decía.

¿Crees que Cantares fue acompañada de un hito político?

Por supuesto que sí. La generación de Cantares era muy chica durante la

Dictadura y hasta cierto punto su mirada actual es absolutamente lúcida y cruda al

mismo tiempo. Se podría decir que es sin película. Toda la mirada de los mayores

está traspasada por la Dictadura, pero ver esos episodios como un mundo

heredado, como un mundo emergiendo, que es lo que están haciendo los

novísimos, es algo nuevo y de vastos alcances. Si es que eso es “marginal” o

“institucional” es un rasgo menor en relación a la importancia que para la poesía –

que no conoce de edades ni de círculos de poder -, tienen sus obras.

68
EPÍLOGO:

LAS NOBLES VERDADES DEL AMANECER

69
Amanece sobre Santiago. Héctor Hernández tiene en imprenta su nuevo

libro: Guión. Pablo Paredes se dispone a viajar para lanzar un libro en Argentina.

Todo lo más turbulento de la novísima parece haber quedado atrás.

Héctor Hernández ha consolidado su carrera internacional en México,

Alemania y Perú. Su proyecto poético ha alcanzado gran altura, pues Guión es de

todas maneras su obra más acabada y madura. Lo mejor de Cantares, la

antología de Zurita, posiblemente fue la inteligencia de poder instalar estos versos

comprometidos y aguerridos.

Han retornado las marchas estudiantiles, por otro lado. Muchos liceos

emblemáticos están en toma. La poesía de Diego Ramírez parece resoplar en el

oído de estos jóvenes que luchan por una educación más digna y justa.

De la novísima origina –Héctor Hernández, Pablo Paredes, Diego Ramírez,

Paula Ilabaca, Gladys González-, sólo Gladys aparece ausente. El resto ha

continuado en la senda poética y pese a que los proyectos han mutado y la vida

les ha enseñado a aterrizar en suelo firme, una fe en el porvenir del proyecto, un

desgarramiento fundante y el compromiso de una vida hecha arte se patenta aún.

Son las “nobles verdades del amanecer”. Es un verso de Hernández. Lo dejó en el

aire, para que de sus propias palabras extraigamos lo mejor para el viajero y para

quien se asome a esta maravilla.

Santiago, junio de 2008

70
POS DATA:

Entrevistas:

La entrevista a Héctor Hernández fue realizada el 21 de junio de 2008 en el Café

Torre Molinos, ubicado en calle Lastarria 12, Santiago.

La entrevista a Pablo Paredes fue realizada el 12 de julio en el Café Abarzúa,

ubicado en calle Merced 345, Santiago.

La entrevista a Paula Ilabaca fue realizada el 28 de julio en el Café El café,

ubicado en Huérfanos 745, Santiago.

La entrevista a Diego Ramírez fue realizada en su casa, en la comuna de Gran

Avenida.

La entrevista a Raúl Zurita fue realizada en su casa, en la comuna de Providencia.

Fuentes documentales:

Fasola, Franco: Hambre, en La nación, 20 de octubre de 2004.

Lennon, Maureen: La invasión de los poetas sub 30, en El Mercurio, 12 se

septiembre de 2004.

71
Ruiz, Felipe: Poquita Fe en poesía, en Artes y Letras de El Mercurio, 31 de octubre

del 2004.

Salas, Fabio: Otros poetas, en revista Rocinante 44, noviembre del 2004.

Zurita, Raúl: El baile de los niños, en Artes y Letras de El Mercurio, 18 de abril del

2004.

Bibliografía novísima

Hernández Montecinos, Héctor: NO! Ediciones del temple, Santiago, 2001.

Hernández Montecinos, Héctor: Este libro se llama como el que una vez escribí,

Editorial Contrabando del bando en contra, Santiago, 2002.

Hernández Montecinos, Héctor: El barro lírico de los mundos interiores más

oscuros que la luz, Editorial Contrabando del bando en contra, Santiago, 2003.

Hernández Montecinos, Héctor: Coma, Editorial Mantra, 2006.

Hernández Montecinos, Héctor: Putamadre, Editorial Zignos, Lima, 2006.

Hernández Montecinos, Héctor: Segunda Mano, Editorial Zignos, Lima, 2007.

72
Hernández Montecinos, Héctor: A 1000 o La Vida Muerta, Editorial Zignos, Lima,

2006.

Hernández Montecinos, Héctor: Guión, Lom ediciones, Santiago, 2008.

Paredes Muñoz, Pablo: Frío en la noche latina, Editorial Contrabando del bando

en contra, Santiago, 2005.

Paredes Muñoz, Pablo: El final de la fiesta, Editorial La Calabaza del Diablo,

Santiago, 2006.

Paredes Muñoz, Pablo: Mi Hijo Down, Editorial Black & Bermelo, Buenos Aires,

2008.

Ilabaca Nuñez, Paula: Completa, Editorial Contrabando del bando en contra,

Santiago, 2003.

Ilabaca Nuñez, Paula: La ciudad lucía, Editorial Mantral, Santiago, 2006.

Ramírez, Diego: El baile de los niños, Ediciones del temple, Santiago, 2005.

Gladyz González: Gran Avenida, Editorial Calabaza del Diablo, Santiago, 2004.

73
ANEXOS

74
BREVE ANTOLOGÍA NOVÍSIMA

HÉCTOR HERNÁNDEZ MONTECINOS (1979)

LA NOCHE NO TIENE NOMBRE. Decirle noche a una unidad poética es


solamente una aventura que solo vive de encuentros. Y así ilimitada es
innarrable. Incluso su apología no tiene fondo. Excepcionalmente figuras
retorcidas por la retórica imaginaria de los bajos fondos y dudas que
imantan su vulnerable pasión al des-cribirla

CARMEN BERENGUER

Padre nuestro
Padre mío
que estuviste en mi cama
porque mis sábanas fueron nubes
y en ellas ondeaba la sangre
de mi penetrante genealogía
que jamás ensuciado sea tu nombre
ni mi apellido
me llevaste a tu reino púbico
con tu cetro de sándalo condecoraste mi indecencia
hiciste mi voluntad la tuya
mis piernas y mi boca
me diste mi origen cada noche
sobre mi espalda
perdonaste mi estupidez
y no me dejaste caer en otras manos
que fueran ajenas
mi violador amado
mi rompedor de la piel
me liberaste de la infancia dolorosa
Padre nuestro
señor mío
a la edad de trece años me hiciste parte del Amanecer

75
Primero
La Manicomia no es un bastión de la locura
........................ no es un limbo para los inicuos
........................ no es un asilo de clarividentes
........................ no es un sauna motel

Segundo
La Manicomia no está en Avenida La Paz 841
........................ no está en Avenida Camilo Henríquez 2451

Tercero
............4605401............ no es el teléfono de La Manicomia
............3404328 ............no es el teléfono de La Manicomia
............7736175 ............no es el teléfono de La Manicomia

ESTOY TAN SOLA


MI NÚMERO
ES EL
20365

Bastardillo baladí de la puta / el flato universal nos despeina a cada


momento / los fugitivos con la calidez de sus cuerpos / se esconden en
nuestras camas madrimoniales / quién va a negar su culpabilidad /
ardientes rebeldes buen viaje / el número de dios / larga distancia somos
pobres / bastan los astrolabios / mahoma ya ha dicho su palabra / vienen
desde muy lejos / conocen la tierra amerindia / somos indi-gentes /
dígenos-in / no nos avergüenzan / el abismo es un abismo / un vuelo que
estamos celebrando como derrota / fantasmas carcaj irradiadores / que se
han vestido con sobrantes de pellejo pálido / salpicados de satélites / onda
corta / cómo se llama tu ojo / llegas con una tercera magia / hemos perdido
a nuestros padres / la R.A.Z.A. es un A.Z.A.R. (...) lo escuché
dosmilquinientos años atrás / con atención de nudista / con el abc de la
maledicencia escribieron / mi pequeña historia en la piel / ahora no me volví
sordo / quieren infames / siempre hay algo más que decir / nunca falta
quien nos invite a la noche / que nos traigan agua / que no tema al dolor
posterior / que sepa decir sí cuando esté en la duda (...) nos trituran nos
silencian / con baratijas y blablablas raras / alguien nos abraza con más
violencia / ......para pedirnos un poquito de sentido común / sólo sé que
todo lo olvido / pienso luego olvido / el hombre es un animal que olvida /

76
antes y después del olvido dividimos / y a mí que me importa donde nace la
historia / nuestras calles están salpicadas / de lágrimas sangre y terror nos
venden la pomada (...) querer quebrarnos el hocico por ser tan hijos de
puta / por otros usos / mi olor a leche es insoportable / muchas veces te he
visto por allí / estás en mi torbellino mental con brillantina / qué nos pasa
(...) quise salir corriendo / nos acusamos de tan idiotas ....../ malas noches /
quebré mi boca ......descubrieron que actuamos por espejos / no me di
cuenta de los circunloquios ......una gota de semen por mi patilla / hacemos
de la noche lo que somos (...)te lo dije / mi amor / tú estás peor que
nosotros / no dices cuantas cosas / a la calle con el hoyo de tu sexo / me
expulsan por siete años de mi destino / quien quiera verme sin zapatos /
agua bautismal en plenitud / qué hacemos / imaginar una felicidad en
duraznos / tirarle un peo a la patria / él quiere escucharme / vende sus
olores el hijo del hombre / nadie debe olvidar lo que aquí ha pasado /
somos tremendamente belcebucianos / pensar en soñar en hacer un gato /
su cuello acariciar hasta quebrarlo / cambio mis ropas cuando están muy
limpias / yo también pido morir por eutanasia / porque nuestro gueto se
parece / a la ciudad de la pena capital / la disfrazan / no siempre el silencio
es tranquilidad / quien me mira sabe que alguien / va a morir el día de su
nacimiento / me consuelan a mí mismo / me hacen sentir tan humano / me
dicen que me quieren / lejos de mí / ha salido el sol en la tierra ya no
espanta / somos como el pez banana / en el baile de máscaras / nos
desnudamos como primeros hombres / estoy cansado de verme en él /
cemento / renovamos nuestras mandíbulas / tú y otras personas más / por
la mano el jolgorio un grito un gemido (...) formulan un teorema para excitar
nuestro hastío / los niños bellos inventan los juegos / el resto solamente se
entretiene / las líneas aéreas hacen polígonos convexos / lamer tu sexo
hasta hacerlo desaparecer / aguantarse el peso de la calentura / no querer /
haber soñado con ser princesita / tonta / hay algo que olvidamos / es el
factor existencia / de los hombres nos expulsaron (...) somos L.I.B.V.R.E.S /
soy S.E.R.V.B.I.L / a la sombra un hombre hace figuras / con mis manos
anomalías animales / el gato-sapo león-ánguila rinoceronte-araña elefante-
moscardón / sospechamos de una trampa / estoy cayendo en mi
contemporaneidad / celebro mi ancianidad de días con bautismos a la
redonda / el jardín / el pecado / tuti fruti / chicha a la deriva / el animal más
bello me hace su rehén / imperial cautiverio en pesebre / animal de la selva
posmoderna / araña mis escamas (...) me sepultan en un sofá para que no
me robe las colillas del cigarro / me envenenan con la novedad de un café /
para que excite mis neuronas / como si fuera fácil ser tan fácil / entre cuatro
me sostienen / yo lo quiero matar / dos me aprietan la cabeza contra el
suelo / traen a sus gatos para que laman mis orejas / alguien con pelos se
desnuda después de platicar / sobre tener o ser un cuerpo (...) el amanecer
de nuestra muerte / este lado de la cama está frío / yo no sé con quien
despertaré mañana / yo no sé con quien despertaré mañana / yo no sé con
quien despertaré mañana / yo no sé con quien despertaré mañana / yo no
sé con quien despertaré mañana / yo no sé con quien despertaré mañana

77
En los rincones de La Manicomia
muchachos pirados debajo de un arcoiris negro

En los rincones de La Manicomia


a los infragantes les es robada su dignidad de relámpagos

En los rincones de La Manicomia


la Divina virgen nos acompaña por que es madre meretriz

En los rincones de La Manicomia


golpean a las chicas de la noche para una eyaculación más al dente

En los rincones de La Manicomia


hay ángeles durmiendo en las madrigueras de una ciudad dura

En los rincones de La Manicomia


los pajaritas son malheridos profundamente

En los rincones de La Manicomia


los dioses se venden en cajitas felices de la muerte

En los rincones de La Manicomia


estamos abandonadas y tristes y abandonadas

Un día un hombre encontró dieciséis cuchilladas truncas en su espalda y


supo que por ahí no sólo descienden cariños el amor es una sodomía por
delante no comeré de mi mano

Yo también tengo labios


labios que besan el fuego
el fuego de una buena manchada
en la noche las manchas son el Espíritu Santo
también en mi lengua
hay una puta paloma quebrada en dos
y de hecho la santidad de mi lengua
es proporcional a la de mi culo

Paula Ilabaca Nuñez (1979)

78
números

buenas tardes
la hora exacta
dos dieciséis
la temperatura
veintiocho grados
gracias por llamar
buenas tardes
la hora exacta
dos dieciséis
la temperatura
veintiocho grados
gracias por llamar
buenas tardes
la hora exacta
dos dieciséis
la temperatura
veintiocho grados
gracias por llamar
buenas tardes
la hora exacta
dos diecisiete
la temperatura
veintiocho grados
gracias por

nada ocurre a las dos de la tarde nada la nada se pega a los cuerpos repartidos
en el

lugar del tedio nada ocurre nada el teléfono suena muchas veces hay veintiocho

grados y está nublado una avioneta pasa el telefono suena y si contestara

interferencias para variar nada ocurre y el tedio se pega y crece con la tarde nada

las sábanas están revueltas el teléfono suena y hay veintiocho grados porque una

voz lo sopla adentro de la oreja no levantaré el auricular una avioneta pasa de

79
nuevo y el teléfono suena hay veintiocho grados y está nublado los perros

comienzan a ladrar esta vez se acabó y el tedio es un perro que ladra en el


cemento

de la tarde son veintiocho grados y el viento sopla y está nublado y hace calor la

nada se pega a los cuerpos repartidos en el tedio la ventana repercute y se crea


un

instante misterioso el teléfono suena y el auricular se coloca mojado porque la

mano me suda y no puedo soltarlo hay veintiocho grados y el tedio qué hacer con
el

tedio de las dos de la tarde el teléfono suena muchas veces que se prolongan el

auricular se humedece y chorrea sudor yo no puedo soltarlo la avioneta transcurre

de nuevo y son las dos de la tarde hay veintiocho grados otra vez la ventana y el

viento que sopla los perros se callaron y queda el tedio y el tedio se pega muy
fuerte

a los cuerpos nada ocurre y con la otra mano libre lo busco y lo encuentro frío las

sábanas no logran calentarlo y los veintiocho grados no sirven y yo lo tomo y me

río lento y digo es mío y lo acaricio la avioneta y el teléfono vuelven a sonar y mi

mano chorrea mucha agua y con la otra mano lo tomo y me lo entierro abro las

piernas y me lo entierro porque el tedio porque las dos de la tarde porque el tedio
de

los veintiocho grados porque todo se pega porque yo

día 4

80
declina no levantes
hacia arriba
no
funciona el interrogo
cuando tuve
me tapé los huecos
sola nunca miré
hacia arriba
el suelo declina el suelo
recibía aún
todos los signos
en silencio para poder
entregar sólo
para poder entregar
todos los signos
en silencio
al suelo no levantes
declina sólo declina

día 1

los segmentos y sus números


ordenados
estaba midiendo
cada uno
en serie redonda
cíclica de sangre
y redonda
cada uno
en octubre babea
irrumpiendo no destruyas
la conjunción simétrica
de la carne
herida
deja contar deja
los segmentos y sus números
ordena acorde
a cada uno
en serio redondea
para que coincida
la sangre del ciclo
con la carne
herida en octubre
babea cada uno
en octubre

81
día 2

esta vez sólo


esta vez

día 12

lleva sangrando doce


días completos hervidos
sienta la mano en la mesa
callada
mira derrumbarse estirpes
colgadas en células mira
resbala su vez en la entre
pierna las lepras
yo tuve balbucea yo tu
ve tantas ganas de ser
otra carencia erguida otra
mancha el piso ríe
todo por algo mancha tirita
articula voces de susto
las murallas son bellas rocas
restriega el rostro
en el ladrillo di
yo tuve la faz
tan clara di
ahora enjuta saliva ordena
partes tan claras yo
creo estas
manos antes
frescas son
asesinas al
cuerpo no
hay más
que

día 6

el ascensor otra
vez

82
el ascensor

día 8

los ídolos como caen


por la casa
hacia el torso
él llama por teléfono
los ídolos qué hacer los ídolos
emergen de sus cristales
y caen
hacia el torso
enero es tan grato
...... el teléfono
qué hacer
reverberan tanto los ídolos
esta casa tiembla
el teléfono
hacia el torso
enero cae hacia el torso

día 10

el baño
la loza engendra lo sé
la loza inmaculada
es egoísta y lo busco
no hay lo busco no hay
alrededor aparecen y él

día 3

si pudiera telas
una a una
el pijama expele signos
derrotas puras derrotas
apoya un dedo el plumón
se hincha
recuerda pesos si pudiera
te las una a una
al pijama derrotas

83
una necesidad una
coloca el brazo
en mi cuello
tanto
respira demasiado
y mira
si pudiera el pijama
expele signos expele
puras derrotas puras
recuerda el plumón
apoya un dedo telas
una a una te
las una a una

GLADYZ GONZALEZ (1982)

"Los seres buenos se hacen mejores con el dolor;


los malos nos hacemos peores."
Gabriela Mistral

Paraderos

Paraíso

Aquí no hay glamour


ni bares franceses para escritores

sólo rotiserías con cabezas de cerdo


zapatos de segunda
cajas de clavos. martillos. alambres y sierras
guerras entre carnicerías vecinas y asados pobres

este no es el paraíso ni el anteparaíso

84
El territorio del corazón

Bajaba del colectivo


y miraba tu calle
desde Gran Avenida
hasta Santa Rosa
caminaba
alrededor de tu casa
marcando el territorio del corazón
como un perro

te esperaba
en las escaleras del metro
por si ibas a trabajar
en la mañana
o si regresabas
para almorzar
después
vino la noche
y Aretha Franklin
el ron con cocacola
y el whisky en los bares
las llamadas telefónicas
entre fiesta y fiesta
los viajes en taxi en la madrugada
para ir a buscarte borracho
a los paraderos

vinieron el descontrol
los baños públicos
las peleas
las esposas y las antiguas amantes
el viaje a Argentina
los perros muertos
los almuerzos en el mercado
y los poemas

todas las noches


te busco
sentada en las cunetas
donde vas a beber
te espero en el bar
hasta que se hace de día

85
y apareces
con un librito
en la gabardina
un librito
en el que está dibujado
mi corazón

Swing

Dua, dua, dua


Ella Fitzgerald
los ojitos de sueño americano
sacudiéndose
en el Savoy

Dua, dua, dua


Gladys González
los ojitos de heroína
sacudiéndose
en la Habana Club

oculta los colores del fracaso


en el mismo swing oscuro

Barquitos de papel

Veo la pobreza de mi barrio


las calles inundadas
llenas de barquitos de papel
que los niños recortan

Veo la pobreza de mi barrio


barquitos de papel

86
naufragando como lucecitas
en el barro

Tibieza

Se detienen en un paradero
iluminado a ratos
por el parpadeo del tubo fluorescente
encienden cigarrillos
que lanzan a la rendija del desagüe
como haciendo tiro al blanco
con la falsedad de esa imagen de tibieza

Pequeñas cosas

Porque uno
puede morir
por las pequeñas cosas
como por el gracioso baile
de las esporas
que se arrastran
por la tela
de mi vestido
por el silencioso crujir
de la pintura hinchada
reventando en un día de lluvia
esparciendo un polvillo rosa
sobre mi nuca

Me dice

87
Me dice que escribía en boletas
y papelitos de cigarros
mientras ella
se iba al baño
a mirarlo por la ventana

Me dice que ella es su muerte


y que no quiere morir todavía
porque la muerte
es mujer fatal

Me dice que ella es su crisantemo


y le recita haikus
en el cerro San Cristóbal
mientras los animales
se vuelven histéricos con la lluvia

Él recoge las mejores cartas


y las guarda en su libro de budismo
recitando mal a Girondo
mientras ella
se aleja
con sus senos de magnolia
volando
sobre la ciudad

Trozos de mercurio

Una pensión en Valparaíso


una cama
una mesa y dos sillas
tengo a John Milton
sobre la taza del baño
estoy bebiendo lo que queda de la tarde
he escrito cosas mientras estaba borracha
que me parecen bien

espero a mi amiga del cerro Barón


para que me recoja despacito
como trozos de mercurio
y me lleve a comer algo
en un restauran donde halla wurlitzer

88
porque quiero escuchar
esa canción de Bob Dylan
todo lo que me resta de vida

La chica más linda

La chica más linda de la fiesta


tiene una bolsa plástica en la cabeza
marcas de tinta en los dedos
sus huellas digitales
en toda la ciudad

Un paradero

En Gran Avenida
hay un paradero
y una chica
que lo habita

su corazón está oxidado


como las vigas de metal
que sostienen la estructura
por tantas historias
tatuadas en forma violenta
sobre la superficie

en Gran Avenida
hay un paradero
aún más triste
y una chica que lo habita

un paradero que ha visto todo


y que se convierte
en el esperadero silencioso
de la persistencia

89
Cicatriz

El lado salvaje del amor,


muchacho,
me lo llevo
en este último viaje
junto a un toque de morfina
y con la sensación
de ser una eterna cicatriz
que vaga por la ciudad

Taxi

Tú y yo
en un taxi
mudos

cada uno en un extremo


el pelo mojado
y el viento
entrando por la ventana
esparciendo las cenizas del cigarrillo

mudos
sin excusas
para dejar
de volver a hacerlo

Penumbra

Ella lo miraba
desde el baño
orinando desnuda
en la taza del water

90
con su chaqueta de cuero
y un Jack Daniell's en la mano

Ella lo miraba
desde el baño
retocándose el corazón
con un lápiz labial
en la penumbra de esa habitación

La misma noche

A nadie le importó
quién se iba primero
o quién pagaba la cuenta
de estos cuatro meses
jamás beberemos
tanto como entonces
ni tendremos la sensación
de ser tan felices

teníamos el corazón tan cargado


que nos arrastrábamos
como imanes
a la misma noche
a la misma mesa
al mismo vacío
que no podíamos dejar
y nos dolía tanto

al mismo flamenco
teñido de apareamiento
que caía seco
en las sillas plásticas del bar

al mismo engaño
que jamás fue
sino el pliegue de una mirada
en dirección a la misma lejanía

al mismo espacio inconsolable


que era también

91
la única forma
de entrega

PABLO PAREDES (1984)

El Barrio de los Niños Malos.

No hay mejor espejo que la vereda,

pierdes si pisas las líneas;

llegando hasta la casa sin chimenea

con la cabeza atravesada por un corte escolar

y los ojitos domados, tristes;

la extraña aventura de resucitar y no creer ni una pizca en Dios

de acordarse del sinónimo por el antónimo

de lavarse siempre el pelo

porque siempre hay shampoo,

de sonarse los mocos después de llorar

y seguir caminando,

bien abrigado

bien pequeño

bien con las manos en los bolsillos,

sin pensamientos de escuela

sin estar enamorado de alguna profesora,

92
un poco odiando a los gatos

otro poco amando a los perros,

aunque ladren,

aunque muerdan,

aunque duela

y si se acaba la esperanza

me queda el desvelo precoz,

el parricidio,

los hijos de "Boocky" el perro,

la mano que pinta la cuna;

yo voy a ser famoso

y todos volverán a verme por ese pasaje,

me van a ver, aunque no pase,

sus hijos les preguntarán por mí

y ustedes van a decir que eran mis amigos:

me veo riendo desde miles de páginas,

voy a reír en el hombro de mi papá,

ya no habrá lágrimas,

Pablito ya no tendrá que ir más a los scouts,

ni una puta lágrima,

ni un solo ruego pidiendo que nos vamos,

nada más,

93
yo niñito saliendo brillante de mi tumba,

nada más.

Se partió en tres.

No me muero de pena, me muero de ti

estoy en un frasco de jarabe

con los ojos irritados

con las fosas nasales infinitas,

me estoy secando como cuero con sal.

con el tiempo te fuiste poniendo buena con otros

y mala conmigo,

no te diste cuenta pero me pateaste la garganta,

a veces me sangran las narices pensando en ti,

mis juguetes dicen que ya no me quieres

me lo dicen con las orejas,

¿recuerdas que yo he estado adentro de tus orejas?

- no me hables así, no me hables de eso.

Es que se quebró como un espejo

94
te quebraste en mis manos,

me muero y no vas a llamar,

este amor se puso como los de las películas,

me muero porque me quiero morir, por tu culpa me quiero morir

me voy a cortar el pelo, afeitar la barba,

mejor estudio afuera;

ojalá me veas llorar

porque me daría más pena que no me vieras,

no quiero terminar en seco,

si me caigo que sea resbalando

- no me mires así

no quiero que me veas como me tiembla el mentón,

concéntrate en estos ojos de pestañas cortas:

se nos escapó como jabón

se azotó contra corazones más chicos, pero puntudos

se partió en tres

sí, en tres

se fue por el desagüe, ni con alambre nos pude salvar,

me muero porque se muere.

¿quién iba a pensar que la otra foca muerta

95
iba a llegar volando?

¿quién iba a pensar que lo feo

no era tan malo como lo otro?

no estaba

no estoy preparado

no es llegar y morirme

¿no vas a decir nada?

¿y quién me entiende a mí?

- mejor tomo pastillas

voy a aprender a tocar pianito

voy a ver mucha televisión,

la cara se me cae

tu guitarra no tiene sentido,

soy un martillo con patitas

- ya no voy a poder besar

estoy envenenado de amor dudoso, tu amor dudoso

que me pone triste el pelo

que me agranda y me achica

96
que me aprieta botones

que me da cuerda

que me desenchufa

que tiene sexo de abejitas que se ríen

y de abejitas que se lloran.

Si no vuelvo, no es de malo,

lo que pasa es que no tomé la precaución

de tirar migas por el camino,

me dediqué a espantarte las palomas

a espantarte los loros

a espantarte los perros y las perras

es que en realidad soy un payaso,

bueno que le voy a hacer...

Cuando aprendas a dibujar

dibújame a mí, llámame a mí

no lo llames a él

a e-él,

llora por mí.

97
Cuando aprendas a cantar

yo no te escucharé,

pero sería lindo que imaginaras que yo te escucho

¿cierto que sería lindo?

mal que mal no queríamos mucho

a veces hasta nos amábamos,

sería lindo, pero triste

triste, pero lindo.

Me muero, mi niña, ¡me muero!

todavía con las zapatillas café

tú con tus dedos pelados

yo bailando divertido

divertido, pero triste

escuchando lo de siempre.

Ahora soy un trapo

un pañuelo con lágrimas y con mocos

un cartel rojo de se vende en una ventana chica

un auto chocado por el lado

una mancha de sangre en la carretera para la playa,

estoy lleno de palabras tuyas,

la gente me pregunta por ti,

98
les digo que estás bien

estudiando y trabajando

la gente me pregunta por nosotros

les digo que estás bien

estudiando y trabajando

la gente me pregunta por mí

les digo que estás bien

estudiando y trabajando.

Como Pornografía.

Miro tu corazón

y veo un micrófono pegado con cinta adhesiva del color de tu carne.

Corres contenta hacia mi cuerpo

como sida,

como ladilla caricaturizada

como pornografía,

me amas.

99
Me dices que yo soy como África,

peor que África,

como el peor país de África.

Sonrío

y parece una foto

en la que vamos a salir con los ojos cerrados,

parece como si yo en el fondo me burlara de ti,

como si pensara que eres tonta,

de yeso,

pintada,

tirada en un jardín de la Gran Avenida.

DIEGO RAMÍREZ (1982)

Baile general de los niños

EL ORIGEN DEL DE /SEO

Déjame en tus márgenes

100
Marcado territorialmente por ese lugarcito fetiche dónde lo conocí

Ahora empiezo a no volver nuca más

(Siempre me hace lo mismo)

Arme un discurso si puede

Dígame que esta mas fácil escribir de los niños que de las niñas

Atrévase a dejarme desmoralizado con mi escritura facilita

Dignese a decir algo más aparte de que me quiere en su cama

Los monos trenzaban un hilo interminablemente erótico

Y por qué como niño si estamos grandes, porque mejor no me deja en sus
márgenes gramaticales y mal escritos así me pongo contento y algo se
puede hacer, mire que ya no le doy pena, ya no me queda ni pelito para
sacármelo, ya no me queda enfermedad venérea que exhibirle, ya no me
quedan formas para llevárselas a su camita de soltero

Déjame ir desnudo

Por sus calles celestes

Por sus aterrizajes clandestinos sobre laberintos de caballero solo

Y sin embargo tengo que releer las otras cosas

La otra forma de escribirle para ser aceptado por su familia de amigos


galácticos / góticos / graciosos

Y si yo no tengo a quien escribirle

Y si yo no tengo a quien ir a buscar

Si yo ni siquiera tengo para imaginármelo

Ni para recogerme el cuerpecito con mis manos pensando en los ustedes


que ya no están

101
Si ya no puedo / ni quiero pensar en el rechazo

Si ya no me queda tiempo para recitarle frases efectistas que le resulten al


sistema poético de sus publicaciones

Si ya no me quiere y yo tampoco

Si se hace el niñito distante y yo también

Si me lo invento y usted ni siquiera piensa en mí

Si nunca supe si estuvo conmigo o fue una acto de escritura intenso que se
lastimo entre la prosa

Si no viene a buscarme entonces me recojo el pelo como las canciones

Y tengo harta temática lisiada para tejerle en mi cancionero post moderno

POESIA CARCELARIA

La cruces en la boca

Interrogada por el llanto

A quien le escribo entonces

Se muere 2 veces ____________ ya no tiene culpa de nadie

Acusada escritura ___________ insuficiente las manos

102
Que se ría __ que muestre sus dientes de caracol _______ por ultima vez

________________________________________________________ en
su ultima noche

Que derrame su baba privada a los espectadores del país

Errática la sin acento __ mayúscula la mami que lo viene a visitar

Prisionera / porfiada / entrega / suplica

Mira de lejos __________ la poética y el deseo

Mira a los amigos ______ bailar en alguna otra cárcel del cuerpo

II

Que me devuelvan el clítoris

Que me demarquen el pubis

Yo __ la lloroncita de la patria

103
La mas bestial de todas las posiciones

_____ la encarcelada por el cielo

La única estrella huacha de aquí

La iluminada por gendarmería

La alimentada por el placer estatal

La porfiada / sarcástica

La chorreada / poética

La enrabiada / celosa

La que piden a gritos por estas murallas del miedo

III

Responda siempre con el apellido materno

_________________ Las mamitas nunca faltan / nunca nos dejan / nunca


se van

IV

Yo y mi llanterío me lo escribo, señor

104
Eso es lo único que hago

¿usted no sabe escribir?

No se preocupe, yo le enseño

Es fácil: cierre los ojos / córtese el pelo

Y abandone ese miedo uniformado de dolerse entero

Atrévase / despacito / y no sufra

Sino duele tanto

Cómo sabe si después le queda gustando

Ya pertenezco a esta parte de la tragedia

Ya tengo mi nombre pegadito a los otros nombres

Ya soy uno mas en la lista del miedo

Ya nadie defiende mis cicatrices

Ya nadie cuida mi escritura

YO SOY UN PELIGRO PARA LA SOCIEDAD

Yo _ la mas deseada de las cárceles chilenas

La mas envidiada

La mas querida por el publico masculino

105
La más cara de la ex penitenciaria

La mas buscada por el miedo

La mas poetica

La mas erótica de la justicia chilena

Borradito del cielo

Me afeitaran las piernas con tu lengua

me encerraran 93 días en las piezas de tus fobias

desafiaré las rabias y las culpas

me crecerá el pelo y los miedos

hablare como tus amigos y tus amantes

Escribiré mis rabias arrodillada a tus pies por cada una de las noches en
que me mataste el hambre

Lloraremos por ti hasta que se nos acabe la noche en tu boquita poetika y


patetika

y abriré mi mano en tus iras

y cabalgaré por siempre entre las fisuras carnosas del dolorcito

________________________________________________ del hasta


nunca

_______________________________________________ del que te kiero

te kiero hasta que se me manchen las manos:

entre tus bocas abiertas

entre tus celos domésticos y desafiantes

106
Santiago, octubre del 2008.

107

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